Capítulo 0/Cero: Brote.
~El hombre es el único ser en la naturaleza que tiene conciencia de que va a morir~
[…]
Abrió los ojos pesadamente.
Lo primero que sintió fueron unas tremendas ganas de vomitar, y de hecho se precipito hacia un lado de lo que parecía ser una cama, se mantuvo allí unos segundos antes de retroceder, la sensación de mareo permaneció latente, pero no había devuelto nada, tal vez porque no tenía nada que devolver de cualquier forma. Entonces volvió a recostarse en la cama, no es que pudiera hacer otra cosa después de todo, ni siquiera podía inclinarse hacia un lado sin sentir que se iba a desmayar, así que permaneció recostado con la mirada fija en el techo. Solo fue consciente de la incomodidad que la cama le causaba cuando sus músculos comenzaron a agarrotarse por estar tanto tiempo en la misma posición.
Suspiro silenciosamente.
Cerro los ojos y se puso a recordar todo lo que había hecho antes de despertar en esta habitación de hospital (al menos creía que eso era). No era consiente de cuánto tiempo había pasado en esta cama, salvo algunos indicios, como su barba, que estaba muy crecida, tal vez de unos días, cuatro como mucho. Se sintió inquieto, ¿Era posible que hubiese pasado tanto tiempo? Algunas imágenes venían a él de golpe, las dudas acudían con más fuerza ¿Por qué estaba allí? ¿Qué había pasado con él? ¿Por qué no podía recordar nada con claridad? Intento moverse pero le fue imposible, su cuerpo no respondía como él quería, es más, apenas llegaba a sentir un leve hormigueo en la punta de sus pies. Se precipitó hacia un lado de la cama, tomo el cobertor y lo tiro hacia un lado. Sus ojos se abrieron de la sorpresa, su tobillo izquierdo estaba sujeto a la cama por un armazón de cuero, pero eso no era lo peor. Unas líneas negras, como raíces se extendían a lo largo de toda su pierna izquierda, y comenzaron a palpitar de forma continua, las raíces comenzaron a avanzar en dirección a su pelvis. Una de las maquinas, la que estaba conectada a su pulso, comenzó a emitir unos fuertes pitidos, su pulso comenzaba a hacerse irregular, elevándose peligrosamente fuera de los niveles normales de un humano. Oyó una sirena para luego sucumbir ante el profundo sueño que le invadía el cuerpo de repente. Pestaño un par de veces, intentando desesperadamente no sucumbir, pero le fue imposible.
Su cuerpo comenzó a arder.
[…]
La alarma de la habitación trece se disparó.
Un rubio de cabello largo observo perezosamente hacia la lucecita roja que pitaba incesantemente en el corredor. Le tomo varios segundos decidirse a reaccionar, pues estaba muy cómodo con su cuerpo recargado contra la silla y sus pies sobre la mesa del escritorio. No tenía intenciones de moverse en absoluto. Llevaba toda la semana trabajando horas extras por culpa de un incidente nivel A. Nunca olvidaría que hacia menos de una semana había visto caer más soldados por un crio que pinos con una bola de boliche. Entreabrió los ojos, aquella alarma no cesaba y comenzaba a molestarle "vamos, calla de una vez…" Suspiro internamente. Y en un arranque de ira, sacó su pistola y le disparo a la alarma, atravesando la ventana de cristal de la habitación del aérea de seguridad, dando de lleno en el aparatito que comenzó a emitir unos pitidos distorsionados antes de por fin cesar aquel molesto sonido. Odiaba las guardias inútiles, pero definitivamente odiaba mucho más el ruido. Deidara se acomodó en su asiento y chasqueo la lengua, ya luego arreglaría cuentas con los del hospital, es decir, no creía que una alarma costase tanto… Al menos podría descansar…
…O quizás no…
— ¡Joder Deidara!—grito desde la puerta un joven de aspecto amenazador, había dado tal golpe al abrir la puerta que Deidara había se había caído de bruces en el suelo— ¡Levántate, tenemos una alerta roja en la habitación trece!—grito casi rozando la histeria. Su compañero desde el suelo se le fue al humo.
— ¡Naruto pedazo de…!—le insulto. El rubio chasque la lengua.
— Ya sé que me quieres—le tendió la mano—Pero ahora no es momento de que me declares tu amor, tenemos problemas—Deidara estaba rojo de la furia, pero aun así tomo su mano, una vez estuvo de pie, Naruto dejo las bromas de lado—Toma esto—le entrego su arma designada y un cartucho con las balas—Ahora vámonos—El rubio no espero contestación y salió disparado hacia las escaleras.
