Bueno... ¡Hola, me dado tiempo para hacer este fanfic… Por lo que he dejado atrás "todo ocurre en san valentin" para cuando sea un poco más experimentado…
Lo que sí, ésta historia trae consigo "Yullen" y "Laven" por lo que se podrán imaginar el problema sobre todas las cosas.
Recomendaciones antes que todo…
Cambio de escenario: +.+.+.+
Secuencia de ideas: ·.·.·.·
Diálogos: -
Pensamientos: «con cursiva»
Diálogos en susurros: solo en cursiva.
…
Disclamer: DGM no me pertenece, sino a la totalmente "Nyappy" Hoshiino Katsura-san…
Summary: De vuelta de una misión en España, todo se ha vuelto distinto para él; ¿Qué ocurre con Kanda? ¿Qué pasa con Lavi? ¿Qué siente él verdaderamente?
Bueno… Y así demos inicio a esta historia!!
+.+.+.+
Capítulo 1: "El medallón"
La noche se hacía presente, la oscuridad la acompaña revestida de soledad; sus pasos eran rápidos con una respiración que declamaba aire y ayuda.
La luna era la única testigo de su persecución; los latidos de su corazón eran palpables por la desesperación y la angustia que la rodeaba.
Su mirada buscaba con irritación algún letrero que dijera "salvación" o preferiría que por lo menos hubiera alguien quien pudiera verla, pero solo tenía a la madre luna, viéndola desde su triunfante posición, dueña de la noche.
Sus ojos encontraron un escondite, un callejón oscuro y allí pudo ver su futuro después de esa oscura experiencia. Con todas sus ansias corrió hasta ese lugar y así pudo detener su tan agobiante corrida; tenía sus cabellos alborotados, su respiración agitada y sus pies llorando por el dolor de tanto correr con tan solo esas míseras zapatillas.
«Necesito... salir de aquí...» -Pensaba con un deje de esperanza en ello; llevó su mano sobre el dije que transportaba su collar y así comenzó de nuevo su corrida por el estrecho pasillo público; la oscuridad albergaba, pero sus pasos le decían que estaba avanzando hasta que pudo llegar a ver la catedral, el lugar por el cual ha estado corriendo tanto.
- gracias al cielo... –dijo en un susurro, y así salir del oscuro callejón y dar a conocer su figura que caminaba en dirección a la gran iglesia que tenía tan solo pasos de ella.
Su sonrisa pudo cruzar, después de tanta tragedia, su moreno rostro; suspiró de alivio y así puso un pie sobre el primer escalón que ofrecía el hogar de Dios.
Pero todo fue tan rápido para sus ojos mortales que aún los mantenía abiertos como platos. De un momento a otro, estaba rodeada de los monstruos que la perseguía momentos anteriores; todos más horribles que los anteriores y todos ellos con el ideal de asesinarla.
Una pequeña lágrima surcó las definiciones de sus ojos cayendo como única esperanza tras una densa oscuridad por su mejilla.
Pero no pudo hacer más nada… No pudo pensar si quiera en gritar, pues como lo dije todo fue tan rápido y repentino...
- ¡Corre...! –Escucha y eso la saca del trance en el cual estaba sumergida, para luego sentir como la empujan y cae al suelo, lo siguiente que pudo sus oídos escuchar fue un bombardeo interminable de ruidosas balas; se llevó sus manos hacia sus oídos tapándolos y cerrando fuertemente sus ojos como para evitar ver lo que temía.
Minutos después, pudo oír un desgarrador sonido como algo filoso cortar superficies metálicas, aún no se armaba de valor por abrir los ojos, estaba segura que no sobreviviría después de eso, pero algo la hizo cambiar de opinión.
- Tranquila... –escucha una leve voz después de que toda persecución se disipara. –Ya todo acabó... –una débil pero a la vez firme mano se posó sobre su hombro captando su atención; con temor aún en su rostro, levantó despacio la mirada hasta encontrarse con un níveo rostro, una cálida sonrisa y una cabellera blanca.
