HOOOOOLA AMIGOOOS :D

Bueno, bueno, bueno... ¡Aquí estoy de nuevo! Con otra de mis queridas y alocadas historias...

Bien... ¿Qué decir? Esta es la segunda parte de mi otra historia "Raph's feeling", como os prometí. Si no has leído esa historia, te recomiendo que te la leas antes de empezar esta, ya que no entenderías bastantes cosas... Pero bueno, ¡da igual! Ese es un mundo libre xD.

Quiero aclarar que esta historia está basada en las TMNT 2012, pero hay ciertas cosas que están cambiadas (una de ellas la edad de los personajes, o ciertos personajes que actúan de forma diferente a la serie...), incluso algún hecho, como el de la muerte de Shredder, que sucedió en mi otra historia, pero que no ha sucedido en la serie (y espero que no suceda pronto, porque si no la serie acabaría xD). Bueno... Y creo que eso es todo. La verdad es que en esta historia hay bastantes "OC's", por eso espero que no se haga difícil de leer... (También decir que la personaje principal es la hija de Raph, por si hay alguna duda xDD).

AHHHH, ¡se me olvidaba decir que en esta historia encontraréis muchas canciones, y pondré su título arriba del capítulo!

¿Qué más decir? Creo que nada. Ya he dicho todo xD. Solo que... Esta historia se la dedico a todos aquellos que han seguido la de "Raph's feeling" y ahora están aquí... Leyendo esta, ¡gracias a todos vosotros! Y si tú eres una de esas personas que nunca ha leído una de mis historias, y esta es la primera, ¡bienvenido! Y espero que os guste a todos.

Antes de despedirme, quiero que sepáis que esta historia pensé subirla más tarde, pero este fin de semana sería imposible ya que me voy de acampada (con mis Scout xD), y además, la subo también en honor a que mañana (7 de Marzo) es mi cumpleaños... Así que, ¡os regalo esto! ¡Espero que disfrutéis!

Canción: Taylor Swift - Safe Sound.


Chapter 1: Hija de tortuga tenía que ser.

Suspiró dejando que el aire le apartara el pelo de la cara. Estaba cansada… Hoy no le apetecía hacer nada. Miró hacia el brillante cielo y empezó a cantar, era lo que mejor le venía en ese momento.

I remember tears streaming down your face,
When I said I'll never let you go.
When all those shadows almost killed your light,
I remember you said don't leave me here alone,
But all that's dead and gone and past tonight.

Just close your eyes,
The sun is going down.
You'll be all right,
No one can hurt you now.
Come morning light,
You and I'll be safe a sound.

Volvió a suspirar… Cómo le gustaba esa canción y cuantos recuerdos le venían cada vez que la cantaba…

Don't you dare look out your window,
Darlin' everything's on fire.
The war outside our door keeps raging on,
Hold on to this lullaby.
Even when the music's gone, gone…

Just close your eyes,
The sun is going down.
You'll be all right,
No one can hurt you now.
Come morning light,
You and I'll be safe and sound…

Just close your eyes,
You'll be all right.
Come morning light,
You and I'll be safe and sound…

-¡Mitsuki! ¡Tienes que ir a clase!

Otro suspiro más… Hoy era uno de esos días en los que haría cualquier cosa por no moverse de allí. De las ramas de aquel árbol. Quedarse allí, alejada del mundo. Pero no podía, el instituto le obligaba a volver a la realidad en la que ella vivía, dejando atrás su mundo.

-¡Voy mamá!

Saltó de aquella rama tan alta y llegó al suelo con un perfecto equilibrio.

Una chica normal se hubiera roto entera, pero ella no era una chica normal… ¿O sí?

Llegó a su casa. Bonita, blanca y gigante, llena de ventanas y puertas de cristal. Un enorme chalet en medio del bosque, alejado de la civilización. ¿Raro, cierto? Aunque, si supierais la vida de esta joven… No os parecería tan extraño. Es más, ella lo veía como algo normal.

