Estigmas.

Sumary: Religión y Magia siempre habían sido dos conceptos que se huían el uno del otro. Cuando Draco Malfoy muestra signos de heridas misteriosas en el cuerpo, estos dos conceptos se mezclarán de manera alarmante. Harry y Draco aprenderán lo difícil que es estar en el medio de una batalla de creencias y lucharán lado a lado como aliados, amigos y tal vez algo más.


1. Las manos.

-¿Cómo te encuentras hoy, Draco?

-Igual que ayer, Sanador Rickman.

-¿Listo para volver a casa?

-Listo para irme de aquí, realmente-el sanador asintió. Draco Malfoy se sentó elegantemente en el sillón de cuero negro con mucho cuidado de no apoyar sus manos en nada; el sanador tuvo que aceptar que el rubio era hermoso, con esa piel cremosa y pálida, sus tormentosos ojos grises azulados y su cabello rubio platino semi largo.

-¿Has pensado acerca de Hogwarts?

-Mi respuesta sigue siendo la misma, no quiero regresar-el sanador suspiró.

-Draco, realmente creo que te haría bien volver, despedirte de tus demonios y reconciliarte con el pasado, perdonarte a ti mismo por lo que sucedió.

-Eso es muy sencillo para usted, sanador, pero para mí no-replicó el chico con fría calma. El sanador se levantó para coger una taza y el rubio lo estudió con la mirada; Stefan Rickman era un sanador joven, de apenas veinticinco años pero muy bien recomendado dentro de San Mungo. Era especialista en el área de psicomagia y se había graduado con honores, Draco sabía que obviamente era el mejor sino sus padres no lo habrían contratado.

-En Hogwarts podrías salir del cuidado de tus padres ¿sabes? Ver a tus amigos, caminar por los parques.

-Estoy bien en casa.

-Draco, no es realmente una opción, te obligarán a ir a Hogwarts a terminar el año, necesitas aceptar eso ahora, falta solo un mes.

-¿Y cómo voy a asistir a clases? ¿Cómo voy a escribir o hacer un hechizo con esto?-dijo alzando levemente las manos, suspiró de frustración-no quiero hablar más de Hogwarts, pasemos a otra cosa.

-Bien-cedió Stefan para no alterarlo-¿Cómo va el ánimo?-el rubio resopló.

-¿Aún siguen sin creerme, no? ¡Yo no lo hice!

-Cuéntame una vez más la historia-Draco suspiró con fastidio y se acomodó en el asiento para luego relatar con voz monótona lo sucedido hace unas semanas.

-Había estado durmiendo en mi cuarto cuando algo me hizo levantarme, conjuré un tempus y vi que eran las tres de la mañana, me levanté para identificar lo que me había despertado pero no había nada fuera de lugar, sin embargo, pude notar un aroma de rosas en el ambiente, fue ahí cuando lo sentí. Era el dolor más fuerte que jamás había vivido, más fuerte que los cruciatus, era un dolor indescriptible y rápidamente me tumbó, antes de desmayarme vi la sangre en mis manos y eso fue lo último que recuerdo antes de despertar aquí-suspiró profundamente-yo no intenté matarme, luché mucho por mi vida como para quitármela sin más ahora que me he ganado mi libertad.

-Bien, descansa un momento, ya regreso-Stefan se levantó y salió del cuarto, Narcisa y Lucius Malfoy se acercaron inmediatamente al verlo salir.

-¿Cómo se encuentra, sanador?-preguntó Narcisa, Stefan se quedó un momento observando a la mujer antes de responder. La rubia aún no había recuperado su figura pero seguía siendo una mujer innatamente elegante y hermosa enfundada en ese traje de piel azul oscuro y con el cabello acomodado suavemente en un moño.

-Draco está mentalmente estable pero sigue insistiendo que no se provocó las heridas.

-Entonces debemos creerle, mi hijo no mentiría en algo importante-dijo Lucius y Stefan se asombró una vez más del profundo parecido que tenía su hijo con él.