- ¿Q-Quien... quien eres...? –dijo con miedo y dejando escapar una lágrima.
- No temas, por favor... No te haremos nada... –El joven le extendió su mano para que se pudiera poner en pie. –Mi nombre es Allen Walker. –se presentó el albino.
La muchacha aún atónita eleva su mano derecha hasta la otra y así poder incorporase. Ladeó la cabeza a sus costados para ver que todo había terminado y con varios cuerpos metálicos esparcidos por los fríos pisos ahora ensangrentados.
- M-María... –Dijo en un susurro. –M-Mi nombre es... María.
- Mucho gusto, María. –respondió el albino con una esbelta sonrisa.
- ¡Oi...! –se escucha llamando la atención de los presentes. –Moyashi...
- ¡Mi nombre es Allen, Bakanda! –se queja el albino desviando la mirada en dirección a la nueva figura que demostraba la oscura noche. –Él es Yuu Kanda... –dijo el albino a la muchacha.
- ¡Deja la formalidad y apúrate... Aún nos hace falta la inocencia, estúpido! –reclama el hombre.
- Ya se, ya se... –se giró hasta la presencia de la chica y dijo amablemente. -¿Podrías decirnos si has visto... extraños sucesos últimamente?
- Y-Yo... ¿Habéis venido por la fuente... no? –dijo la chica.
- ¿fuente? –repitió con duda el albino.
- Síguítme... –indicó la mujer.
Y así, ambos personajes siguieron a la muchacha hasta llegar a una plaza en la cual había una fuente que emanaba un extraño líquido que no se podía llamar agua, más bien, tenía un color dorado.
- ¿Este es la fuente que habías dicho, María? –Preguntó Allen al acercarse aún más al lugar.
- Si, es ésta. –respondió la muchacha.
- Bien... –dijo Kanda acercarse hasta los dos presentes. –Sabes lo que tenemos que hacer... –dijo mirando de reojo al albino, él solo asiente y baja la mirada recordando las indicaciones del supervisor.
FLASH BACK.
Reunidos se encontraban en la oficina del supervisor Lee, mientras ambos, habían recibido el documento en el cual especificaba la nueva misión encomendada.
- Muy bien... me gustaría dar unos últimos detalles sobre la misión... –tomó un sorbo de su café y luego con la mirada más seria que pudo profesar, comenzó con su explicación. –Deberán ir hasta el valle de Tobalina en España, en uno de los lugares más bajos de ella, más conocido como "la cuna gitana", bien hemos recibido información que hace unas semanas atrás, la fuente de los deseos del lugar había tenido ciertos cambios radicales... para no decir que el agua se tiñó en oro... bien, el agua cambia de color a la media noche emitiendo agua dorada que se solidifica en monedas de oro a la mañana... Las personas de ese valle son bastante pobres pues es como un refugio de gitanos como su nombre lo indica... pero este acontecimiento ha evadido la pobreza y el hambre para estos pobladores por la existencia "mágica" del oro... así que deben comprobar la existencia de inocencia... o en otras palabras... deben traer la inocencia de inmediato, no por nada el agua cambia de color de la noche a la mañana... así que... buena suerte. Pueden retirarse –terminó el chino a lo que los dos exorcistas asintieron y se retiraron del despacho para así prepararse para partir.
FIN DEL FLASH BACK.
Allen miró a la muchacha e hizo una pequeña reverencia. –Lo siento mucho... –dijo de pronto confundiendo a la otra.
- Date prisa y extrae la inocencia. –dijo con cabreo el japonés.
Allen envió una mirada de mil demonios a su compañero para así ir acercándose hasta la fuente, pero siente como algo lo sujeta de su brazo.
- ¡Por favor...! ¡No destruyáis la fuente...! –suplicó la gitana.
- Perdona... pero es nuestro deber. –dijo simplemente para así activar su inocencia y alejar la muchacha.
