Disclaimer:

Este fic corresponde a la #KiriAsuweek2016.

Día 7: (fecha) 06 de octubre

Tema: 'Conquistando al senpai'

Nota: Al final del cap

Advertencia: Melodrama al estilo Sumi chan xDDD

La frase prohibida.


Parte I~

.

—Asuna… —rodeó el rostro de la chica con sus manos, algunos mechones de su suave cabello avellano se colaron entre sus dedos. Se tomó un segundo para observarla; tan bella, tan delicada. Y lo que le atraía. Rozó sus labios contra los de ella de modo impetuoso, pero ésta se mantuvo impávida; sonriendo —Te amo— le soltó sin pensar—Te amo mucho.

Ella no retribuyó sus caricias, y cuando de nueva cuenta él quiso atrapar sus labios lo frenó colocando su mano a modo de barrera.

—Neh, Kazuto —le dijo cantarina, su boca revelaba una sonrisa irreverente y tentadora —Dijiste la frase prohibida…

El joven la miró dolido, sus ojos grises latiendo de culpa.

—Yo no te amo, Kazuto— le dijo firme. Su voz firme y sin resquemor. Al igual que sus ojos, grandes, sinceros. Libres de malicia.

Y llenos de verdad.

Seis años antes…

—¡Ka-Kazuto senpai…! ¡Esto es para ti! ¡…acéptalo por favor! —la niña pelirroja extendió un sobre rosado en dirección al apuesto adolescente de cabello negro que sonreía divertido frente a ella, dobló su tronco hacia adelante y su cabello mandarina recogido en dos trenzas cayó acompañando la acción. Sus manos extendieron el pliegue de papel hasta que él lo tomó.

—Veamos… ¿Qué es esto Asuna-chan? —cuestionó divertido el muchacho colocando su mano sobre la cabeza de la menor mientras admiraba con curiosidad el sobre rosado que estaba pintado con pequeños corazones. No era tan inocente como para no saber de qué se trataba aquello, siendo el chico popular que era recibía varias confesiones de amor al día, y podía reconocer a ciencia cierta cuando se encontraba en una situación tal.

Lo que nunca esperó fue recibir algo similar de manos de esa adorable niña que conocía de toda la vida. Asuna Yuuki hermana menor de su mejor amigo Koichirou, tenía once años de edad, y cursaba su último año de primaria. Su uniforme simple así lo ameritaba.

Él, Kazuto Kirigaya transitaba los dieciseis años y estaba pronto a graduarse de la escuela secundaria. Era algo rebelde, un espíritu libre e indómito semejante a un caballo salvaje que no sabe de límites. Tenía fama de conquistador e irresistible, pero no se le conocía novia alguna.

Rasgó el sobre sin dejar de sonreír a la pequeña que seguía con su pose previa, sin atreverse a mirarlo. No había que ser un genio para adivinar lo profundamente avergonzada que ella estaba. Kazuto ojeó la nota y se mordió la lengua para no reír a carcajadas. No quería herir sus sentimientos por lo que mantuvo silencio hasta que acabó de leer. Las palabras 'Me gustas mucho senpai, por favor acepta mis sentimientos' le parecieron divertidas, y lo más sincero que alguien le había dicho ese día.

Pero Asuna era una niña que no tenía idea del amor, y que seguramente confundía admiración con un sentimiento que creía más profundo.

—Asuna-chan— la llamó alegre y le dio un tironcito a una de sus trenzas para que ella lo mirara. Como predijo el rostro de la jovencita casi imitaba el color de su cabello —Me siento muy halagado con esto —le enseñó la carta que había vuelto a doblar cuidadosamente —Pero tú eres como mi pequeña hermanita…—puso énfasis en esa frase —Y… eres una niña… cuando tu tiempo llegue…—dijo parafraseando —Conocerás a alguien que sea merecedor de este amor y…

—P-Pero… ¡yo amo a Kazuto-senpai…! —proclamó frunciendo los puños y apretando los párpados para dar mayor énfasis a sus palabras.

—Na-ha, esa es una frase prohibida—le dijo tocándole la nariz con su dedo índice en un intento de romper ese ambiente extraño —Nunca debes decírsela a alguien a menos que así lo sientas.

—Pero…

—Olvidemos esto ¿está bien? —prosiguió alegre guardando la carta en el bolsillo de su chaqueta escolar —Y hagamos de cuenta que nunca pasó, y sigamos siendo amigos.

