Disclaimer: Naruto y sus personajes son creación de Masashi Kishimoto.
Aviso: Sigo viva.
¡Espero que lo disfruten!
Naruto suspiró cuando cruzó la gran puerta de vuelta a la aldea, estirando sus brazos hacia arriba, agotado por la misión que acababa de concluir. Llevaba cerca de cinco días fuera de la aldea, y en este tiempo apenas y había dormido.
La aldea estaba inmersa en una muy agradable calma, donde solo se escuchaba el viento y una que otra voz apagada. No sabía con exactitud la hora, pero hacía mucho tiempo que había oscurecido, así que calculó que serían cerca de las doce de la noche.
Se encaminó hacia su casa; mañana a primera hora iría a entregar rápidamente su informe y después pasaría todo el día con Hinata.
Ah, Hinata. Su bella y dulce Hinata. Pensar en ella lo hacía sonreír, pensar en que no tenía nada de qué preocuparse y que era capaz de hacer lo que sea.
La extrañaba muchísimo.
Camino a su casa se puso a pensar, en como la abuela Tsunade había ganado por fin una apuesta y ese tipo de cosas. No pudo evitar reír, la misión de la que venía no era nada en comparación con todo lo que había hecho de más joven, sin embargo se sentía más agotado.
Qué ironía, pensó.
Venía tan inmerso en sus pensamientos que, cuando estuvo frente a su casa, se detuvo repentinamente al observar que las luces estaban encendidas. Abrió los ojos con sorpresa, sintiendo como su corazón latía más rápido y sus manos comenzaban a sudar.
Corrió hacia la puerta, sacó sus llaves e intento abrir. Se le cayeron al menos dos veces debido a sus nervios, pero procuró no hacer ruido. Cuando por fin logró abrirla entró, quitándose los zapatos.
Observó su alrededor; todo se miraba ordenado y limpio, incluso olía a algo parecido a canela o menta, él que iba a saber.
Se tensó cuando escuchó pasos apresurados dirigirse hacia donde él estaba hasta que distinguió la pequeña y delgada figura de su novia.
—¡Naruto-kun, has regresado! B-bienvenido. —Dijo sonriéndole, mientras el rubor cubría sus mejillas y nariz.
Él solo se quedó observándola. Era la primera vez que lo recibía así, era la primera vez que alguien se desvelaba esperándolo.
Nunca había sentido tanto amor por ella hasta como en ese momento.
—¿Naruto-kun? —Lo miró preocupada, acercándose a él y tomando su mano. —¿T-tienes hambre? P-preparé cena para ti.
Una lágrima rodó por su mejilla y rápidamente se la secó para evitar que Hinata lo viera, pero sabía que ya lo había notado. No pudo evitarlo y la jaló hacia él, abrazándola con todas sus fuerzas, mientras algunas lágrimas volvían a escapar.
Hinata se sorprendió un poco, pero le devolvió el abrazo con la misma fuerza, escondiendo la cabeza en su cuello. Lo había echado mucho de menos.
—Ya regresé. —Dijo Naruto, con la voz ronca y llena de emoción.
Ella sonrió contra su cuello.
—Bienvenido a casa Naruto.
¡Hoooooola pequeños y lindos animalitos de la creación! ¿Cómo están?
Disculpen por no escribir por… eh, ¿un mes? Entré a la universidad, me tocó en el turno vespertino y me cuesta mucho adaptarme, sumándole tareas y esas cosas, así que se me dificulta escribir.
Les traigo una muy cortita historia que tenía mucho queriendo escribir, sin embargo no salió como lo esperaba.
En fin, ojalá les guste y no tengan que recurrir a los tomatazos. De verdad que seguiré intentando escribir más a pesar de mis tareas, ténganme poquita paciencia.
¡Gracias por leerme!
Con mucho cariño,
Yashiro x
