¿Alguna vez se han encontrado con algo que les recuerde el final de Bleach? Independientemente si les gusto o no el final.

Hace poco me encontré con una pelicula que me recordó exactamente al final, y de alguna forma extraña esta idea apareció en mi mente, en un intento de no hablar mal de la trama que perdió fuerza en menos de tres minutos. Aunque finalmente el tema era interesante.

Bleach no me pertenece o el crack paring estaría presente en los lugares más insospechados.

Estrechó el frágil cuerpo en sus brazos, las lágrimas recorrían su rostro a voluntad, sentía como se despedazaba lo último que restaba de su corazón en medio del silencio, en medio de la destrucción...
Y fueron exactamente quince años después de la Guerra Sangrienta para la aparición de un nuevo villano.
Nadie podía culparlos de confiarse, incluso los más precavidos no tuvieron oportunidad ante un poder sin igual.
Ahora, su cuerpo ya cargaba con varias heridas aun sin sanar, algunas cicatrices aunque las peores no podían verse, tenía claro que tuvo suerte de esquivar a la muerte, pues muy pocos lo lograron.

"Te amo, Ichigo"

Eran las palabras que resonaban en su mente mientras dejaba el cuerpo de Rukia y se marchaba.

Dos mujeres las dijeron, ambas antes de cerrar sus ojos, deseando que él sobreviviera para encontrar una forma de resolver esto.

Sus pasos resonaban entre los cadáveres, y la rabia comenzaba a quedarse en su corazón.

Cuando vio a Kyokaru haciéndole señas entre la oscuridad no dudó en auxiliarlo.

—Ichigo-san, ya es tarde— dijo el comandante con una leve sonrisa.

—No diga eso, manejo bien el kido, sé que puedo con esto.— respondió mientras le colocaba sus manos en la herida y la energía aparecía.

—Finalmente lo han terminado. Puedes regresar y arreglar todo esto.

Se detuvo al escucharlo. Aquello significaba la última esperanza de todos.

Cuando se percataron de su inminente derrota, el Goitei ordenó que todos los genios trabajasen en un artefacto capaz de regresar el tiempo.
Lo que sonaba imposible era su ultima esperanza, impedir esa tragedia parecía la única opción viable para un agotado ejercito.

—No voy a dejarte Kyoraku-san, tú puedes advertirles, ellos te creerán.

El castaño negó ante mirada de su compañero —Soy un hombre viejo y posiblemente no resista el viaje con estas heridas... Recuerda cuanto ha cambiado este lugar desde que llegaste, aprovecha el potencial que tienes y vete— mencionó antes de apretar su mano —Te lo pido en nombre de mis compañeros caídos.

—... lo haré.— respondió resignado.

Kyoraku buscó dentro de su kimono—Toma, vine a entregarlo— dijo al extenderle un anillo de cuarzo con una pequeña esmeralda en ella.

Ichigo lo tomó y se lo colocó en su dedo índice.

—Solo ordena la fecha a la cual viajaras, esto debería obedecer sin rechistar.

Un estruendo se escuchó en las cercanías, su enemigo volvía a hacer rondas, buscando nuevas víctimas y seguramente se aproximaba para reclamar sus almas.

El comandante tomó sus espadas y comenzó a caminar hacia la muerte —¡¿Qué esperas?!— reclamó al alejarse algunos metros —¡Te daré el tiempo suficiente!

Cuando el comandante se marcho por completo, trató de pensar una fecha adecuada. Debía ser una donde pudiera recobrar fuerzas y condición, uno donde su pasado fuera un futuro distante para crear un nuevo plan.

Sonrió con ironía, quien pensaría que haber perdido su cuerpo humano le traería ventaja, se quedó en silencio unos instantes, ya no tenía nada que perder y de fallar el invento su unico destino era la muerte, para darle fin al maldito juego del gato y el ratón.

—Ve trescientos cuarenta años atrás — ordenó.


El sol había regresado, las voces se escuchaban por todos lados, algunos pasaban a su lado, ignorándole por completo.
Sabía que no podía usar su nombre, ni siquiera su apariencia debería de ser reconocible. Aun manchado de sangre se dirigió al Rungokai, ni siquiera tenía idea del distrito al que llegó, solo buscaba ropa nueva.

—¡Dame todo el dinero o se mueren!— dijo un shinigami a un grupo de almas recién llegadas.

Quizá había encontrado su nuevo uniforme.

—¡Como te atreves a molestarlos, bastardo!— exclamó el Kurosaki antes de golpearlo. Debía tener una excusa para llevárselo.

Las almas de inmediato se marcharon ante su repentino ataque. Ichigo miró al shinigami, por su energía parecía ser un recién egresado.

—¿Cuando llegaste? No pareces ser de aquí— le preguntó serio mientras lo sujetaba del kimono.

—E-es mi primer día.

Sonrió ante la respuesta, tal vez su ropa estaba manchada de sangre, sin embargo la del raso serviría, aunque no fuese la talla exacta.

Con su mano señaló al cuello del otro.

—Horin.

Solo pudo escucharse un murmullo ahogado, la energía fue suficiente para sofocarlo en minutos, aunque no podría seguir vivo o lo delataría.

—Perdona pero, creo que mi misión lo justifica.— mencionó Ichigo mientras cargaba el cuerpo inconsciente hacia el bosque, donde se colocó el kimono limpio, para arrebatarle la vida poco después. Con ayuda de algunos pigmentos, plantas y agua pudo crear un tinte básico, tenía la certeza de que su cabello tarde o temprano lo delataría ante Aizen y él podría cambiar su plan, afectando el suyo.

