Cap. 1

A veces el tiempo parecía que no pasaba y en otras ocasiones, iba demasiado rápido.

Aunque él llevaba un calendario donde iba marcando con crucitas cada uno de los días que pasaran juntos desde que hicieran oficial su relación (o mas bien matrimonio), se encontraba con que en ocasiones volvía a ver las casillas de los días marcadas y se sorprendía de darse cuenta del avance en estas, semana tras semana; era una ligera sensación agradable, que a pesar de todo lo que estaban pasando y de que en mas de una ocasión hubiesen discutido fuerte, día tras día las casillas seguían siendo tachadas.

Todo se encontraba bien para variar y eso era un cambio muy bien recibido.

El detective tenía mas energías que nunca y los trabajos llegaban uno tras otro a pesar de que se encontraban en una residencia oculta y apartada del mundo, pero eso no evitaba que el ratón de mayor edad corriese de un lado a otro tomando las salidas alternativas del hogar para cumplir con su deber, ya fuese regresando a Baker Street tan solo para hacerlo o yendo directamente a la raíz del problema, dejando a su joven esposo con un ruego en la boca, y un erizado de pelaje que no se bajaba mientras daba vueltas en el salón hasta que el otro regresaba.

Ese había sido uno de los pequeños detonantes en sus discusiones.

Basil aún no entendía del todo que ponerse en riesgo no era la mejor manera de lidiar con la rata de alcantarilla que seguía al acecho entre las sombras de la ciudad de Londres y que debía de sermas precavido.

Hablaron de la edad adulta del de ojos verdes, de que ya no era él solo y que debía de pensar en su salud que aunque había mejorado muy notablemente todavía debía de ser revisada constantemente para que no tuviese ningún tipo de recaídas que le pusiese en riesgo. Aquellas palabras y la rápida mirada del ratón de pelaje castaño a las heridas mas recientes en el albino que no había conseguido cubrirlas a tiempo habían bastado para que cambiase de parecer en un segundo, disculpándose y prometiendo que sería muchísimo mas cuidadoso de ahí en delante.

La rata de traje azul se detuvo en medio de sus pensamientos antes de observar el pequeño cardenal que aún se veía reciente en una de sus manos.

Y es que aunque menos frecuentes, las pesadillas seguían siendo lo único permanente y tan terribles como siempre.

Había una mejora notable por supuesto. Ya era mas normal que el detective abriese los ojos de golpe y se relajase ante el toque del otro en el brazo o en la cabeza o que no despertase, teniendo un descanso plácido para variar mientras se sentía apretado contra el cuerpo del mas alto.

Pero había algunas ocasiones en que aquello no era suficiente, como las últimas noches

Armand se había incorporado sobresaltado por el grito del mas bajito cuyos ojos verdes estaban completamente velados por el horror y el pánico a algo que no se encontraba a su lado pero que seguramente él podía percibir tan claro como la luz del día y tan tangible como su propio cuerpo tembloroso que ya se agitaba tratando de salir de la cama; al parecer aquel sueño en aquella ocasión era aún peor ya que el de pelaje blanco le había estirado para intentar calmarle pero el detective luchaba con uñas y dientes por liberarse

El de ojos azules había logrado alcanzarlo cuando el ratón de pelaje marrón había abierto la cajonera a su lado y ya cargaba peligrosamente el revolver en su dirección.

Sin embargo el de menor edad después de varias series de terrores nocturnos al lado del otro y una bala en su pierna había aprendido a sacar todas las balas del arma antes de irse a dormir para evitar episodios como aquellos; el clickear de aquel revolver resonó antes de que la rata lograse abrazar contra su cuerpo al mas joven para impedirle hacerse ningún daño. Por supuesto que el detective aquella noche hacía todo lo posible por pelear valientemente contra la imagen retorcida del profesor que parecía cernirse sobre él de forma amenazadora por lo que mientras se retor cíaen el agarre de su esposo, le mordió la mano con toda la fuerza posible.

Aquello había sorprendido al mas joven que sin embargo, no le soltó sino que le volteó hacia él y le tendió sobre la cama, percibiendo como el llanto, los sollozos y las suplicas se hacían massonoras

-Basil!

