Sean bienvenidas a mi equeño mundo... mi cabeza, a veces no se que sucede con ella pero se le ocurren muy buenas ideas... cuando quiere. Esta es una de ellas... Espero les guste yo me divertí escribiendola... adoro a mi tatakae y me gusta a veces jugar un poco con él y su personalidad, asi que disculpen por el OoC.

Para quienes siguen mi historia anterior Sweet Poison, sean pasientes... ya actualizare. Si no la sigues, puedes leerla si gustas.

Lamento algun fallo de dedo o cualquier otro, apenas me acomodo a Fanfiction, he, he~

Si tienen una duda u opinion no sean timidas y ya les ire respondiendo en un mensaje n.n

Sin mas que añadirles, disfruntenlo.


Aclaraciones: Shingeki no Kyojin y sus personajes no son de mi autoría, pertenecen a Hajime "llama loca asesina" Isayama.

Contenido del capítulo: Yaoi o BL (chico x chico) | Ereri (Eren x Levi) | OoC | AU | Otras ships que no mencionare porque apenas las estoy decidiendo meter o no.


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Capítulo 1:

Enséñame Lo Que Escondes…

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Recuerdo que, desde pequeño, tenía unas expectativas altas del amor, soñaba con un gran panorama donde las flores caían y los pájaros cantaban al son una bella balada mientras el camino se iluminaba con la tenue luz del atardecer... y blah, blah, blah...

Para ser sincero no eran tan altas... solo quería llamar tu atención y quizá hacerte reír…

La culpable de que todo eso del romance me pareciese algo divino era mi mamá… ¿Por qué? Quisiera saberlo igual, dice que es algo familiar ya… desde mis abuelos maternos. No deja de contarme la misma historia de cómo se conocieron, la verdad es que tampoco me canso de oírla ya que es algo tierna…

Mi abuelo, un joven turco que quería conocer el mundo, que viajaba de ciudad en ciudad hacia donde la vida lo llevase. Y mi abuela una muchacha de casta noble que vivía bajo el cuidado de su sobreprotector padre en las bellas y grandes casas de Londres. La casa era tan grande que solían usarla como pensión para viajeros ricos y demás, y así fue como ellos se encontraron. Los días que pasaron juntos eran de lo mejor, según le contaba mi abuela a mi madre… Mi abuelo le contaba las maravillas que había conocido, todo lo que quizá se perdía puesto que mi abuela jamás había salido de esa gran casa. Sin pensarlo, la noche en que mi abuelo partió de Londres… mi abuela se fue con él. Ahora mismo estarán quien sabe dónde haciendo quien sabe que…

Lo mismo le sucedió a mi madre, ella era muy independiente desde joven… Heredo los flameantes ojos dorados de mi abuelo y su fiera melena castaña, y de mi abuela su belleza y amabilidad.

Durante sus días de estudiante vivió en Canadá, que fue donde decidió quedarse a pesar de que mis abuelos se opusieron, pero luego decidieron que quizá era lo mejor. Estudió en la universidad de Toronto que en aquel entonces estaba en su cúspide. En eso conoció a mi padre. Él estaba a punto de recibirse como médico cirujano, pero tenía que hacer uno que otro trabajo así que su padre le sugirió dar clases en Toronto, a que es pequeño el mundo ¿no?

Un joven alemán con gran intelecto logro convencer a aquella muchacha astuta dejarlo todo para irse con él a su tierra natal. Sin saber nada de alemán, se fue detrás de aquel hombre que hoy sería mi padre.

¿Es normal que todos en mi familia hagan eso? ¿acaso yo haré lo mismo? ¿Seré tan ingenuo?

Después de que mi padre se peleara severamente con su padre abandono a su familia, su nombre y su país para vivir en otro país en la misma ciudad donde mis abuelos se conocieron, para vivir felizmente con su amada esposa y su querido hijo de tan solo seis años, que creyó que se le seria sencillo aprender inglés y aprender las costumbres de aquel país.

¡No fue fácil, papá! Quizá mamá y tu sean bilingües, ¡pero yo no!