- ¿Q-Qué... es todo... esto...? –miraba asombrada y aterrorizada la chica ante tal escena. -¡No lo destruyáis...! –volvió a decir atemorizada hasta que se incorporó y corrió en dirección a la que iba Allen, pero choca con el cuerpo del otro forastero cuya mirada fría le erizaba la piel. -¡Hay otra forma de detener esto...! –gritó a lo que Allen se detuvo y miró hacia atrás.
- ¿Qué forma...? –preguntó fríamente el japonés.
- De seguro lo que buscáis es... Es esto... –dice lo último con miedo y tristeza en la voz mientras llevaba su mano derecha sobre la medalla que traía colgando por su cuello y así se desprendió y mostró el objeto al japonés. -¿es esto, no?
- ¿Qué es...? –preguntó Allen acercándose hasta los demás.
- Es un regalo... de mi madre... E-Ella... ella murió hace unas semanas atrás... pero antes de eso pasara me entregó esta medalla... la noche que mi madre murió... no se como pasó pero... la cadena comenzó a brillar y al sonar las doce la fuente comenzaba a emitir el agua dorada... a la mañana siguiente se encontró las monedas de oro... preferí no decir nada a nadie, ya que la felicidad de mi pueblo vale más que nada... –dijo con tristeza.
- ¿E-Es un relicario...? –preguntó Allen de nuevo.
- Así es... –dijo lo último bajando la cabeza y entregando en manos de Allen el medallón. –Será mejor que lo lleves tú... y así poder cumplir con tu deber... –sonríe tristemente la muchacha.
- Eso no es inocencia... –dice Kanda, Allen lo mira como sin entender y volvió su vista a la chica.
- ¿Inocencia...? ¿Es eso lo que produce el agua dorada? –preguntó María.
- Eso es lo que pensamos... –dice Allen. -¿No sabes si el medallón tenga algo que ver con la fuente?
- Uh... Se dice que el nombre de la fuente deriva de una antigua leyenda gitana... Era como... Ah, ya me recuerdo, se trataba de una antigua maldición que recayó sobre este pueblo hace más de mil años; pero la única forma de romperla es que los ojos de la madre luna llena se pose sobre ésta mientras las gitanas realizan una especie de baile para encontrar a su amado y de que el beso del amor verdadero mostrará la luz de la verdad... o algo así. Es solo un mito...
- Bien... –era Kanda quien hablaba. –Ahora solo hace falta recuperar la "bendita" inocencia... –dirigió su mirada hasta Allen. -¿Qué esperas Moyashi?
Allen solo bufó molesto y así se dirigió hasta quedar frente a frente a la fuente.
+.+.+.+
En la cabina del tren, ya regreso a la Orden.
- Es extraño... –dijo Allen que mantenía la mirada fija en el medallón.
- ¿Hn? –emitió Kanda como confusión. -¿Qué tanto te parece extraño, Moyashi?
- ¡Es Allen, no Moyashi...! –Suspiró fastidiado- Lo que me parece extraño es que... esa chica... María, era muy amable... –dice con una sonrisa.
- ¿Qué tanto le vez de extraño eso? –preguntó sin ánimos el japonés.
- Es que... se habla de que los gitanos son ladrones, embusteros y mentirosos... esa niña... era la excepción, ¿no? Nos dio la inocencia junto con la joya sin interés a cambio... –terminó el inglés.
- Sea como sea... la misión fue completada... fuera de eso, no me interesa. –terminó el nipón.
- Si... –bajó la cabeza el menor con la vista hacia el medallón que traía en la mano. –Kanda... –llamó el menor a lo que el aludido solo musitó un...
- ¿Qué demonios quieres...?
- ...Nada... olvídalo... -Allen, bajó la mirada y luego se colocó el medallón para después dirigir su mirada hasta la ventana que tenía al lado suyo.
El paisaje lo relajaba, pero comenzó a escuchar una melodía que hacía como que la paz lo invadiera y olvidara todo a su alrededor, sus parpados comenzaban a pesarle hasta que, rendido los cerró y se entregó a Morfeo.