-El problema es que no logramos ubicar cual fue el elemento que le hizo las heridas, los sanadores no han podido detener su sangrado y tememos que pronto Draco sucumba a la continua pérdida de sangre. Cuando esté en Hogwarts vamos a necesitar que su enfermera esté continuamente pendiente de él, de cómo van la sangre y las heridas-revisó sus papeles-. Hasta ahora no hemos registrado ninguna infección en la herida lo cual es bastante extraño dado que ha estado abierta todo el tiempo. No podemos retener más tiempo al señor Malfoy por ahora pero apenas se presente algún problema deben traerlo inmediatamente.

-Sanador Rickman ¿Usted seguirá viéndolo?-preguntó la rubia.

-Si ustedes y él lo permiten, puedo ir cada fin de semana a verlo y tal vez hablar un poco para ver cómo va.

-Me parece perfecto eso-dijo Lucius luego estrechó la mano del doctor-gracias por su ayuda, Sanador Rickman.

-No hay nada que agradecer, espero verlos pronto, señores Malfoy-dijo el sanador amablemente antes de volver a entrar al cuarto para despedirse de Draco, el rubio alzó la vista hacia él-bueno, Draco, ya puedes retirarte junto a tus padres.

-Gracias, Sanador Rickman.

-Puedes decirme solo Stefan a partir de ahora, cuando vayas a Hogwarts la enfermería estará pendiente de ti y yo iré a visitarte en los fines de semana ¿te parece bien?-Draco asintió tranquilamente-Bien, espero verte pronto, Draco.

-Sí, hasta luego… Stefan-el hombre le sonrió y se marchó.


-Oh, mira, Malfoy sale hoy de San Mungo-dijo Hermione leyendo El Profeta, Harry la miró con confusión.

-¿Malfoy estuvo internado?-Hermione lo miró con obviedad y rodó los ojos.

-¿Cómo es que siempre estás desinformado?-resopló-Malfoy fue internado hace dos semanas aparentemente por un intento de suicidio.

-¿Intentó suicidarse?

-¿No es eso lo que acabo de decir?-dijo la castaña con poca paciencia-parece que lo retuvieron ahí más tiempo porque había un problema con sus heridas.

-¿Qué problema?-Hermione se encogió de hombros.

-Nadie lo sabe, Lucius Malfoy no ha permitido que ningún reportero se acerque a su hijo pero se sabe que regresará a Hogwarts.

-Vaya, debe de haber estado muy deprimido-murmuró Harry quitándole importancia y volviendo a su revista de Quidditch, Hermione miraba pensativamente por la ventana. Malfoy siempre le había intrigado, quitando toda esa pose de arrogancia y mal humor, siempre le había parecido alguien muy solitario, rodeado de aduladores, sí, pero no verdaderos amigos, tal vez Parkinson y Zabini pero de ahí nadie más, este año se figuraba muy interesante…


El primero de septiembre llegó más rápido de lo que Draco hubiera querido, sus heridas no habían sanado ni un poco y se sentía muy solo porque no le permitían las visitas por miedo de que el contacto con extraños le causara alguna infección pero ahora que ya habían notado que nada le iba a suceder tenía que volver a Hogwarts. Se dejó vestir por los elfos dado que mover las manos le causaba dolor, movió la cabeza para acomodar ligeramente su cabello, no le molestaba que estuviera algo desordenado. Bajó para desayunar junto a sus padres antes de salir y se sorprendió cuando vio a sus dos amigos ahí.

-¡Draco!-Pansy se acercó inmediatamente a él y le dio un beso en la mejilla.

-Hola, Draco-saludó Blaise con más calma sonriéndole levemente.

-Hola, chicos ¿Qué hacen aquí?

-Hemos venido por ti, claro-dijo la pelinegra rodando los ojos luego lo miró con dulzura-¿Cómo van esas heridas?-Draco se encogió de hombros y alzó las manos, se podían ver dos vendas blancas cubriendo la herida.

