El crujido de los árboles junto al aleteo de los pájaros se escuchaba a la distancia.

Ázzuen, un lobo de melena obscura, aunque más pequeño de lo normal tiene el doble de sensibilidad en sus sentidos que sus homólogos e instintivamente movió la cabeza hacia el origen del sonido. Gracias a que él y Kix un joven zorro plateado obscuro con , se encontraban en la ladera del barranco, lograron ver a la distancia un denso humo blanco y marrón.

Cerrando los ojos, se concentró e ignorando a los árboles quemándose o a los pájaros, oyó algo, apenas se escuchaba, pero no obstante ahí estaba. Al darse cuenta de lo que se trataba, rápidamente abrió los ojos, soltando un jadeo con la boca entre abierta, no podía creer que aun hubiera alguien ahí pues ya había estado dentro de incendios antes, sabía lo peligroso que son y que no les quedaba mucho tiempo.

Con una mirada rápida, su compañero sabía lo que planeaba, y no le gustaba para nada.

—Se lo que piensas —Kix le devolvió la mirada, pero con angustia—. No es una buena idea.

—Ya lo sé —Le respondió mientras volvió a mirar al bosque—. Aun así, hay que salvarlos.

Sin más que decir, fue elevando su respiración, mientras endurecía sus músculos y tensaba su cuerpo, ya había pasado mucho tiempo, fue antes de conocer a Kix y después de que su manada lo abandonara, aún era cachorro. los recuerdos siguen frescos en su mente, cuando su manada le dio la espalda, vio cómo se alejaban, y al intentar seguirlos su padre, lo retuvo en el suelo mientras le gruñía, dándole la indicación que se quedara. Y con la cola entre las patas espero, y espero más, hasta que toda la esperanza se convirtió en dolor, lo habían abandonado, todo porque lo consideraban débil y sin posibilidades de sobrevivir, aunque en ese tiempo no lo entendía. Recuerda los días vagando con hambre y sin rumbo por el bosque, buscando a su manada y pedir redención, hasta que no pudo más y cayó al lado de un árbol caído, sin más energías sentía como moría.

Fue por suerte, mera suerte que su vida cambio completamente, unos humanos lo encontraron.

Ese fue su verdadero cambio, aunque recuerde vagamente, la sensación del frio pasto al ser remplazado por una calidez que no había sentido desde que su madre lo alejo de sus hermanos, la sensación de ser aceptado en una manada, su manada. Pero aun así solo quería morir, no tenía propósito, Después empezaron su educación y por mera curiosidad, termino descubriendo un explosivo escondido en el auto de sus dueños. Sus "dueños" al darse cuenta, le confesaron su verdad.

Sacudió su cabeza para despejar su mente, no era un buen momento, segundos después, al mirar por el rabillo de su ojo, vio a su hermano que se preparaba para seguirlo. Y con su enorme cuerpo, bloqueo a Kix para evitar que lo siguiera. —Quiero que vayas a nuestra madriguera del lago —Termino con una mirada dura que, mezclado con su antifaz natural grisáceo claro, dando un parecido a una máscara tribal en llamas logro afianzar su posición. Pero, aun así, no logro suprimir un rastro de tristeza en su rostro a tiempo.

Kix, aunque era aún joven, ha llegado a ser muy inteligente con la ayuda de él, y reconoció la tristeza de su hermano, empezó a tener miedo, aunque no de Ázzuen, si no de perderlo y ser incapaz de evitarlo. —¡No!, te acompañare —dio un paso a delante, desafiándolo—. Tengo que.

Lo último fue un susurro, que Ázzuen no logro escuchar. Y más rápido que un respiro lo tumbo al suelo en un sordo golpe. —¡Dije al lago! —. Dio un fuerte ladrido que resonó por el bosque, opacando el crujiente sonido del bosque. Con una mirada directa y enseñando sus caninos, logro intimidar lo suficiente a Kix para que aceptara su orden, que plegando su cola entre las patas evadió su mirada, al ver esto y sin ninguna otra palabra, lo soltó para ver cómo se levantaba, lentamente y con las patas temblando ligeramente, logro caminar a paso ligero, alejándose.