—¿Amigos…?

—Tu eres mi amiga… y mi pequeña hermana, Asuna-chan.

La pequeña desvió la vista para que el muchacho no viera su expresión quebrada. Sus ojos le ardieron y supo que se largaría a llorar irremediablemente. Asintió enérgica una y otra vez, y se apretó la falda escolar.

—Te acompañaré hast…

—No— ella habló firme interrumpiéndolo, con gesto distraído se limpió una lágrima rebelde y volteó a verlo componiendo una sonrisa —No te preocupes senpai. Puedo volver a casa yo sola…

—¿Y arriesgarme a que Kou me asesine? —reclamó burlón —No lo creo. Además él me invitó a cenar, dijo que alguien cocinaría una delicia.

Asuna rio levemente, había olvidado ese detalle por completo. Aunque no quisiera habría de seguir viendo a Kazuto porque era mejor amigo de su hermano. No tenía más opción que caminar hasta su casa junto a él.

Y eso sería muy extraño.

Kazuto se adelantó llevando sus brazos tras su nuca. Los colores vistosos del atardecer iluminaron su silueta imponente. Y en ese momento Asuna lo vio tan guapo e inalcanzable que supo el tamaño de tontería que había cometido.

—Kazuto-senpai…—murmuró al viento de primavera que alborotó su corto cabello trenzado —Mi amor es tan real como el hecho de que estamos aquí juntos…

—¿Dijiste algo Asuna-chan? —volteó a verla con curiosidad el joven notando que ella seguía plantada en la pequeña plaza donde lo había citado previamente.

—¡N-no! —se acercó hasta él y esbozó una sonrisa que jamás llegó a sus ojos —Ya vámonos.

Ni siquiera supo en qué momento se enamoró de él. El sentimiento empezó como admiración y cariño. El primer signo fueron las cosquillas extrañas en su estómago cada vez que le hacía alguna broma o algún cumplido, el joven siempre le hablaba con propiedad, incluyéndola amablemente en las conversaciones. Con el tiempo hasta fue natural quedarse embelesada mirándolo cuando creía que Kazuto no se daba cuenta.

Irremediablemente se dio cuenta que estaba ante su primer amor. Ese del que leía en sus novelas shojo y del cual hablaban las canciones de sus grupos favoritos.

Amor.

Asuna ahora entendía que el suyo era un amor imposible y no correspondido. ¿Por qué que tenía ella que ofrecerle? Una niña que aún no había empezado la etapa de desarrollo; que era más baja que la media, que era delgada y espigada como un junco, que tenía una voz infantil y aguda… ¡Y hasta su cabello era extraño! ¿Qué no la llamaban calabacita por eso?

Suspiró tristemente y se limpió las comisuras de los ojos con el borde del mandil rosa que usaba.

—¿Qué pasa Asuna-chan, las cebollas te causan escozor?

—Ciertamente…—se rió de su propia ironía. Llorar mientras picaba cebollas, que conveniente.

—Apresúrate que tengo hambre, calabacita— le dijo socarrón Koichirou tirándole un mechón de cabello.

—Onii-chan— rezongó avergonzada de que éste se burlara de ella frente a su mejor amigo y amor secreto.

—Y no solo yo —prosiguió el joven castaño volteando hacia su invitado —Kazu también está que muere de hambre así que apresúrate.

—No la molestes, Kou. Es solo una niña…—rió.

Y la frase se clavó como esquirla en el pecho de la jovencita quien se mordió el labio inferior y se dedicó a picar las verduras para el estofado en silencio.

—El primer día en la secundaria siempre es complicado, pero no tienes que estar nerviosa.

—Si está nerviosa es porque es una tonta…

—¡Kou, no seas así con Asuna-chan! Si no vas a ser de ayuda vete de aquí…

Asuna de doce años rio suavemente ante las palabras de su hermano y las de su mejor amigo. Ese día empezaba en la misma escuela a la que iban ellos y se sentía terriblemente inquieta, y ansiosa.

Revisó su uniforme por tercera vez, su camisa azul con cuello marinero y lazo rojo, junto a la falda tableada -ni tan corta, ni tan larga- del mismo color. Su cabello había crecido un poco más y lo llevaba recogido en una cola de caballo.

—Te ves bien— Kazuto le puso la mano en la cabeza y asintió convencido.

Ella se apenó de que la sorprendieran repasando su apariencia —Gra-gracias.