.·.·.·.
Un fuerte ruido se escucha; el movimiento zarandeando sus cuerpos hasta que la gravedad no pudo sostener más su peso y por la física, su cuerpo fue a parar por el asiento que tenía enfrente. El molesto y brusco paro que sufrió el tren hizo que se despertara con desesperación y confusión hasta recaer por algo, o más bien alguien.
Tenía fuertemente cerrados los ojos, hasta que los relajó al sentir la estabilidad en su cuerpo y así subir poco a poco su mirada hasta una que demostraba asombro pero a la vez molestia.
Tardó un poco en procesar cuan gran aprieto se hallaba, para no decir que lo estaba disfrutando pese a la vergüenza de asimilar las cosas.
Su cuerpo se hallaba recostado por el de su compañero japonés, sus manos por su pecho y su cabello entreverado con el fleco del otro; sus ojos estaban perdidos en los grises oscuros del dueño de mugen, mientras mantenían ambos una respiración un tanto agitada por la conmoción vivida.
Su mejilla se tiñó en un rojo carmín al sentir como las manos del contrario se fundían más en su gabardina y solo había un pensamiento en su mente...
- «Maldición... Kanda me matará...»
Pero ese decir mental fue interrumpido como un gran choque de agua helada recae sobre una pequeña llama de fuego y hace que ésta la extinga...
Sus ojos se abrieron al sentir la calidez de los labios de su compañero sobre los suyos; una tranquilidad al igual que una gran confusión se hizo presentes dentro de la mente del albino al asimilar la situación...
¡YU KANDA LO ESTABA BESANDO...!
Las manos del japonés iban apretando más su agarre por los finos brazos del albino quien no entendía que hacer, hasta que...
- ¡Kanda...! –deshizo el beso captando la atención del samurai. -¡¿Qué demonios has hecho?! ¡¿Acaso no te das cuenta que soy hombre...?! –dice muy alterado el menor.
Kanda solo musita un "Tsk", para luego empujar bruscamente al albino, cayendo a un lado; el japonés solo se levantó de su lugar para así salir de la cabina dejando a un confundido Allen.
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La noche se estaba dejando vencer por el gran astro solar quien comenzaba a despertar en un gran crepúsculo de nuevo día.
Aún no conciliaba el sueño, se la pasó toda la noche mirando por la ventana pero nada, no conseguía tregua con Morfeo... Y durante todo ese tiempo pasado, Kanda no había regresado.
Allen se tensó al recordar lo acontecido hace un buen rato, y la forma tan recriminatoria en la que le había hablado al nipón, no podía caber en la culpa, pero tampoco podía decir que Kanda era inocente.
Eran Exorcistas de la Orden Religiosa Oscura, delegados desde nacimiento por seguir ese camino, eran creyentes de Dios, no podía estar insinuando cosas anormales para la ley del altísimo... Simplemente no podía... O más bien no quería creer en eso...
Pero lo que más le dolía no era esa falta... más bien, era la forma en que se demostraba o la forma en que el samurai lo demostraba, ¿a que vino ese beso...? ¿Por qué justamente a él? Pero lo que más preocupaba al muchacho era si... fue un beso interesado o ¿qué demonios quiso transmitir Kanda con eso...? Simplemente no podía asimilar las cosas... tenía miedo...
De nuevo, es débil...
.·.·.·.
El tren había dejado su marcha anunciando la llegada hasta su primera parada; el joven exorcista había descendido al igual que Kanda lo hacía. Ninguna palabra por parte del albino, ni una palabra por parte del samurai... ni siquiera reojos o miradas de odio... ningún insulto como "Maldito Moyashi, date prisa" o "Mi nombre es Allen, BaKanda", solo un silencio que comenzaba a ser muy molestoso para el inglés.
- K-Kanda... –pronunció con miedo. -¿Te encuentras bien...?
- ¿Por qué lo preguntas, idiota? –dijo sin mirarlo.