Solo no mueras —susurro, dando un último vistazo a su hermano mayor—. Por favor —empezando a llorar se echó a correr y entre más se alejaba, menos se podía contenderse, llegando al punto que apenas veía a donde iba.

Cuando vio que ya se había alejado lo suficiente del lugar, Ázzuen se puso en marcha, solo dejando caer una lagrima solitaria, odiaba tener que ser de esa forma con el.

—Perdón, mi pequeño hermano —Y sin ninguna otra palabra, empezó a trotar, cada vez más rápido, llegando a ser una falta de definición para sus ojos, hasta que se acercó al incendio, y aunque no lo veía aun por los altos árboles, podía sentir la súbita de temperatura en el ambiente, y las partículas causadas por el fuego, cada vez haciéndose más denso. un poco de tiempo después y lentamente todo se tiño de un rojizo amarillento, el denso humo ahora empezó a entrar a bocanasos por sus fosas nasales, con ese nauseabundo olor a cenizas de arce, bajo su cuerpo y lo mantuvo cercas del suelo, tratando de respirar la menor cantidad de humo posible siguió adelante, sin embargo, incluso sus esfuerzos fallaron cuando empezó a tener dificultades para respirar, pero no se rindió, nunca lo ha hecho, y por dios que no empezara ahora.

Unos pasos después, se detuvo e ignorando todo lo demás empezó a olfatear el suelo, concentrado en su objetivo, siguió el rastro correcto y ahora con más fuerzas corrió, adentrándose en el incendio forestal, hasta que el olor se encontraba en su alrededor.

Pero algo estaba mal, terriblemente mal, junto al olor que busca también se encontraba el inconfundible olor metálico de la sangre, y la fetidez de la carne quemada.

—Si alguien me escucha, ¡Respondan! —Enderezándose y con una postura firme, grito como pudo. Nadie respondió.

Temiendo lo peor, rastreo la fetidez hasta su origen, para descubrir, algo que juro jamás tener que volver a ver, ahí se encontraba una familia humana "Civil", sin vida. Posiblemente tratando de escapar.

El hombre se encontraba aplastado por un árbol en llamas, su dorso con las costillas fuera del cuerpo, desgarrado y cubierto de sangre, se hallaba con una expresión de terror y mirando hacia la mujer, posiblemente murió por la hemorragia masiva mientras se encontraba consciente.

La mujer, sosteniendo algo entre sus brazos y tirada en el suelo, en una pose peculiar, aunque su rostro es indistinguible por graves quemaduras y su cuerpo parcialmente carbonizado, antes de morir logro protege lo que fuese que tuviera en los brazos.

El extrañado por la posición de la mujer, se acercó al cuerpo mientras aguantaba la respiración, tomando con su mandíbula el brazo de la mujer, e ignorando el horrible sabor, con algo de fuerza logro abrir sus brazos. Algo que hubiese querido no hacer.

En ese mismo momento, al abrir los brazos, se escuchó un sonido seco, y un bulto dio un par de vueltas hasta que se detuvo. Era un bebe, de no más de tres meses, envuelto en unas mantas ligeramente quemadas.

Con los ojos cerrados, y el rostro tranquilo, parecía tranquilamente dormido, sin que le molestara su alrededor. Él sabía que no estaba dormido, aun con sus años de entrenamiento, tuvo que morderse el labio con fuerza mientras cerraba fuertemente los ojos, para evitar gemir por el pobre cachorro.