—Si no haces amigos hasta el receso puedes venir a buscarnos a nuestro salón para almorzar juntos.

—¿De veras?

—¡Claro que no!— interrumpió Koichirou mirando con horror a su amigo. —Si no hace amigos es porque es una niña fenómeno, y nadie quiere estar cerca de uno.

—Cállate Kou— se volvió a la jovencita que estrujaba visiblemente ansiosa el maletín entre sus manos —No le hagas caso, te irá bien. Y por supuesto mantennos al tanto de cómo te va en el primer día ¿vale?

—Vale.

—Todo saldrá bien —le repitió.

Y le sonrió de tal forma, que Asuna guardó esa sonrisa dentro de su corazón uniéndola a ese sentimiento tibio y fresco que él siempre le inspiraba.

—Es una pena que hayas gastado toda tu mesada en un casco para ella, pero Asuna decidió hacer el trayecto hasta la escuela a pie para ir con sus compañeros— Koichirou repuso con indiferencia observando a su mejor amigo que parecía algo contrariado con la reciente noticia.

—Oh…— Kazuto guardó el casco libre en la parte trasera de su motocicleta —Pensé ilusamente que quería que la lleváramos a la escuela… es su primer día de clases y…

—Está en segundo año, y ya conoce a sus compañeros —le interrumpió divertido —Tú pareces más su hermano que yo.

—Quizás porque él no la protege lo suficiente…—le dijo mordaz. Se cerró la chaqueta negra de cuero y se acomodó el cuello—Entonces, ya que no tenemos que hacer de niñeros ¿nos vamos?

—¿Nervioso en tu primer día de universidad? Quién lo diría.

—No tanto como tú.

Kouchirou sonrió de lado, se subió a su propia motocicleta y arrancó bajando la acera hasta la calle donde esperó a su amigo.

—¿Estás seguro de que estará bien? —le preguntó ubicándose a su lado. El joven de cabello castaño lo miró de soslayo con una ceja en alto.

—Asuna debe aprender a alejarse de nosotros, no podemos estar detrás de ella todo el tiempo.

—En eso tienes razón —Kazuto asintió, y acelerando dejó que el viento se colara entre su cabello. Sin embargo tenía un mal presentimiento de todo eso. Pero por su bien, y porque no entendía de donde salían esos sentimientos confusos, se guardó de manifestarlo en voz alta.

—Sé que no soy familiar directo, pero…

—Lo siento jovencito solo los miembros de su familia pueden verla…—la enfermera movió la cabeza en una acción negativa ante el pedido del joven.

—Usted no entiende, yo soy…

—Es como mi hermano mayor—contestó la voz suave de la paciente desde adentro del cubículo —Déjelo pasar por favor.

La asistenta entornó los ojos, y le hizo un gesto de que entrara. Kazuto le agradeció con una inclinación de cabeza y entró a la zona de guardia médica. Corrió la cortina del pequeño cubículo y encontró a la muchacha sentada en la camilla con su brazo derecho envuelto en un cabrestillo. Había múltiples cortes y raspones en sus rodillas, pero se la veía repuesta y serena.

—¿Qué paso? —aventuró con más preocupación de la que debería.

—Un sujeto intentó robarme el móvil— manifestó soltando un suspiro.

—¿Intentó?

—Sí, fue solo un intento porque no lo logró. Me resistí con uñas y dient…

—¡Pues hiciste muy mal! —la interrumpió enojado —Kou y yo te hemos dicho muchas veces que no debes resistirte a un robo ¿y si ese sujeto te hacía algo? ¿Y si estaba drogado?

—Pues no me hizo nada, y no estaba drogado —respondió en el mismo tono —Y no se llevó mi móvil.

Kazuto cerró los ojos como contando mentalmente hasta diez, luego la miró —¿Cómo te hiciste eso? —apuntó a su brazo.

—Forcejeamos… perdí el equilibrio, y él me empujó— dijo en un murmullo.

—¿Qué tan grave es?

—Una fractura en la muñeca—murmuró ya reacia a seguir hablando con él, notando como cada vez estaba más y más furioso —¿Dónde está mi hermano?

—Koichirou debía quedarse después de clases, y como quien avisó dijo que no era tan grav…

—Alguien debe firmar los papeles para que pueda salir de aquí —lo interrumpió— Yo soy menor de edad.