Entró en ella y se dirigió derecha a su cuarto para vestirse, sin encontrarse con ninguno de sus familiares por el camino; extraño. Su habitación; un enorme cuarto con paredes azules, un gran vestidor, su cama, sus cosas… La habitación perfecta para ella. Pero ese no era el asunto ahora… ¿Qué ropa podría llevar el primer día de clases? ¡Era un día especial! Ya empezaba su cuarto curso en el instituto y sus dieciséis años la habían cambiado bastante durante esas largas vacaciones. No quería llevar una ropa normal, quería algo… Nuevo.

¡Ya sabía! Corrió hacia su gran vestidor y sacó la ropa

Después se miró al gran espejo que tenía en su pared, mientras estaba en ropa interior, con el que podía observarse de pies a cabeza. Era cierto, sus dieciséis años la habían cambiado. Su pelo le llegaba a la cadera, era liso y castaño claro, con un flequillo girado hacia la derecha. Un cabello exacto al de su madre, solo que bastante más largo. Era delgada; bastante delgada. Aunque su estatura no era mucha… Medía un metro sesenta, más o menos. Su piel era una mezcla. No era pálida, pero tampoco morena. Y esos ojos… Esos enormes ojos de un color verde tóxico, claramente sacados de su padre.

Y por último, esas manchas… Esas horribles manchas que tenía en la piel de color verde. Una en la espalda, a la altura del hombro derecho. Otra más pequeña en su topillo izquierdo y, la última, en su muñeca derecha. ¡Como las odiaba! La hacían una niña rara, extraña… Un fenómeno. Bueno, y sus extraños ojos tampoco ayudaban mucho.

"Hija de tortuga tenía que ser…"

Después de observarse se vistió. Su conjunto trataba en una camiseta de tirantes roja, por encima un jersey verde con miles de agujeros con los que se podía ver la camiseta de debajo, un pantalón corto verde, unas Converses rojas y una cinta para el pelo roja. También llevaba su fiel collar con una tortuga; ese que le había regalado su padre cuando nació.

Antes de bajar a despedirse de sus familiares, que no eran pocos, se miró nuevamente en el espejo para observar que sus manchas estaban bien tapadas. La del hombro por el jersey, la del tobillo por el calcetín, y la de la muñeca por sus pulseras… Bien, todo correcto.

Cogió su pesada mochila de cuero, sus gafas de sol y sus cascos grises. ¡Lista!

Bajó al último piso para salir por la puerta. Quizás ese día no hacía falta que se despidiera de sus "queridos" familiares.

-¿Adónde te crees que vas, jovencita? –dijo un voz femenina haciendo que Mitsuki parara en seco.

-Al… ¿Al instituto…? –dijo nerviosa.

-¿Y no te despides?

La joven suspiró y se giró hacia ella. Su madre. O en otras palabras… Claire. Una mujer joven, aunque más mayor de lo que aparentaba; se cuidaba bien. Delgada, pelo castaño claro, hasta el pecho, con ese flequillo. Igual que su hija. Alta, aunque no demasiado, si bien superaba a su hija. Y sin arrugas, a diferencia de la mayoría de mujeres de su edad. Las dos eran parecidas, si no fuera por sus diferentes ojos. Una verdes tóxicos y la otra marrón miel. Ahora Claire llevaba un pantalón ajustado negro y una camiseta gris ancha, dejando ver sus hombros.

Mitsuki se acercó a su madre y la abrazó, y esta le quitó las gafas de sol mientras le colocaba el pelo detrás de la oreja.

-¿Por qué las gafas…?

-Mamá, ya sabes que mis ojos…

-Son hermosos, como tú.

-No quiero ir sin ellas.

-Está bien, pero en clase te las quitarás, ¿de acuerdo?

-Sí, sí…

Y cuando la joven estaba a punto de salir por la puerta, se encontró a su querido abuelo; Hamato Yoshi, o como le decían todos siempre, Maestro Splinter. O Sensei… Bueno, al fin y al cabo, ella le decía abuelo. En verdad, lo quería más que a nada, daba igual que fuera una rata o no… Era algo normal. Él la había cuidado muchas veces, le regalaba cosas y, algo importante, la había entrenado desde pequeña.