Deidara le siguió de cerca.
Mientras subían las escaleras, pues estaban en el primer piso y ellos debían llegar al cuarto, ambos rubios comenzaron a intercambiar información. Que no era mucha por cierto. Habían llegado a un hospital que pertenecía a las Organización con la misión de vigilar y custodiar a un interno que estaba relacionado con la masacre llevada a cabo el viernes pasado, su misión era custodiar al sujeto hasta que este despertara e interrogarle sobre el hecho en cuestión, ambos se encontraban custodiando todo el edificio. Ambos haciendo rondas por todo el complejo, turnándose y evaluando las posibilidades de una fuga, pero era casi imposible, el interno se encontraba en la habitación número trece del hospital, más que una habitación era considerado una celda, con una puerta de acero blindada con códigos digitales, y la habitación entera reforzada con placas de plata, lo que sea que estuviese allí dentro, definitivamente no podría salir.
— ¿Me estás diciendo que no tendremos refuerzos del cuartel?—chillo indignado Deidara. Su cara se crispo de rabia, otra vez esos idiotas los dejaban a la deriva, una mata de cabello castaño se le paso por la cabeza. Mentalmente estaba pensando cuantas veces los habían dejado en esta clase de situaciones, y con muchas, muchas más de lo que debería ser, pero sabía quién era el culpable de que los refuerzos nunca llegaran.
— ¡Sí, eso es lo que dije Datebayo´!
— ¡Hump!—se quejó—Que estupidez ¿Cómo piensan que vamos detener a ese monstruo?—sostuvo su arma con fuerza— ¡Somos nosotros dos en todo este maldito edificio!
— No seas niña Deidara—se burló, tentando al nuevo recluta a su cargo— Aunque si lo deseas puedes quedarte esperando aquí, no me sirve de nada un miedoso en mi equipo—comprimió los labios, haciendo una mueca para no sonreír. Había tocado un área sensible. Naruto sabia por experiencia cuando alguien no estaba hecho para este trabajo, lo notabas a partir de ciertos detalles cuando los nuevos reclutas comenzaban a entrenar, veamos… Como desmayarse por la sangre o hacerse encima cuando las cosas se ponían muy ¿Interesantes? ¡Ho! Pero lo más importante, sabias que no estabas hecho para este trabajo si morías haciéndolo. Y por Dios. Nunca en sus muchos años de estar trabajando en la organización había visto a alguien con tantas pelotas como su nuevo recluta.
— No seas idiota—escupió indignado—No soy ninguna niña. Es más—sonrió de lado—estoy ansioso por ver que puedes hacer Kitzune-san*— y antes de que Naruto pudiera siquiera contestar con algo ingeniosos agrego—Veremos quien resulta ser más útil de nosotros dos Hum—y acto seguido se adelantó a Naruto en dos zancadas. Tomando la delantera.
— "Niñato insolente…"—pensó divertido, pero no lo dijo, de hacerlo, Deidara habría notado cuan complacido estaba por esa actitud— ¡No seas arrogante novato!—reprendió— ¡Recuerda que el único que está a cargo aquí soy yo!
— ¡Lo que tú digas anciano!—le restó importancia.
Naruto Uzumaki, alias el Kitzune, era un joven de apenas veinticinco años, solo cinco años mayor que Deidara, pero era conocido por ser uno de los comandantes más fuertes de toda la organización, ¿Qué cómo alguien tan joven tenía tal reputación? Pues había que ver como un crio de doce años se las ingenió para sobrevivir a manos de un vampiro y no solo eso, matarle para obtener su libertad. Si, definitivamente, Naruto tenía las pelotas bien puestas. En cambio Deidara, era un novato recientemente integrado al escuadrón de asalto que tenía como jefe de división a Uzumaki, quien se hizo cargo de adiestrar personalmente al nuevo recluta, para enseñarle lo básico, o al menos, esperar que no muriera muy rápido. Deidara contaba con unos veinte años y seis meses. Por eso se divertía en gastarle bromas a su superior con respecto a su edad "Ríndete de una vez viejo, esto es para jóvenes" "¡Mira eso! ¿Es eso una cana?" entre otras tantas que hacían que el jefe se las cobrase una por una. ¿Alguien que limpiara los baños hasta dejarlos limpios? ¡Pues quien sino que Deidara! ¿Si alguien tenía que hacer papeleo hasta el desmadre? ¡Deidara siempre tan servicial! Y ya se imaginaran que otras cosas le obligaban hacer Naruto al novato. Claro que obviando eso, mantenían una buena relación a pesar de tener poco menos de unos meses trabajando juntos, haciendo misiones de rango D, pero nada como lo que estaban a punto de enfrentar.