Para ser sincero mi vida sería un completo infierno en cuanto al acoso por mi pésima pronunciación y manía por meterme en problemas de no ser por una persona, creería que las historias que vivieron en mi familia solo serían absurdas e increíbles de no ser por él.

Y después de tanto tiempo y aun en día… le sigo agradeciendo y le sigo amando… a pesar de todo lo demás.

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Bien… hoy olvide poner mi alarma y las cosas que me lograron despertar fueron dos… los gritos desesperados de mi madre y la irrupción a mi habitación de la persona que me gusta, quien muy amablemente saludo a mis padres, pidió permiso para entrar a mi habitación y metió nieve dentro de mis pantalones.

− ¡Por qué carajos haces eso! −Chillo al sentir el frio hielo deshacerse debajo de mi pijama.

−Pensaba meterlo en tu camisa, pero me imagine que no sería igual de divertido. −alzo la ceja con ironía, él me sonríe y tira de las sabanas para hacerme caer de la cama. −Levántate, me harás llegar tarde.

−Molestoso… −susurro poniéndome de pie…

−Lo se… ya deberías haberte acostumbrado.

−Largo, idiota… −le lanzo la almohada mientras él se protege con la puerta.

Si así es mi relación con Levi desde que llegue a Londres. Lo conocí gracias a Kuchel, la mamá de Levi, ella nos apoyó mucho durante nuestro traslado al país, gracias a ella también aprendí hablar el idioma, aunque me gusta hablar mi lengua natal para joder a los turistas o a veces a Levi.

Desafortunadamente hace casi tres años Kuchel falleció de leucemia, dejando a su hijo con su hermano mayor quien ahora es prácticamente su padre adoptivo. Es un buen hombre, me aterra si… pero cuando se trata de jugarle una a Levi hacemos buen equipo.

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− ¿Olvidas algo?

−No.…

− ¿Seguro?

Pongo los ojos en blanco al ver por quinta vez en mi mochila si me hace falta algo. Mi madre tira de mi oreja para que deje de hacerlo.

-¡Auch! Mamá... -me quejo sobando mi oreja.

-Hijo... -me imita en el tono de voz y luego me sonríe.

-Carla, cariño déjalo... Harás que llegue tarde. -Reprendió mi padre al acercarse retocando su corbata mal anudada.

Llevaba luchando con ella más o menos el mismo tiempo que llevo yo discutiendo con mi madre.

-Tu igual lo harás... -murmura ella dándole un leve beso en la mejilla y quitando sus manos para ayudarle a ponérsela.

Le murmuro un gracias a mi padre mientras me sonríe con complicidad.

-Adiós mamá... Papá... Vuelvo luego...

-Cariño... ¿No quieres que te lleve?

-Voy al colegio mamá, no al jardín de niños... -irrumpo para calmarla bromeando al respecto. - Además, Levi está esperándome afuera. -Digo mientras reviso la pantalla de mi smartphone, trago saliva al ver el buzón lleno de llamadas de Levi.

Me matará...

-Tengo que irme... Nos vemos.

-Suerte, bebe...

-Cariño, ya tiene 16 años... −Comenta mi padre con ironía y ella lo asesina con los ojos.

−Eso no me importa, él es mi bebe así tenga treinta años…

El rubor en mi cara no desaparece hasta que salgo de la habitación, prácticamente corriendo para cruzar la puerta y llegar a la calle de enfrente.

- ¡Lo siento! De verdad...

-No es escusa, imbécil. Llegaremos tarde. -su voz suena rasposa por la gripe que quizá quiere atacarle.

Lleva el uniforme estándar de aquel colegio, de un verde oscuro y los pantalones marrones, realmente odio esa combinación...

-Oye… no te molestes. -él no me mira, simplemente comienza a andar hacia una chica de cabello negro que se encontraba jugando con la nieve del suelo.

-Mikasa, vámonos... -gruñe ahogando un estornudo y guardando sus manos heladas en los bolsillos de su pantalón.

-Claro... -se pone de pie alisando su falda y se fija en mí, le sonrió.

-Hola... −intento ser amistoso.

