Disclaimer: Los personajes le pertenecen a J.K. Rowling, solo los estoy usando para mi diversión propia e inofensiva.
Género: Misceláneo.
Rate: De General hasta NC-17.
Nota: El punto de estos cuentos es el siguiente; narrar sucesos triviales o no tan triviales en determinado momento dentro o fuera de la línea del tiempo de la saga de Harry Potter. Cada cuento tendrá una época, un ambiente y serán cortos. Para cada cuento especificaré solamente el ambiente y época, no haré notas de otro tipo si no son necesarias. Los cuentos son independientes entre si, publicaré uno, dos, la cantidad de cuentos que quiera, según lo inspirada que esté claro. ^__^
Sugerencias para cuentos, comentarios, review son más que bienvenidos. Espero los disfruten.
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Ambiente actual: Hogwarts años setentas, sexto año, dormitorios de Gryffindor, Merodeadores, contado desde el punto de vista de Peter Pettigrew.
"Cuentos varios y otras pociones"
Por Fleur Delacour
Cuento No. 1
Personalmente, me gustaría mucho ser como James. James Potter, ídolo por naturaleza, rey del drama y del buen gusto, nadie puede superarlo cuando de volar se trata. Él es uno de los muchos chicos que admiro en la escuela, me gustaría ser popular como él ó como Sirius Black. Tengo que ser sincero, si ellos no hubiesen existido y si no desearan ser mis amigos, de seguro yo sería un chico más del montón. Por fortuna no es así, aunque ande detrás de ellos como un tonto, y no sea tan guapo y reconocido, por lo menos la gente no me pasa por alto, aunque a veces me fastidia que me señalen como el "Gordito Pettigrew", disculpen por tener unos gordos de más, y por mucho que mi mamá insista en la dieta, no pienso hacerla, no quiero terminaría tan delgado como Remus.
Debo decir que soy un orgulloso miembro del muy exclusivo grupo de "Los merodeadores",donde las travesuras son nuestra filosofía de vivir ó lo eran hasta hace menos de un año. De vez en cuando hacemos una que otra travesurilla, pero ya estamos más grandes para eso, por lo menos tenemos que comportarnos a la altura de unos chicos de sexto año. Yo tengo dieciséis años, los demás también, de hecho Sirius tiene diecisiete.
Me gusta vivir en esta época, las cosas son alocadas y adoro todos esos ideales de los norteamericanos acerca de conectarse con tu Chi interior, estar en paz con el cosmos y el universo, oh, sí.. paz y amor para todos, bastante groovy, no lo creen?
En Hogwarts tenemos prohibido beber y fumar, de hecho si alguien lo hace la gente lo ignora, pero de por si está prohibido. Se han preguntado alguna vez, por qué Remus luce tan cansado? Sí, en parte es por su licantropía –aunque no debí haber dicho esto en voz alta- pero tiene un secreto, más bien un vicio que nos dio a compartir a todos. Al principio, eran solo Remus y Sirius, pero al entrar al dormitorio era casi imposible hacer caso omiso a tan delicioso dulce olor que me daba la bienvenida cada vez que ponía un pie sobre el marco de la puerta abierta.
Mientras pienso todo esto, me da curiosidad de saber la hora, tal vez sea un poco más de la medianoche, pero mientras me mantengo inmóvil, cubierto hasta la cabeza con mis cobijas, párpados cerrados y tensos, puedo escuchar movimientos en la esquina del dormitorio. Apenas se puede ver mi cabello rubio desde esa esquina, pero ninguno de mis amigos se ha dado cuenta que estoy escuchando lo que hacen. No me mal interpreten, no me refiero a nada sucio que este sucediendo entre ellos, es solo que a veces me molesta que no compartan todo conmigo. Bien, no me queda más que investigar.
Giré mi cuerpo hacia mi derecha, y allí los vi sentados en el suelo sobre sus traseros, en medio de una densa nube amarillenta. Creo que no notaron mi movimiento, ya que no mostraron interés alguno de sus alrededores. Abrí más mis ojos, mitad de mi cara cubierta aún con las cobijas. Con esfuerzo, vi en primer lugar a James, sus gafas sobre el piso, mano en la frente y una sonrisa estúpida en su rostro, luego estaba Remus, mirando con curiosidad un pastel de chocolate que sostenía en su mano frente a él, y justo a su izquierda estaba Sirius, con su cabeza hacia atrás, su cabello negro deslizándose sutilmente sobre sus hombros, su mirada clavada en Remus, una sonrisa aún más estúpida que la de James.
Apoyado en mis manos, me levanté un poco para poder hablarles.
"Qué hacen?" mi voz salió quebrantada y aguda, como la de una niña. Qué vergüenza.
James y Sirius se sobresaltaron, pero Remus respondió sereno "Comiendo pasteles de chocolate" ante la respuesta, los otros dos soltaron la risa.