— Keh, ya quisieras Idiota—respondió tajante—Aun estoy en mis años buenos mocoso—y acto seguido acelero el paso, encabezando nuevamente la marcha, como un capitán a cargo haría— Ahora déjate de bromas, detengámonos un momento.
Ambos se detuvieron a la entrada del corredor.
Veras, esta es una situación poco común, ya que no es normal que un novato como tú y un guapo, experimentado e increíble soldado como yo, atiendan este tipo de operaciones juntos, pero como sabes la mayoría de los soldado están en el hospital o peor aún… En un cementerio, así que es lo que hay y habrá que adaptarse. Así que escucha atentamente por que no voy a repetir el plan ¿De acuerdo? Bien… Tomando como referencia los archivos del hospital, he descubierto que el interno que debemos reducir está clasificado como arma biológica, no sé exactamente a que se refiere, pero entiendo que es peligroso, nuestra misión es reducir a este hijo de puta en su defecto darle una adecuada sepultura. No escatimes en balas de ser necesario, no vaciles ante una oportunidad, recuerda, eres tú o él y jamás será de otra forma, ha y lo más importante novato, siempre recuerda, la misión siempre es más importante que cualquier otra cosa, no importa nada más, ¿ha entendido claramente soldado?
— Señor, si señor—contesto Deidara.
— Perfecto—asintió—Colócate en posición, utilizaremos la maniobra E-25—Deidara obedeció sin rechistar, esto no era cosa de niños, ahora vería que tan preparado estaba y si se había ganado el derecho de estar en la organización—No aceptare errores—siseo cuando el novato avanzo delante de él. Deidara pudo oírle, pero se limitó a concentrarse en la misión.
Silencio.
Ambos avanzaron por el lado opuesto a la habitación a la que debían ir, solo tomaban precauciones en caso de que las cosas fueran de más monta de lo que habían supuesto. El plan era sencillo, avanzarían por los corredores hasta estar frente a la puerta de acero blindada, se posicionarían a ambos lados de ella con el fin de hacer un sondeo previo antes de entrar a la habitación, seguramente llena de algún potente somnífero, de allí la idea de usar las máscaras antigás que había traído el viejo, y adentrarse de manera sigilosa a la habitación con la esperanza de encontrar al interno desmayado o en su defecto atado a su cama, como esperaba el, y asegurarse de que permaneciera allí hasta que su relevo llegase. Luego de eso, el lunático podía incendiar el hospital y a él daría igual… Ho, inclusive podría decir que él fue quien le disparo a la alarma, así se ahorraría dinero y un par de explicaciones a los de recursos… Pero claro, una cosa era decirlo, pensarlo hasta suponerlo, pero otra muy distinta era hacerlo, es decir, poner en marcha lo planeado, que sabía muy bien, nunca salía como uno lo esperaba. Así que tomo una larga bocanada de aire, disipando todas aquellas ideas y se concentró en lo que estaba pasando. Estaban ambos aun lado de la puerta con el cuerpo completamente pegado a las paredes a la espera de algún sonido o ruido dentro de la habitación, pero al cabo de unos cuantos minutos, todo permaneció en silencio, exceptuando por la respiración de ellos, nada se escuchaba dentro de esa habitación o de las demás, previamente desocupadas para recibir al interno número trece. Antes de pensar siquiera en cuanto poder tenía la maldita organización para utilizar un hospital entero, su comandante-por más que le jodiera- dio la orden de avance.
— Introduciré el código, y tendremos exactamente tres segundos antes de que se habrá—indico mientras se colocaba la máscara anti gas. Deidara hizo lo mismo—Yo iré primero—indico—Tu entraras quince segundos más tarde como mi apoyo, no antes no después, justo en el momento exacto. ¿Qué tan bueno eres para contar novato?
— Señor, muy malo, señor—dijo con vos firme.
— Bien pues tendrás que mejorar cadete—y acto seguido introdujo la clave—Recuerda tu entrenamiento Deidara—este solo asintió y vio desaparecer a Naruto en una bola de humo 2.5 segundos después de introducir la clave.
