-Eres-

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"El amor no solo debe ser una llama, sino una luz"

Henry David Thoreau

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Perder a una persona es algo muy difícil de superar, cada vez que se acerca el aniversario de su muerte te acuerdas de él o de ella y lloras en silencio. En esos días, la Oscuridad está más próxima a ti que nunca y es porque en esos momentos no eres tan fuerte, te cuesta mantener esa barrera de protección. Aún así, siempre sales hacia delante porque sabes que tienes familia y amigos que te apoyan en lo bueno pero sobre todo en lo malo. No obstante, Ken no siente aún ese calor protector, se siente perdido y solo y la Oscuridad está a punto de aprovechar ese momento de debilidad para arrastrarlo de nuevo a su lado.

El joven Ichijoji se quedó mirando la foto que había encima de la repisa, aquella en la que su difunto hermano aparecía con una sonrisa franca que todos decían se parecía mucho a la suya. Cogió el retrato y lo miró de cerca, no era agradable celebrar el aniversario de la muerte de su hermano. Sonrió sin ganas volviendo a dejar el marco en su lugar. Wormon lo miró en silencio desde el suelo preguntándose que le estaría pasando por la cabeza a su compañero de aventuras en esos instantes. No obstante, el Digimon sabía que aunque hubiese preguntado Ken no le habrías dicho nada tan solo le habría pedido que no se preocupase que todo estaba bien porque así era Ken, pura amabilidad y no quería que nadie se preocupase por él.

El pequeño Digimon gusano acompañó a su amigo humano hasta el colegio donde lo vio entrar con la cartera en la mano desde lo alto de un árbol. Suspiró para sí mismo sin poder ocultar su preocupación.

El chico se sentó en su mesa, puso la cartera encima y apoyó la frente en la mochila y se quedó allí quieto sin prestar a tención a ninguno de sus compañeros. Ni siquiera oyó a Davis, Kari y T.K. cuando le dieron los buenos días mientras entraban por la puerta.

Yolei, como siempre llegaba tarde al instituto pues se había entretenido ayudando a su madre en la tienda y ahora le tocaba apresurarse por llegar lo más pronto posible a clase. Cuando llegó, vio que el timbre no había sonado aún y se llevó una mano al pecho con una sonrisa satisfecha mientras intentaba recuperar el aliento tras la larga carrera que había hecho yendo desde su casa. Un silbido hizo que levantase la cabeza hacia uno de los árboles cercanos. La pelimorada vio a Wormon allí y lo saludó con la mano. Éste le contestó al saludo y con gestos le pidió que se acercara. Yolei lo hizo y Wormon bajó un segundo del frondoso árbol en el que había estado escondido de las miradas de los alumnos.

-Buenos días, Wormon. ¿Dónde está Ken? - preguntó Yolei con su habitual alegría.

-Pues de eso quería hablarte, ¿podrías echarle un vistazo?

-¿Por qué? ¿Qué pasa? ¿Está enfermo?

-No, no es eso pero hoy está un tanto sensible. ¿Podrías vigilarle?

-Claro... - Yolei accedió contagiada por la preocuación que destilaban los ojitos del Digimon.

-Muchas gracias y será mejor que te vayas o llegarás tarde de verdad.

La joven se apresuró a entrar el recinto mientras se despedía con la mano del Digimon de Ken. La muchacha subió a toda prisa las escaleras y aún tuvo tiempo antes de que tocase el timbre de asomarse a la clase de Ken. Asomó la cabeza y Kari le señaló a Ken que seguía con la cabeza apoyada en su mochila, completamente inmóvil. La chica miró de manera interrogante a Kari pues ella tampoco sabía muy bien lo que le pasaba hoy a Ken pero se acercó a él y le colocó una mano sobre el hombro. Un tremendo calambre sacudió a Yolei y apartó la mano de Ken como si este quemara como un trozo de hierro candente. Entonces, Ken levantó la cabeza un tanto confundido y se giró hacia atrás para ver a Yolei que lo miraba con auténtico miedo. El chico se giró hacia la derecha y vio que T.K. y Kari también lo miraban pasmados.

-¿Qué ocurre? - preguntó asustándose él también. Miró a Yolei la cual estaba observando su mano que estaba empezando a enrojecer como si hubiese metido la mano en aceite caliente. -Dios mío, ¿qué te ha pasado? - Ken se levantó de un salto de la silla y le cogió la mano a la chica con sumo cuidado. - Menuda quemadura... ¿qué te ha pasado?

Yolei alzó los ojos y con una sonrisa amable le quitó importancia al asunto.

-Solo ha sido un descuido. Ayer me quemé mientars hacia la cena para mis hermanos. No es nada.

-Deberías vendártelo si no cada vez que te roce con algo te harás daño.

-En cuanto llegue a casa lo haré... - contestó Yolei manteniendo la sonrisa aunque por dentro se preguntaba como había sido posible que el mero hecho de tocar a Ken le produjese una herida así. - Mejor me voy a clase. - se separó del chico y cruzó una fugaz mirada con T.K. y Kari rogándoles que vigilaran que a Ken no le pasase nada.

Ken se volvió hacia sus amigos.

-¿Qué os pasa? Estáis un poco raros hoy, ¿no?

-Qué va, eso es que estamos a final de semana y estamos cansados con tantos deberes y trabajos. - Ken sonrió ante la explicación del rubio.