-Nosotros nos encargaremos que nadie te moleste-dijo el castaño-ahora que ni Crabbe ni Goyle están nosotros te ayudaremos.

-Sí, gracias a ti ninguno de nosotros sufrió daño y te debemos mucho-Draco los miró con una pequeña sonrisa y los tres se sentaron a desayunar. Draco tuvo que soportar que todos quisieran cortarle la comida e intentar dársela en la boca, después de mandarlos a volar a todos (educadamente, por supuesto) Draco trató de comer por sí mismo y soportó todo el dolor que le causó mover las manos pero él no era débil y menos iba a dejar que alguien lo alimentara. Sus padres los acompañaron a la estación, la gente los evitaba abiertamente cuando llegaron aunque los Slytherin los saludaron con la cabeza cuando pasaron, Narcisa lo abrazó a pesar de que él trató de librarse y le rogó para que se cuidara, Lucius no fue tan demostrativo, solo apoyó su mano en su hombro pero Draco lo sintió como un abrazo cálido. Pansy, Blaise y él caminaron tranquilamente por el tren hacia los compartimentos finales que eran de ellos; cuando se encontraron delante al trío dorado todo se quedó en un tenso silencio.

-Malfoy-saludó Hermione, los Slytherin se sorprendieron aunque no tanto como los integrantes del trío.

-Granger-devolvió el saludo el rubio con una leve inclinación.

-¿Cómo te encuentras?-el rubio alzó una ceja sintiéndose confundido por la actitud de la castaña.

-Bien, gracias-respondió suavemente.

-Me alegro-bien, eso era totalmente raro.

-Hermione ¿De qué se trata todo esto?-preguntó Ron con mal humor-¿Por qué demonios le estás hablando al hurón?

-Basta, Ronald, solo estaba siendo cortés.

-¿Y él cuando ha sido cortés con nosotros?

-¿Ahora, tal vez? ¿O acaso nos ha hablado mal?-le replicó ella.

-No queremos problemas, Granger-dijo Pansy-mejor vámonos-la corte de plata pasó por su lado para seguir su camino mientras dejaba al trío dorado discutiendo atrás, Harry siguió con la mirada a Malfoy, no había podido ver sus manos por la túnica pero notaba que las mantenía a una distancia prudente de su cuerpo.

-¿Ahora sí me dirás de qué va todo esto?-preguntó Ron cuando entraron a su compartimento.

-Por favor, Ron, no seas infantil, Malfoy ya no es el mismo que era antes, la guerra lo cambió ¿Y si él puede cambiar por qué nosotros no? No sé si lo notaste pero no nos insultó en ningún momento allá afuera.

-Eso es solo porque le salvamos su muy refinado trasero-dijo el pelirrojo.

-Sí, es verdad. Pero veo absurdo seguir con estos rencores tontos, ya hemos crecido, todos hemos perdido a alguien, incluso él ha perdido gente en esta guerra también ¿Por qué te es tan difícil perdonar y olvidar?

-Parece que no puedo perdonar y olvidar tan rápido como tú-respondió su amigo, la castaña rodó los ojos con irritación y se giró hacia su muy callado amigo.

-¿Harry, sucede algo?-preguntó y el pelinegro salió de su ensoñación.

-Oh, no, nada, creo.

-¿Qué piensas?

-Uh, bueno, pensaba en Malfoy, creo, no he podido ver sus heridas pero me doy cuenta que ahí están.

-¿Por qué?

-Bueno, cuando vi sus manos noté que las mantenía ocultas en la túnica y las mantenía lejos de su cuerpo, como si tuviera miedo de rozarlas con algo.

-Qué raro, ya deberían de haber sanado para ahora.

-Sí, eso era lo que estaba pensando.

-¿Ahora a los dos le importa lo que le pase al hurón?-tanto Hermione como Harry rodaron los ojos y dejaron a su amigo refunfuñar todo el camino.