—Yo lo haré ¿no dijiste que soy como tu hermano?

—Pero no eres mi hermano— le soltó seria.

Ese no eres mi hermano le produjo un escozor extraño en el pecho. Pero no supo explicar porqué.

En eso la cortina se abrió, y el joven de alborotado cabello castaño y ojos oscuros hizo aparición, se le veía agitado y preocupado. Pero se detuvo al ver la extraña atmósfera entre su mejor amigo y su hermana.

—¿Qué ocurre?

—Vamos a casa.

—Pero ¿estás bien? ¿Qué dijo el médico, calabacita?

Asuna se bajó de la camilla y escondió el dolor que sentía, cambió de tema —Solo tienes que firmar los papeles y podremos salir de aquí. Necesito una férula porque esto es incómodo.

—Está bien ¿Kazu vienes con nosotros?

—No— el joven de cabello negro se encogió de hombros —Creo que no es buena idea.

Asuna no dijo nada, se tomó el brazo herido con el restante y salió del cubículo sin decir palabras. Koichirou miró a su amigo con las cejas en alto, en una muda pregunta, éste solo se encogió de hombros y negó con la cabeza lentamente.

—¡Feliz cumpleaños Kazuto-kun! — Asuna colocó un pastel de cumpleaños frente al sorprendido joven de cabello negro.

—H-Hey… No esperaba esto…—rio avergonzado tocándose la nuca. Contó las diecinueve velas encendidas y miró al par de hermanos que reía frente a él —Me sorprendieron.

—Fue idea de Asuna— Koichirou despeinó el cabello largo de su hermana quien sonrió avergonzada —Ya que no pudimos estar en tu cumpleaños.

—No era necesario—volvió a reír.

—¡Pide un deseo Kazuto-kun!

Él ni siquiera lo pensó y sopló todas las velas encendidas mientras el par de hermanos aplaudía. Asuna se acercó a cortar el pastel.

—¿Lo has hecho tú, Asuna-chan?

—Por supuesto— le sonrió. Extrajo la primera porción y se la tendió.

Él tomó la mano que sostenía el platito. Era su mano derecha, aquella que se había quebrado varios meses atrás —¿Estás bien?

Lenta, pero firme, se soltó de su agarre —Estoy perfecta— cortó otra porción y se la extendió a su hermano —Tengo alguna molestia los días húmedos, pero el traumatólogo dijo que es medianamente normal.

—¿Normal?

—Pues sería diferente si esta niña hiciera los ejercicios que el doctor le indicó —intervino el castaño con una mirada severa —Pero ya la conoces.

—Creí conocerla— dijo Kazuto sin pensar.

Ella les sacó la lengua a ambos y tomando su propio plato con su porción de pastel dio la vuelta para irse —Dejaré al par de ancianos y me iré a hacer algo más divertido.

Cerró la puerta tras de sí dejando a ambos jóvenes en la cocina.

—¿Pudiste estudiar algo para los parciales? —Koichirou preguntó con aire distraído acercándose hasta el pastel y cortando una nueva tajada.

—Estuve revisando un poco los apuntes, pero fue una leída rápida —contestó distraído, aunque sus ojos seguían puestos en la puerta por donde había salido la chica —¿Qué hay con Asuna -chan?

—Está muy misteriosa, y ayer me pidió que le instalara el Skype en su Mac…—respondió —Creo que ha conocido un chico…

—¿En serio? ¿Qué no es muy joven para eso? —aventuró a borbotones.

—Tú también tienes una hermana pequeña ¿Qué acaso le dices que no a todo lo que te pide?

Kazuto se sintió atacado con eso. Por supuesto que Suguha no era como Asuna, su pequeña hermana era más obediente y dócil. Y era una niña. Asuna iba camino a convertirse en una adolescente y Koichirou no parecía notarlo.

—Si necesito ayuda para ponerle un freno, créeme que te lo diré. Ahora quita esa cara.

—¿Qué esa falda no está muy corta? —Kazuto preguntó al ver salir a la jovencita de su casa. El cabello le había crecido hasta la cintura y lo llevaba suelto. Eran las ultimas clases del año estudiantil y el verano se cernía pesadamente acrecentando el clima. Eso se evidenciaba en la camisa ceñida de mangas cortas que usaba, y en la falda tableada azul que apenas le cubría los inmencionables.

—Hace calor Kazuto-kun —le respondió obvia pasando por al lado de él que seguía montado en su motocicleta —Onii-chan estaba buscando sus apuntes, ya viene.

