N.A: Hola a todos, estoy transcribiendo esta historia que leí hace unos días y me gusto mucho, por lo que pensé que podía ser una buena adaptación con Roy y Riza, la verdad es que estoy un poco molesta porque acabo de perder tres historias que estaba continuando (una de ellas también esta publicada aquí y esperaba subir el tercer chap hoy pero ya ven), y como ya no era capas de concentrarme y tratar de escribir todo nuevamente( puedo demorar mas de dos horas por capitulo), decidí publicar esta. Como ya les dije antes, la historia no es mía, sino de Diana Hamilton, pero espero que les guste tanto como a mi, y por el hecho de que no tengo que crear casi por completos los capítulos espero actualizarla mas rápido, lean y espero que lo disfruten.
Alianza de papel.
Capitulo 1:
-Estoy en Central, así que te veré pronto…Si, Roy ha salido…No, no se lo he dicho. Lo discutiremos cuando nos veamos. Tengo que irme, yo también te amo, nos veremos pronto.
Riza Hawkeye colgó el auricular y esbozó una calida sonrisa que suavizo, aun más, los delicados rasgos de so rostro. Luego noto algo extraño e inmediatamente tenso todos los músculos de su cuerpo. Lentamente volvió la cabeza desde el sofá en el que se encontraba sentada. Ella misma se sorprendió ante lo acertado de su pronóstico cuando sus ojos ámbar se toparon con la mirada interrogadora de Roy.
-Estabas en el este-murmuro ella.
Inmediatamente se odio por ser tan estupida, y se despreció aun más cuando su desafortunado comentario le dio a el la oportunidad de lanzarle una mirada sardónica y contestarle en tono de burla:
-Gracias por recordármelo. Pensaba que ya estaba en casa.
Lo observo alejarse del umbral de la puerta en el que había estado apoyado, escuchando… ¿cuánto habría podido oír de la conversación telefónica…?
Dios,¡era tan guapo! Cada ves que lo miraba volvía a sorprenderse de su atractivo. El era la representación masculina de los sueños secretos de cualquier mujer, una fantasía hecha realidad.
Y el lo sabia. Su atractivo sexual era mucho más evidente de lo habitual, por eso era comprensible su arrogancia frente al sexo femenino. Todas las mujeres que conocía lo admiraban y caían rendidas ante sus encantos. Incluso la madre de Riza lo miraba entusiasmada. El tenía la apariencia, la constitución, la fuerza y la personalidad suficiente para volver loca a la más cuerda de las mujeres.
Riza se levanto, manteniendo el control. Presentaba la imagen que el esperaba de ella. Fría, serena, siempre dispuesta a todo lo que quisiera.
-No te esperaba hasta dentro de un par de días.
Riza trato de que su tono de voz sonase natural, pero no pudo disimular el fondo acusador. Y Roy se percato, obviamente, puesto que respondió cortante:
-Así que te he sorprendido. ¿Con quien hablabas? ¿O esa es una pregunta que un esposo nunca debe hacer a su mujer?
-Con mi madre- respondió, demasiado rápidamente tal vez.
Algo hizo que los inquisidores ojos negros de Roy reluciesen. No creía que ella hubiese estado hablando con su madre.
Lo observo moverse por la habitación de la casa que poseían en Central. Roy se despojo de la chaqueta del uniforme. Ella levanto la cabeza muy digna, mirando taciturna, sin dar muestra de la alarma que sentía y que hacia que su corazón se comportase de un modo poco habitual. Le golpeaba dentro del pecho fuertemente y eso la asustaba.
-¿Y como esta? ¿Bien?- pregunto el, mientras se desabrochaba el cuello de la camisa blanca.- De pronto, me he encontrado con dos días libres. Tal ves deberíamos visitarla. Quizás la persuada de que me cuente lo que tu párese que no quieres contarme.
- Así que había oído la conversación. Y la descarada burla en su mirada hizo que Riza se sonrojase. Estaba tan desorientada que no era capas de inventar algo que la sacase del apuro, así que decidió pasar al ataque. Se acerco a recoger una carta que había dejado sobre la mesa. Ela la había abierto miles de veces durante aquella interminable tarde de domingo, las frases saltaban ante sus ojos y se repetían una y otra ves, sabiendo que no podría morderse la lengua cuando lo viera.
Busco la parte correcta, y su mirada se ensombreció ante las ya demasiado familiares palabras:
-He tenido una grata sorpresa al encontrarme con Roy, solo me extraño un poco que esta ves tu no lo acompañaras, pero estaba muy entretenido con Psiren, una mujer realmente encantadora- leyó. Luego añadió.- Jean Havoc tuvo un día glorioso.
