Nueva vida, nuevo hogar.

La mañana se había levantado clara y soleada. Los rayos del sol se filtraban por las cortinas de su ventana. Sus ojos empezaron a entreabrirse seguidos de un suave quejido por parte de su dueña. Levantó los brazos perezosamente mientras se desentumecía. Un bostezo salió de sus sonrosados y apetecibles labios mientras con un gracioso gesto de muñeca se fregaba los ojos.
- Buenos días querida Serena. ¿Cómo has dormido?
- Buenos días Luna. Bien. ¿Que hora es?
- Pues… las 7, aún es temprano.
Serena cogió en sus brazos a Luna mientras la abrazaba. Le acarició el mentón y se fue directa a la ducha. Luna se encogió encima de la cama. Parecía algo perezosa esa mañana. Ya hacía más de un año que estaban en esa ciudad. Levantó la vista hacia la ventana mirando el cielo con melancolía.
- Me pregunto como estarán las chicas y Artemis.
Entonces miró la puerta cerrada que daba al cuarto de baño. Desde dentro se oía la ,ahora melodiosa, voz de Serena. Luna se quedó pensando en lo mucho que había cambiado su princesa en tan poco tiempo. Su voz se había dulcificado y había perdido por completo aquel tono chillón. Sus ojos, grandes, brillantes y de un azul tan profundo como el mar ahora eran más sexys y maduros. Sus labios habían adquirido un color más intenso y su cabello lucía en una media melena escalada y de un rubio comparable a los rayos del sol. Sus hombros lucían fuertes y sedosos al igual que el resto de su cuerpo. Su figura se había vuelto mucho más esbelta, al igual que sus pechos y caderas habían aumentado considerablemente de volumen. Sus piernas eran mucho más largas y mejor torneadas. En total debía medir 1,65, bastante alta para ser japonesa. En definitiva, Serena se había convertido en una auténtica belleza asiática.
Serena salió del cuarto de baño con una toalla liada a la cabeza y otra que le tapaba parte de su desnudo cuerpo.
- Luna, ¿ Podrías ir a coger el diario? Seguro que ya lo han dejado bajo la puerta.
- Claro. Aquí esta.
- Gracias. Hoy llegaré algo tarde. Tengo clase de 8:30 a 14:00 y por la tarde de 15:30 a 18:30. Luego tengo clase de piano… así que me demoraré algo en llegar. Tienes galletas en el cajón de mi cama y algo de beber en el frigorífico. Si tuviera cocina te hubiera preparado algo pero estamos en una residencia de estudiantes… así que… si tienes hambre ve al comedor como siempre, ya sabes que te dan sobras.
- Sí, lo sé. Pero yo soy una gata con clase no me gusta comer sobras.
- Lo siento Luna, pero no tendré tiempo de venir a traerte comida. Anda se buena. Te traeré una cena muy rica ¿vale?
- Y un postre muy rico también.
- Vale, pues una cena y un postre para un gato con clase.
- Gata, soy una gata no un gato.
- Sí, sí.
Serena ya estaba vestida. En las universidades españolas no se llevaban uniformes, cosa que sorprendió increíblemente a la chica que estaba acostumbrada a ellos. Así que se ponía ropa casual. Llevaba unos téjanos desteñidos junto con un precioso suéter de color rojo. Se acomodó el pelo en el espejo y rió para sus adentros al recordar el peinado que usaba en Japón. Aquí era muy raro ese corte de pelo, así que optó por la opción más fácil. Se lo cortó. De todas formas ya se había cansado de tener el pelo tan largo. Ahora le llegaba por debajo de las orejas y lo lucía escalado, aunque mantenía el mismo flequillo.
- Parece mentira que antes llevarás el pelo tan largo y recogido en dos moños.
- Sí. Que tiempos aquellos. Pero ahora lo llevo así. Y ¿sabes? Es mucho más cómodo.
- Pero te lo tendrás que volver a dejar largo. Ya sabes que en el futuro lo llevabas mucho más largo que antes.
- Sí, en cuanto vuelva a Japón me lo dejaré crecer. Pero por ahora, me gusta así.
Serena miró el reloj y se apresuró en salir de la habitación mientras Luna la miraba.