Se dejó caer contra la pared quedando en cuclillas, contaba mentalmente mientras intentaba recibir algún sonido dentro de la habitación, la máscara había comenzado a trabajar en cuanto se abrió la puerta, el aire artificial inundo sus pulmones de manera incomoda, pero no había nada que pudiera hacer con eso ni con el jodido calor que venía de adentro de la habitación, parecía que había un sauna allí adentro, conto doce segundos y respiro profundamente, a los trece segundos comenzó a prepararse y estirar sus músculos… A los catorce segundos se escuchó un disparo, y a los 14.9 segundos, Deidara se lanzó dentro de la habitación con la intención de quemar unas cuantas balas contra ese hijo de puta. Entro en cuclillas los primeros seis pasos, girando sobre su eje dispuesto a disparar a cualquier cosa que se moviera. Pero no encontró absolutamente nada, solo una habitación aparentemente vacía y un silencio abrumador. No se atrevió a hablar por miedo a revelar su ubicación, pero se levantó sigilosamente y comenzó a buscar a su compañero. Avanzo unos pasos en dirección a la detonación-al menos eso creía-y observo cautelosamente el lugar, al pasar cerca de la cama, distinguió algunos restos de metal con manchas de sangre. Un escalofrió le recorrió la espina dorsal hasta la punta de los dedos, no podía imaginar cuanta fuerza habrá tenido aquel monstruo para lograr romper aquellas barras de acero, trago grueso, y decidió observar los alrededores, no iba a bajar la guardia y tampoco iba a asustarse por esa clase de cosas "Vamos, esto no es nada…" pensó dándose ánimos.
Un quejido atravesó sus tímpanos.
Eso hizo que su cuerpo reaccionara por instinto, dirigió su arma en dirección al ruido, en dirección a una de las esquinas de la habitación, se escucharon algunos quejidos que hicieron que Deidara estuviera alerta y su ritmo cardiaco acelerara de golpe, pero aun así se permitió avanzar en dirección a los quejidos, aunque estos se hubiesen detenido. Tomo posición de asalto, sosteniendo con una mano su arma y colocando la otra cerca de su cintura, dispuesto a sacar su cuchillo en caso de que esa cosa se le viniera encima o las balas no lograsen darle. La niebla comenzaba a disiparse y la claridad, aunque horrible, mucho mejor que cuando se había abierto la puerta. Deidara se tensó cuando los quejidos se hicieron más fuertes, pero se ordenó seguir, recordando la guía de los reclutas, era curioso como el cerebro buscaba cualquier salida para disminuir el miedo, de esto claro nuestro amigo rubio no fue consiente, solo se concentraba en todas la reglas que había ignorado en aquella época y que ahora eran su mantra a seguir para no sucumbir al miedo "Regla doscientos tres: Un soldado que porta un arma jamás deber herir a un civil desarmado" Los ruidos se intensificaron gradualmente mientras iba avanzando, solo Dios sabia cuan largo se le hacia aquel camino "Regla doscientos quince: Un soldado entrenado puede abrir fuego únicamente en una situación de riesgo" Escucho leve goteo y la piel se le erizo, rogaba que no fuera lo que estaba pensando, pero eso tampoco le ayudo a avanzar más rápido, por fuera parecía imperturbable, pero por dentro todo su ser estaba hecho un caos "Regla doscientos veintiocho: Un soldado debe tener en todo momento presente que completar la misión es lo más importante…" La distancia se hizo corta, pero nada, absolutamente nada de su entrenamiento le preparo para lo que estaba a punto de ver "no importa nada más que la misión…" Su mente queda en shook "No importa quien quede atrás…."
Su mano tembló violentamente.
Su cara se descompuso y no fue capaz de controlar las ganas de vomitar que le dieron, su cuerpo se contrajo cuando una arcada llego hasta su garganta de golpe, pero nada salió, en cambio su cuerpo se convulsiono en un mar de temblores de desesperación y rabia. Delante de él uno de sus mayores temores se hacía presente, pero el miedo impedía siquiera procesar la imagen que se mostraba ante el: Su compañero Naruto, el viejo, sentado en el suelo con cuerpo recargado contra la pared, su cabeza estaba hacia un lado con sus ojos azules entre abiertos, su mente reacciono en una idea ¿Se había dormido por el somnífero tal vez? Su mente pronto asimilo la idea de manera errática ¡Si debía ser eso! Era imposible que su jefe estuviera muerto, el muy idiota solo se había quedado dormido por el somnífero, cuando se levantara le molestaría por el resto de su vida, alegando que ya estaba viejo y que él era mucho mejor, si eso haría, por que definitivamente Naruto no estaba…
— Kh!—de su boca se escapó un quejido. Sus rodillas fueron incapaz de sostenerlo, por lo que pronto estuvo de rodillas y acorto la poca distancia que le quedaba, con manos temblorosas se dirigió al cuello de su compañero, ignorando la sangre y coloco ambos dedos en la aorta, desviando la mirada, incapaz de soportar aquella imagen. Espero y espero—Maldición viejo, no te mueras—siseo por lo bajo. Ante un arrebato lo tomo del cuello de su uniforme y comenzó a zarandearlo— ¿Me escuchaste bien Idiota?—le grito— ¡No puedes morir, aun no es tu hora maldito vejestorio!—siguió moviéndolo e insultándolo hasta que algo sucedió.