-¿Yumiko?

-¿Sí, abuelo?

-¿Te ibas a ir sin despedirte de mí?

-¡Claro que no! –y lo abrazó fuertemente-. ¡Te quiero, abuelo!

-Y yo, mi querida Yumiko…

Al separarse, Mitsuki, o como la llamaba su abuelo… Yumiko, miró hacia todos los lados.

-¿Dónde está mi padre y mis tíos? ¿Y tía April?

-April anda en su cuarto… Y tus tíos y tu padre están por el bosque –contestó su madre-. Entrenando o… Qué sé yo, cualquier cosa de esas… Ya sabes cómo son, a veces parecen niños.

Mitsuki soltó una pequeña risa, su madre tenía toda la razón, y por eso le encantaba su familia. Los hombres de la casa eran mutantes, eran extraños, diferentes… Pero eran los mejores.

Y así, salió de su casa. Le hubiera gustado despedirse de los demás, sobre todo de su padre… ¡Cómo lo quería a él también! Era severo, demostraba poco su cariño, era gruñón… Pero lo quería.

Unos metros alejada de la casa vio a su prima; Natsuki, o como la llamaban cariñosamente… Natsu. La hija de sus tíos April y Donnie. Era hermosa… No tenía ni punto de comparación la belleza de ella a la suya. Natsu tenía un precioso pelo pelirrojo, liso y largo hasta la cadera. Su piel era blanca, casi como la nieve. Delgada y algo más alta que ella. Con esos perfectos ojos castaños… Igualitos a los de su padre. Y, al contrario de Mitsuki, Natsu no tenía ni una mancha verde en su cuerpo.

Nunca lo había entendido, ¿por qué ella sí y Natsuki no? ¡Tenían una tortuga por padre las dos!

Ahora su prima llevaba una camiseta justa morada, a juego con sus zapatillas, un pantalón marrón corto, también muy justo, y el pelo lo llevaba atado en una alta coleta.

Como bien afirmaba Mitsuki; Natsuki era perfecta, una chica hermosa… Al contrario de ella, que era rara y diferente… En lo único en lo que se parecían era en sus flequillos, al igual que sus madres.

-¡Natsu espera!

-Vamos Mitsu… Ya me iba sin ti.

-Ya veo –afirmó al llegar a la altura de su prima-. ¡Vamos, llegaremos tarde!

Después de esas palabras, las dos empezaron a correr hacia su nuevo rumbo; el instituto. Mientras Mitsuki pensaba en que, después de estas largas vacaciones de verano, llegaba el momento de ver a su querido Tomohisa.

ººººººººººººººººººººººº

Mientras, en su casa…

-Sensei.

-¿Sí, Claire?

-¿Por qué la sigue llamando Yumiko?

-Oh, bueno… Se merece ese apodo. Como ya sabes, "Yumiko" significa "niña arquera", y no conozco a nadie… Absolutamente a nadie que controle el arco mejor que ella. Además, desde pequeña la llamo así, ya es costumbre.

-Siendo así… Está bien –sonrió Claire.

Sinceramente, le encantaba la forma de ser del Sensei. Tan sereno y sabio… Era como si, con cada palabra, te descubriera un nuevo mundo, una nueva experiencia.

-¡Oh, ya es tarde! Si me disculpas Claire… Tengo que ir a ver mi telenovela, creo que esta vez Juana dejará a Roberto –y con esas palabras, desapareció del lugar, dirigiéndose al salón.

Entonces Claire no pudo evitar una carcajada. El maestro era serio… ¡Pero muy gracioso en algunos momentos! Pero un olor a quemado la sacó de sus pensamientos.

-¡La tarta!


Bueno, y hasta aquí el primer capítulo de esta loca historia...

¿Qué os ha parecido? Si me enviáis reviews, en seguida tendréis el siguiente capítulo xD. Y, por cierto, he tenido ciertas dudas y problemas en buscar un título para esta historia, así que si este no os gusta, acepto cualquier idea, ¡gracias!

¡Un saludo a todos! :D