Cotninuo con lo que iba debiendo y este es de hace bastante tiempo.
Datos del fic:
Título: El día de mi boda.
Pareja: NejiTen.
Género: Drama/romance.
Estado: Completo.
Disclaimer: Naruto no me pertenece.
El día de mi boda, tú no estás.
..
Han pasado cuatro años y todavía no has regresado. Sé que no regresarás.
Miro al cielo y sigue solitario. Los pájaros no vuelan ya, libres y con sus alas brillantes al sol.
El vestido pesa sobre mi cuerpo. Estoy segura de que si lo vieras, esconderías una sonrisa en tu rostro severo y que tus ojos me mirarían de arriba abajo. Tiene toques de tu color favorito y de la blancura que quise entregarte.
Pero ya no estas.
He caminado en silencio, con los zapatos mordiéndome los pies y la falda manchándose de tierra, hasta donde entrenábamos.
He visto las muescas de esos años en la madera. Todavía hay un viejo kunai mío clavado. He reído como tonta al verlo mientras las lágrimas amenazan con estropear mi maquillaje.
Me he sentado en el tronco caído del árbol desde el que siempre te observaba mientras tú fingías no saber que estaba ahí.
Como duele saber las cosas que hemos tenido. Las que no atesorábamos y que para mí ahora son tesoros.
Duele en el pecho saber que no estás aquí. Que no puedo reír a tu lado.
Alargo mi mano a tu recuerdo, de pie, con las manos en las caderas y mirándome fijamente.
"Estás preciosa".
Mi mente me juega una mala pasada. Sonrió como tonta mientras me cubro el rostro con las manos. Hipo un sollozo y una brizna de aire agita un mechón rebelde que ha caído de mi peinado.
"De verdad lo estás"
—Tú nunca dirías esas palabras —suelto al aire, como si él tuviera la culpa de que te viera. De que sintiera el roce de tus dedos en mi cabello o el que cargara tu aroma.
Sonríes escasamente. Esa tierna sonrisa que solo guardabas para dos mujeres de tu vida. Y una era yo.
"Nunca tuve oportunidad de decirlas".
—No es de tu brazo del que voy a salir de esa iglesia.
"No. Pero seré yo el que te esté esperando aquí".
Sonrío mientras te alejas. Un dulce beso en mi mejilla y una promesa.
Regreso a la iglesia.
Es el día de mi boda, tú no estás en ella.
No eres el novio. Pero tampoco me dejas. No eres el hombre de mi futuro, pero sí el que me espera.
Me inclino en la tumba al salir. Dejo mi ramo de flores sobre la lápida. Él sonríe y me da una suave palmada en la mano. Pero eres tú quien me besa.
—Solo espera. Espera y regresa en una nueva vida.
Y tú te cruzas de brazos, apoyando la cadera contra tu lápida, mientras yo me alejo lo suficiente, hasta el día en que sea yo la que regresa.
FIN
08 de agosto 2016