Una mano se posó en brazo.
— ¿Pero qué dices…? Si-i aún estoy en mis años…— tosió un poco—buenos,..—Sonrió un poco, aunque le dolía como el infierno— ¿Dónde está…?—pregunto ordenando sus prioridades, su sonrisa desapareció tan pronto recordó lo que había sucedido, su pulso se aceleró y apretó el agarre en el brazo de Deidara, debía advertirle que corrían peligro.
— ¿Quién?—pregunto desconcertado. Naruto fue incapaz de contestarle.
Ambos fueron sacudidos por un estruendo y un golpe que les hizo separarse algunos metros. Naruto quedo tirado cerca de la cama-o lo que quedaba de ella- dando de lleno su brazo izquierdo con un metal puntiagudo, el olor a sangre fresca alerto al monstruo que les había golpeado. Naruto quedo inconsciente después del impacto. Por otro lado Deidara, que estaba cerca de allí sintió que se le habían roto al menos un par de costillas, le dolía a horrores su pecho, no distinguía nada más allá de su nariz y su máscara anti-gas yacía en algún lugar de la habitación, pensó que había riesgo de quedar bajo los efectos del somnífero, pero no pudo concentrarse en eso, pues toda su atención se posó en aquella cosa que se había lanzado en su busca para enterrar sus colmillos en su aorta, fallando por algunos centímetros pero dando de lleno en su clavícula, la sangre comenzó a escurrir por su hombro, cada musculo de su cuerpo se contrajo y un grito se le escapo, aquel hijo de puta se había ensañado en arrancarle el brazo, él definitivamente no iba a permitírselo, con su brazo libre dejo de hacer fuerza para apartar a aquella bestia y lo deslizo hacia su cintura, tomando su cuchillo, pero este no se encontraba allí. "¿Dónde?" pensó, pero cada pensamiento era bloqueado por el ardor en su hombro izquierdo, todo su cuerpo se retorcía buscando la manera de librarse de aquel peso muerto, pero era más fuerte que él. Entonces en aquel mar de arterias desgarradas, sudor e impotencia tomo una decisión.
— ¡He tú!—se dirigió al chupasangre—Mira hacia allá—señalo hacia Naruto, que no tenía ni voz ni voto en este asunto— ¿No te apetece comerte algo más jugoso* que a un escualiducho como yo?—tentó. Solo quedaba esperar que este bichejo cayera en la trampa.
Se detuvo.
Se sintieron como años, pero al fin aquel ser desenterró sus dientes del hombro, solo cuando esa cosa estuvo de pie pude apreciar cómo era, tenía aspecto humano, si no fuera por esos ojos negros con rojo, aquellos colmillos tan filosos como un bisturí y aquellas marcas que atravesaban todo su cuerpo, sería como ver a un crio cualquiera. Ante él se alzaba uno de los seres míticos más poderosos de esta época: Un vampiro. Un ser oscuro, malicioso y despiadado que gozaba con lastimar y matar a inocentes. ¿Qué si lo creía? Tenía delante la prueba en carne y hueso, que irónicamente quería comerse a una persona de carne y hueso, claro si no comenzaba a moverse. La criatura comenzó a avanzar hacia su compañero caído, cuando por fin su atención estuvo completamente enfocada en Naruto, se permitió arrastrarse hacia su arma más cercana. Su cuchillo descansaba a unos metros de él, su pistola en cambio estaba cerca del viejo, así que no podía hacer nada con eso, fin de la historia, no podía hacer nada con ella. Tan pronto como tuvo el arma en su poder se levantó silenciosamente, aquella bestia se había quedado de pie observando a su amigo. Un comentario se le ocurrió en ese momento, ¿Jugando con la comida eh? Pero en vez de eso silbo para captar la atención del vampiro su se abalanzo en su contra.
