Trabajaba a contrarreloj, pero a decir verdad hacía ya mucho que había perdido la cuenta de las horas que llevaba metida dentro de aquel maldito laboratorio.
En otras circunstancias, tal vez este se hubiese convertido en su mayor anhelo. Un capricho extremadamente lúdico, caro y sofisticado. Aquel lugar era todo un atractivo para alguien como ella. Eran pocas sus carencias y por tener, tenía prácticamente de todo.
Desde varias plantas subterráneas hasta compartimentos secretos internos tan ínfimos y pequeños que costaba trabajo dar con ellos. Pantallas táctiles, paneles de última generación, sensores y radares geotérmicos, todo tipo de escáneres, equipo médico avanzado, simuladores y protocolos de programación y seguridad de última generación. Exclusas y compuertas que aislaban algunas salas del resto, conectores y respiraderos que extraían oxigeno del exterior y lo filtraban purificándolo para que el aire fuese reutilizado dentro.
Joder, si hasta tenía su propia nave y sistema de propulsión cuya estructura era tan compleja que aún le costaría varias semanas hacerse con ella.
Pero no tenían semanas, ¿no?...
No, tenían solo días. Y a pesar de que extrañamente su cerebro parecía indicarle que hacer a cada paso que daba, reducir el aprendizaje y el trabajo de semanas a solo unos pocos días la tenía rendida.
Trabajaba a marchas forzadas y no entendía cómo aún así, tenía toda la convicción de que se encontraba de nuevo tan perdida como al principio.
Quizás era el agotamiento quien hablaba, quizás era toda aquella fatiga. Aquella impotencia y cansancio que la consumía, que hacía que cada hora que pasaba ella se exigiese más y más solo con una ínfima promesa de salida.
Debían de salir de allí, debían de hallar una solución juntos a todo aquel problema que pronto les destruiría. Uno que no incluyese una dolorosa muerte o la injusta erradicación de la vida tal y como la conocían.
El temido Praimfaya...
Un cataclismo nuclear tan potente y catastrófico que les diezmaría en solo unas pocas horas. Si eran menos afortunados encontrarían la agonizante muerte en días.
No, no podía parar ahora. No podía detener su ritmo, no cuando aún no estaba ni remotamente cerca de hallar salvación alguna.
Y a pesar de no haberlo provocado ella, a pesar de que aquello no fuese su responsabilidad, la había tomado como suya.
Necesitaba poner fin a todo aquel miedo, a toda aquella incertidumbre. Necesitaba salvar a todos y cada uno de sus amigos, a los que no lo era y a los que ni siquiera eran conscientes de su existencia.
No pudo salvarle a él, no pudo... no pudo siquiera despedirse... no... no pudo... y no puede volver a pasar por eso de nuevo con nadie más.
No quiere tener que hacerlo.
Se niega a fracasar, una vez más.
Pasándose las manos por el rostro cerró sus ojos e intento concentrarse nuevamente.
¿Qué se le escapaba? ¿qué?...
Se le escapaba algo. No tenía idea alguna de qué pero algo importante se le estaba escapando, lo sentía, lo sabía...
—Piensa Raven, piensa...—murmuró en voz baja casi para si, llevando sus dedos a ambas sienes para masajearlas ya que una nueva jaqueca parecía estar a punto de atacarla.
Fue entonces cuando lo escuchó. Aquella música, aquella melódica y armónica voz resonando en los vacíos pasillos desde algún punto lejano del laboratorio.
"Why does the sun go on shining?..."
—¿Pero qué...?
"Why does the sea rush to shore?..."
Desconcertada abrió la puerta de la pequeña sala donde dormitaba y se dirigió fuera, disponiéndose a comenzar a gritarle a Murphy al verle teclear algo en las pantallas haciendo que la letra apareciese en cada panel del enorme salón. Emori permanecía sentada sobre un escalón y Murphy se separaba del panel con una botella que debía haber encontrado en algún rincón.
"Don't they know it's the end of the world...
Cause you don't love me any more?..."
Esa canción... esa... esa dichosa canción... ¿a qué coño venía? ¿acaso Murphy había perdido el juicio del todo? ¿acaso no era consciente de lo que se jugaban allí?