Ella voltea para otro lado y cubre su cara con la bufanda que lleva.

Que pasa... ¿Me apesta la boca? ¿Por qué hace eso?

-Hola... Eren... -Dice ella al fin.

- ¡Oigan! Muévanse... -nos grita Levi desde el otro lado de la calle. −Iremos en metro... -anuncio antes de bajar al subterráneo que estaba a solo unos metros del parque donde caminábamos. -será mejor que no se separen de mi... En especial tú, Eren... No quiero volver a tener que buscarte entre la multitud.

Me sonrojo.

- ¿Te perdiste en la estación? -Pregunta Mikasa con total asombro.

-si... -murmuro y ella no deja de verme sorprendida. - ¡nunca había viajado en metro y no sabía que hacer! Además… ¡tenía solo trece años!

-Extraño... −murmura mirando hacia otro lado.

Los tres entramos de prisa, por suerte no había mucha gente… tanto así que logramos conseguir asiento los tres. Íbamos Mikasa, Levi y yo… en ese mismo orden en los asientos.

Mire a Levi por momentos, no me dirigía la palabra. Note lo mucho que Levi se parecía a su prima, si… son primos. Mikasa es hija de un matrimonio caótico que tuvo el tío de Levi antes de terminar viviendo con su hermana. Ella siempre fue algo sencilla y callada, pero muy atenta y amable.

-Levi, ¿estas molesto? -pregunto por tercera vez picando su mejilla... Estaba igual o más fría que sus manos, lleva la nariz y orejas totalmente coloradas. Incluso tiene ojeras rojizas.

-No lo estoy... -susurra con una mirada cansada.

− ¿No volviste a dormir? − solo desvía la mirada. – Si quieres puedes poner tu cabeza en mi hombro -le sonrió como un cachorrito y él me da su típica cara de molestia.

−Estoy bien, Eren -Dice al fin suspirando.

Cuando salimos de la estación, me quité la bufanda azul y la puse sobre su nuca, estaba tan avergonzado que simplemente se la avente sin dirigirle una mirada o palabra alguna. Me adelante y camine más deprisa que ellos dos, con la cabeza gacha y una sonrisa de idiota.

-Gracias... -lo escuche decir y voltee para ver esa fina línea curvearse para una hermosa sonrisa.

- ¿De qué? -intente parecer no comprender.

Levi soltó una leve risa y se acercó a mí para revolverme el cabello.

-Vamos... No querrás hacerte el rudo conmigo.

−Ustedes dos… parecen novios. −me volví a sonrojar con el comentario de Mikasa, entonces me di cuenta que Levi aún tenía su mano sobre mi cabeza y nos separamos de repente.

− ¿Qué dices, mocosa? −gruño Levi tirando de su mejilla con fuerza.

−Lo siento… −ella solo chillaba.

Al llegar al colegio me quedo parado en la puerta, mi verdadero infierno comenzaba… los años anteriores en esta escuela no eran nada a comparación de este momento. Este año y medio que me quedaba era para ver si logro entrar a la universidad o no.

− ¿Nervioso? −Pregunta Mikasa al ver que me detuve.

−Solo emocionado. −susurro intentando sonreír.

−Oh… Este semestre es mi último, no me lo arruines con esos ánimos… −Levi se acerca a nosotros y nos dirige una mirada acomplejada. −No querré irme si pones esa cara tan triste.

Me sonrojo ante esas palabras.

−Me harás querer ponerte una correa con lo estúpido que eres. −Y ahí esta Levi Ackerman damas y caballeros, el mejor rompiendo los momentos más emotivos. − ¿Cuántas veces no te has peleado ya el último semestre? −mi rubor se va y solo frunzo el cejo.

−Yo … no peleo. −murmuro nervioso. − ¡ellos son los idiotas que se meten conmigo!

−Kirschtein también se mete contigo ¿no? ese "cara de caballo" … Procura no pelear este semestre y pasaras sin pena ni gloria a una universidad decente.

− ¡Eso ya lo sé! Además… él es mi amigo.

−Me importa un carajo… sabes lo que pienso de la gente problemática.

Si es así… ¿Por qué me proteges tanto?