La cena de esa noche estuvo llena de alegría y pena a la vez, la gente estaba contenta de que la guerra por fin hubiera acabado pero al mismo tiempo extrañaba a la gente que faltaba entre ellos. Los Slytherin saludaron con cortesía a la corte de plata cuando se sentó, ninguno hizo algún comentario respecto a las noticias pero expresaban su preocupación y apoyo alcanzándole las cosas y sonriéndole imperceptiblemente. Draco tuvo que darle la razón a Stefan, estar en Hogwarts era bueno, aún se sentía inseguro dentro de ese lugar en el que había vivido tanto terror pero ahora ya no había nada que temer y debía seguir su vida; Pansy y Blaise cortaron rápidamente su comida antes de ponerla frente a él y el rubio les agradeció silenciosamente antes de alzar las manos para cenar.

-Mira sus manos-susurró Hermione en voz baja a Harry, ambos habían estado siguiendo con la mirada a Malfoy desde que entró. El pelinegro observó las vendas blancas que envolvían la mayor parte de su palma, Malfoy las movía con su natural elegancia pero también lo hacía muy lentamente y tomando una respiración profunda como si le causara gran dolor moverlas.

-Esto es muy extraño-murmuró Harry de vuelta y Hermione asintió.

-Tal vez me pase después por la biblioteca para ver heridas extrañas-dijo, ambos interrumpieron su conversación cuando la directora se paró para hablar. El discurso fue corto pero emotivo, la selección comenzó y la cena transcurrió con calma. Harry se escabulló entre la gente y salió del comedor más rápido para disfrutar de un poco de tranquilidad; estaba caminando hacia la sala común cuando oyó voces, se acercó con curiosidad y vio que era la corte de plata. Los tres conversaban en voz baja mientras que iban hacia ¿La enfermería? Harry los siguió en todo el silencio que pudo y se puso la capa que ahora llevaba a todos lados con él, Malfoy se detuvo delante de la puerta de la enfermería y después de discutir un rato sus amigos se fueron dejándolo solo, Harry esperó un momento antes de entrar a la enfermería; Malfoy estaba sentado en una de las camillas del fondo y Madame Pomfrey se movía de un lado a otro.

-El sanador Rickman me habló de tu caso y me pidió vigilarte.

-Es un buen sanador-contestó el rubio con simpleza y Madame Pomfrey asintió.

-A ver alza las manos-Draco las alzó y la mujer empezó a quitar cuidadosamente las vendas, cuando la primera estuvo fuera tanto la enfermera como Harry tuvieron que contener una exclamación. La herida estaba en medio de la palma del rubio y debía medir al menos cinco centímetros, se veía limpia y la sangre roja manaba de ella con calma-¡Merlín! ¿Qué clase de herida es esta?-Draco se encogió de hombros.

-Nadie lo sabe, Madame Pomfrey-dijo sin darle mayor importancia, la enfermera limpió la herida pero la sangre seguía fluyendo de ella sin parar-no se preocupe por el sangrado, desde que aparecieron no han parado de hacerlo.

-¿Y de verdad no sabe cómo se las hizo?-Draco entrecerró los ojos.

-Esto no me lo hice yo, Madame-la mujer lo miró críticamente y siguió con su trabajo colocándole un apósito y luego volviendo a vendarla, repitió el mismo proceso con la otra. Harry estaba observando todo en silencio ¿Quién podía haberle provocado esas heridas a Malfoy? Su curiosidad Gryffindor estaba saliendo a flote y supo que no iba a detenerse hasta saber todo.


-Así que dice que no lo hizo él-murmuró Hermione cuando se reunieron en la sala común.

-Sí y Hermione, esas heridas eran horribles, realmente, Madame Pomfrey no podía detener la sangre y según Malfoy no habían parado de sangrar desde que aparecieron.

-Tal vez el objeto que usaron estaba envenenado-dijo la castaña de forma pensativa-bueno, mañana me pasaré por la biblioteca para ver heridas de ese tipo.