- Es que... no había vuelto a la cabina y no has hablado... bueno a diferencia de lo normal. –su tono de voz declamaba una respuesta o al menos una mentira creíble para deshacer esa angustia que albergaba su interior.
- Lo que deje o no de hacer no creo que te interese, Moyashi...
- Pero... –iba a reclamar de no ser porque el nipón detuvo el paso acallando a Allen.
- Ayer no supe que hacía, ¿bien? Fue un impulso solamente, ahora date prisa que quiero llegar cuanto antes a la torre... –y así continua su caminata.
Allen no estaba muy convencido por la respuesta dada por su compañero, pero prefería no hacer más preguntas para no incomodarlo.
- «Quizás solo fue eso... quizás solo fue un impulso... –trataba de sonreír y auto-convencerse de ese hecho pero solo formuló una sonrisa triste. –Si, quizás... solo sea eso... -y así continuó su camino con la mirada baja y los ojos ocultos tras sus mechones blancos. -Sería diferente si estuviera Lavi en estos momentos... Él sabe como animar a las personas...»
+.+.+.+
En la Orden Oscura...
Lavi se despertó de repente por alguna razón; se hallaba en la biblioteca con varios libros rodeándolo y una no muy cómoda cuerda que lo sujetaba a una silla.
Un tic en la ceja se hizo presente al recordar al viejo "panda", su estómago rugió dando a entender que no estaba solo en esa gran sala de conocimiento.
- Tengo hambre... –dijo con cascaditas en los ojos. Ladeó la mirada hacia sus costados verificando la ausencia del anciano, y al no notarlo rápidamente se puso en pie con todo y silla amarrado a su trasero, y como pudieron sus piernas se alejó del lugar en dirección al comedor.
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Una gran sonrisa tenía impresa en su rostro, a pesar de que su boca estuviera llena, estaba muy contento de poder comer su delicioso pollo asado como solo Jerry podía hacerlo.
Y al menos de algo le sirvió la silla amarrada a él, no tenía que buscar ni pelear por una silla libre lo único que necesitaba era un lugar en una mesa y ya tenía todo...
- ¿Escuchaste? Ya llegó el joven Walker... –se oía una conversación entre dos buscadores.
- Si, es un alivio que haya sobrevivido de la misión... –comentó el otro para luego volver a oír al primero en comenzar la conversación.
Las orejas de Lavi se prendieron al diálogo que ejercían los dos buscadores con solo la simple mención de su amigo albino.
- Pero no solo por la misión, sino por el joven Kanda... La verdad que admiro mucho a Toma-san, ya que fue él quien los acompañó. –terminó.
Lavi se detuvo en seco al escuchar que la misión encomendada para su amigo se trataba con el complejo homicida de Kanda, y lo último que vieron esos buscadores fue como el plato del joven Jr. se tambaleaba por la velocidad que ejerció el pelirrojo para salir del comedor con todo y silla a cuestas.
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- ¡Moyashi-chan! –Era el grito que emitía Lavi mientras corría a todo lo que sus piernas le daban en dirección a la que suponía se encontraría el albino.
Llegó hasta el canal en donde pudo ver como ingresaban tanto Kanda como su amigo inglés. Sin esperar más y sin explicación –coherente- soltó las sogas que lo sujetaban a la silla y se lanzó hasta la llegada del menor y lo estrechó en sus brazos casi asfixiándolo.
- ¡Moyashi-chan, no sabes lo preocupado que me traías! –decía Lavi con cascaditas en los ojos estilo anime. – ¡Cuando volví de misión me dijeron que había salido y no sabes lo aburrido que es estar en la orden sin ti...!
- ¡L-Lavi... me asfixias...! –intentaba decir el pobre muchacho quien lo estaba por dejar el señor oxígeno.
- ¡baka! ¡Suelta al Moyashi! ¿No te das cuenta que lo estás por matar? –dice Kanda con su cabreo al 100%...