- Me voy. Se buena. Adiós Luna!!
- Recuerda la cena con postre!!
- Síííííííííííí!!
………………………………………………………………………………………………………………..

La noche había caído en la ciudad de Madrid. Una puerta se abrió cuidadosamente mientras una joven ingresaba en la recepción. La joven recepcionista la saludó animadamente mientras Serena le respondía del mismo modo. Recogió su correo y lo puso en su maleta. Se había olvidado por completo de la cena de Luna, así que decidió pasar antes por la cocina para coger algunas sobras. Si las adornaba un poco seguro que quedaría cómo si fueran recién compradas. Encendió las luces del inmenso comedor y entró en la cocina sin encender la luz de esta.
- Perfecto!! Esta noche había pescado. A Luna le encanta! Y de postre… a ver… hay flan. Vaya… eso si que no le va a gustar mucho. Pero no hay nada más… oh! Un trozo de pastel!!
Mientras Serena observaba la cena una sombra entró en la cocina. Un chico la observaba con una sonrisa en sus labios y con curiosidad.
- Parece que no soy el único que no ha cenado esta noche…
Serena oyó una voz que parecía extranjera detrás suyo. Se giró apartando con suavidad su precioso pelo rubio de la cara. Pero lo que vio la dejó pálida como el papel. Al chico le pasó algo parecido. Sin embargo este sonrió.
- ( Vaya, acabo de tener una sensación extraña… por un momento la confundí con Serena ) Encantado, mi nombre es Darien Chiva.
- Ah… esto… (creo que no me ha reconocido, ¿ será porque la única luz que hay es la del frigorífico? Hay Dios… pero ahora que hago… no puede reconocerme y… oh Dios, esta guapisimo!! Aish… pero no debería estar aquí… que hace aquí??????????? )
- Y tu nombre es… jeje, te pasa algo?
- Eh? Ah… no, no. Soy… soy… ah… Soy Bunny.
- Encantado. Bunny? Que nombre más curioso. Eres japonesa como yo ¿no?
- Eh? Sí, sí. Bunny es la traducción de mi auténtico nombre.
- Ah, ¿y cual es?
- Eh?????? Ah, no tiene importancia. Debo irme.
- Espera que encenderé la luz. No hay que ir a escondidas.
- NOOOOOOOOOOOOOOO! No te preocupes… es que… es que… a veces el interruptor electrocuta. Sí… eso.
- Electrocuta?
- Sí, sí, yo debo irme… ya nos veremos por aquí… porque estas alojado aquí ¿no?
- Sí. Desde hoy.
- Bueno, pues adiós!!
Serena salió a toda prisa de la cocina. Corrió hacia su cuarto, cerró la puerta de un golpe y se dejó caer al suelo resbalando por la puerta. Su respiración era muy agitada y sus ojos estaban desorbitados.
- Ocurrió algo Serena?
- Luna, es terrible!!
- Serena cálmate. Que ocurre?
- Pues estaba en la cocina cogiéndote algo de comer y…
- Lo sabía te olvidaste de mi cena especial!!!!!
- Luna!! Ahora eso no es importante. Cuando estaba mirando que había por la nevera un chico entró a la cocina.
- ¿Qué tiene eso de raro?
- Que ese chico era Darien!!
- ¿Qué? Imposible Serena debe haber un error. Darien está en los Estados Unidos.
- Pues ya no. Ahora esta aquí!! En mi residencia!!!
- ¿Pero te ha visto?
- Sí.
- Oh no! Esto es terrible. Todo nuestro plan se ha ido al traste. Si Darien nos ha descubierto estamos muertos!!
- Tranquila Luna. La luz estaba apagada y no me reconoció.
- Pero Serena!! En cuanto te vea lo ara, y nosotros no podemos cambiar ahora de residencia. El enemigo esta cerca. No podemos alejarnos de aquí!! Además que nos sale gratis…
- Lo se, pero sino lo hacemos, Darien me reconocerá.
- Utiliza el bolígrafo. Cámbiate algo… no sé…Serena, has cambiado mucho, ni yo te reconocería si te… no se… cambia tu color de pelo. Ponte morena y… no sé… los ojos… verdes?