Solo necesito segundos para saber lo que paso, posiblemente se encontraban acampando, sin darse cuenta del peligro que los rodeaba y cuando vieron el fuego, víctimas del terror, se echaron a correr sin ver que, de hecho, se adentraban al incendio. Él bebe estaría llorando, pero al poco tiempo se habría quedado dormido, o eso creyeron los padres, quienes se preguntarían que le paso a su niño, habrán dejado eso de lado para después y seguir escapando, se abran asustado aún más cuando las llamas les rodearon y el marido se habría detenido para calmar a su pareja, esta estaría llorando mientras tomaba posesivamente a su bebe. Pero no se habrían dado cuenta por su estado mental, que uno de los arboles estaba a punto de desplomarse, hasta que fue demasiado tarde y con un fuerte crujido este empezó a caer, el marido al darse cuenta empujo a su esposa junto a su hijo fuera del peligro, pero no antes que este lo aplastara rompiendo su caja torácica, causando un sangrado masivo, y con su vida escapándose rápidamente, habría visto donde estaba su esposa, sin quitar su mirada de terror. La esposa aun en conmoción y sin creer que acababa de pasar, se habría quedado un minuto sin reaccionar, cayéndose de rodillas mientras lloraba por su amado esposo. Y cuando por fin intento levantarse para irse, descubrió que no podía caminar, así que hiso lo último que podía hacer una madre, proteger a su hijo, aun sin darse cuenta que este ya había muerto tiempo atrás. Muriendo un poco después por intoxicación y rodeado de llamas que la quemaban. A veces se odiaba a sí mismo.

Este momento, supo que ya no había nada que hacer, había llegado tarde, dándose la vuelta se disponía a correr, pero no antes de voltear y mirar a la familia, dando sus respetos y un adiós.

Ya llevaba unos minutos corriendo cuando de repente obtuvo un grave ataque de tos, su cuerpo intentaba sacar toda la mierda que respiro, ya sabía lo que significaba y no le quedaba mucho tiempo. Aumentando el ritmo, ahora corriendo por su vida, pero mientras dejaba atrás árbol por árbol, su vista se volvía de túnel, pasando a ser destellos de su pasado, cuando sus dueños le confesaron que eran AIRBORNE, su entrenamiento, y sobre todo el día que se unió al pelotón como un igual, cada cara, ya sean amigos, o enemigos, se quedaron grabados en su mente. Lo último que curso su mente, fue la misión final, donde conoció a su hermano zorro «Tengo que salir de aquí» dejando a un lado el pasado, logro esquivar un árbol que se caía en frente de él justo a tiempo, pero cada vez veía más obscuro, sus pulmones ardían, casi no podía respirar hasta que paso lo inevitable, lentamente dejo de correr.

Cayendo en lo que parecía hierva intacta y respirando cada vez más lento «Perdón Kix» ese fue su ultimo pensamiento antes de perder la conciencia.

En otra parte del bosque, se encontraba un chico que rondaba los 18 a 20 años, con una tableta en sus manos, mientras deslizaba sus dedos por esta, haciendo los cálculos mentales, termino señalando varios puntos cercanos del mapa virtual.

—Skye, El aire va en dirección sureste —hablo Ryder por el micrófono de su casco—. Suelta tu carga en el sector Charly 15, Rumbo NE —Tenía un plan, sabía que no tenían suficiente carga para un incendio de este calibre, ya se había esparcido por muchas hectáreas, pero para poder seguir propagándose tenía que seguir la dirección del aire y pasar por ese sector, si no podía apagarlo al menos lo contendría.

En su Tablet una luz rosa cobro vida dos veces, dando a entender que comprendía la información y estaba en ejecución.

Mientras tanto en el aire con el imponente sonido característico de las hélices de un helicóptero pesado, se veía un Ka-32 ruso modificado, con los colores rojo y blanco, llevando debajo de él anclado un gran contenedor metálico, lleno de una mezcla de agua y retardante de fuego.

Sobrevolando la posición indicada y con una agilidad sin precedentes, maniobro sobre los arboles mientras abría las compuertas, liberando la totalidad de su carga por varios segundos como si un grueso roció se tratará.

Ryder, admirando su trabajo volvió a repasar la situación, por si paso algo de forma inadvertida —Ryder —de forma repentina, la radio cobro vida con la voz de Skye.

