N/A...Hola chicos, este es el primer capítulo de este fanfic. Será en diferentes tiempos, tanto en secundaria como en la vida adulta. La idea es hacer un one-shot por cada letra del abecedario y cada one-shot será parecido a este. Contedrá relación D/D, D/s, temas de adultos, ageplay, y puede que un poco más. Están advertidos, si no son temas de tu agrado no leas. Y si les gusta esta historia, pueden decirme en los comentarios ideas para las diferentes letras. Y sin más preámbulos, el capítulo.
CAPITULO 1
ADVERTENCIAS
La primera advertencia que recibió Rachel fue de parte de su novia rubia alta. Estaban en el salón del coro ensayando para la presentación de la siguiente semana cuando escuchó un leve estornudo seguido de una serie de estornudos más fuertes. La morena miró a su alrededor buscando al causante y encontrándose con el rostro enrojecido de Tina Chang que bebía el agua que Mike le ofrecía.
-¡Tina!, debes salir e irte a recuperar lo más lejos posible de mí, como tu gripe sea contagiosa y se me pegue estamos acabados. Además, arruinarás esta presentación y eso no lo permitiré- la diva hubiera continuado con su diatriba si no fuera por la mirada que Brittany le lanzó.
-¡Rachel!, a Tina solo le dio un poco de alergia, cálmate- Rachel respiró para tranquilizarse antes de girarse para hacer lo que su novia con una sola mirada le pidió. -Tina, lo lamento...sólo me asusté y exageré, perdón si me sobrepasé- dijo la diva con una voz baja pero audible mirando firmemente el piso luego de acabar con las palabras. La niña asiática estaba demasiado sorprendida ante la disculpa que aunque lucía un poco forzada definitivamente era sincera, por lo que sólo asintió hacia la morena baja y continuó el ensayo.
Cuando el ensayo terminó, Brittany tomó a su novia del brazo y la llevó a un baño vacío. -Rach, lo que dijiste fue insensible, debes pensar un poco más en los que te rodean. Agradece que ni Santana ni Quinn pudieron venir porque eso hubiera sido peor, de verdad, que no vuelva suceder.- terminó mientras aceptaba con un abrazo las palabras de arrepentimiento de la chica.
La segunda advertencia sucedió dos días después cuando Quinn vio que Rachel rechazaba a todos para el nuevo solo que estaban organizando. La diva se calmó una vez que Quinn la llevó a un baño vacío y le soltó tres azotes duros. - Ya supe lo que ocurrió hace poco, Britt me contó, que esto no ocurra otra vez o se lo diré a San y ya veremos si te gusta como ella lidia con tu comportamiento. ¿Quedó claro?- pregunta con firmeza mientras Rachel asiente -Sí, señora- y regresa al salón donde estaban ensayando lanzando breves disculpas mientras se sentaba con cuidado.
****-Cinco días después-****
Rachel supo antes que se lo dijeran que estaba en problemas. Sus novias le habían advertido (incluida la latina luego de que Quinn se lo dijera) de que no fuera insensible en el colegio. Sin embargo allí estaba ella caminando -o corriendo- pensó amargamente, mientras la rubia más baja prácticamente la arrastraba al auto.
-Quinn!, suéltame, déjame por favor- decía la diva mientras retorcía ferozmente su brazo tratando de escapar de su destino. Quinn prácticamente la arrojó en el asientro trasero subiendo ella también. La colocó rápidamente sobre sus rodillas mientras entregaba diez azotes duros que le dejaron picando la mano.
-Ya cálmate Rachel, quiero que estés quieta para cuando San venga con Britt, nada de lloriqueos ni quejas, ya hablaremos con más tranquilidad en casa de San- dijo entregándole dos azotes más antes de regresarla a su puesto y ponerle el cinturón de seguridad.
Rachel se quedó sentada mientras lloraba silenciosamente y sintiendo el leve ardor en sus nalgas el cual no iba a cesar, sino a aumentar.
El viaje a casa de la latina fue silencioso excepto por unos leves sollozos que se elevaban cuando el auto topaba algún bache. Santana estaba conduciendo mientras pensaba en cómo abordaría esta situación, no le gustaba azotar a ninguna de sus novias pero Rachel había sido advertida y era necesario que el castigo se lleve a cabo; Rachel necesitaba comprender de una vez por todas que ella no era la única con talento en Club Glee y que debe dejar sus salidas de diva o ella se encontraría en esa posición una y otra vez. Oh, pensó la latina, ella va aprender sí o sí.
Cuando llegaron, las cuatro chicas se apearon del vehículo rápidamente y entraron.
-Rachel. Ve a mi habitación y prepárate, iré enseguida- dijo la latina. Rachel tenía ganas de discutir, pero luego de echarle una mirada a la expresión de la latina decidió que no valía la pena arriesgar más a su trasero. Con un asentimiento de cabeza, se dirigió lentamente a la habitación de San, se puso unos shorts de pijama y una camiseta de Santana y se colocó en la esquina a esperar.
Pasaron aproximadamente quince minutos cuando sintió que la puerta de la habitación se abría y el exuberante olor de la latina invadía su mente y encendía algo en su interior. Se regañaba a sí misma sabiendo que podría estar disfrutando con sus novias en lugar de recibir azotes. Se sacó de sus pensamientos cuando San se detuvo detrás suyo y sintió su respiración tranquila. El hecho de que la latina se quede en esa posición por unos minutos, no ayudaba a su respiración errática y a calmar los nervios que sentía sabiendo lo que iba a pasar.