Esquivo un golpe.
Aquella criatura había tratado de golpearlo, pero se agacho en el momento exacto, evitando por los pelos un golpe cerca del esternón, tenía suficiente con sus costillas rotas, a continuación se deslizo hacia abajo e intento barrer a la criatura, pero esta esquivo el ataque dando un salto hacia adelante. Deidara se puso de pie y arremetió con el cuchillo en dirección al cuello "Regla doscientos setenta y nueve: Un soldado en línea deberá decapitar e incinerar el cuerpo de un vampiro para asegurar que este no volverá a la vida" una vez más recordaba el libro de reglas asignado para que estudiaran para los exámenes de ingreso, pero nada se de lo que se le había enseñado se comparaba con esto…Esquivo un puñetazo hacia su cara y clavo el cuchillo en el pecho del vampiro, este se retorció e intento apartar a Deidara dándole golpes y clavando sus garras desesperadamente, pero esto no surtió efecto.
— Vete al infierno hijo de puta—escupió antes de girar y retorcer el cuchillo alrededor del corazón. La criatura se retorció, chillando de agonía cuando el cuchillo comenzó a subir hacia su garganta— ¡Muere de una vez!—grito, la hoja del cuchillo subió, desgarrando y cortando todo lo que estuviera delante, Deidara miro fijamente al vampiro, este agonizaba entre sus manos, y aun así… El desgraciado sonreía socarronamente, viro la hoja hacia la derecha, sus manos se aferraron al mango, — ¡Ha!—La hoja cedió ante la fuerza de Deidara desgarrando el cuello de aquella criatura. La cabeza del vampiro cayó hacia un lado, pero no se desprendió del cuerpo, pero este cayó estrepitosamente al suelo, un charco de sangre negra comenzó a deslizarse por el piso, el cuerpo de aquella criatura comenzó a descomponerse rápidamente a través de una espesa nube de tierra, casi como si se estuviera derritiendo—Ahora arde en el infierno maldito infeliz—palpo su chaleco en busca de su mechero, lo tomo entre sus manos y la primera llamarada hizo centellear aquellos ojos azules, se colocó en cuclillas, y eso fue todo.
Las llamas hicieron el resto.
Mientras las llamas devoraban y consumían al vampiro rebelde, Deidara se permitió bajar la guardia un momento, respiro hondo e intento estirarse y liberar aquella tención acumulada durante esta noche, luego toda su atención se centró en ir a socorrer a su compañero caído, a estas alturas dudada siquiera que estuviera vivo, pero aun así… Debía confirmarlo antes de hacer cualquier pedido de ayuda, pues en caso de estar muerto, de nada serviría un médico, en vez de eso tendría que llamar a un forense. Y como muchas otras veces Deidara se sintió débil, pequeño y muy solo. Con pasos ausentes se dirigió hacia su compañero, una vez frente a él, se dejó caer de bruces, importando una mierda que la sangre se impregnara en su ropa, y con manos temblorosas, muy distintas a las que había utilizado minutos antes para matar a ese chupasangre, deslizo el dedo mayor y el índice en el cuello de Naruto.
— Maldito viejo con suerte—murmuro sonriendo—Vamos a salir de esta ¿me escuchaste?—comenzó hablarle, sabía que estaba inconsciente, pero que rayos, sabía que de alguna manera podía escucharle.
Naruto tenía pulso.
[…]
[Diez minutos después del incidente]
El escuadrón medico entro en acción en cuanto vieron a los soldados tendidos en el piso, el recluta más joven tenía a su compañero levemente inclinado hacia él, dejando que su compañero reposara su cabeza en su brazo. ¿Y por qué estaban en esa posición? Pues Deidara se encogió de hombros y contesto "no fuera a ser que el idiota se ahogara con su propia sangre" a lo que Naruto contestaría "¡¿Qué?! ¡Maldito idiota no me hubiese ahogado!" iniciando una guerra de comentarios sarcásticos. Pero ahora eso era lo de menos, el escuadrón medico se desplego y levanto al más herido en una camilla, pronto le hicieron un chequeo general y la médica de cabecera comenzó a dar instrucciones.