Él la tomó del brazo deteniéndola, Asuna lo enfrentó sorprendida más que molesta. Sus ojos ambarinos se cruzaron con el mirar acerado intenso del joven —Te llevaré—le dijo.

—No es necesario— le sonrió desechando gentilmente su gesto —Aún estoy a tiempo de llegar a pie.

—¿Estás viendo a alguien? —le preguntó simplemente.

Asuna lo miró seria, como si de verdad le creyera esa preocupación súbita, luego rió restándole importancia.

—¿A qué viene esto?

—¿Lo estás? Eres muy joven, lo sabes.

—Métete en tus asuntos—le siseó con un tono de voz peligrosamente suave —Yo no estoy metiéndome en qué tipo de relaciones tienes Kazuto-kun.

—Podrías preguntarme al menos

Ella abrió la boca para responder cuando Koichirou salió de la casa con aspecto apurado, contempló a su hermana con evidente confusión —¿Todavía sigues aquí, calabacita?

—Ya me voy— replicó sonriéndole —Adiós a ambos, tengan buen día.

—Kou, ¿Qué no crees que su falda está ya bastante corta?

—Ya se lo he dicho, pero ¿Qué puedo hacer? Si la regaño volverá a cortarla.

—Kazuto tiene una novia, ¿Qué no se lo has contado a mi hermana?

El nombrado por poco y escupe la bebida de cola que estaba tomando. Asuna lo miró con sorpresa antes de soltar una ligera risotada ante su aspecto incómodo.

—Kazuto-kun nunca me cuenta nada.

—Tú nunca me preguntas— refirió apenado.

—Felicidades Kazu-nii— le sonrió alegre pasando por alto la sutil reprimenda, luego se volvió a su hermano —¿La conoces? ¿Es bonita?

—Es muy bonita— miró a su amigo de soslayo —Con tu permiso Kazuto.

—Me alegro mucho —le sonrió sincera dándole un muy ligero apretón a su mano —Ya que estamos en el momento de las confesiones ¿Onii-chan también tiene novia? Es que siempre le pregunto y me cambia de tema…

Al notar la cara pálida de Koichirou y como sacudía las manos en señal negativa asintió maliciosamente —Por supuesto que tiene una noviecita.

—¡Kyaa! ¿En serio? ¡Onii-chan!

—¡Kazu!

El joven rio viendo la cara apenada de su mejor amigo y como Asuna lo retaba enojada.

—Es una muchacha muy, muy bonita. Aunque aún no quiere blanquearla.

—¿Ah? ¿Es verdad eso, onii-chan? ¿Cómo puedes tener a tu novia en el anonimato?

—Escucha a Asuna-chan, Kou. Tiene toda la razón.

—¿Te gustaría que a mí me hicieran algo similar? ¿Qué mi novio decida por alguna razón ocultarme?

El castaño se puso serio mirando a su hermana de casi quince años —No, no me gustaría que alguien jugara así contigo —dijo seriamente.

—Entonces no se lo hagas a ninguna chica, onii-chan.

Kazuto se la quedo viendo con admiración, preguntándose cuando se había vuelto tan seria y tan consciente de sí misma. Esa adolescente bella que brillaba con luz propia.

En nada se parecía a la niña que le había dado esa carta de amor varios años atrás. Aunque no estaba preparado para enfrentar eso.

—¿Y dónde está la cumpleañera? —Kazuto le preguntó a Koichirou mientras este sacaba algunos refrescos de la nevera, y unos bocadillos. En la casa se oía el sonido de música estridente y la conversación animada de varios jovencitos que provenía de la sala.

—¿Qué no está allí junto con los demás? —aventuro el dueño de casa. Por su cara de pocos amigos era evidente que esa fiesta no le gustaba para nada. Pero para su mala suerte su hermana era popular, y así como tenía muchas amigas, también tenía admiradores. El número de los concurrentes a su fiesta número dieciséis era superior a la que había previsto en un primer momento.

—Pues no la vi, hay demasiados niños allá afuera.

—Ni me lo digas, no sé de dónde salieron…—refirió de mal humor. Y tomó un par de cervezas, una se la tendió a su amigo en silencio.

—¿Hay alcohol en esta fiesta? —preguntó Kazuto admirando la botella en su mano.