-Tal vez yo me haya levantado hoy con el pie izquierdo.- Volvió a dejarse caer en la silla y empezó a sacar sus libros.

A segunda hora, la clase de Kari bajó al patio para realizar Educación Física. Tras cambiarse de ropa, los chicos y las chicas se encontraron con el profesor que les informó que hoy les tocaría correr para preparar la prueba de fondo que realizarían en dos semanas. Hubo quejas generalizadas pero todos los alumnos se acercaron a la pista y empezaron a correr en cuanto el profesor dio un corto silbido con el silbato que siempre llevaba colgado del cuello.

T.K. y Kari empezaron a correr a un ritmo bajo. Ambos iban pendiente de que Ken que iba unos metros por delante de ellos, a buen paso. Sin emabargo, Kari lanzó una exclamación ahogada cuando vio como la figura de su amigo se difuminaba. T.K. al percatarse de que le estaba ocurriendo lo mismo que le pasó a Kari antes de desaparecer para ir hacia el mar oscuro empezó a correr sin contol, a pasos agigantados. Ken se detuvo y se miró las manos al sentir como su cuerpo cada vez pesaba menos como si de repente se estuviera tornando completamente ligero. Miró sus pies y no los encontró en el lugar donde deberían estar. El terror lo inundó cuando empezó a ver agua por todas partes, agua negruzca que ya le llegaba hasta las rodillas y que lo hundía en su seno poco a poco. Intentó moverse pero estaba inmovilizado, la Oscuridad estaba yendo a por él una vez más. ¿Por qué? Abrió los ojos de par en par y se llevó una mano al pecho al notar como empezaba a faltarle el aire. Se volvió hacia atrás buscando ayuda, vio como T.K. venía corriendo hacia él a toda velocidad seguido de Kari y por un segundo esperó que su amigo llegase a tiempo pero aunque todavía pudo oír a sus amigos llamándole desesperadamente por su nombre, él ya había sido trasladado a otro lugar. Cerró los ojos y cuando los abrió pudo observar el gran mar que se extendía a sus pies.

T.K. se detuvo en seco en el lugar donde antes había estado Ken y dio un par de manotazos en el aire como buscándole, como si aí pudiese hacer que su cuerpo volviera a materializarse. Kari detuvo su mano negando con la cabeza. T.K. la miró con tristeza.

-¿Por qué la Oscuridad se ha vuelto a llevar a Ken?

-No lo sé pero creo que lo que ha pasado hoy con Yolei ha sido la señal que nos tendría que haber puesto alerta.

-¿Crees que Ken está otra vez bajo el influjo de la Oscuridad? ¿Volverá a ser Digimon Emperador? - preguntó T.K. con un nudo tremendo en la garganta.

-Por lo que he visto en sus ojos estaba muy asustado, creo que ni él mismo sabía que la Oscuridad lo estaba acechando. Sin embargo, tenemos que traerke de vuelta antes de que la Oscuridad se apodere de su corazón. Si se encuentra solo, la Oscuridad lo tendrá muy fácil para atacarle.

-¿Estará en el Mar Oscuro?

-Seguro que sí. Tenemos que avisar a los demás y buscar la manera de sacarlo de allí.

-¿Crees que podremos acceder?

-No tenemos opción. - susurró Kari buscando calor entre los brazos de su amigo. A decir verdad, no tenía ni idea de como iban a sacar a Ken de allí pero estaba segura de que tenían que hacerlo fuera como fuese. No podían dejarlo a su suerte. Pero, ¿qué habría provocado que Ken se debillitara para que la Oscuridad pudiese arrastrarlo de aquella manera?

Los dos chicos se marcharon a escondidas de la clase de deporte en busca de sus otros compañeros, iban a tener que encontrar la manera de llegar al Mar Oscuro y sacar a Ken de allí. Se encontraron con Wormon que de inmediato entendió que Kenhabía sido arrastrado por las sombras de su corazón.

-La Oscuridad ha aprovechado que hoy es el aniversario del hermano de Ken para llevárselo con ella porque sabe que hoy se siente solo y está débil... Tendría que haber estado con él.

-No habrías podido hacer nada... - respondió Kari acariciando la cabeza al Digimon.

-Pero no podemos dejarle allí.

-Por supuesto que no, vamos a ir a buscarle. - contestó T.K. con decisión mientras cogía a Wormon con una mano y cogía a Kari de la otra para ir a buscar a los demás Niños Elegidos. Tenían que sacar a Ken del pozo en el que se había metido porque para eso estaban los amigos de verdad y se lo iban a demostrar.

Yolei estaba en clase de matemáticas cuando una voz resonó dentro de su cabeza. El grito agónico de Ken llamándola hizo que le erizara el vello de la nuca. Una punzada de dolor le atravesó el corazón de parte a parte. Se levantó bruscamente tirando al suelo la silla sobre la que estaba sentada y se marchó de clase, tenía que encontrar a Ken para cerciorarse de que aquello solo habían sido imaginaciones suyas. Sin embargo, un nuevo grito resonó en su cabeza. Se sujetó la cabeza con las manos sin dejar de correr. ¿Por qué Ken estaba sufriendo?

Este es otro fic sobre Ken y Yolei que me ha salido hoy, no sé porqué pero hoy me ha dado por escribir. Este no será un fic muy largo como mucho tendrá un capítulo más o dos a lo sumo. Espero que os guste y aprovecho para agradeceros a todos que gasteis un poco de vuestro tiempo para leer mis historias.

Takari95