-¿Por qué están haciendo esto?-Hermione y Harry se giraron hacia Ron que los miraba enojado-¿Por qué repentinamente tienen tanto interés en lo que le sucede a Malfoy?

-Interés científico, creo yo-dijo la castaña encogiéndose de hombros-me intriga no saber algo y bueno, no me quiero quedar con las ganas.

-Opino lo mismo-esta vez tanto Hermione como Ron alzaron una ceja-¿Qué?

-Harry, tú siempre has estado obsesionado con Malfoy-dijo la castaña con suavidad.

-Sí, compañero, es realmente raro, es como si estuvieras enamorado del hurón o algo así-Hermione y Harry lo fulminaron con la mirada.

-Tú y tu sensibilidad, Ronald-replicó la chica con acritud antes de girarse a su amigo-No es como si estuvieras enamorado, Harry, solo que siempre has estado muy al pendiente de Malfoy.

-¡Pero eso solo era porque yo sabía qué hacía algo malo! Ahora solo tengo curiosidad de saber que le sucede, igual tú-acusó a Hermione-¡Además estoy saliendo con Ginny!

-Sí pero mi hermana está en Francia con las Holyhead Harpies, bastante lejos de aquí- replicó el pelirrojo, la castaña se encogió de hombros con simpleza y se guardó de hacer otro comentario para no alterar a su amigo.

-Es mejor ir a dormir ahora-dijo ella despidiéndose de sus amigos y subiendo al dormitorio de las chicas, Ron también murmuró una despedida dejando a Harry solo mirando pensativo el fuego.

-¿Por qué simplemente no puedo meterme en mis asuntos? ¿Por qué tengo que interesarme por qué le pasa?-se preguntó el pelinegro en silencio antes de decidir que se sentía demasiado cansado y marcharse a dormir.


Draco Malfoy contempló atentamente el rostro de Astoria Greengrass delante de él. Era hermosa realmente, de piel pálida como la porcelana, ojos azules profundos y cabello rubio dorado cayendo sedoso en su espalda en una larga cola. La chica lo intrigaba, era dos años menor que él y Draco nunca había sido tan cercano a su hermana, Daphne, fallecida en la guerra. Astoria tomaba delicadamente una taza de té con parsimonia, dejando que el rubio hiciera su reconocimiento en silencio; Pansy y Blaise se encontraban sentados en silencio a ambos lados del rubio.

-Bueno, Astoria, dime de qué querías hablarme-dijo Draco con voz calmada apoyándose en el respaldo del mueble en el que estaba sentado.

-Es bastante sencillo, Draco, vine a hablarte del Pacto de los Veintiocho-los tres mayores se miraron entre sí pero Astoria continuó hablando-Según el pacto nosotros nos comprometeremos y se hará efectivo cuando tú acabes Hogwarts, es decir, a fines de este año.

-¿Qué sucede con eso?-preguntó aún calmado el rubio.

-En realidad, nada, solo quería saber tu opinión al respecto. Quisiera llevar un matrimonio agradable y tranquilo, quería saber que pensabas de esto-Draco lo analizó unos momentos antes de respirar profundamente.

-Estoy de acuerdo con el pacto, Astoria, cumpliré mi deber y daré todo de mi parte para que funcione-todo fue dicho con mucha seriedad y Astoria lo observó fijamente unos segundos antes de asentir.

-Muy bien, entonces me gustaría proponerte reunirnos en los almuerzos para conversar, conocernos y formar una base sólida para el futuro, si las cosas se dan bien podríamos ampliar esas reuniones, solo si estás de acuerdo, claro, no me gustaría presionarte a nada-Astoria dijo todo con animosidad, una Slytherin perfectamente formada y Draco lo sintió como una brisa refrescante, teniendo a sus padres y sus amigos detrás de él todo el tiempo era reconfortante encontrar a alguien que lo tratara con normalidad.

-Me complace la idea-respondió, la rubia asintió, se levantó alisando su túnica y se despidió con un movimiento de cabeza y una muy leve sonrisa.

