Tres años después


Caminó lentamente entre las tumbas, haciendo que su chaquetón oscilara, paso a paso, siendo el único sonido que se podía escuchar en el lugar.

Era una mañana hermosa, el sol brillaba en su plenitud y el cielo estaba despajado. Aun así los pájaros no cantaban como si con esa acción quisiesen velar por la tranquilidad de los que allí reposaban.

Jack no soportaba los cementerios, le hacían revivir demasiados recuerdos, padecer de nuevo sentimientos que tenía enterrados.

Olvidados.

Como las personas que descansaban a su alrededor, algo que él nunca conocería.

Se detuvo delante de una lápida y depositó una sola rosa roja.

Un regalo que le traía cada año, durante su aniversario, en recuerdo de su fuerza y pasión.

—Hola— Le saludó acariciando las letras donde estaba grabado su nombre, agachándose— Siempre te recuerdo— Le dijo aun afectado tres años después— Fue culpa mía…—Exclamó más para si mismo—Nunca tendría que haberte dejado venir conmigo a Thames House…— Susurró notando que su voz se quebraba y que sus ojos se humedecían a causa de la culpa.

Entonces sintió que una mano que le tocaba el hombro y una voz infantil que decía "Papá" detrás suyo.

No necesitó girarse para saber quien era.

—No fue culpa tuya, Jack— Le recordó cuando sus miradas se encontraron— Tu no sabías lo que iba a pasar…

—Ianto— Gimió con aflicción permitiendo que este le ayudara a levantarse con su mano libre, ya que con la otra sostenía su hija de dos años, Wendy.

—Ya sabes como era Gwen. Ella quiso ir contigo en mi lugar…— Le Habló de nuevo pasándole la pequeña que sonrió y soltó una exclamación al ser abrazada por su progenitor.

—¡Hey,, cariño!— Le soltó esforzándose para mostrarle una radiante sonrisa —Tienes razón— Afirmó mirando a su marido — Volvemos a casa…—Se obligó a decir sólo para apaciguar un poco esa punzada de remordimiento en su corazón.

Si Gwen no hubiera ido con él ese día sería Ianto el que…No podía ni pensarlo.

—Vamos—Prácticamente ordenó éste, alzando una de sus manos para tocar su rostro con cariño y retirar las lágrimas — No me gusta que esté aquí la niña…— Murmuró.

Jack volvió a sonreír y agarrando su mano con afecto, lo besó castamente por unos segundos para después abandonar juntos el cementerio sin soltar sus manos que seguían fuertemente entrelazadas.


FIN