Nota de Autor:
¡Hola a todos!
Muchas gracias por darle su tiempo a esta historia, espero que la disfrutes tanto como a mí me pasó al escribirla.
Disclaimer: Los personajes y lugares descritos lamentablemente no me pertenecen.
Sonata nocturna
Desde su lugar podía visualizar perfectamente la fortaleza del este, sus fuertes muros, sus altas torres y su ancha puerta por la que hacía unos momentos acababa de cruzar con actitud desinteresada. A pesar de haber mostrado esa actitud, se mantuvo firme en aquella posición largo tiempo, tratando de marcar en su memoria aquel lugar y sobre todo esas personas que se encontraban en su interior; y no fue hasta que sus ojos se posaron en una ventana iluminada que dio media vuelta para adentrarse en el bosque.
No había recorrido ni un farsang cuando el joven de cabellos rojizos decidió parar y descansar en dicho lugar antes de continuar con su largo camino.
-"Maldito Marde-e mardan, no tenía por qué golpearme tan fuerte" Susurro para si el joven viajero, mientras sobaba con delicadeza su mejilla lastimada. Acto seguido prendió rápidamente fuego y se recostó sobre una cama improvisada de hojas.
-Sin duda esto es algo que no extrañaba, sobre todo después de unos días en la comodidad de una cama, es una verdadera lástima que la señorita Farangis se negara a compartir la mía.- Pensó Gieve mientras cerraba sus ojos y se disponía a dormir, o por lo menos eso es lo que tenía en mente, ya que por mucho que lo intentara miles de pensamientos y sensaciones comenzaron a recorrer todo su ser.
-¿Qué estará pasando en esos momentos en Peshawar? ¿Esos idiotas seguirían minando la moral del ejército que con tanto trabajo su Alteza había logrado reunir? No, imposible –Se respondió el trovador mientras sacudía su cabeza en signo de negación.-Después de todo mi expulsión fue un plan elaborado por nuestro maestro estratega para evitar eso, así que con toda seguridad Narsus debe estar satisfecho de su gran obra y para comprobarlo solo bastaría ver sus ojos violetas rebosantes de brillo por su astuto plan. También podría afirmar que la pilluela de Alfrid estaría a su lado elogiándolo y tratando de llamar su atención, mientras el joven vasallo estaría al borde de estallar por tal comportamiento de la joven de cabellos de fuego. –Una risa ahogada quiso escapar de su garganta ante tal típica y cómica escena, pero eso sólo hizo que su sentimiento de soledad se apodera aún más de él.
–Supongo que todo este tiempo viajando con ellos ha dejado huella. Incluso empiezo a extrañar la presencia impasible de Jaswant, que en estos momentos estará como fiel guardián en la entrada de la sala de juntas, y también la de aquel soldado espadachín de doble espada que entrenó a Azrael y que con seguridad debe estar patrullando la fortaleza. – Detuvo un poco sus pensamientos en este punto y abrió los ojos en señal de rendición ya que sabía que no podría dormir, por lo menos no hasta que terminara este sendero de recuerdos y despedidas lejanas.
Después de todo, desde su encuentro con la hermosa sacerdotisa de Mithra no se había encontrado realmente solo y con la persecución poco tiempo le había quedado para pensar bien en todo lo que sucedía. –¡Ahh mi amada Farangis!¿estará desolada con mi partida, así como esta mi corazón sin ella?- De golpe se vino a su mente la imagen de su bella arquera sentada en su cuarto, preparando serenamente nuevas flechas que sin duda utilizaría con eficacia en su siguiente batalla. –Tal vez preguntará a los Djinns por mí de vez en cuando. Lamento tanto no haberme podido despedirme de ella como es debido, menos después de haberle jurado mi lealtad eterna. –Un suspiro broto de sus labios y con él otro pensamiento le asaltó como un relámpago- Sólo espero que con mi partida el caballero negro no tome ventaja y logré atraer la atención de mi querida dama a su ser. Aunque pensándolo mejor, por mucho que Daryun fuera todo un rompe corazones, como su fama en Serica lo describía, éste sólo tenía un pensamiento fijo; por lo que con toda certeza en estos momentos ese antiguo Marzban estaría tratando de consolar la melancolía de su gran amo.