Lo dijo mientras le enseñaba la carta. Le enfureció aun mas observar una ligera sonrisa en la preciosa boca de Roy mientras este echaba un vistazo a la hoja de la carta. Riza sentía que el corazón iba a salirse de su pecho.
-¿Celosa, Riza?
Sus ojos la miraron burlones durante un segundo, antes de bajar la mirada hacia su cuerpo. Aun podía observar la burla en sus ojos, incluso a través de sus espesas y oscuras pestañas. Sabia que el estaba comparando su cuerpo delgado, aunque esbelto, con la voluptuosidad de la chica que ella solo había visto un par de veces.
-No- negó ella inmediatamente- Contrariada, antes de casarnos convinimos en ciertos acuerdos. Uno de los cuales, si no recuerdo mal, fue la promesa de absoluta discreción en el caso de posibles relaciones extramatrimoniales. Esto…- dijo, señalando nuevamente la carta-…no puede de ninguna manera, ser considerado como discreto.
-No- su expresión se endureció repentinamente mientras asentía- Te pido disculpas.
Roy dejo la carta de nuevo sobre la mesa. Los músculos de su cuerpo debían de estar en tensión tras el hecho de haber sido descubierto, decidió Riza con cinismo. Coloco la chaqueta que Roy se había quita do de cualquier manera y se empeño en las cuestiones domesticas, en lugar de mirar a su marido a los ojos. Ojos que la acechaban, observando cada uno de sus movimientos, y que la hacían estremecer.
-Disculpa aceptada- afirmo ella.
Sus dedos acariciaban el suave tacto de la chaqueta. Su calidez. La calidez de Roy. Eso hizo que su voz temblase inesperadamente mientras añadía:
-Sugiero que lo olvidemos.
Luego trato de tranquilizarse. Estaba nerviosa, eso era todo. Y ¿Por qué no iba a estarlo?. Había conseguido volver las tornas. Había evadido la pregunta y su desconfianza ante la evidencia de unas pruebas que podían haber demostrado su propio delito. Pero eso no significaba que el no fuese a devolver el golpe y a atacar de nuevo.
-¿Te sirvo algo de comer? ¿Una copa?- sugirió Riza
Era demasiado tarde para ir a un restaurante, y ella había tomado una cena escasa hacia horas. Había poca comida en la casa. Riza no lo esperaba. Roy siempre le informaba sobre donde iba y cuando volvería, para que ella lo estuviese esperando con todo preparado. Ella organizaba su agitada vida.
La excepción de aquella tarde, junto con la carta de Havoc y el que hubiese escuchado su conversación telefónica, la habían alterado.
Ante la ausencia de respuesta, decidió darle la espalda y mentir de mala gana.
-Pareces cansado.-
No lo parecía, por supuesto. Nunca lo aprecia al llegar a casa. Cuando se lo proponía era incansable, enérgico, nunca estaba tan feliz como cuando estaba ocupado, haciendo que las cosas funcionasen. A los 29 años, ya había conseguido hacerse una carrera en la milicia. Era extremadamente inteligente y gracias a eso y a su increíble don de mando había llegado a ser general de brigada, aunque el aun esperaba alcanzar mas. Además tenia la energía y el dinamismo de diez mortales y la envidiable habilidad de desconectar inmediatamente una ves terminado el duro trabajo.
Tal y como estaba haciendo en ese momento. Tumbado relajadamente sobre el sofá, como si hubiera sentido de repente los efectos de un gas embriagante.
-Gracias pero ya comí, pero podría beber algo
Relajado, con los ojos cerrados, parecía muy entero, pero noto algo tenso en su vos que hizo que a Riza le remordiera la conciencia. ¿Acaso le estaría dando vueltas aun a la llamada telefónica? ¿es que haber comprobado su evidente tracción plasmada en la carta no era suficiente como para quedarse fuera de juego?
Riza tenia que atacar de nuevo, antes de que el empezase a hacer preguntas y a demandar respuestas que ella no estaba preparada para darle.
Inesperadamente los dedos de Riza comenzaron a temblar mientras echaba en un vaso el whisky y un poco de soda, Su compostura, una de las cosas que el mas admiraba de ella, había desaparecido en los últimos días. Riza tendría que obligarse a dedicar un tiempo a pensar en los últimos acontecimientos y tomar una determinación para actuar en consecuencia.
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Ya esta el primer chap, lo mas probable es que el viernes suba el dos porque mañana tengo clases hasta tarde, espero que les aya gustado y que me dejen su opinión, ciao, besos vale black