—¡Por supuesto que no! ¿Alcohol? ¿Con estos niños que tienen las hormonas alborotadas? —preguntó horrorizado, Kazuto escondió una risita exagerada —¿Y con mi pequeña hermana allí dentro? No señor.

Era la primera vez que oía a Koichirou tan protector con la menor de la familia.

—¿Entonces te ayudo en algo?

—Lleva estas bebidas y estas botanas al salón. Para peor que Asuna me trae esta gente y encima debo darles de comer…—gruñó —¡No sé dónde se haya metido! Debe andar con su novio en algún rincón obscuro del parque.

Kazuto giró sobre sí mismo enfrentando a su amigo —¿Novio?

—Oh, olvidé mencionarlo. Hace algunas semanas Asuna me dijo que estaba saliendo con un niño de su clase, y que en su fiesta de cumpleaños me lo presentaría.

—¿Y lo hizo?

—Seh, es un escuálido mocoso rubio, capitán del equipo de soccer… o algo así. Se llama…

—Eugeo— completó una voz femenina. Ambos dirigieron su atención hacia la puerta donde se encontraba una muchacha cruzada de brazos.

Y Kazuto pasó saliva lentamente al contemplarla. La voz que había hablado correspondía sin duda a la de Asuna, pero la joven mujer allí presente con su cabello completamente suelto, y ese corto vestido rojo que ponía en evidencia sus encantos, no se asemejaba en nada a su pequeña amiga, aquella que le había confesado su amor.

—Asuna-chan…— murmuró y salió de su propio estupor al darse cuenta como había estado observándola —Feliz cumpleaños, te debo tu regalo.

—No tienes que preocuparte, Kazuto-nii…— lo alcanzó y le dio un ligero abrazo, sonriendo al pronunciar el apodo. Ya no era Kazuto-senpai, ni Kazuto-kun. De buenas a primeras había empezado a llamarlo cariñosamente Kazuto-nii en alusión a que lo veía como su otro hermano mayor junto a Koichirou.

Y no era que a Kazuto le molestara eso, pero de ese tiempo a esta parte, cada vez que ella lo nombraba así sentía una pequeña punzada de desilusión en el pecho.

—¿Así que tienes un noviecito?

—Veo que onii-chan te ha ido con el chisme.

—¿Vas a presentármelo? —prosiguió comiendo un bocado de la bandeja que portada so pretexto para no observarla fijamente.

—Por supuesto, Eugeo es un buen chico a pesar de lo que onii-chan diga.

—Sólo asegúrate de que no te pongas las manos encima —proclamó el nombrado agriando la voz.

Asuna echó un mechón de su largo cabello detrás de su hombro y se mordió el labio evitando reír —Si me toca créeme que serás la última persona en saberlo…

—No me retes calabacita— extrajo la bandeja de la cual Kazuto seguía comiendo y retrocedió —Llevaré esto al salón para alimentar a esos buitres que tienes como amigos, si sigo escuchando más de esa conversación creo que me arrepentiré de haberte dejado hacer esto.

Koichirou abandonó la cocina dejando al par de jóvenes allí adentro.

Asuna se adelantó hasta el refrigerador y sacó una cerveza. Ante la sorprendida mirada de su pelinegro amigo, la abrió sin problemas y bebió un largo sorbo. Se apoyó en el mesó y lo observó arqueando una ceja —¿Qué pasa contigo?

Era una pregunta de lo más natural al igual que su forma de actuar, entonces porque no podía dejar de verla… ¿Qué tenía de diferente esa noche? ¿Era su vestido que la hacía parecer una mujer? ¿Eran esas curvas que él no tenía idea que existían? ¿O eran sus ojos semejantes a un mar de secretos?

—No es nada, solo que me sorprendió un poco la noticia… —le dijo con suavidad.

—Ya verás que Eugeo te caerá bien, es muy amable y…

—No es eso—la interrumpió —Es que… —la boca se le secó— Olvídalo.

—¿Olvídalo? Vamos dime.

—Pensé que… ya tenías un chico que te gustaba —le dijo en un murmullo.

Pero al contrario de lo que se esperaba, los ojos de Asuna lo miraron con confusión hasta que hiló a lo que se refería, y soltó una ligera carcajada —¡Oh vamos! ¡Era una niña! ¡No tenía plena noción de lo que decía! Además —se le acercó insinuante— Tenías toda la razón, en algún momento habría de conocer a un chico que me quisiera tanto como yo a él.