Había llamado mientras el otro negaba violentamente con la cabeza

-Basil, mirame!- llamó antes de tomar el rostro del mayor hasta que sus ojos verdes se clavaron en los azules de quien tenía delante- Basil! Mirame a los ojos!- ordenó con firmeza, mientras que el de pelaje castaño se tensaba visiblemente pero obedecía con miedo a que el negarse pudiese provocar alguna nueva tortura sobre su cuerpo

Durante diez largos minutos nada ocurrió… hasta que la respiración del otro comenzó a volverse acompasada, aún manteniendo su vista fija en la del joven que no se movió en absoluto hasta que pudo ver como un brillo de vida volvía a las orbes esmeraldas del otro, que parpadeó un momento antes de cubrirse el rostro y volver a sollozar, esta vez avergonzado; Armand había suspirado con alivio para luego, besarle la frente y abrazarle contra si susurrándole palabras cariñosas al oído para tranquilizarle.

Sin embargo la culpa en la mirada del detective no desaparecía cada que tomaba la mano del otro y observaba la herida

Para Armand no tenía importancia.

Le era mejor aquello que perder a su pareja ahora que podía sacarlo delante de poco en poco. Sin embargo aparte de sus últimos terrores nocturnos, había otro asunto que preocupaba en gran manera a la rata albina y que no se había presentado anteriormente haciéndole pensar que un síntoma de esa forma solo podía indicarle que algo mas estaba afectando al roedor.

-Basil… basil…

El albino golpeaba muy suavemente con los nudillos la puerta del baño en el corredor del segundo piso sin respuesta alguna

-Vamos, sé que estás ahí… mínimo podrías contestarme!

Un ruido poco reconocible de algo chapoteando, algunos sonidos de algo atorado en alguna parte y luego un golpecito hicieron que a la rata se le erizara todo el pelaje del cuerpo… muy bien, sus preocupaciones subían exponencialmente ahora

-Corazoncito… abre la puerta por favor…

-Lo haría si pudiera

Finalmente la voz de Basil se dejó escuchar desde el otro lado, débil y jadeante antes de volver a repetir aquellos sonidos de una tubería atascada que se intenta destapar antes de que su cola se tensase de golpe haciendo correr al mas joven hasta el primer piso donde al lado de la chimenea había un clavo del cuál colgaba un enorme llavero con todas las llaves maestras de la casa, todas de diferentes formas y tamaños.

-Donde está, donde está!?- inquirió a la desesperada el chico comenzando a pasar rápidamente las llaves antes de saltar cuando una presencia alta y firme se detuvo a su lado

-Baño del segundo piso, señor

Su mayordomo Louis mantenía una mirada aburrida y cansada mientras con un dedo levantaba una de las llaves ms diminutas que había en la casa, al tiempo que al chico le escurría una diminuta gota de sudor en la nuca

Agradeció con un movimiento de cabeza antes de correr al segundo piso e introducir a como fuera la pequeña llave en la cerradura del baño, con el corazón palpitando en sus oídos y temiendoseque se encontraría con algo muy malo del otro lado de la puerta; para su fortuna cuando finalmente pudo hacerse paso hacia el enorme baño de estilo francés, había encontrado al detective sentado en el suelo con la espalda contra la pared y los ojos cerrados como si se hubiese quedado dormido justo al lado del retrete.

No estaba muerto ni se le veía herido pero sin embargo, estaba demasiado pálido.

Armand caminó hasta donde estaba el mayor y se puso de cuclillas antes de levantar una mano para tocar con un gesto suave y cariñoso la frente del otro que apenas y se inmuto

-No tienes fiebre- dijo con suavidad mientras entrecerraba los ojos- pero no te ves bien…

-Ya hace una semana que me siento así- suspiró Basil dándose cuenta de que con ocultarlo no conseguiría nada mas que preocupar y hacer sentir culpable al otro- y no tengo la más mínima idea de lo que sea

-Excelente momento para que el doctor Dawson saliera de la ciudad- suspiró el albino con gesto paciente pero preocupado antes de levantar en brazos al detective que se aferró a las ropas del otro con una mano

Siempre que le alzaba se agarraba a este, según había visto como si fuera alguna clase de instinto de protección que le indicaba que mientras hiciera aquello estaba a salvo y en lo personal al masalto no le molestaba… excepto cuando el orgullo del detective salía a flor de piel enojado consigo mismo por aquello, haciéndole reir… y al parecer aquel era uno de esos momentos en especial

