INUYASHA NI NINGUNO DE SUS PERSONAJES ME PERTENECE. LOS DEMAS PERSONAJES HAN SIDO INVENTADOS POR MI PERSONA.

TEXTO EN ITALICAS SON PENSAMIENTOS EN PRIMERA PERSONA.

DISFRUTENLO!

Capitulo 1

Ella estaba durmiendo plácidamente sobre el futón. Los primeros rayos del sol empezaron a asomarse en la habitación y lentamente abrió los ojos hasta que se disiparon las nubes en ellos. Pudo entonces distinguir claramente el collar de hermosas perlas a su lado. Rápidamente se pusó de rodillas y movió una pequeña cuenta de un lado hacia el otro, donde se encontraban otras nueve pulidas perlitas blancas. Una gran sonrisa se dibujó en sus labios y se levantó de un salto, llena de felicidad. Es hoy, se dijo a sí misma.

Hacía cuatro años que estaba viviendo con Kaede-oba-chan, luego de la derrota de Naraku. Aunque se había acostumbrado a la villa, y le había agarrado un cariño especial Kaede como si fuera su abuela, ella extrañaba viajar por los bosques y montañas, descubrir nuevas flores silvestres, montar y volar sobre el dragón de dos cabezas… pero sobretodo lo extrañaba a él, al hermoso demonio de larga cabellera blanca.

-Rin, te necesitan!

De un sobresalto salió de sus recuerdos y vió la cara conocida del youkai, que la miraba angustiado. Rápidamente miró a su alrededor y viendo que la miko Kaede no se encontraba entendió lo que estaba sucediendo.

-Me cambio y te alcanzó –dijo ella asintiendo con la cabeza

No había terminado de hablar cuando Shippou ya se encontraba saliendo de la habitación y regresaba corriendo al lugar de donde había venido. Rin no tardó en seguirlo y apuró más el paso al escuchar los gritos de la mujer provenientes de la cabaña.

Kaede-oba-chan había descubierto en ella una increíble habilidad con las manos, por lo que había empezado a prepararla para ayudarla en estas situaciones, pero gracias a su innata delicadeza, había logrado superar a su maestra, y muchas veces Kaede confiaba más en ella, que en sus propias manos.

-Rin!, está viniendo al revés! –escucho decir a la miko Kaede.

Inmediatamente Shippou le acerco una vasija, donde Rin se lavo las manos con abundante agua y aquel extraño objeto que desprendía espuma. Kagome lo llamaba jabón y le había enseñado a usarlo, sobre todo para situaciones como esta. Rin observó a su alrededor. Sabia muy bien que tenía que hacer. No solo había ayudado a Kaede con Hitori, el hijo de Sango y Miroku, sino con otros cinco niños más en la aldea. Se arrodilló en el espacio que Kaede-oba-chan le estaba cediendo, entre las piernas de la mujer.

-Respira profundo y puja con fuerza Kagome – dijo Kaede –Rin ya lo tiene, confía en ella.

Y luego del intervalo de tres grandes gritos desgarradores y sus silencios, se escucho el llanto de una criatura.

Ooo --- ooO

El gran Lord entrecerró los ojos. No le agradaba la idea de tener que acercarse a la aldea, pero menos le incomodaba más el seguir esperando. Estaba molesto, y conforme pasaba el tiempo ésta crecía más en su interior, además de una especie de preocupación y angustia, lo que le hacía difícil definir sus sentimientos. Esto empeoraba la sitación, así que decidió que la única forma de terminar con ese círculo de extrañas sensaciones era caminando hacia la aldea, buscarla a ella. Frunció el seño y lentamente fue saliendo del bosque camino a la aldea de inútiles humanos.

Ooo --- ooO

Rin acerco la criatura recién bañada a Inuyasha. El hanyou a duras penas podía contener sus lágrimas. Nunca había tenido él en sus brazos a un ser tan frágil e indefenso, quien era más valioso que su propia vida. La sensación que le embargaba era totalmente nueva y desconocida para él. Algo tan solo comparable cuando vió nuevamente a Kagome luego de tres años de esperar por ella en el pozo devorador de huesos (1), y supo que había regresado para estar con él. Volteó a ver a Kagome, quien se mostraba cansada pero con una mirada que irradiaba toda la felicidad que sentía por dentro. Se acercó a ella para abrazarla y depositar al cachorro en sus brazos.

La escena enternecía el corazón de Rin, quien se había olvidado por un momento de todo lo demás. Luego de unos minutos de contemplación, decidió que había terminado su tarea y era hora de dejar a la feliz familia sola. Lentamente empezó a retroceder y salir de la casa sin dejar de mirar la tierna imagen de Inuyasha y Kagome sonrientes, con su pequeña hija en brazos.

-Rin!

Esa voz. Ella se detuvo, volteo y alzó la mirada regalando una deslumbrante sonrisa al Lord.