Raven se encaminó hacia la barandilla para asomarse aún más y gritarle que apagase aquello cuando al mirar hacia abajo, escuchó a Jackson con Abby y Clarke discutir.
—Ha dicho que no —pareció repetir Clarke con consternado gesto.
—Pues habla con ella, convencela —insistió Abby colocando su mano sobre el brazo de Clarke—. A ti te escuchará más.
—No hay otra solución, no por el momento —escuchó decir a Jackson con preocupado gesto—. Tenemos que contemplar esa opción. Luna es especial, su sangre...
"Don't they know it's the end of the world..."
—Clarke, su sangre podría salvarnos a todos —repuso Abby tratando de convencerla de ello—. Si esperamos más tiempo, si no hacemos algo ya es posible que...
"It ended when I lost your love..."
—Prometisteis que esperaríamos, que quizás si hallábamos otra solución aquí dentro no sería necesario hacerlo —les recordó ella con cierta comezón—. No podemos obligarla a ello. No podemos simplemente extraerle médula sin...
—No tenemos otra opción —la interrumpió Abby algo afectada—. Sin su sangre, moriremos.
"I wake up in thw morning and I wonder..."
El rostro de Raven cambió súbitamente al ver el deseo y la convicción de Abby corrompida por sus ansias de salvación.
"I cant't understand. No, I can't understand.."
Deseaba lo mismo, lo deseaba de corazón pero... pero estaban hablando de extraerle médula sin consentimiento alguno de ella, eso eran palabras mayores, eso era... era una abominación.
"How life goes on the way it does..."
Habían acordado con Luna hacerlo solo si era estrictamente necesario. Solo si ella no encontraba antes una solución y... y ni siquiera le habían concedido tiempo para hacerlo.
Era pronto. Aún era... era muy pronto para dar por sentado que eso los salvaría.
"Why do these eyes of mine cry?..."
¿Por qué entonces estaban hablando de ello? ¿por qué entonces la obligarían si no quería?
No, ellos... ellos no eran como los Hombres de la Montaña. Ellos no eran torturadores, no eran asesinos.
¿Tan desesperados creían estar para cruzar esa delgada linea que les hacía diferente a ellos? ¿tanto?...
"Don't they know it's the end of the world..."
Cerrando sus ojos por aquella terrible jaqueca que se volvía más intensa por momentos por toda aquella palabrería que había desatado en su mente pensamientos y recuerdos que prefería no recordar, maldijo en voz baja sabiendo que no lo haría.
Ella no era ninguna asesina. No era... ella no era... no, no lo consentiría.
"It ended when you said goodbye.."
No tendría mucho tiempo para hacerlo pero Murphy y Emori se mantenían distraídos con su pequeña "fiestecita" privada sin que aquella maldita canción dejase de sonar por los altavoces a modo de bucle, y la discusión de Abby y Jackson con Clarke prometía ir para largo.
Raven se llevó la mano a la pierna sintiendo la presión y el dolor que siempre la acompañaba más intensos por momentos y se dirigió hacia la sala donde sabía, descansaba Luna.
En cuanto llegó abrió la puerta sin llamar siquiera y la encontró sentada en el sofá reflexiva. Luna que volvió la cabeza al instante esperando enfrentar otra nueva tanda de peticiones incomodas, preguntas y respuestas, se la quedo viendo a los ojos largos instantes en silencio.
—¿Has venido a convencerme?
Raven que sostuvo aquella intensa mirada terminó negando imperceptiblemente.
—No tenemos mucho tiempo. He venido a sacarte de aquí.
Aquello tomó a la Natblida un poco por sorpresa, no eran precisamente las palabras que esperaba escuchar de la morena, pero al ver como Raven echaba un fugaz vistazo al pasillo evidentemente tensa, supo que iba en serio.
Se extrajo la aguja del brazo que la conectaba a la vía de suero salino que Abby le había inyectado para mantenerla correctamente hidratada, tras extraerle varias muestras de sangre del brazo para analizarla y se levantó algo turbada.
—Debemos ser sigilosas, no sé donde está Roan —dijo Raven al verla avanzar hacia ella volviendo a posar sus ojos en el largo y vacío pasillo.
—No temo enfrentarme a él —repuso Luna con serenidad mientras fruncía ligeramente el ceño segundos después al escuchar aquella melódica letra de aquella canción que de nuevo comenzaba a sonar.