-Te llevare a la habitación. Sé que no te gusta pero no quiero que te levantes de la cama hasta que encuentre a algún médico de confianza que pueda verte

-Hmmm

El detective frunció el ceño aún con los ojos cerrados al tiempo que hacía una mueca de disgusto

-No tienes que tratarme como si fuera alguna clase de enfermo terminal- rezongó antes de finalmente abrir los ojos y cruzarse de brazos- y tampoco me tienes que llevar cargando hasta la habitación, por si no te has dado cuenta, no soy ninguna dama

-De hecho, gracias a ciertas pequeñas actividades extracurriculares nuestras, creeme que estoy mas que enterado de que no lo eres…

Dijo con sencillez haciendo que el otro se ruborizara de golpe y se cubriera el rostro, provocando las risas en el de pelaje blanco que movió la puerta de la habitación con un pie para abrirse paso

-Sin embargo no creo que en estos momentos y en tu estado puedas siquiera salir por tu cuenta al pasillo, ya no se diga llegar a nuestro cuarto- suspiró con lentitud la rata antes de colocarse a un lado de la cama para depositar con suavidad al detective y cubrirle con una de las cobijas de forma que no pasara frío

-Me siento como si hubiera dado un paseo violento en Toby

Se quejó finalmente el de ojos verdes haciendo la cabeza para atrás en la almohada y volviendo a cubrirse los ojos con ambas manos haciendo sonreír al otro

-Y eso que no eres el doctor Dawson…- musitó por lo bajo Armand

-Porqué dices eso?

-Por nada, por nada…- respondió el albino moviendo una mano con suavidad antes de estirarse un poco y dirigirse a la puerta de la habitación- llamaré a un médico, no tardo en volver

Armand se detuvo unos segundos en la puerta, sonriéndole con cariño al adulto que le devolvió el gesto finalmente con expresión cansina y haciéndole un movimiento de mano para que ya se fuera, a lo que el mas alto finalmente desapareció del otro lado

El detective se quedó observando la puerta cerrada de la habitación unos segundos antes de colocarse los dedos de una mano en los labios de forma pensativa y analítica. Su vida había cambiado realmente a un nivel que jamás se hubiera esperado, sintiéndose feliz y extrañamente satisfecho a pesar de que por dentro sabía que su trabajo estaría eternamente inconcluso hasta que no viese al nefasto profesor Ratigan detrás de las rejas o mejor aún, condenado a la horca o a una trampa ratonera de forma irónica a como deseaba acabar con su vida.

Por lo general jamás admitía aquel tipo de cosas pero una vez que había tomado la decisión de aceptar una nueva oportunidad con el chico y de ceder a la vida que le ofrecía, todo fue distinto.

Realmente amaba al chico. Era unos años menor que él y a ello se le sumaba el ser el hijo único de aquel maldito desgraciado que se había encargado de destrozarle como piezas de rompecabezas; sin embargo, el mas joven ahora se estaba tomando la tarea de armarlo nuevamente, siendo muy amable y exageradamente paciente con él y sus caprichos.

Sonrió unos segundos, ruborizándose él solo y sintiéndose tonto por aquello antes de doblarse de dolor ante una suave punzada que surgía desde alguna parte de su vientre, aferrándoselo con ambas manos y dejando salir un jadeo leve al tiempo que aquel dolor remitía de poco en poco; no entendía que demonios le estaba ocurriendo a pesar de él ser detective, al parecer había situaciones que sin importar cuantos años de experiencia tuviera, no podría desenvolver tan fácilmente.

Tal vez solo necesitaba dormir.

O dejar de comer lo que Armand le hiciera. Extrañamente y a pesar de su posición social el crío se había toado el tiempo de aprender a cocinar sobre todo después de que Basil admitiese que él no era bueno para la cocina y que por regla, prefería trabajar y permanecer sin comer a perder tiempo con aquellas cosas.

Así que de forma no desagradable, el chico había adoptado el papel de cocinarle al ratón cuando la cocinera tuviese su descanso.

Apenas había cerrado los ojos un segundo cuando un crujido en la puerta le hizo saltar, dándose cuenta de que se había quedado dormido. Sin embargo, el horror subió por su garganta al ver que su queridísimo y amado esposo al cuál adoraba no venía solo esta vez.