Me trago esas palabras al caminar de nuevo sin seguir discutiendo. Es algo que siempre me pregunto… ¿Por qué a pesar de odiar los problemas o la gente problemática, sigue juntándose con personas como yo o como… ese tipo?

− ¡Levi! −un tipo con el cabello largo y revuelto se nos acerca empujándonos y abrazando a Levi. −No me llamaste ni un día, eso es cruel. −sus sucios mechones rubios se enredan con el negro del cabello de Levi.

Lo abraza sin que a Levi le importe, deja que haga lo que quiera y Levi no le dice nada… es molesto.

−Farlan… tengo mejores cosas que hacer que llamarte. −contesta indiferente.

−Ah… ¿Cómo qué?

−Evitarte…

Me marcho antes de oír sus estupideces… no las soporto. Siempre se la pasa olvidando mi nombre, me pregunta siempre que quiero o que hago cerca de Levi. Es absurdo… ¡Hombre lo conozco desde antes que tú!

Mi rabia me ciega y volteo a verlo, aún sigue sobre Levi quien no hace nada para apartarlo.

−Quiero golpearlo… −murmuro desde la distancia.

− No deberías, −murmura Mikasa tomándome de la manga de mi uniforme. −odio a Farlan tanto como tú, pero no vale la pena. Además, estas sentenciado.

−Lo se… −gruño zafándome de su agarre.

Yo… no puedo hacer algo en serio.

No, si puedo.

Camino hacia él reteniéndome mentalmente, intentando no golpearlo.

−Eren… −hago caso omiso al llamado de Mikasa y sigo sin verla.

Cuando me acerco, miro a Farlan apartarse sin soltar la mano de Levi quien después la empuña. El rubio se retira con una sonrisa repugnante y camina con prisa hacia un corredor. Levi, aun con la mano empuñada, se queda mirando al vacío.

¿Qué le dio?

− ¿Paso algo? −Escucho que pregunta y doy un respingo.

−Ah... yo… quería saber… si… − ¿Qué le digo? −Farlan... ¿te dijo algo?

Él me mira con el rabillo del ojo y esconde su mano en el bolsillo.

−Nada importante. La misma mierda de siempre.

−Entonces… ¿Qué escondes en tu bolsillo? −me quede helado, esa pregunta salió de mi boca de manera automática.

Se hizo un silencio aterrador y solo me miró fijamente de manera cruel.

−Dinero…

¿Qué?

− ¿le pediste prestado a Farlan? − ¿Por qué me molesta? −s-sabes que... - ¿Por qué me siento herido? -sabes que, si necesitas algo, cualquier cosa puedes pedírmelo a mí… no a ese idiota. Levi yo…

− ¿Por qué?

− ¿Qué preguntas? Porque somos amigos… y porque odio a Farlan y no confío en su juicio.

− ¿Puedo contar contigo?

Lo miro fijamente algo conmocionado y me acerco a él.

Con una sonrisa, le tomo el hombro.

− ¿Por qué dudas tanto? Sabes que puedes…

Levi me observo con esas preciosas luna arcoíris que tiene por ojos, brillaban tanto por la luz que por momentos parecían unos zafiros palidos.

−Yo no le pedí dinero a Farlan… él me lo dio.

¿eh?

El timbre que anunciaba la primera hora del día comenzó a sonar.

−Me voy… −comenzó a caminar con rapidez hacia el edificio detrás de nosotros.

Lo vi con nerviosismo y sin pensarlo tomé su brazo. Él se volvió a verme y yo me paralice.

− Eren…

− ¿Si?

−Tu… ¿quieres que volvamos a casa juntos? −murmura él.

Yo asiento nervioso…

−Joder, pareces una chica…

− ¡No es verdad! −alzo la voz y Levi me toma la nariz… − ¡argh!

−No me grites… te veré más tarde… tengo que hablarte de algo así que no huyas…

¿Hablarme? ¿de qué?

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Mi estómago esta revuelto desde la primera hora, mis piernas tiemblan y estoy sudando frio.