Él sabía que había algo mal, en situaciones como esta, solo se hablaba si era necesario. Rápidamente pulso el botón de su casco, con atención y seriedad respondió —Adelante.

Solo fueron un par de segundos, pero para el fueron horas, hasta que la radio volvió a cobrar vida —Zuma ve a un canino inconsciente, a menos de un klick de la contención —Volteo a ver y recordó que en el helicóptero se encontraba un labrador de color chocolate, con su uniforme naranja de rescatista y usando un casco de piloto, veía con unos prismáticos por la puerta trasera.

Ryder se dio cuenta de la gravedad de la situación, si no actuaban rápido, este perro morirá, pero también sabía que la zona no era buena para un rescate aéreo, había demasiados árboles.

—Marshall y Chase, ya escucharon a Skye y saben qué hacer.

Al igual que antes, se le hiso una eternidad, sin darse cuenta que contenía la respiración, hasta que la luz roja y azul parpadearon dos veces, para dar un fuerte suspiro, sabía que todo dependía de ellos.

En otra parte del bosque, se encontraba un camión de bomberos bulldog 4x4, siendo conducido por un pastor alemán y de copiloto un dálmata.

Chase mantenía el volante con fuerza, tratando de ir lo más rápido que podía, los árboles se rompían como si fuesen simples ramas bajo el peso de la bestia. —Sigo sin entender como Ryder consiguió estos vehículos. —Repentinamente Marshall hablo, sin apartar la vista del camino. —No es que me queje, pero estas cosas deben de costar una burrada. —dio una mirada rápida, para ver si lo estaba escuchando —Y ni hablar del combustible.

Chase, al darse cuenta que ya había terminado y sin apartar la vista del camino o de los instrumentos, respondió —hasta donde sé, alguien los dono y Ryder no es tonto, primero vio que todo fuera legal antes de aceptarlos. —antes que pudiera continuar, pasaron un gran tronco que sacudió fuertemente al camión —Además Ryder y Rocky, lograron disminuir el consumo en más del 60%.

Las dudas de Marshall tenían fundamentos, no todos los días alguien desconocido le regala vehículos costosos a una pequeña organización, Ryder y Katie estuvieron bastante ocupados gracias a ello, desde construir un hangar subterráneo para vehículos pesados, hasta conseguir los permisos para poder operarlos y modificarlos para el uso de los chicos.

Cinco minutos después de su pequeña charla y topándose solamente con un par de incendios menores, los cuales literalmente pasaron por encima apagándolos con el sistema anti-incendios controlado por la computadora del asiento de Marshall, lograron llegar al lugar asignado.

El dálmata, con sus patas doblo el portátil para después de un solo movimiento replegarlo hacia el descansa brazos. Atento al entorno y girando la cabeza varias veces, busco al canino. No tardó mucho en encontrar una protuberancia obscura, casi negra en el matiz verde y marrón.

Con un movimiento de su pata, apuntando la dirección de Ázzuen. Chase se dio cuenta, y asistiendo con la mirada, dio un giro de 45 grados hacia la derecha. —Marshall —Sonaba inusualmente extrañado.

El dálmata curioso, volteo a ver a su amigo. —Que pasa bro?

Chase tenia las dudas en su cabeza, pero también sabía que no debe distraerlo. —No es nada —El dálmata solo le dio una mueca escéptica, no le creía nada. —Enserio no es nada —con una mirada rápida, Marshall decidió dejarlo.

Llegaron con Azzuen unos segundos después, Marshall abrió la puerta dejando caer una de las tres rampas que instalo Ryder, pues sabía que el camión era demasiado alto.

Bajo rápidamente mientras sostenía con su boca la soga de una camilla de plástico naranja. Se desplazó a paso apresurado, recorriendo en pocos segundos los 10 metros que los separaba de Ázzuen. En el momento que llego se dio cuenta de algo, no era un perro como Ryder creía, más bien un lobo ¡Un lobo! Él sabía que eran peligrosos, lo sabía por carne propia. Meditando sobre la situación, llego a una conclusión rápida. Se encontraba mal, tenía una respiración superficial y con hollín en las fosas nasales, ya no representaba una amenaza para el o sus amigos, pero necesitaba ayuda urgentemente. Ahora era su responsabilidad salvarlo, y no iba a fallar.