-Ah no!- exclamó Basil con verdadera alarma- porqué lo trajiste a él!?

-También a mi me da mucho gusto volver a verlo señor Basil- dijo Kreek sonriendo con diversión mientras dejaba un pequeño maletín sobre la cama donde estaba el ratón y al albino le escurría una gotita de sudor por la nuca

Los ojos verdes del de pelaje castaño pasaron den un individuo al otro con verdadera rapidez. Estaba realmente espantado, conocía perfectamente bien al de pelaje oscuro desde que se casara con el hijo de Ratigan… y sabía que mentalmente estaba tan loco o más que él mismo.

-En verdad Armand, acaso quieres matarme!?- exclamó desesperado

Kreek y Armand levantaron al mismo tiempo una ceja y se miraron de reojo entre ellos; el de pelaje oscuro asintió una sola vez a lo que el albino caminó hasta un lado de la cama para sentarse al lado del detective y tomarle la mano

-Porqué piensas eso cariño?- inquirió sonriendo con calma

-Porqué lo trajiste a él? Esta loco!

-Para sentirse tan mal como me lo hacía ver Armand, diciendo algo como que usted se estaba muriendo en vida y él no tenía ningun conocimiento para rescatarlo y que cuando regresáramos usted ya iba a ser un cadáver se ve bastante bien señor Basil- rió Kreek acercándose al otro lado de la cama para inclinarse y comenzar a revisarlo con lentitud ante la mirada inquisidora y desconfiada del detective- por lo general usted se guarda de decir ciertas cosas, lo cuál por el momento es lo único extraño que le veo…

-Armand… explicación, ahora

El aludido suspiró pesadamente antes de observar de reojo a su mejor amigo para luego, hablar

-Porque sabes que jamás te dejaría en las manos de cualquier persona- respondió con lentitud el de ojos azules- además de ser mi mejor amigo… y un dolor de espalda la mayor parte del tiempo,Kreek también es un excelente medico… no será el doctor Dawson pero confío en el

-Ya, ya, me sacaras los colores del rostro- rió con diversión el de pelaje oscuro, deteniéndose en su inspección del detective para rascarse la frente con un brillo travieso y gracioso en los ojos- bien, esto es extraño… muy extraño- musitó para si mismo antes de hacer un movimiento fluído y elegante con la mano, tendiéndosela al ratón de ojos verdes- señor Du Ratovik, me permite su brazo?Necesito una pequeñísima muestra de sangre para hacerle unos exámenes…

-Ah! Ahora quiere sacarme sangre!

-Okay, examen innecesario completamente- dijo el de pelaje oscuro comenzando a temblar con lagrimas en los ojos antes de tomar de la cola al albino y literalmente arrastrarlo fuera de la habitación

Armand apenas había abierto grandemente los ojos al sentir el agarre de su mejor amigo y apenas pudo dirigirle una mirada de suplica a su esposa, como si aquella fuese la despedida final antes de ver como el otro cerraba la puerta detrás de ellos y se soltaba a reir a carcajadas, a mandíbula batiente

-Qué es lo gracioso Kreek que tenías que sacarme de esa manera?

Espero el de pelaje blanco poniéndose de pie con irritación y comenzando a sacudirse la ropa que no estaba sucia pero que por costumbre, tenía ese reflejo siempre que le llevaban por el piso; el de pelaje oscuro continuaba riendo y llorando sin detenerse hasta pasados varios minutos que se enderezó y logró sostener la mirada con su mejor amigo

-Es que… ay loco!... no se como conseguiste hacer esto!... mi querido amigo, tus días están bieeeen contados, te lo digo yo…

Dijo Kreek secándose los ojos sin parar de reir antes de acercarse al de traje azul y palmearle un hombro como si estuviese en un funeral a lo que Armand parpadeó completamente confundido y cada vez mas irritado

-Hacer que? Si no eres claro Kreek, no sabré porque te estoy matando y me gusta al menos saber los motivos por el cuál debo de asesinar antes de hacerlo

Espetó antes de observar como el otro finalmente carraspeaba y tomaba una pose erguida y profesional, viéndole a los ojos con una seriedad que en verdad le asustó sobermanera

Pero entonces… esas palabras surgieron

-Amigo… Basil está embarazado…

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TBC