Sesshoumaru sintió como ante esa sonrisa, toda la molestia y preocupación que lo había estado incomodando, desaparecía en un instante. Aún no podía comprender como la sonrisa de Rin tenía tal efecto en él. Cuando ella sonreía, nada era más importante que contemplar ese rostro lleno de alegría.

-Rin! –volvió a repetir ahora cálidamente, pero sin dejar que ninguna emoción se reflejara en su rostro.

-Sesshoumaru sama ha nacido su sobrina –dijo dulcemente ella

Esa era la nueva esencia, se dijo Sesshoumaru, y sin voltear el rostro miro detrás de Rin a la feliz pareja y a la hanyou en brazos. Luego volteó a verle a los ojos.

-Cambiate –le ordeno. Ella se miró y recién se percató de su ropa llena de la sangre del nacimiento.

-Hi – dijo sonriente y antes de alejarse corriendo se topo con el brazo extendido de Sesshoumaru que sostenía una hermosa prenda cuidadosamente doblada.

La felicidad de Rin no cabía en su rostro ante el nuevo regalo del Lord. Ella abrazó la prenda y dio vueltas llena de alegría. Los ojos dorados de Sesshoumaru reflejaban un extraño brillo. Le hubiera gustado tener más obsequios ahí para que esa alegría nunca termine, pero luego volteo la cabeza a un lado, como cada vez que hacía cuando sentía esa extraña sensación en su pecho, como si así pudiera frenar todos aquellos sentimientos que recorrían todo su cuerpo. Rin pensó que el Inu youkai estaba empezando a fastidiarse por su demora, así que inmediatamente corrió a cambiarse de ropa, a probarse su nuevo kimono, para él.

Jaken la estaba esperando en la puerta de la casa.

-Tanto te demoras niña tonta, el amo bonito te está esperando y no es bueno hacerlo esperar

-Jaken sama, como lo extrañé –dijo ella dándole un fuerte abrazo

-Dejame, dejame, chiquilla idiota –dijo aparentando que trataba de zafarse de aquel abrazo

Rin lo dejo en el suelo y avanzo con paso rápido hacia aquel claro de bosque donde siempre se encontraba con Sesshoumarusama cada vez que venía a verla. Sus visitas eran cortas pero frecuentes, y siempre regresaba en la fecha prometida. El collar de perlas que el Daiyuoukai le regalo en una oportunidad era usado por ella para llevar la cuenta de los días que transcurrían hasta su próxima llegada (2). Eso Sesshoumaru no lo sabía .

El hermoso demonio esperaba impávido en el claro. Exteriormente no mostraba ninguna emoción pero su mente recordaba la hermosa sonrisa en la cara de su protegida al entregarle su obsequio. Para él era ya imposible negar sus sentimientos. Conforme pasaba el tiempo, estos sentimientos crecían en lugar de desvanecerse. Cada vez necesitaba verla más frecuentemente. Habían pasado solo diez días desde su última visita y durante ese tiempo, en más de una oportunidad, había deseado dejarlo todo y venir a verla. Como podía ser eso posible?. Él era un Daiyoukai. Tenía responsabilidades sobre su tierra y sobre sus súbditos. Como podía ser eso posible?, se volvió a repetir a si mismo. Por una humana?. Pero no era cualquier humana. Era su humana. Su Rin. Pensando en el bien de ella es que la había mandado a la villa de Inuyasha. Para que su vida no corriera nuevamente peligro, para que nadie más osará utilizarla de rehén para detener su espada, como lo había hecho Naraku o como lo había hecho ese misero humano que había matado a su padre usando Soinga (3). Él como Lord del Oeste, siempre estaba en constante batalla, retado por demonios que querían demostrar su poder y fuerza al derrotar al gran Sesshoumaru. Infelices. Levantó la vista al cielo y cerró los ojos. No podía poner la vida de Rin en peligro pero extrañaba tanto tenerla a su lado. Ella debe volver a mi lado. Pero aún no era tiempo. Debía contener aún más sus sentimientos y emociones. Además, ella era quien debía elegir. Y pensar en esa decisión era lo único capaz de aterrarlo en esos momentos. Abrió los ojos y volteó hacia el lugar donde unos minutos después aparecería Rin. Frunció el seño. Como una simple humana era capaz de tener tal poder sobre él, el más grande y temido Daiyoukai de estas tierras.


(1) Basado en el último episodio del manga en el cual Inuyasha esperaba por Kagome regresando al pozo dejando un día por 3 largos años. Persistente no?

(2) Es como tener un abaco para llevar la cuenta. Se me ocurrió pensando en como haría alguien en aquella época en que no se daba nombre a los días para saber cuanto tiempo había pasado. Y bueno, siendo Rin como me la imagino, su collar de perlas tenía más utilidad práctica que decorativa, o de lujo.

(3) Según el manga, Naraku toma a Rin como rehén para el Lord no pueda matarlo usando su nueva espada. Lo otro esta basado en la película 3 de Inuyasha, más recordada por los amantes de Sesshoumaru cuando su padre Inu Taisho le pregunta si tiene a alguien a quien proteger. Se acuerdan?