- No, mi pelo no!! Ni hablar. Yo soy rubia y orgullosa de ello. Además que ya me ha visto el color de pelo. Los ojos no creo… por la oscuridad pero…( ¡¡Knok, knok!! ) Eh? Quién será ahora…
Serena miró por el ojo de la puerta y se quedó muda de nuevo. Tras la puerta un chico de preciosos ojos azules estaba esperando una respuesta.
- Ah!! Luna… es Darien… que hago…
- Aish Serena, cámbiate algo…
Serena hizo un movimiento rápido con el bolígrafo y se cambió los ojos que ahora eran de color verde. Respiró hondo y abrió la puerta. Los ojos del chico se dilataron y miraron a la chica de arriba a bajo. Parecía sorprendido. ( Dios, ¿me ha reconocido? )
- Mira las casualidades. Venía a conocer a mi vecino y me encuentro a una vecina. ¿ Eres la chica de antes no?
- ¿Eh? ( ¡¡no me ha reconocido!! ) Sí, sí, aquí los edificios no están divididos en chicos y chicas.
- Ya lo veo. Pues encantado de nuevo…eh… Bunny ¿no?
- Sí.
- En fin, pues te pediría que me ayudaras un poco en esto… no tengo ni idea de cómo funciona este país, ni donde esta nada. Me podrías enseñar un día de estos la ciudad? Me harías un gran favor.
- ¿Eh?
- Dices eso muy a menudo. " ¿Eh? ".
- Ja ja ja… si es que… ' ( ¡¡quiero morirme!!, lo tengo enfrente y no puedo ni abrazarlo. Dios que alguien me pare ¡o me tiro encima de Darien! ) Sí. Claro que te enseñaré la ciudad. No te preocupes.
- Gracias, me haces un favor. En fin, una pregunta, te puedo hablar en japonés me resulta más fácil.
- Claro ( a partir de ahora imaginar que entre ellos hablan japonés)
- Pues ya nos veremos. Gracias otra vez y ¡ah! El interruptor no electrocuta.
- Es que sólo lo hace a veces… jajajaj ^.^'' ( ¡necesito ayuda urgente!)
- Claro… hasta otra.
- Adiós.
Serena cerró la puerta y volvió a deslizarse hasta caer al suelo.
- ¡¡¡Aiiiiiiiiii!!! ¿Qué he hecho yo para merecer esto? @o@ estoy mareada… que guapo que esta…
- ¡¡Serena!! No pienses en eso ahora. Es una suerte que hayas cambiado tanto. No te ha reconocido y sólo te has cambiado el color de ojos.
- ¿Pero ahora que? Todo el mundo me ha visto con los ojos azules!!
- Pues di que llevabas lentes de color azul.
- Oh, pues es verdad.
- '
- Pero ese no es el problema!! Que voy a hacer Luna! No podré resistir la tentación. Tengo a Darien aquí al lado. Y… y esta guapísimo. Le quiero demasiado cómo para soportar esto.
- Pues por ese hecho debes mantener silencio y actuar lo mejor que puedas. Si Darien descubre alguna cosa estamos perdidos y sabes que el primer perjudicado será él.
- Sí. Lo sé…
- Serena, tienes que ser fuerte. Por suerte aquí todo el mundo te conoce por Bunny. ( al venir aquí pensaron que cómo más camuflados mejor, por precaución. La seguridad nunca está de más)
- Sí. Actuaré con él como si no lo conociera. Me resultará difícil… pero es el único modo de no meter a Darien en problemas.
- Ahora vete a dormir Serena. Ya es tarde.
- Hummm, sí.
Las luces de la habitación de Serena se apagaron. La luz de la luna entraba por los ventanales mientras un suspiro rompía el silencio.
- Luna, ¿crees que Darien sigue pensando en mi?
- Ah, ¿ya vuelves con las tonterías de siempre? Y yo pensando que habías madurado. Duérmete y deja de pensar en Darien. Como princesa tienes una misión mucho más importante.
- Sí.
- Por cierto Serena.
- Dime.
- ¿ Y que hay de mi cena ?
- 0' esto…
- SEEEEERRRRREEEEENNNNAAAAAAAAA!
- Lo sientooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!


Continuará…

Comentarios o dudas a carrie85@msn.com