-Bien, eso fue extraño-murmuró Pansy.

-¿Por qué?-preguntó Draco algo desconcertado.

-No sé, Astoria es muy… ¿fría?-el rubio rodó los ojos.

-Astoria parece ser la perfecta presentación de nuestra casa y su… "frialdad" me resultó muy cómoda.

-Eso es porque tú eres igual-el rubio enarcó una ceja y los tres amigos se rieron en voz baja.


La primera semana de clases pasó más rápido de lo que pensaban, Draco iba todos los días al anochecer donde Madame Pomfrey para cambiar sus vendas, las heridas de sus manos no habían sanado ni un poco y le resultaban molestas, tenía que usar una vuela pluma al no ser capaz de escribir a ritmo normal (y de manera legible de paso). Harry también se había mantenido distraído pero no podía evitar seguir al rubio con los ojos cuando se lo cruzaba, se encontraba confundido por sentir esa preocupación por su enemigo pero no se detenía a analizarlo tampoco. Hermione se paseaba en la biblioteca para encontrar libros sobre heridas, nada como un misterio para mantener su mente en continuo trabajo.

-Buenas tardes, Draco-saludó Astoria sentándose con elegancia a su lado, Draco la saludó con una inclinación de cabeza. Habían pasado cada día de esa semana almorzando juntos, a veces conversaban otras veces se mantenían en un cómodo silencio; el rubio sentía que vivir con ella no sería difícil, Astoria no andaba entrometiéndose y le gustaba bastante la tranquilidad.

-¿Qué tal tus clases?-preguntó con cortesía.

-Estresantes, gracias-contestó y el tono serio en que lo dijo provocó la risa del rubio, Astoria lo miró confundida un momento antes de contagiarse de su risa. Harry los miró de lejos ¿Qué era tan divertido? Se preguntaba, esa chica rubia no era una de las amigas regulares del rubio y los había visto sentarse juntos todos los almuerzos ¿Sería su novia? Eso le parecía un poco imposible, él siempre había observado al rubio y no lo había visto antes con la chica obviamente un par de años menor que él.

-Miras demasiado fijo-dijo Hermione tomando su jugo de calabaza y mirándolo de soslayo.

-No sé de qué hablas-murmuró el pelinegro haciéndose el desentendido pero se había sonrojado al verse descubierto.

-Sabes que no nos molestaría si te gustara ¿no?-Harry casi se atragantó con su jugo y la fulminó con la mirada.

-¡A mí no me gusta Malfoy!-susurró furiosamente y la castaña lo miró comprensivamente pero sin creerle ni una pizca lo que solo causó más frustración en el moreno e hizo que se levantara refunfuñando y se fuera a clase, solo Hermione notó la manera en que Malfoy lo siguió con la mirada brevemente.


Hermione caminaba nuevamente hacia la biblioteca cuando escuchó ruidos sospechosos en un pasillo continuo, debido a la costumbre sacó su varita y se asomó con cuidado. Vio que era tres Ravenclaws acorralando a alguien contra la pared. Era Malfoy. Hermione contuvo un jadeo y contempló calladamente como los chicos se reían de algo mientras le iban cerrando más el espacio al Slytherin, Hermione se alarmó cuando los vio sacar la varita y de un movimiento rápido los desarmó, los cuatro se giraron a mirarla.

-Esto que hacen es de cobardes-dijo con firmeza, les lanzó la varita-si los vuelvo a ver acorralando a alguien les daré un castigo hasta fin de año ¿Entendido?-Los Ravenclaws asintieron en silencio, le lanzaron miradas mordaces al rubio y se fueron. Draco tenía la mirada baja, se sentía humillado, no había podido defenderse de su acoso porque sus heridas le impedían agarrar bien la varita y justo había tenido que ser Granger quien lo salvara-¿Estás bien, Malfoy?