-Rachel, sígueme- le dijo la morena más alta mientras se daba la vuelta y se sentaba en la silla de madera que había puesto en el centro de su habitación. La cantante obedeció y se paró en medio de las piernas de la latina mientras ésta la observaba.
-¿Por qué estás en problemas Rachel?- dijo en un tono firme que hizo crecer los nervios de la diva. -Po...porque- tartamudeó un poco antes de aclararse la garganta y continuar en un tono más estable.- Porque volví a querer acaparar la atención sobre mí en Glee cuando humillé a Mercedes por el solo cuando ya me habían advertido tres veces antes sobre lo mismo...lo siento San, de verdad lo siento- terminó con un leve murmullo mientras bajaba la mirada. Santana suspiró mientras hacía que Rachel la mirara.
-Así es, cariño. Una vez más dejaste salir esa actitud odiosa que sabes que no apreciamos, y como habías sido advertida anteriormente este castigo será duro. Ve por la correa que está en mi armario- terminó en un tono severo. Rachel la miró como un ciervo acorralado frente a los faroles de un auto, antes de darse la vuelta con un leve gemido de queja. Fue por el objeto maldito y lo tomó con temor antes de regresar con Santana y entregárselo. Una vez la latina lo colocó a un lado en el suelo, tomó la mano de Rachel y la colocó boca abajo sobre sus rodillas con un rápido barrido de sus pies haciendo que pierda el equilibrio. Sin perder más tiempo, empezó a repartir golpes duros y firmes sobre los shorts de la chica que tenían a la diva jadeando. Su mano picaba, así que sabía que su novia los estaba sintiendo pero rodó los ojos cuando su chica empezó a patalear a los quince segundos de empezar el castigo siendo tan dramática como siempre.
-Basta Rachel, deja de moverte que te puedes caer- dijo Santana repartiendo un par de azotes duros en la parte posterior de sus muslos desnudos. Rachel ante eso permaneció estoica por unos diez segundos antes de empezar a moverse nuevamente. Santana simplemente reforzó su agarre y se detuvo para bajarle el short y las bragas a su novia.
-No San, desnuda no por favor, ya duele, prometo que no volveré a discutir por nada en Glee Club, por favor no más- terminó Rachel tratando de liberarse del fuerte agarre de la latina.
-Deja de lloriquear Rachel, que recién estamos empezando y esto se acaba cuando yo diga- dijo Santana reafirmando su declaración con otros duros azotes en sus muslos. Rachel sólo se dejó caer y esperó su destino.
Santana inmediatamente hizo llover fuego sobre el trasero de su novia que pasó de rosa claro a rojo intenso en pocos minutos. Rachel sólo se retorcía y gritaba súplicas que caían en oídos sordos. La latina se concentró en las zonas para sentarse y Rachel se retorcía salvajemente. De repente, Rachel dejó de sentir la mano de Santana y soltó un suspiro de alivio hasta que la latina la hizo pararse y acostarse boca abajo en la cama sobre unas almohadas.
-Ya no San, prometo que aprendí mi lección, con la correa no- lloró a moco tendido tratando de evitar lo inevitable.
-Lo siento Rachel, pero esto es muy necesario. Te daré cuatro correazos, uno por cada advertencia pasada y otro por la falta de hoy. Quiero que los cuentes y digas que no lo volverás a hacer.- terminó San, le dolía ver a su novia más pequeña sollozando como una bebé pero sabía que esto era necesario y debía acabar con el castigo aunque se le rompa el corazón.
- Voy a empezar, manos al frente y no te muevas- dijo la latina lanzando el primer correazo. Rachel se retorció en su lugar y luego de un breve recordatorio contó. -¡UNO!, no volveré a humillar a nadie en Glee-
Santana asintió con orgullo de lo bien que lo estaba tomando su diva. Los siguientes dos correazos fueron rápidos y duros por lo que le costó a Rachel no poner las manos hacia atrás o salir de posición. Ya sólo faltaba uno más y sería perdonada, amada y consentida por sus novias.
-Este es el último nena, lo estás haciendo bien, ya casi acabamos- dijo Santana mientras enviaba el brazo hacia atrás y lo descendía dejando caer la correa en el último azote de la noche y el más difícil. Rachel se quedó sin aliento ante ese azote y mordió la sábana debajo de ella mietras gritaba el número de forma incoherente.
-¡CUATRO!, No volveré a humillar a nadie nunca más, lo..lo prometo.- Luego de eso se dejó caer vencida sobre la cama gritando el dolor y pidiendo perdón.
La latina tomó a su niña castigada en sus brazos y la sentó entre sus piernas teniendo cuidado con su trasero inflamado y adolorido, la meció suavemente susurrando palabras de perdón y reconfortantes mientras la arrullaba como a un niño asustado. Poco después sintió que su respiración se hacía más lenta y se dejaba caer sobre el pecho de la latina con un suave resoplido y un leve puchero en su expresión, su pequeña diva se había dormido en la comodidad de su regazo. La tomó suavemente mientras la acomodaba boca abajo en la cama y se levantó para tomar la crema de aloe y colocarla sobre su carne castigada. Se tragó un nudo que se le estaba formando en la garganta cuando su pequeña novia soltó un gemido de dolor en sueños al untarle la crema, pero se sintió mejor ante la leve expresión de satisfacción que puso la niña en sueños. Odiaba castigar a cualquiera de sus novias, pero sabía que eso era importante para ella y su relación y se sintió menos agitada. Su pequeña estrella estaría bien. Mañana sería un nuevo comienzo.