- Yuu-chan, esto es importante... No había visto al Moyashi en toda una semana... ¡Allen es quien pone la Moyashidiad en mi vida! ¿Nee, Moyashi-chan?
- Sabrás lo que es la falta de "Moyashidad" al no tener más al Moyashi con vida, tarado... –decía Kanda con la misma cara gélida.
- Ops, Gomen Moyashi-chan... –y así lo deja libre de sus brazos mientras el albino tomaba el bendito aire a bocados gigantescos.
- N-No hay problema... Gracias, Lavi... –sonríe tan tierno como siempre.
- ¡Nee, Moyashi-chan es tan Kawaii...! –dice para luego estrecharlo de nuevo a sus brazos.
- ¡Déjalo de una maldita vez, Usagi! –dice Kanda desenfundando a mugen. En caso contrario o en otra escena, Lavi se alejaría lenta y cuidadosamente del albino ante las muy "persuasivas palabras" del nipón... Claro que si fuera una de ellas.
- ¡Oblígame! –dijo con el ceño fruncido el Jr. Allen levanta los ojos ante el rostro de su amigo pelirrojo asombrándose de la seriedad que emanaba éste.
- Comprendo que tienes retrasos mentales, baka Usagi... Te lo repetiré lentamente para que puedas procesarlo... ¡Aléjate-del-Moyashi! –dijo ya tomando el mango de mugen con ambas manos.
Lavi deshizo el agarre con el albino mientras con un rápido movimiento lo lanzó tras de su cuerpo como usándose así mismo como barrera para el inglés captando la confusión de éste, entonces fue que Lavi tomó su martillo y lo hizo crecer.
- ¡Hi ban!
- ¡Lavi...! –dijo Allen muy confuso ante la reacción de éste.
- Veo que eres más tonto de lo que aparentas, idiota... Bien para mí... –y así Kanda activa también su inocencia.
La mirada de confusión y miedo era visible en el joven rostro de Allen; no sabía que pensar ni que decir tan solo hizo lo primero que se le vino a la mente... interponerse...
- ¡Basta! –dijo muy molesto Allen ya entre los dos exorcistas. -¡¿Qué demonios están haciendo?! ¡Esto es ridículo... Utilizar sus inocencias por insignificantes problemas como éstos...!
Ambos exorcistas enfrentados se dedicaron una última mirada de odio para después bajar sus armas y desactivarlas con rabia en los ojos dirigidos hacia el contrario –me refiero Kanda vs. Lavi- Allen suspiró de alivio y luego solo escuchó la voz de Kanda decir...
- Éste problema no es insignificante... No para mí... –y así se retiró dejando a un muy confuso Allen.
- Kanda... –murmuró con preocupación el menor.
- ¡Déjalo... ya se le pasará...! –dice Lavi colocando su brazo por el hombro del albino. Allen dirigió su mirada hasta la de Lavi con una sonrisa pero todo pensamiento o acción fue retenida por el Bookman Jr.; quien tomó el mentón de un desprevenido Allen y lo acercó hasta él y así fundir la distancia en un beso.
Las mejillas del inglés se tiñeron en rojo carmín al sentir como Lavi lamía lentamente sus finos labios para luego separarse de inmediato del pelirrojo quien lo miró con duda.
- ¿Qué ocurre, Moyashi...? –preguntó como si nada.
- ¡¿Qué qué ocurre?! ¡Lavi, me acabas de besar...! ¡¿Qué pasa por tu mente para hacer semejante cosa...?! –dice muy alterado.
- ¡¿Hn?! –no comprendía las palabras del Moyashi.
- ¡Lavi soy hombre...! Bah... ¡Olvídalo...! ¡Ya tuve demasiados inconvenientes el día de hoy...!–y así se retira dejando muy confundido al pelirrojo.
+.+.+.+
En la habitación de Allen...
El dueño del cuarto, de nuevo tenía problemas para conciliar el tan merecido sueño que tanto ansiaba, desde la noche anterior que no pudo cerrar los ojos y encontrarse en el mundo de los sueños.