"Shh!" exclamó Sirius, llevándose un dedo a la boca. "Peter, ven acá y únetenos"
Retiré las cobijas de mi cuerpo, y me deslicé de mi cama como una serpiente; apenas mis dedos tocaron el piso, pensé en regresar, el frío me produjo escalofríos y de saber que mi trasero serviría como asiento, hizo que toda mi piel se erizara sin control.
Me acerqué a ellos y sin más remedio, tuve que sentarme directamente en el piso. En medio de ellos había una vela, por lo menos eran considerados y tenían con qué calentarse, los inviernos en Escocia son asunto de temer. El olor del humo era más fuerte y el resplandor de la vela hacía ver sus caras más pálidas y fantasmales, sus sombras proyectadas contra las paredes bailando al ritmo de la flama.
"Quieres un pastel, Wormtail?" se dirigió Sirius a mi de forma afectuosa, arrebatándole aquel que Remus sostenía en la mano.
"Oye!" protestó Remus, estirando su brazo en un esfuerzo vago por apoderarse del pastel.
"Claro..."
respondí, pensando en las palabras de mi madre acerca de la dieta, mientras lo
tomaba en mis manos regordetas.
Le di el primer mordisco, y apenas lo saboreé, James y Sirius volvieron a
soltar una gran carcajada. Acaso yo iba a ser su bufón de toda la vida?
"Está bueno este pastel, de qué se ríen?" pregunté un poco enfadado, dándole un segundo mordisco al jugoso bizcocho.
"Nada!" exclamó Sirius aun riendo. Mientras daba un mordisco, noté cuando Remus sacaba de su bolsillo un cigarrillo café más grueso de lo normal y lo encendía con la vela. Qué ingenuo soy, y yo pensando que la vela era para darnos calor.
"Me alegro que te guste el pastel Wormtail, Sirius y yo los hicimos" Remus señaló una pila de pasteles tras de él que yo no había notado "eso demuestra qué tan bueno somos en la cocina, aunque Sirius no hizo mucho..." concluyó mientras se llevaba el cigarro a la boca, sosteniéndolo extrañamente entre sus dedos índice y pulgar.
Me encogí de hombros, por lo que Sirius tomó la palabra. "Remus hizo la mayoría, la verdad no soy muy bueno cocinando, pero soy bueno para otras cosas" guiñó el ojo en conclusión de su propia frase auto halagadora.
James dejó escapar una risa maliciosa "Sí, claro..." murmuró, inhalando con profundidad el humo que desprendía el cigarro de Remus.
No sabía porqué pero se sentía tan bien estar con mis amigos, pero siento que esta noche es especial, ellos están tan relajados, y yo también siendo la tensión en mis músculos desaparecer. A medida que avanza la noche, siento cómo me vuelvo inmune al frío, todo parecía tan tranquilo..... un momento, qué es eso?
"Qué es eso?" la pregunta escapó de mis boca antes de detenerme.
"Qué es qué?" preguntó Remus sonriendo, mientras James se llevaba una mano a la boca suprimiendo un ataque de risas. Sirius se había quedado dormido.
"Eso!" señalé sobre la cabeza de Remus. Un objeto azul me estaba mirando, un criaturilla con ojos horribles, su color azul eléctrico me dejaba sonso. Era un pixie, y me estaba sacando la lengua!
Unos dedos pasaron frente a mi vista; James estaba agitando su mano frente a mis ojos. Lo volví a ver, su mirada desenfocada, sus irises avellana dilatados, su cabello más revuelto que lo normal.
"Moony, creo que no debemos darle más" musitó James, señalando con un movimiento de cabeza los pasteles.... no, el único pastel que quedaba.
"De acuerdo" respondió Remus con postura seria.
¿Acaso no veían el pixie que estaba delante de mío? Si Remus no se agachaba, de seguro el pixie le jalaría el cabello, aunque de pensarlo mejor, era como inofensivo. En vez de atacar a alguien, se vino flotando a mi en una danza árabe bizarra, sus diminutas caderas moviéndose de un lado a otro. El pixie era la cosa más cómica, ahora podía sentir cómo mis risas llenaban el dormitorio, James y Remus ya no estaba a mi lado, o al menos eso creía. El pixie seguía haciendo movimientos divertidos, por un momento hizo una buena imitación de Dumbledore a lo que estallé en mi risa más fuerte de toda la noche, sentía que a lo lejos alguien me mandó a callar pero esa voz estaba tan lejos, que no había punto en ponerle atención. Poco a poco el pixie se fue alejando, mientras hacía los movimiento más exuberantes que nunca antes haya visto. Las sombras de mis amigos bailaban entre si, el humo se hacía más denso, tanto que casi podía sentir su peso sobre mi silueta, escuchaba risillas de pixies y humanas, y de momento odo se volvió negro, mi rostro sudaba y mi boca estaba seca. No me di cuenta de cuando caí dormido contra el duro piso del dormitorio.