Ni negro o rojo, aquellos colores no le traían buenos recuerdos, fue ahí donde decidió utilizar un azul rey. Quizá no era lo mejor, sin embargo con su primer sueldo compraría mejores tintes mientras entrenaba con la nueva katana.

Salió caminando del bosque, en dirección al Goitei, Zangetsu permanecía rota y sellada en su mundo interno, cortesía de quien casi lo mata. Aunque la zampakuto serviría como disfraz para obtener mejores rangos en un futuro, y quizá tendría un poder a punto de aparecer.

Descubrió que aquel raso pertenecía a la tercera división y que respondía al nombre de Sakamaki Ashura.

Los días pasaron y pronto se hizo con la posición de tercer oficial, no avanzaría más, no hasta que Aizen hiciese su jugada.

Poco después del anuncio de vacantes Gin apareció listo para obtener el puesto de capitán, hasta que se encontró con él a solas.

—Los dos no podemos dirigir la tercera división Sakamaki-san— le dijo el albino con su típica sonrisa.

Ichigo se encogió de hombros mientras se aseguraba que nadie estaba cerca como para escucharlos. Sonrió al percatarse de que ni siquiera Aizen había pensado en sospechar de él, actuar como un matón sin cerebro rendía sus frutos.

—No tendría problema en asesinarte por tomar el liderazgo, sin embargo pienso que ser un teniente podría ser mejor, al tener menos responsabilidades puedes entrenar— respondió Ichigo antes de sacar de su kimono un pedazo de tela manchado de sangre. —Más sabiendo que morirás si te enfrentas solo a Aizen— agregó para extenderle el trozo.

—¿De quien es?

—No te gustaría saberlo, se que es alguien preciado para ti y de no ayudarme esto se hará realidad, no por mí, sino por Aizen.

Ichimaru le arrebató la tela, sus ojos azules se abrieron con sorpresa al notar un tono rosa demasiado familiar. Aunque estaba calmado, hacía unos minutos que le pudo ver y ella estaba sana.

—Puedes hacer una prueba si no me crees.— comentó Ichigo antes de soltar un suspiro —Se que quieres marcar la diferencia y yo te ofrezco mi amistad para lograrlo.

—Sakamaki-san, me has hecho pensar que tal vez eres más interesante que un shinigami normal— respondió antes de extenderle la mano.
Sonrió al estrechar su mano, tener a Gin de su parte seguramente le traería beneficios en el futuro.

El tiempo pasó y pronto su nuevo nombre fue reconocido y aceptado por todos, jugando sus cartas pudo esquivar las sospechas de Aizen y convertirse en "un peón más" de su cortina de amabilidad.

Aunque su primera prueba apareció con el shinigami que por poco y lo mató hace años.


—¿No hay nada que puedan hacer?— le preguntó a Byakuya durante una visita al clan Kuchiki.

El silencio de aquel joven mostraba la pena con la cual cargaba. Soltó un suspiro antes de rascarse la nuca.

—Mira, no se mucho sobre medicina pero, parece algo llamado neumonía...Quizá, si conseguimos medicamentos del Mundo Humano ella pueda salvarse.

—Eso iría en contra de las reglas— respondió el heredero mientras le miraba con una pizca de esperanza en sus ojos.

—Vale, creo que recuerdo los compuestos químicos, sería cuestión de hablar con la doceava división y listo... Pero contactar a Urahara Kisuke también es una opción factible— menciono antes de colocar su mano sobre el hombro del shinigami —Pero, no te aseguro nada.

Una leve sonrisa apareció en el azabache.
—Realmente agradezco todo capitán Sakamaki, aunque debería pasar el mayor tiempo a su lado, para recordar su rostro cuando ella se marche— dijo antes de hacer una reverencia y desaparecer entre los pasillos.

Ichigo soltó un pequeño gruñido, si no fuese por el reiatsu tan familiar juraría que este era un noble completamente distinto al que conocería cincuenta años después.
Verlo tan triste era melancólico, hacía años que no era capaz de sentir empatia por algo o alguien, producto de ver a casi medio Goitei morir en un solo ataque.

Llevado por el recuerdo y la amarga nostalgia, se dirigió hacia la doceava sede.

Tratar con Mayuri era simple si lo conocías bien, prometer conseguir algunos espécimenes de hollow en tu tiempo libre a cambio de los compuestos era una oferta que no rechazaría. Lo difícil fue buscar un libro de química el la bilbioteca de central que le explicase como unir las cantidades. Tiempo después, su cabeza parecía estar a punto de explotar por lo complicado que resultó la tarea.

Rió en medio de la soledad que le ofrecía la biblioteca —Extrañaba esto— murmuró mientras anotaba en una hoja los balanceos iniciales.

La luz del día se fue en un santiamén, las velas no duraron lo suficiente para determinar las cantidades y el sueño parecía a punto de vencerlo.

—¡Bingo!

Corrió en mitad del Alba hacia la mansión Kuchiki, los sirvientes parecían desconfiados de él, incluso algunos familiares del noble no le daban mérito.
Byakuya le ofreció disculpas por sus comportamientos y aceptó sin dudar la ayuda.

—Según su peso y talla debería tomarlo cada cinco horas, esto junto a kido y una dieta rica en frutas le ayudaran mucho— dijo Ichigo al notar que la tos cesaba un poco.

—No sabe cuanto se lo agradezco capitán Sakamaki.

—Todavía no lo haga, solo hasta que Hisana-san recupere su salud.

Byakuya asintió antes de sujetar con suavidad la mano de su mujer quien dormía ligeramente.

—Cuando los cerezos florezcan y te hayas recuperado, buscaremos a tu hermana y la encontraremos.— mencionó el noble con calma.

Ichigo sonrió al escucharlo, pronto la volvería a ver y su plan concretaría un paso más.