"Why does the sea rush to shore?..."
—No digo que debas temerlo, pero me sentiría más tranquila si no tuvieseis que hacerlo.
Luna que comprendió la idea, terminó asintiendo mientras Raven y ella se dirigían hacia la más cercana y principal salida.
¿Por qué demonios estaba haciendo aquello?
¿Por qué estaba ayudandola en lugar de decirle que no hacía lo correcto?
—Reprogramé los códigos de seguridad por si necesitábamos un lugar aún más seguro para guarecernos —dijo la mecánica nada más llegar donde el panel de la puerta—. Jackson no tardará en darse cuenta de que los he utilizado —explicó tecleando algunos números, antes de escucha el sonido de la puerta desencajándose.
Contuvo el aliento unos segundos volviéndose a mirar hacia atrás.
¿Lo habrían oído?...
Lo dudaba, aquella canción resonaba por todo el lugar como si la mismísima cantante estuviese justo cantando frente a ellos.
El sonido de una puerta abriéndose no muy cercana la asustó, y haciendo uso de su habilidad, tiró del brazo de Luna hacia fuera, cerrando la puerta tras de si al salir junto a ella.
Caminaron varios metros más por un oscuro pasillo que las condujo a la exclusa blindada exterior, y volviendo a pulsar los códigos, está se abrió.
Luna aguardo de pie junto a ella en silencio, deseando con todas sus fuerzas que la lluvia ácida aún no hubiese llegado a ellos.
Encontraron el frondoso y oscurecido bosque tan solo iluminado con los haces de luz de la pálida, y luna brillar y resplandecer en el cielo mientras a lo lejos un par de nubes de tormenta amenazaban desde el horizonte.
—¿Estás segura de esto? —le preguntó Luna tras un momento de silencio antes de volver la cabeza a mirarla—. Puedo irme sola, no tienen porque saberlo.
—Sabrán que solo yo he podido manipular esos códigos, que no habrías podido escapar sin mi ayuda —dijo Raven con cierta tristeza no creyendo que se vería forzada a una huida—. No puedo quedarme, ahora mismo no.
Necesitaba alejarse de ese lugar lo máximo posible. Ahora mismo lo único que deseaba era mantener a Luna a salvo lejos de Abby y de Jackson, de Clarke y de Roan, incluso de ella.
Temía colapsar en algún momento, y temía que pillase a Luna justo en medio.
Había traicionado a sus amigos, a toda aquella gente que confiaba en ella pero sobrevivir no justificaba la tortura o el asesinato. Y siendo realista necesitarían hacer bastantes extracciones a Luna que probablemente en poco tiempo y con tan precaria alimentación sucumbiría.
No, no podría cargar con eso. No en su conciencia, no en estos momentos.
Echaron a andar en silencio, Raven no era buena oradora pero Luna si buena entendedora, y sabía que aquello había logrado hacer mella en ella de alguna forma.
Caminaron durante mucho tiempo y no se detuvieron. Aunque Raven llevaba un buen ritmo, Luna había advertido más de una vez un pequeño siseo o alguna mueca de dolor que la morena mecánica se había esforzado en disimular. Era evidente que necesitaban parar, y era evidente que Raven no lo permitiría así que la dejó adelantarse justo antes de simular una caída.
—¡Luna! —dijo Raven al escuchar el ruido volviéndose inmediatamente.
Luna que se inclinó hacia delante sosteniéndose con ambas manos el tobillo emitió un siseo.
—Creo que me lo he torcido.
Raven que se acercó con preocupación trató de agacharse para ayudarla pero Luna consiguió ponerse en pie fingiendo dolor en el tobillo.
—Deberíamos buscar un lugar seguro donde descansar, ¿puedes caminar bien? ¿puedes moverte? —preguntó Raven con preocupación al verla caminar a trompicones.
Luna que asintió al escucharla dirigió la mirada por aquellos bosques y tras ver como en la ladera habían algunas cadenas de cuevas se las señalo.
—Mira, ahí...
—Y no están tan lejos —advirtió Raven fijándose en aquellas cadena de rincones oscuros y huecos—. Apóyate en mi, llegaremos...
Continuara...