Es la última hora ya y me hago bolita en mi asiento mientras que Mikasa pasa a lado mío varias veces picando mi cabeza.

− ¿sucedió algo? Eren… −La voz de Jean me hace despertar, levanto la vista y el frunce el cejo. −te ves terrible. Como asustado…

−Eren… ¿estas enfermo? ¿te duele algo? −Mikasa comienza a atenderme y toquetear mi cara.

Jean frunce más el cejo y se mete entre Mikasa y yo.

− ¡Él está bien! ¿cierto?

−Levi quiere hablar a solas conmigo más tarde… −murmuro con pesadez.

−Dios… estas jodido. ¿qué le hiciste?

− ¡Nada! Solo me pregunto si quería que volviéramos juntos a casa…

−Oh… −si así es Jean, sabe lo que sucede en mi cabeza y no piensa preguntar detalles sobre el asunto, no quiere más traumas… según él.

− ¿será una declaración? ¡Qué valiente de Levi! −Los tres volteamos hacia la castaña que estaba sobre mis hombros como un halcón.

Suelto un grito y me lanzo al suelo… no la había visto… ¿Qué hacía sobre mí? ¿Cómo es que no lo note?

−Je, je… ¿Qué pasa?

−Hanji… ¡eso fue espantoso! Casi nos matas…

−Eren ¿estás bien? −Mikasa tomo mi mano para ayudarme a levantarme.

− ¡Él está bien! −Gritó Jean volviéndome a tirar al suelo. −oh, lo siento.

Me puse de pie yo solo, entonces le puse atención a mi entorno, tapé mis oídos intentando ignorar a Mikasa gritándole a Hanji y a Jean defendiendo a Mikasa…

Hanji Zoe, la carismática y a veces perturbadora castaña que nos vino a visitar es amiga de Levi desde que entro a este colegio. Van en el mismo curso y siempre me acosa… literal. Recuerdo que cuando la conocí Levi no paraba de decirme que me alejara de ella.

−Maldición, ¡paren ya! −El profesor Dietrich gritó haciendo callar no solo a Hanji sino al grupo entero. −no sé qué sucede realmente… ¡Pero Zoe, esta no es tu clase! ¡Y Jeager, basta de causar problemas! Recuerda que una más y es un "adiós" para ti…

−Du Lehrer Idiot...! (¡Estúpido profesor!) −murmuro mientras golpeo ligeramente el asiento.

−Ich kann Sie verstehen... Jeager… (Sé lo que dices… Jeager) −me contesta mirándome completamente furioso. −Setz dich! (¡Toma asiento!)

Miro a mi alrededor y todos susurran sin dejar de observarme. Hanji se mueve y huye con una sonrisita en boca. Me tiro en mi pupitre mientras el profesor me mira desde la pizarra.

−Idiota… ¿Qué fue eso? −Murmura Jean desde el asiento de atrás, no contesto. − ¿Se te olvida que Ian Dietrich viene de Alemania? Imbécil…

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−Ese alemán es muy malo, Jeager… lo veo la próxima clase. −Me dice con total odio antes de salir por la puerta.

−Miserable… −murmuro.

− Nunca cambias, ¿cierto?

Doy un brinco al ver a Levi plantado en la puerta.

−Yo… ¡Hanji empezó! −grito haciendo pucheros.

−Ella me dijo que tú insultaste a ese profesor… y en alemán. − ¡Maldición! − ¿Se te olvido que…?

− ¡Si! ¡Se me olvido que el maldito profesor de aritmética es alemán! ¡Lo sé!

Mierda, le grite…

Volteo a verlo… esa mirada da miedo… su cejo fruncido y la boca en una fina línea… la he cagado.

− Olvidaremos tu actitud de mierda tan infantil y vámonos… toma. −Levi saca de su mochila una lata fría de café y me la da en la mano. −bébelo…

−Gracias. −comienzo a sonreír en agradecimiento.

− ¿De qué te ríes? Me estas causando molestia con eso, le prometí a tu madre vigilarte. Por eso volvemos juntos.

Me desanimo con facilidad y aprieto la lata fría como si fuera una almohada, me sentía herido.

