Disclaimer: Los personajes de The Hunger Games no me pertenecen, todo es de Suzanne Collins. Yo no los utilizo con fines lucrativos, no sino con fines de entretenimiento.


Los vencedores son las personas más fieles al Capitolio, los más aclamados y amados, cuando un vencedor tiene un ataque por parte de los Rebeldes, el Capitolio envía a uno de sus mejores agentes de la paz-

Katniss Everdeen ahora tendrá que proteger la vida de Peeta Mellark, el más reciente vencedor de los Juegos del Hambre.


Padmé caminó en círculos en la sala de espera del Edificio de Justicia. Hace meses que no se acercaba precisamente a esa sala, a pesar de las visitas al Edificio. Era la sala en dónde a los futuros tributos de los Juegos del Hambre le daban unos minutos para poder despedirse en privado de sus familiares. Eso no era lo importante ahora.

Peeta se encontraba furioso en esos momentos ante lo que había ocurrido unas horas atrás en la entrada de la Aldea de los Vencedores. ¡Malditos rebeldes! Casi mataban a los dos niños indefensos que lo acompañaban a casa por un par de galletas y poder comer.

¡De tantas acciones que realizaron en el pasado nunca hicieron daño a un niño! La Rebelión estaba siendo mucho más fuerte ahora que en años anteriores, contaban con el apoyo suficiente de muchos de los pobladores de los distritos, se movían en silencio, solamente dañando a personas del Capitolio, sin intentar asesinar a niños. ¡NIÑOS!

Él no apoyaba la Rebelión, ni al Capitolio, se encontraba en un punto neutro. Aunque sus últimas acciones quizás le dieron la idea equivocada a los Rebeldes y lo tacharon a favor del Capitolio, cosa que no era. Y volvía a los niños, que por poco pagaban el precio por la entrevista pasada.

Los Rebeldes no se acercarían por nada al Edificio de Justicia así que ahí fue el lugar perfecto para confinarlo hasta que el Alcalde pudiera comunicarse con el Presidente Snow. Un agente de la paz solo hizo el comentario de que tendrían que aumentar la seguridad del Joven vencedor.

Peeta se recostó sobre el sillón de tres partes que estaba en el centro del salón, sus manos se dirigieron a su rostro y suspiró. Estaba cansado tanto físico como mentalmente, quería volver a casa y tratar de dormir en paz. Dejando de lado las pesadillas.

Los rebeldes se encontraban en el doce. ¿Dónde podrían estar ocultos que nadie los podía ocultar? Nadie en el doce tenía idea, así que la seguridad fue reforzada por orden del Presidente Snow, para evitar que tomaran el Doce.

Segundos, minutos, horas transcurrieron hasta ver que la puerta finalmente se abría y Madge Undersee, la hija del Alcalde, apareció, en sus manos llevaba una bandeja de comida, ella le sonrió amablemente y se acercó hasta él. Puso la bandeja sobre la mesita que estaba frente a él.

—Madge —Peeta se levantó del sillón y se sentó—. ¿Cómo están los niños? ¿Siguen aquí? ¿Los han llevado a casa? ¿Han llamado a sus padres? Quiero verlos.

—Calmate, Peeta —Madge sonrió ante la ansiedad del vencedor, ella sirvió un vaso de jugo y se lo tendió. Peeta lo acepto—. Me encargue de contactar a sus padres hace poco más de una hora y apenas han venido por ellos.

—Yo debería haber estado ahí —recriminó—. Comentarle a los padres de los niños como ocurrieron las cosas, no estar aquí escondido. Espero que no les hayas mentido para preservar "la seguridad"

—Hice lo que me pidieron que dijera —Peeta pudo detectar que la voz de Madge pedía disculpas—. Tú tenías que seguir aquí, mantenerte a salvo.

—Puedo cuidarme solo.

—Cualquiera que diga "puedo cuidarme solo" en realidad no puede hacerlo —Peeta puso los ojos en blanco ante eso, pero no la contradijo y simplemente asintió—. Vas a tener que quedarte en nuestra casa por al menos dos días. Le han dado esa orden al alcalde.

—Tienes que estar de broma —Peeta se levantó y camino por la habitación espaciosa, colocando sus manos sobre su cintura—, tengo que ir a casa, ver como se encuentra mi familia...

—El alcalde ha mandado seguridad a tu familia, están bien custodiados. No les va a pasar nada.

—No me pueden encerrar aquí, debo volver a casa. ¿Ha dicho algo Haymitch? ¿Se encuentra aquí?

—Pasara a verte por la noche.

—¿Está ebrio? —Madge asintió—. Un día. Y mañana por la noche me regreso a mi casa. Si es posible, contáctenme con el Presidente Snow, no me harán prisionero en la casa del Alcalde.


N/A: Ya me hacía falta una nueva historia Everlark. Tengo unos cuantos capítulos grabados en mi mente, espero poder traspasarlos aquí como los imagine. Y así como espero que les guste.

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Nos leemos próximamente.