-Sí, Granger-murmuró-gracias-dijo en voz aún más baja y la castaña asintió, el rubio hizo ademán de irse pero un fuerte dolor en las manos lo hizo detenerse, las alzó solo para ver que sus vendas se tornaban rápidamente muy rojas, su mirada se nubló por unos segundos antes de que todo se volviera negro.

-¡Malfoy!-gritó Hermione al verlo caer-¡Levicorpus!-dijo y el rubio se alzó a suficiente altura como para ver que eran sus manos las que sangraban, presionó sus heridas con sus manos para evitar que la sangre siguiera saliendo y condujo al rubio todo lo rápido que pudo hacia la enfermería, abrió la puerta de una patada al tener las manos ocupadas y gritó-¡Madame Pomfrey!-la enfermera se acercó alarmada al oír su llamado y palideció al ver al rubio flotando dejando un rastro de sangre considerable tras él. Rápidamente lo acomodó en una cama y empezó a trabajar sobre él, murmuraba hechizos a una velocidad impresionante mientras trataba de parar la hemorragia pero apenas y logró que se ralentizara un poco, envolvió las heridas con mucho cuidado e invocó desde unos armarios lo que Hermione reconoció como bolsas de sangre; la enfermera las colocó sobre el rubio con un hechizo y las unió a él mediante una línea brillante de magia.

-Cuénteme que sucedió, señorita Granger.

-No estoy segura, Madame, un segundo estaba bien y al otro se desplomó en el suelo.

-Tendré que llamar a su sanador-suspiró la enfermera.

-No…-ambos se giraron hacia el chico que empezaba a reaccionar-estoy… estoy bien.

-Señor Malfoy, es notorio que las heridas han empeorado.

-Estoy bien, Madame, sucede de vez en cuando-ambas estaban sorprendidas de la calma con la que el rubio hablaba de sus heridas.

-Al menos deberé llamar al sanador Rickman-dijo la mujer con firmeza y el rubio suspiró.

-Bien-aceptó volviendo a echarse sobre las almohadas, miró a Hermione que todavía estaba ahí con sangre en las manos y parte de la túnica-Gracias por traerme, Granger.

-De nada, Malfoy ¿Seguro que estás bien?-Draco asintió-¿Necesitas algo?

-No, Granger, no necesito lastima ahora-dijo en voz baja sin ningún tono de voz en especial, la castaña frunció el ceño ligeramente.

-No es lastima, Malfoy, solo sincero interés-él la evaluó un poco con la mirada.

-¿Podrías escribir una carta por mí?-la chica asintió, buscó en su mochila un pergamino y tinta con pluma. El rubio le dictó una breve nota hacia sus amigos.

-¿Por qué una nota? ¿Por qué no simplemente voy y les digo?

-Porque no te dejarían acercarte ni un poco, Granger-replicó el rubio, suspiró cansado, sus ojos se cerraban-gracias por esto.

-No te preocupes, Malfoy-respondió la chica y Draco se sumió rápidamente en el mundo de los sueños, Hermione salió de la enfermería, mandó la nota con una lechuza y regresó a su sala común.

-¡Hermione!-exclamaron Harry y Ron cuando la vieron entrar.

-¿Qué te ha pasado?-preguntó el pelirrojo alarmado mirando su túnica con sangre, la chica les relató rápidamente todo lo sucedido con Malfoy-No sé por qué están tan al pendiente del hurón.

-Hay algo extraño en esas heridas, Ron, lo sé, tengo que saber que es-dijo la chica de manera pensativa, se despidió de ellos y se marchó para cambiarse de ropas. Harry pensó seriamente en lo sucedido, tendría que estar más al tanto para ver que no vayan a atacar otra vez a Malfoy y ahí estaba de nuevo ¿Por qué tenía tanto interés en él? Era algo que no lograba entender y no estaba tan seguro de querer descubrir.


Estigma es una mini serie d capítulos, será slash (Drarry), sé que por ahora Harry no ha aparecido tanto pero irá apareciendo en los siguientes capítulos, espero que les haya gustado. Letty Malfoy.