Estaba acostado sobre su cama con la mirada puesta en el techo como si fuera lo más interesante que hubiera en esos momentos; un cosquilleo siente cerca de su cuerpo que luego sale de bajo de las sabanas.
- Tim... ¿Tampoco puedes dormir? –preguntó mientras posaba al pequeño golem entre sus manos. -¿Tu me ves igual...? Tim...
Pero antes de que pudiera seguir el golem se dirige hasta su nariz y comienza a morderla graciosamente causando en el aprendiz del Cross una pequeña sonrisa.
- Veo que me sigues viendo como tu juguete, ¿nee?... bueno, al menos no he cambiado para ti... – Tomó a su pequeño amigo de nuevo entre sus manos y lo dejó a un lado cerca de su cabeza sobre la cómoda almohada, para después ponerse en posición fetal y abrazarse sus piernas mientras cerraba los ojos.
.·.·.·.
Aún no transcurrían ni cinco minutos que haya cerrados los ojos cuando escuchó como alguien golpeaba su puerta. Maldiciendo interiormente a la persona que estaba molestándolo se levantó a duras penas para así girar la perilla y dejar libre el espacio que separaba su cuarto del pasillo.
- ¿Te importa si te hago compañía...? –Allen abrió los ojos al ver enfrente de su puerta al poseedor de mugen.
- K-Kanda... –dijo en un murmuro que denotaba sorpresa. -¿Qué haces aquí...?
- Pues si me dejas pasar... –dijo con su tan típico tono gélido.
- ...
- Hmp... –y así sin aprobación del menor ingresó a la habitación de éste quien lo miraba sin entender nada.
Fue demasiado rápido para sus ojos, fue demasiada la sorpresa pero lo único que pudo apreciar después de todo era que Kanda lo tenía acorralado contra la puerta de su habitación teniendo sus dos manos apoyadas por la madera una a un lado de la cabeza albina del inglés, mientras sus ojos admiraban los platinados ajenos, éstos lo miraban sin comprender absolutamente nada.
- K-Kanda... –dijo en un murmuro entre asombro y desconfianza. -¿Q-Qué haces...?
- Tomo lo que me corresponde... –dijo lo último en tono seductor mientras se acercaba hacia Allen hasta rozar la nívea piel de su joven cuello. –Eres mío... siempre lo fuiste... –Allen abrió aún más sus ojos ante esta declaración, y los cerró fuerte al sentir como el japonés comenzaba a lamer lenta y posesivamente su cuello; de sus labios escapaban suspiros entre placer y desaprobación.
- K-Kanda... K-Kan... –decía entre suspiros y jadeos Allen.
- No esperé demasiado como para detenerme ahora, Moyashi... –dice con una sonrisa aún rozando su respiración contra el cuello del albino.
+.+.+.+
¿Qué tal...? ¿Bien, mal, merezco la cita con un psiquiatra...? Bueno pues aquí va la tan "cortita y breve" explicación de "Nyappy" sobre capi...
Bien, después de pensarlo mucho… Preferí comenzar con éste fic antes de adentrarme más con "Todo sucede en San Valentín"; y en este tiempo en el cual tuve un encuentro cercano con mi "Yo interior" no mentira... estaba en pleno examen y debía ponerme "serio"... bueno, hice mi mejor esfuerzo... ^^ no me culpen... Bueno, como saben soy medio... "extraño" en el sentido de que la mayoría de mis fic lo hago inspirado en varias cosas "extrañas" que me suceden en día cotidiano o en la de mis amigos pues…
Bueno, haciendo esto como un largo prólogo, esta historia... se me ideó en la clase de deportes mientras "Yo" –que se suponía debía estar haciendo deportes- me inspiré cuando sin querer me había caído de las escaleras y mis compañeros me ayudaron a levantarme se me iluminó la mente...
Espero que les agrade y espero también sus reviews... Este capítulo me salió más largo de lo que creía pero bueno... Todo sea por el bien del fic!! Nos vemos!