—¿Y lo quieres? —le preguntó antes de pensar lo que decía. Haciendo alusión a lo que él había titulado La frase prohibida.

Ella le guiñó un ojo —Por supuesto.

Había salido de aquel ambiente pesado hacia el parque delantero para fumar un cigarrillo. Lo necesitaba. Eso y un buen trago que quemara todas esas sensaciones extrañas que daban vueltas en su pecho.

La música reggaetón, algo que no consideraba música, sonaba a todo volumen, y los jovencitos bailaban enardecidos allí dentro. Hasta Koichirou había arrastrado a Miyu, su novia, a esa pista improvisada para bailar un rato.

Kazuto había desistido cuando aquello empezó a escalar otro nivel. Lleno de parejas y todas actuando de modo empalagoso… No, eso realmente no era lo suyo. Por lo que tomando la nueva cerveza que había adquirido para sí mismo, y su fiel paquete de cigarros salió al exterior.

Allí afuera no era mucho mejor, y mientras Kazuto buscaba el encendedor entre sus bolsillos, divisó como una parejita se escabullía entre los ligustros que rodeaban la casa de sus amigos. Sin duda aprovechando la escaza iluminación de esa zona, ese par de fugitivos había escogido ese sitio para meterse mano.

No supo que fue exactamente lo que lo llevó a seguirles la pista a esos dos, si fue el morbo, o el aburrimiento ligeramente enturbiado con el considerable alcohol que había bebido, y que no había hecho más que incrementar el escozor que sentía.

Bebió de su cerveza oyendo las risitas, los murmullos inentendibles, y esos silencios que sugerían que tipo de cosas pudieran estar haciendo.

Entonces vió a la chica de rojo salir primero, acomodándose el cabello, y al muchacho rubio ir detrás hasta abrazarla por la espalda. Estaba diciéndole algo al oído a juzgar por su risita ligera. Y antes de frenarse a sí mismo, la llamó.

—¡Asuna!

Al verse descubierta, la muchacha acomodó su vestido y alzó la cabeza en su dirección, sus ojos ambarinos se hicieron enormes al reconocerlo.

Le dijo algo al joven rubio que la acompañaba, y este se alejó rodeando la casa hasta desaparecer dentro de ella presumiblemente.

Kazuto ni siquiera supo porque la había llamado de aquel modo. Como si fuera su hermana. Porque definitivamente no lo era.

—¿Kazuto-nii? —preguntó ella inocente al verlo tan serio y antipático.

El joven la contempló seriamente notando el bretel del vestido que había caído por la lisura de su hombro. En esa penumbra sus ojos brillaban como dos soles. Antes de pensarlo la había arrinconado contra la pared, el cerco de ligustro los ocultaba fácilmente.

Reparó en la cerveza que llevaba en la mano y se la ofreció con un gesto —¿Quieres?

Sin duda no era la pregunta que se hubiera esperado. Asintió —Sí.

Entonces Kazuto rodeó la barbilla de Asuna, y la impulsó suavemente hacia atrás hasta que la cabeza de la chica ya no pudo retroceder por causa de la pared, y sin perder tiempo atacó su boca en un beso demandante y rabioso.

El que ella se apresuró a contestar, llevando su lengua al encuentro de la de él, y besándolo de idéntica forma.

Un ligero sabor a alcohol perceptible en el aliento de ambos. Pero de momento eso no pareció importar.

Continuará.


(parte 1 de 2)

Nota:

Y con este fic doy por terminado mi contribución a la #kiriasuweek2016.

Quiero agradecer de todo, todo corazón a quienes participaron donándonos parte de su tiempo para escribir tantos fics adorables. MUCHAS GRACIAS!

En verdad este evento no hubiera sido nada sin el apoyo y la ayuda de ustedes (tanto wattpad como FF) Otra vez gracias :D

Respecto a este fic… supuestamente corresponde al día 7 'Conquistando al senpai' en verdad esto iba a ser oneshot, pero el tiempo no estuvo de mi lado… si supieran la cantidad de malabares que he hecho esta semana jajaja xDDD Así que la historia tendrá una segunda y última parte que intentaré traer pronto.

Por si no entendieron la primera escena corresponde al tiempo actual donde Asu tiene 17 y Kiri 22, a partir de ahí empiezo a contar como fue que sucedió la historia hasta llegar a ese momento.

Gracias por leer y participar!

Sumi Chan~