- Tsk…
Miraba a mi alrededor y todo lo que encontraba es negro y naranja, y varios niños disfrazados. No es que tenga algo en contra del Halloween, pero en esta noche él seguramente rondará por Ikebukuro, y debo detenerlo. La noche es cálida, tranquila y oscura, llena de las voces de los niños. Iba rondando por la calle sin rumbo fijo hasta que ví una sombra. "Esa definitivamente es Celty".
- ¡Hola! –Grité- ¿Qué te trae por aquí?
- Tengo una misión.
- ¿Trabajo? ¿Nunca descansas?
De pronto, mientras platicábamos, pude divisar a Kida, quien caminaba platicando con esos amigos a los que veía últimamente. Pero no estaban solos, los acompañaba un molesto chico pálido, de ojos café rojizo, que en ese momento reflejaban sorpresa.
-I… za… ya… kun...!-tras verlo, salí corriendo en su búsqueda. "Esta vez no se escapará!"
Mientras lo perseguía, él hablaba, pero no alcanzaba a escucharlo, estaba perdido en mis pensamientos. Últimamente he pensado en él muy seguido. Seguro que es por las fechas y su posible amenaza. Aunque en realidad, no lo creo… De pronto desapareció entre las sombras y escuche unos extraños gemidos. Parecían sacados de una película de terror. Sabía que no debía de temer, pero por alguna razón me ponían nervioso. Al mirar a mi alrededor me encontré rodeado de una masiva cantidad de personas, pero tenían algo macabro, sus ojos parecían desenfocados, sin vida; estaban más pálidos de lo normal, caminaban lentamente hacia mí. De repente, uno de ellos salto hacia mí e intentó morderme. Aterrorizado, lo saqué volando lo más lejos que pude. Se arremolinaban a mi alrededor, todos atacando, como si me vieran como su próxima comida. Mientras me defendía, se había formado un círculo de distancia entre mí y los "zombies", pero se estaba reduciendo, pues tras un largo rato ya me estaba cansando y a lo lejos veía su sonrisa burlona, que se reía de mi desafortunada situación…
"No sé porqué en estos últimos momentos de mi vida, en lo único en lo que pienso es en Izaya…" pensaba mientras me desvanecía…
Al despertar, me encontraba en una habitación oscura, o eso creía hasta que sentí que tenía los ojos vendados. Me senté e intente quitarme la venda, pero una mano me detuvo. Era extrañamente familiar, pero no lo reconocí hasta que habló.
- No te la quites… Shizzy chan -dijo con su voz burlona.
- ¡Maldito bastardo! ¡Quítame esto de enci…!- Sentí como mis quejas fueron interrumpidas por unos labios, los cuales extrañamente acepté, hasta recordar a quien pertenecían. Entonces lo alejé, evitando que se me acercara de nuevo,- ¿Qué demonios haces? -reclamé. Aunque pareció ignorarme, pues volvió a presionar sus labios contra los míos, mientras metía sus manos por mis pantalones.
- ¿Por qué haces esto?
- Es un experimento, así que mantente quieto…-susurró mientras desabotonaba mi camisa. "¿Un experimento? ¿Y a qué va esto?"
Como si hubiera leído mis pensamientos, respondió mis preguntas. –Deseo descubrir la posibilidad de que lo que Kida dijo sea cierto. Aunque, la verdad -agregó en tono burlón- yo creo que es ridículo. Él cree que te amo.
Sorprendido, me quite por fin la venda de los ojos, colocándome encima de él, viéndolo a los ojos para decidirme por seguirle el juego. Después de todo una noche de diversión era lo que necesitaba para distraerme de mis problemas, y el hecho de ver a la fuente de ellos bajo mío gimiendo por mis acciones, sería la mejor venganza…
Tras una noche jodiendo, desperté extrañamente molesto. ¿Qué había hecho la noche anterior? Me levanté extrañado, recorriendo con la mirada a mi alrededor, y al reconocer el apartamento, recordé todo. Me vestí rápidamente y al terminar encontré una nota en el tocador. Gracias por ayudarme en el experimento. He descubierto que después de todo sí te quiero… MUERTO
Eso es lo que decía, al terminar de leerla, recogí mis lentes, encendí un cigarrillo y grité: ¡IZAYA!¡Juro que te mataré en cuanto te encuentre!