Miró las estrellas que estaban arriba suyo y un chasquido de su lengua voló por la noche. –Él… - La nueva imagen que su mente proyecto parecía tan real que casi podía jurar se encontraba ahí mismo: en medio de aquella habitación hermosamente decorada, digna de la estadía de un príncipe heredero, se encontraba su Alteza Arslan. Su pose mostraba dignidad y exigía respeto, justo como en su último encuentro, más sin embargo en su joven rostro sus ojos lapis lazuli denotaban tristeza y pesadumbre. ¡Oh si tan sólo pudiera dedicarle algunas palabras a ese joven con el peso de un país entero en sus hombros!
Tal vez este último pensamiento era lo que realmente aún lo detenía en ese sitio, y comenzaba a dudar de si realmente podría alejarse por completo.
Una risa sardónica se expandió por todo su alrededor. Nunca pensó que abandonar algún lugar lo llenara de sentimientos tan complicados, y menos si en el no había mujeres hermosas, riquezas ni protección.
Antes podía ir y venir a su antojo, después de todo su trabajo como trovador le había ayudado a perfeccionar el arte de no atarse a nadie ni a nada, pero esta vez parecía que ni con todo el esfuerzo del mundo podía realmente desprenderse de Peshawar.
-¿Qué es lo que me está pasando? Jamás me había tomado tantas molestias en proteger otro pellejo que no fuera el mío y ahora que tengo una excelente oportunidad para escapar estoy pensando en la manera de seguir ayudando a ese valiente e ingenuo chiquillo. – Sencillamente sus acciones lo tenían confundido, aunque tampoco le asombraban con demasía, ya que en contadas ocasiones anteriores había realizado hazañas poco propias a su carácter e ideas. Haciendo un retroceso a ellas podía vislumbrar claramente que todas esas acciones habían tenido en común a su Alteza, y como negarlo si desde que lo conoció su perspectiva de muchas cosas había cambiado.
–Es demasiado noble para su bien y demuestra demasiado sus sentimientos- Lo cual, a su parecer, lo hacía muy diferente a sus padres; y sin embargo su gentileza y amabilidad muy características de él provocan que las personas, sin importar su origen, quisieran acompañarlo y ayudarlo a realizar su deseo- Tan sólo basta de prueba que Jaswant y Alfrid se hayan unido a ese extraño grupo de seguidores del príncipe sin reino. No dudaría que algún lusitanio llegase a unirse a sus tropas.
Tal vez debí huir en el primer momento que noté su ingenuidad al pedir un rezo por sus perseguidores, o mejor aún cuando el futuro Shah de Pars abandonó su propia seguridad por tratar de salvar a Elam, hijo de ghulams liberados por el simple hecho de creer que era lo correcto y por considerarlo su amigo, o tal vez cuando le pidió ayuda para traducirle ese ridículo texto sagrado, incluso en ese momento en el que ya se encontraban a salvo en la fortaleza y el joven albino lo sorprendió con su comentario … pero para entonces ya era demasiado tarde, había vislumbrado su verdadero carácter y no mintió al decirle que no podía esperar a ver el reino que construiría cuando se volviera rey.
De su apuesto rostro, sus ojos mostraron un destello implacable en la oscuridad, su decisión estaba tomada y ahora no habría vuelta atrás. –Los acompañaré unos cuantos días más hasta que nuestros caminos tengan que separarse por completo, después de todo tengo que ocuparme del encargo de nuestro estratega. – Y con esta idea clara de su futurocerró sus ojos.
Es por ello que lo encontraré, por el bien de su Alteza y de su sueño. Sólo espere a mi regreso; ya que soy un hombre llevado por el viento, y algún día con certeza él me traerá de vuelta con usted.
