Insoportable.
Disclamer: Ni Hetalia ni Latín Hetalia me pertenecen. Lo único mío es Diana –Nyo México 2p!– y la idea de esta historia.
Diana gruñe, Luciana es tan señorita que, en ocasiones, no la soporta.
Quiere que se calle. Que cierre la boca y pare de hablar cinco minutos. ¿A quién le interesa si el traidor de su símil masculino está más guapo que un modelo de revista o la obtención de un nuevo tono para pintarse las uñas? A ella ciertamente no.
López esta dudando si meterle o no un chicle de menta a Da Silva entre los dientes, comprarle una manzana o emplear cualquier cosa que pueda servir para detener el superficial parloteo de la carioca.
Un piropo dirigido a un joven con patines y casco es la gota que desborda el vaso de la paciencia de la norteña, quien avanza por el centro en busca de cualquier rincón tranquilo lejos de aquel sonido tan molesto. La voz de Luciana es parecida al cacareo de las gallinas o de los loros cuando esta habla por mucho tiempo, saltando temas de conversación como un mono andando entre los árboles. Charlas incesantes, variopintas y carentes de sentido.
Brasil es molesta, le aburre y le desespera. Solo el ingrato de Leo sabe qué significa realmente el‹‹encanto brasileño››; si no fuera porque necesita el dinero que le proporcionan los tratos en las favelas, Diana no pisaría aquel lugar ni de chiste.
—Cara —pronuncia la voz de la cual ha estado huyendo—, te estaba buscando. ¿Quieres ir a la playa?
—No
—Vamos —insistió la morena—, solo será un rato. Leo va a estar y...
—Me voy de aquí. Ojala te no te dé algo por estar con esa rata traidora.
—Pero...
—No.
—Que aburrida eres.
—Al menos no soy una total despistada, ciega y torpe.
—¿Qué?
—Eres torpe, plana y me irritas —remarca la asesina— además, el traidor ese ya tiene novio.
Diana se levanta con elegancia y se retira. Maldita sirena amazónica estúpida. Ojala no se ponga a llorar, la última vez que lo hizo, tuvo que invitarla a su función de boxeo cuando la odiosa de la argentina la hizo enfadar tanto que Luciana estuvo molesta por semanas.
Y ojala esta vez sí la deje en paz. Ya está empezando a hartarse de tratarla mal.