Con todas sus fuerzas y con un firme agarrón de sus mandíbulas, lo tomo por el lomo como si fuera un cachorro. Le tomo algo de tiempo poder moverlo hasta la camilla y acomodarlo. Pues, aunque era un poco más pesado que el mismo, el suelo en el que se encontraban no era el adecuado para arrastrar algo además de que tenía cuidado de no hacer movimientos bruscos. Una vez en la camilla tomo las correas para posicionarlas firmemente sobre él y así evitar que se lastimara en el traslado.

Volviendo a tomar la soga con la boca, logro avanzar a medio camino de regreso, cuando una voz lo sorprendió. —¿Necesitas ayuda? —Desde el camión, Chase se encontraba con la cabeza fuera de la ventana.

Dejando caer un momento la soga, miro a Chase con el ceño fruncido. —No, estoy bien —Le dijo sacudiendo la cabeza, para volver a tomar la soga y seguir.

Un poco de tiempo después, Chase confirmo sus sospechas cuando Marshall estaba subiendo al lobo por la rampa, Aunque no le gustara, confiaba en su amigo. Por lo que no dijo nada y se preparó para arrancar.

Una vez con el lobo en la parte trasera de la cabina y Marshall atendiéndolo, quito el freno de estacionamiento y lentamente acelero, girando el camión para salir de ahí.

Mientras tanto atrás, El dálmata tomo una jeringa con 3.5 mg de hidroxicobalamin con la ayuda de su mochila para después utilizar una máscara de oxígeno, ayudándolo a respirar mejor.

Él sabía que esto solo lo estabilizaría temporalmente, aun necesitaba llegar con Katie en menos de quince minutos o no lo lograría, con esto en mente activo su radio —Ryder —por unos momentos, solo se escuchó estática, hasta que fue remplazada por una voz metálica. —Adelante.

Tomando una profunda respiración abrió el canal —Ya lo tenemos, nos dirigimos hacia el sendero más cercano, pero necesito una extracción por helicóptero.

Del otro lado del canal, se encontraba Ryder con su tableta, buscando por los mapas una zona para que Skye pudiera aterrizar. Cuando vio un camino a 600 metros de los chicos, lo conocía ya que lo tuvieron que cerrar hace 4 años porque el terreno era inseguro, pero esa sección en específico debería estar bien.

Con un fluido movimiento de dedos, envió las coordenadas a los sistemas GPS de los vehículos.

—Skye, aterriza en el lugar marcado y espera a los chicos —Tomando un respiro rápido siguió hablando. —Chase, te envié las coordenadas, ve y ayuda a Marshall a subir al helicóptero con el perro y después reúnete conmigo en el sector Delta 16.

Tres destellos de luz cobraron vida en su tableta, la roja, azul y rosa. Con el dedo pulgar e índice se froto el puente nasal, soltando un largo suspiro.

En el aire, Skye se encontraba ajustando la trayectoria para un aterrizaje controlado. —Zuma, prepárate para aterrizar —ella volteo rápidamente para ver a zuma, quien solo asistió con la mirada. Volviendo a mirar hacia afuera y con ayuda del GPS, busco el camino abandonado cuando escucho el sonido metálico de la puerta cerrándose, siendo opacado por el sonido de los rotores.

Solo se veían árboles y arbustos, ni rastro del camino. En la segunda pasada logro ver un pequeño espacio entre la vegetación, de aproximadamente 5 metros de ancho, y por ahí se distinguía un viejo camino.

Tenía que tomar una decisión, no había un lugar para aterrizar, incluso el camino no era lo suficientemente grande. Solo le quedaba una opción, utilizar las palas del rotor para crear la zona de aterrizaje. Sonaba fácil, como una podadora.