— Tráiganme agua y una fregona de inmediato—ordeno a las enfermera—Necesito mi equipo quirúrgico de inmediato, hay que operarle, se ha roto tres costillas y es muy probable que una haya perforado un pulmón, ¡Muévanse!—grito al ver que todos se quedaban en su lugar—Necesito una tomografía de todo su cuerpo lo más rápido posible—comenzó a recogerse el pelo, a su vez daba más instrucciones—Llévenlo a una sala de operación y consigan dos bolsas de sangre, inyecten ambas a las dos intravenosas…
— Pero no sabemos—objeto un doctor. La furia de la doctora estallo.
— ¡¿Y eso que cojones importa?!—Les grito, todos retrocedieron— ¡Es un hospital por Dios! ¡¿Es tan difícil hacer una prueba de sangre?!—Exploto, miro a cada uno de sus médicos y enfermeras a cargo y dijo—Si van a hacerme perder el tiempo retírense de mi vista, es una vida la que intento salvar, no un maldito costal de papa, así que o cooperan o se largan ¿Qué eligen?—espeto mordazmente. Todos guardaron silencio por unos segundos, ninguno se atrevió a hablar. Y como bien dicen, el que calla otorga. La doctora se relajó un poco—Bien, ahora vámonos—los enfermeros, dos corpulentos hombre, comenzaron a mover la camilla en dirección a la puerta y pronto solo se oyeron murmullos lejanos de aquella mujer y su equipo.
Se escuchó un silbido.
— ¡Madre mía que carácter!
— Y eso que no la has visto cuando se enoja—bromeo una voz desconocida. En el marco de la puerta se encontraba nada más y nada menos que Neji Hyuga, alias el perro, por ser el segundo mejor rastreador del equipo y también llamado así por ser un lame-culos en la organización.
— Vaya vaya—sonrió Deidara mirando de pie a cabeza al recién llegado—Pero si es el mismísimo Perro* en persona. ¿A que debo el honor?—hablo sarcásticamente. Neji sonrió de lado.
— Veras Deidara, soy muy apasionado con respecto a las… fiestas—torció el gesto inspeccionando la habitación que se dividía entre manchas rojas y blancas—Y me parece que tú has tenido una fiesta muy entretenida—avanzo hasta los restos de la cama. Deidara se puso de pie, pues se había quedado sentado desde que se habían llevado a Naruto.
— ¡Jah! No tienes idea—hablo sarcásticamente—ha sido un desmadre total, es una lástima que no estuvieras invitado—y hablando más bajo agrego—La próxima vez te aseguro que tendré un lugar en mi fiesta para ti—y acto seguido comenzó a caminar hacia la salida. Aquel tipo conseguía ponerle de muy mal humor.
— No lo dudo—asevero Neji, dio media vuelta—Necesito saber que ha sucedido aquí soldado—le ordeno a Deidara—Espero tu reporte mañana en mis escritorio. ¿Ha quedado claro?
Deidara freno sus pasos.
— Jodete Hyuga, solo le debo explicaciones a Jirayja, tu solo eres un lame-culos que no merece ni que—un golpe impacto de lleno en su mandíbula, haciendo que saliera disparado hacia fuera de la habitación, Deidara se tambaleo, pero no cayó al suelo de milagro, pero su cuerpo fue nuevamente embestido, Neji le había tomado por sorpresa, apretando su cuello y empujándolo contra la pared—Maldito hijo de—intento liberarse, pero Neji no mengua su agarre.
— Escúchame idiota—entrecerró los ojos— ¿Te crees muy valiente por haber matado a un chupasangre? ¡Pues adivina! No eres el primero ni el ultimo que lo ha hecho—estampo de nuevo a Deidara antes de apretar más fuerte su cuello—Ahora, vas hacer lo siguiente—siseo—dejaras de comportarte como un maldito niñato y escribirás ese jodido reporte ¿Entendido?
— ¿Y si ni lo hago?—sus pulmones comenzaban a quemarle por la falta de oxígeno, pero prefería morir antes que seguir las ordenes de este gilipollas.
— Hump, contigo tiene que ser de la forma difícil ¿verdad?—Soltó el cuello del rubio, este se llevó amabas manos a su cuello por inercia, comenzó a toser estrepitosamente—Por mi está bien—sonrió sardónicamente. Su mano se comprimió en un puño, dispuesto a impactarse en el estómago del insolente que necesitaba un correctivo. Pero una vocecilla le distrajo.
— ¿Hermano?—susurro una voz aterciopelada.
Neji reconoció la voz su prima de inmediato.
— Ha Hinata-chan—le sonrió, de repente, todo parecía estar bien en el mundo, una paz que no supo explicar le invadió. Pero solo por dentro, pues por fuera seguía inmutable— ¿Qué haces aquí?—pregunto secamente. La chica delante del pareció asustarse.