− ¿Mikasa no vendrá? −pregunto cuando salimos del colegio solo nosotros dos.

−Ella me dijo que iría con sus amigas al Southbank, no sé a qué… pero vendrá tarde.

De verdad estábamos solos… que nervios. Bebí la lata con prisa a causa de eso, de pronto me sentí más energético.

−Eren… −murmuro cerca de mí, sentí su cálido aliento por mi nuca.

−L-Levi… −chillé dejando caer la lata al tenerlo cerca.

Sentí la tela cubrirme el cuello casi ahorcándome.

− ¿Qué mierda te pasa? Es tu bufanda… −dijo refunfuñando.

m-mi… ¿bufanda?

Y si lo era, la tomé y la envolví bien sobre mi cuello.

−lo siento…

−Da igual… dime algo… − ¿qué? − ¿tu madre sigue yendo a sus clases de cocina?

¿Qué cosa?

−si… −que cambio tan brusco de tema. −papá trabaja hasta tarde y mamá dijo que iría con la señora Kirschtein a eso… pero que dejo comida en casa.

−Ya veo… −él deshace la corbata del uniforme y la deja caer sobre su mano. − ¿puedo… puedo comer en tu casa? −no me veía, pero puedo adivinar por su tono de voz que estaba nervioso.

− ¿Qué pregunta es esa? −le sonrió. −claro que puedes…

Ahora que recuerdo, por estas fechas Kuchel falleció… quizá por ello Levi actué de esta forma. Me asegurare de actuar lo mejor posible por él. Lamento ser tan estúpido por no recordarlo antes.

Llegando a casa abrí la puerta con entusiasmo. Deje las llaves en la repisa y camine directo a mi cuarto.

− Iré a cambiarme… ¿puedes sentarte y esperarme? Ya calentare todo…

−si… Está bien.

Subo las escaleras con entusiasmo y entro a la habitación cerrando la puerta detrás de mí. Comienzo a tararear una cancioncita mientras me quito el saco y desabotono la camisa del uniforme.

Ay no sé, mira a ver si ya llegan… −murmuro dejando caer la prenda.

−Eren… ¿Dónde está el baño?

− ¡Ah! −grito avergonzado y me cubro con mis brazos el torso desnudo. − ¿No cerré la puerta con pestillo?

− ¿Por qué te cubres? Ni que fueras una chica… aunque… nunca te había visto el cuerpo, creía que eras un debilucho, pero ahora entiendo cómo es que soportas tantos golpes.

Frunzo los labios y me relajo. Comienzo a buscar mi camisa.

−El baño esta abajo, la primera puerta frente a las escaleras. No es la primera vez que vienes Levi, ¿te sientes bien?

−Recuerdo que cuando éramos niños eras muy delgado y bajito…

− ¿No ese eras tú?

−Púdrete… −suelta riendo.

Estoy seguro que le puse el pestillo a la puerta…

−Tarjeta…

− ¿Cómo dices?

−tu puerta se puede abrir con una tarjeta, el pestillo se abre hacia arriba ¿no?

−Lo sé yo… Levi ¿Qué haces?

Levi entro por completo a la habitación y cerró la puerta con pestillo y todo. Luego se quedó mirando la puerta fijamente por un momento.

−Solo quiero ayudarte… −murmuró acercándose a mí.

− ¡Oh! ¡Espera! ¡Puedo yo solo! −tropiezo con mi mochila y caigo sentado golpeándome con la cómoda junto a mi armario. −mierda…

−Lo siento…

−No es tu culpa…

−No me disculpo por eso, eso fue tu estupidez. −entorno los ojos y lo miro, ahora desde abajo… es más aterrador. −es por lo que voy a hacer.

− Khé?!

−Perdón… Eren… no aguanto. −Levi comienza a desabotonar su camisa sin dejar de verme, acercándose lentamente hacia mí, con la mirada pérdida y los labios húmedos... −Dijiste… que lo que sea… podía pedírtelo a ti y no más a Farlan… ¿cierto?

No se que sucede aquí, ¿qué es lo que debo hacer ahora?

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Próximo Capitulo:

Déjate Querer…