Al día siguiente teníamos un apestoso taller de Transformaciones. Soy un animago, eso es algo grande, pero las Transformaciones no son lo mío.
Oh, Dios. Qué hora es?!
Mis párpados se abrieron sin que yo les diera la orden de hacerlo. La noche anterior había nevado ya que el marco de la ventana estaba cubierto de ese hermosa textura blanca. Cómo no me percaté de la nieve?
James estaba acostado a mi izquierda, envuelto mitad de su cuerpo en su Capa de Invisibilidad, con sorpresa vi a Remus acostado seguido de Sirius, ambos sosteniendo la mano del otro firmemente. Qué tanto habríamos hecho anoche?
"Despierten!" dije con voz clara. Remus bostezó, abriendo sus ojos con lentitud mientras Sirius se aferraba más a la mano de mi otro amigo. Cuando Sirius abrió los ojos, le sonrió a Remus con dulzura, pero percatándose de mi presencia, liberó la mano de Remus, poniéndose en pie de forma brusca.
"James, despierta... " dijo Sirius, apoyando su pie descalzo sobre su mejor amigo y sacudiéndolo con suavidad, ignorándome por completo.
"Maldición, casi ha pasado media hora de clase!" exclamó Remus, poniendo en pie sin que yo lo notase.
Rápidamente nos alistamos para clase, y salimos corriendo de la Sala Común de Gryffindor. Al llegar a clase, McGonagall nos restó cinco puntos a cada uno, pero eso no nos importaba. El día pasó muy lentamente, sentía cómo el tiempo se escurría bajo mis pies, los cuatro teníamos bolsas bajo los ojos, nuestras pupilas contrario a anoche, estaban contraídas y cada paso arrastrado que dábamos parecía nunca acabar. Al mediodía mi estómago gruñía en protesta, el desayuno es sagrado para mi y no haberlo comido, es una tortura.
Finalmente camino al Gran Hall, decidí preguntar a mis amigos –con mucha timidez- qué fue lo que sucedió la noche anterior.
"Eh..." dijo James cuando formulé la pregunta. "Bueno, esos pasteles de chocolates... pues, tenían algo más que.. harina y chocolate"
"Qué? Qué tenían?" pregunté ansioso.
"LSD" respondió Remus de forma corta, evadiendo mi mirada. Su respuesta no me dijo mucho. Por lo menos no por unos segundos, hasta que caí en cuenta que LSD es una droga. Mis ojos alcanzaron su máxima extensión al pensar en lo que habíamos hecho anoche, a ellos les gusta romper las reglas, pero con eso se excedieron. Siempre sirvo de conejillo de indias.
"Mira Wormtail, lo sentimos mucho..." continuó Remus, su tono de voz diciéndome que en verdad lo sentía de todo corazón.
"No te pasó nada mal, estás bien... eso es lo importante..!" dijo James, posando un brazo sobre mi hombro, con su otra mano palmoteando mi pecho.
"Puedo confesar algo?" pregunté temeroso de que Sirius se fuese a burlar de mi "Todo el día me he sentido terrible, juro que no sería mal rechazar una que otra vez pasteles, bizcochos, postres y empezar con una dieta, como lo dice mi mamá"
Hubo un momento de silencio, hasta que Sirius se llevó la mano a la cabeza de forma dramática y exclamó: "Menos mal lo mencionas, estoy que vomito mis intestinos!"
En todo el grupo rondó un suspiro de alivio ante esta confesión.
"Espero que el almuerzo sea ligero, el estómago de un licántropo es delicado..." murmuró con sarcasmo Remus, mientras abría las puertas del Gran Hall para nosotros.
La comida se veía bien, pero del malestar que sentí y a pesar que el hambre era mucha, solo comí en pequeñas porciones. Cuando estábamos terminando, vimos cómo aparecían grandes bandejas doradas con pequeños manjares que todos los demás estudiantes tomaban y comían extasiados. Frente a nosotros la bandeja estaba llena de... oh, sí. Pasteles. Pasteles de chocolate. Pasteles de chocolate, cubiertos en chocolate con chispas de chocolate. Por un momento sentí como si fuese a devolver el almuerzo, pero ni siquiera mis amigos me dieron tiempo de eso ya que se estaban retirando, cada uno con un rostro de repulsión que podría hacer un poema de ello.
Eso pasa cuando eres amigo de chicos populares. Menos mal esta vez no fue algo tan terrible, esta semana seguro pasará sin ningún sobresalto. Aun así, aunque me hagan malas jugadas, los admiro mucho, seré su amigo por siempre pase lo que pase. En cuanto a los pasteles, prometo no volveré a comer en mi vida.
Pasó una semana desde aquel incidente en la noche. Estoy estudiando pociones. Tengo un pastel de chocolate blanco en mi mano. No es que no sea fiel a mis promesas, es solo que... bueno, soy un glotón.