— Yo-yo he venido a… a… ayudar—dijo muy por lo bajo. Desvió la mirada cuando Neji comenzó a inspeccionarla. Su prima tenía puesto su uniforme médico. Eso le hizo torcer el gesto. No le era para nada agradable escuchar que su prima iba a ayudar a aquel insolente, pero no podía hacer nada.
— Está bien—contesto, y comenzó a alejarse. Cuando paso cerca de su prima, levanto el brazo y le palpo la cabeza a Hinata, como cuando eran niños—Cuídate—le ordeno, y desapareció por las escaleras.
Solo cuando Neji estuvo fuera de su campo de visión, Deidara se dejó caer al suelo, esto alerto a Hinata que se acercó rápidamente hacia él con la intención de ayudarle, se colocó en cuclillas y comenzó a hablarle. Deidara mantenía los ojos cerrados, estaba tan cansado, física y emocionalmente, que no le importaría dormirse allí mismo, le urgía una cama y de ser posible que no estuviera rota ni llena de sangre. Pero no le fue posible, aquella vocecilla le distrajo lo suficiente como para no dormirse, aunque mantenía los ojos cerrados.
— ¿Cómo te llamas?—pregunto suavemente mientras comenzaba a trabajar en su hombro izquierdo. Le tomo unos minutos encontrar una vena que no estuviera hecha girones, y cuando al fin la encontró, le inyecto anestesia, se lo agradeció infinitamente, pero no era capaz de articular ninguna palabra sin dificultad.
— Deidara—contesto después de un largo rato, su brazo estaba completamente entumecido, por lo que solo podía guiarse por los sonidos provenientes de la caja de primeros auxilios. La escucho tomar una botella y el olor a alcohol le dio de lleno. Estaba limpiando la herida— ¿Y tú?—le pregunto después de otro rato, se sentía tan cansado.
— Hinata—respondió suavemente. Escucho cuando tomo algo de metal entre sus manos ¿Una aguja quizás? Después de todo había que suturar la herida. Pero no podía asegurar nada. Comenzaba a quedarse dormido de a momentos— ¿Sientes algo de lo que te estoy haciendo?—pregunto.
— No siento nada—contesto. La oyó suspirar por lo bajo. No supe cómo identificar aquello, pero me hizo sonreír, ella pareció notarlo, aunque no lo supe en realidad, no estaba mirado y ella tampoco hizo o dijo nada para comprobarlo.
— Bien, ya está—dijo después de una media hora más o menos, no lograba distinguir entre el mundo real y el de los sueños. Hinata comenzó a guardar su equipo médico—ya eh parado la hemorragia de tu hombro izquierdo, así que mi trabajo ha terminado, ahora serás atendido por médicos especializados en cirugía, al parecer corres riesgo de tener alguna costilla rota y puedes estar en peligro de entrar en coma como lo ha hecho tu amigo—hubo un deje de tristeza que Deidara paso por alto, de repente su cerebro estaba encendido a mil.
— ¿Qué le ha pasado a Naruto?—pregunto con voz ronca, casi sin fuerza—Él no está…— Hinata comprendió que el rubio había entendido que su amigo había muerto, pero nada más alejado de la verdad, aquel muchacho tenia altas oportunidades de vivir con Ino a cargo de la operación.
— ¡No!—se apresuró a Decir—Él está en la sala de operaciones, mi amiga Ino es una excelente médico, ten por seguro que todo saldrá bien—le dio ánimos—Así que por favor concéntrate en ti, tu tampoco estas bien, así que no te fuerces en lo que llega el segundo equipo médico llega, ¿está bien?—pregunto. El rubio asintió una vez. Por fin su cuerpo comenzó a sucumbir ante el cansancio y el estrés, pero se permitió un último deseo antes de que su mente hiciera corto circuito.
— Te lo agradezco Hinata-chan—abrió los ojos y la miro fijamente unos segundo—Gracias por sanarme y darme ánimos, eres una buena… persona— por fin cerró sus ojos, para descansar. Hinata se sonrojo un poco, y le sonrió enternecida a aquel muchacho. Sabía que era malo adelantarse a los hechos pero, estaba casi segura que ambos jóvenes estarían bien, podía sentirlo.
— De nada Deidara-san.
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[…]
Bien, eh aquí mi primer Fic.
Espero que les haya gustado el primer capítulo de Blood Hunter. ^.^
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