¡Hola! Bueno, este es un pequeño Drabble sobre una de las tantas transformaciones de Lucian Graymark, mejor conocido como Luke Garroway. Originalmente fue escrito para un roleplay; esta es la razón de que sea tan corto. Está dedicado a Annie, porque aumentó mi amor por este personaje, y jamás pensé que nadie pudiera hacer eso.
Espero que disfruten, y si me ayudaran a mejorar comentando sus ideas, lo agradecería mucho.
DISCLAIMER: No, no soy pelirroja ni escribí Cazadores de Sombras, por lo que todos los derechos van a Cassandra Clare.


Suspiró mientras cerraba la puerta. Era la misma rutina una, y otra, y otra vez. ¿Le parecía cansado? Sí, mucho. ¿Detestaba tener que encerrarse? Como nada en este mundo. ¿Cambiaría el pasado si pudiera? No. Porque en el fondo sabía que merecía esto, como un recordatorio de todo el daño que había causado en su juventud. Ciertamente ahora, cientos de lunas después, no lo veía como un castigo, sino como una lección; un recordatorio de que no era superior a nadie. Pero esa había sido una lección dura de aprender.

Mientras esperaba el tan detestable 100% en el astro plateado, se sentó en el suelo, cerrando sus ojos. Había dejado sus anteojos fuera, en su habitación, mas en ese momento deseaba no haber hecho eso. Aquellos lentes eran una muy buena distracción para su mente, y la ansiedad porque el momento llegara era bastante fuerte. A pesar de odiar las transformaciones, siempre estaba deseoso de que llegaran; probablemente porque pensaba que mientras más rápido empezara más rápido terminaría.

Sabía que no faltaba mucho. Su cuerpo entero se lo decía. Y justo en ese momento, notó que no había comido.
Soltó una sonora carcajada al escuchar su estómago rugir. La idea de tener hambre en esos momentos parecía tan tonta, incluso ridícula. Y aún así, tenía hambre. Mucha. Tuvo que resistir el impulso de ir por un bocadillo rápido. Era imposible abrir la puerta antes de que el cronómetro se detuviera, e incluso aunque lo lograra, la metamorfosis estaba demasiado cerca. Lo alcanzaría antes de poder llegar a la cocina siquiera, y terminaría despedazando su pequeña casa.

Aún seguía riendo ante la idea cuando el momento llegó. Lento y doloroso, el Cambio llegó.
Como siempre, primero fueron sus manos. Uñas largas y negras empezaron a crecer con velocidad, y pelaje lobuno empezó a salir de su cuerpo. Luego de las manos, fue el turno de los pies. Sus piernas se deformaban con velocidad, adaptándose a la anatomía canina. Lucian juraría que pudo escuchar uno o dos huesos romperse, mas sabía que se arreglarían casi al instante.

Manos, pies, eso era solo el inicio. Con rapidez, su cuerpo entero empezó a cambiar. Y él comenzó a gritar.
El cambio no duraba más de un par de minutos, pero realmente se sentía como si fueran horas. Tal vez el dolor era el causante. Un dolor punzante por todo su cuerpo. Fuerte y continuo, hasta que se detuvo tan rápido como empezó. Pero él ya no era humano.

Hambriento esta vez (mañana vaciaría la despensa en el desayuno, seguramente) el lobo gruñó con furia, y empezó a dar los conocidos golpes hacia las ligeramente acolchadas paredes, tratando de escapar. Y mientras eso sucedía, la consciencia de Lucian se adormecía ligeramente, como si estuviera en un sueño.