La Venganza del Dragón
Cap 1. Viejas Nuevas.
Era un día normal en el majestuoso Hogwarts, un lugar tan lleno de magia, hechizos y encantos en el cual todo puede pasar.
Y es en esta institución, tan llena de vida y alegría, que una silueta solitaria deambulaba por uno de sus incontable pasillos, con la mente llena de recuerdos de la triste perdida que tuvo en el fin de curso pasado.
Y es que aun no termina de comprender porque las cosas resultaron así, después de tantos años de fiel servicio y lealtad; se sentía confundido, decepcionado y lleno de ira.
Pero no podía hacer nada, estaba entre la espada y la pared.
Y es que Draco Malfoy no pasaba un solo día sin preguntarse, Por qué las cosas tuvieron que ser así? Por que Voldemort terminó con la vida de su padre de una manera tan cruel? Todavía, cuando cerraba los ojos, podía oír los gritos desesperados de su padre, llenos de dolor y desamparo, y ver su cara enmarcada con una expresión agonizante implorando ayuda, le desgarraba el alma...
-Padre, no...- Draco sacó su varita, listo para atacar, no le importaba si le costaba su vida, no iba a quedarse con los brazos cruzados mientras veía sufrir a su padre... pero no contó con el suave suspiro de su tía Bellatrix, que llego desde una de las oscuras esquinas de las mazmorras del escondite del Señor Oscuro: "Petrificus Totalus", y ya no pudo moverse más.
El sudor le resbalaba por la sien a Draco mientras intentaba sacarse las imágenes de su cabeza, pero los gritos de su padre ahogaban todo pensamiento calmante...
Cayó al piso con todas sus funciones motoras bloqueadas, inmóvil, con la cara hacia su padre, observando como el malvado Señor Oscuro martirizaba a su padre con la maldición Incineratus, su piel, normalmente pálida, pasaba a un rosado intenso, casi rojo, producido por las quemaduras que invisiblemente azotaban su piel, formando llagas en las suaves manos, que nunca supieron que era trabajo, y su pelo, de un brillante y sedoso rubio plateado, tornándose oscuro en contacto con el sucio del piso mientras se revolcara, agudos soltando alaridos de dolor.
Después de lo que parecieron horas, los gritos se detuvieron junto con el Incineratus, dando a lugar a suaves gemidos de dolor, continuos, y a Lucius retorciéndose en el suelo, sin encontrar una posición que no fuera dolorosa.
"Como ya essstasss consssciente de tu falta, sabesss que tu cassstigo debe darle la talla, mi querido Luciusss" Siseo Voldemort, con ese acento serpentino tan característico de él, mientras una de sus huesudas y blancas manos recorrían la rosada mejilla derecha de su padre. "Has dejado caer el pessso de la debilidad de tu hijo sobre ti, y lo hasss sssalvado del dolor que ssse merecía..." Su voz era suave y compasiva, y la esperanza de volver a casa con su padre 'intacto' afloro en el corazón de Draco.
Voldemort se paró y volteó, su negra capa ondeando tras sus movimientos, y por un momento el silencio reinó en el lugar.
"Gracias, mi señor..." La voz de Lucius, normalmente tan potente y segura, se oía como si fuese un hilo a punto de romperse. "Por tu misericor—"
"Cruccio" Los gritos iniciaron nuevamente, y un grito se ahogó en la garganta de Draco, y una furia se despertó dentro de él, y como fuego liquido se metió por sus venas. Su cuerpo temblaba, sabia que era una ilusión, que no podía moverse, pero sentía que temblaba de ira e impotencia viendo a su padre arrastrándose del dolor, y fueron desapercibidas las lagrimas que ya le caían por las mejillas.
Sus ojos le ardían, sentía como el pecho le iba a explotar, y rabioso se enjugó los ojos con la manga de la capa. -No vas a llorar-, se dijo. -No importa cuanto te duela, no vas a llorar. Eres un Malfoy! Padre no derramó una sola lagrima, por qué habrías de derramarlas tú?-
Después de lo que parecía una eternidad, pero en realidad fueron unos minutos, el Cruciattus cesó, y nuevamente Lucius fue reducido a una masa quejante que una vez fue humana. La respiración de Draco ya estaba entrecortada, sin darse cuenta había llegado a silenciosos sollozos, que solo oía Bellatrix, pues ni él mismo estaba consciente de lo que hacía, solo de lo que sentía: como si le estuvieran desgarrando el alma.
"Como decía, hasss cumplido tu cassstigo, Luciusss" La voz de Voldemort volvió a romper el silencio coherente, pues todos podían oír los gemidos provenientes de Lucius. "Pero aceptassste también los erroresss de tu hijo, y por eso debesss pagar"
-No... castígame a mi, monstruo... cóbrame a mi/ Draco pensaba, reflejando sus emociones con tanta claridad que no se necesitaría un Legilimens experto como el Señor Oscuro para leer sus pensamiento. -Hiéreme a mí, tú problema es conmigo-
Y en ese instante, los ojos rojos de Voldemort, miraron a Draco, sabiendo lo que pensaba, ávido de regocijo le dijo -esss tarde para essso Malfoy, jaja…tú padre ya ha pagado-, en ese preciso instante se da la vuelta y empieza caminar; fue en esas fracciones de segundos que Lucius miró a Draco a los ojos, -tú valentía es digna de admirar, pero la has demostrado muy tarde…- en ese preciso instante Voldemort gira medio cuerpo y apuntando su varita a Lucius susurra - AVE KEDRAVRA!-