Ella sabía que no era así, solo era necesario un error de cálculo, por más pequeño y simple que fuese. Como cortar una rama más gruesa de lo normal o desviarse del camino para terminar estrellándose.

Tomo su decisión, solo miro a Zuma y le dijo. —Agárrate fuerte —tomando los controles con firmeza, guio al helicóptero para alinearse con el camino, solo tomo unos segundos para comenzar el descenso, cuando llego a los 25 metros de altura, desacelero completamente, Skye vio que las copas de los arboles estaban muy cercas, a los 16 metros el helicóptero empezó a descender más rápido, rápidamente tubo que compensar para evitar estrellarse, ya faltaba poco, solo unos 14 metros más y estaban en tierra, cuando de repente toda la cabina empezó a retumbar con un tronador sonido y sacudirse fuertemente, ella supo que ya habían empezado a cortar las ramas arbustos de alrededor, lentamente siguió descendiendo hasta que un golpe en seco los detuvo, habían aterrizado.

Tardaron alrededor de tres minutos en lograr llegar, Chase detuvo el camión a 17 metros del helicóptero, no quera causar problemas con el despegue. Cuando la puerta trasera se abrió y su rampa llego al nivel de suelo, vieron a Zuma correr hacia ellos, Rápidamente Marshall abrió la puerta para bajar y con ayuda de su amigo labrador, tomaron la soga y empezaron a arrastrar la camilla hasta el helicóptero, lograron subirlo sin mayores problemas.

—eh, amigo —Apenas se podía distinguir la voz de Zuma mientras sostenía en su hocico unos cascos. —será mejor que te los pongas —Marshall entendió lo que quería decir, los helicópteros normalmente son muy ruidosos y pueden dañar los tímpanos.

—Gracias —contesto utilizando su mochila para ponérselo.

Una vez que todo el mundo estaba asegurado, Skye comenzó a despegar.

Comenzando a avanzar lentamente, el helicóptero logro ganar altura a tiempo y cuando superaron la altura de los árboles. Skye dio un ligero festejo, había podido aterrizar y despegar en un lugar sin espacio para hacerlo, era un nuevo logro para ella.

Después de quince minutos, habían logrado llegar a la clínica de bahía aventura, Skye no quiso forzar al máximo el helicóptero, pues no sabía cuándos daños habían recibido sus aspas. Pero fue un alivio cuando vieron a Katie afuera, lista para recibir al paciente. Una vez que tomaron tierra vio como Katie ayudaba a los chicos para bajar al lobo, quien ya sabía de qué se trataba, pues en el trayecto, sintonizo su radio con la señal de la clínica.

Ella quería quedarse, pero no podía. Ahora mismo tenía que llevar su Ka-32 devuelta al helipuerto del hangar.

Ya habían pasado dos horas desde que Ázzuen llego al hospital y una hora y media desde que Ryder y los chicos llegaron, se encontraban sentados en la recepción, completamente exhaustos excepto Rocky quien fue el único que se quedó en la base, estaban a punto de quedarse dormidos cuando Katie entro a la recepción.

—Como se encuentra —Fue la voz de Ryder, que la estaba mirando con sus ojos cansados pero tranquilos.

—No sé cómo, pero el lobo ahora se encuentra prácticamente sano —Katie respondió sin creerse lo que acaba de pasar, es anatómicamente imposible.

Ryder se encontraba con la boca abierta y los ojos bien abiertos, Rápidamente volteo para ver a Chase, quien se estaba rascando la cabeza nerviosamente mientras soltaba unas pequeñas risas —Tal vez se nos pasó informarte que era un lobo —Chase con tanto ajetreo se le olvido ese pequeño detalle.

Ryder vio esto y solo negó con la cabeza, divertido por la situación lo dejo pasar.

Katie solo sonreía, Aun no creía la forma tan casual que podían olvidar las cosas —Como sea, no debería despertar en dos días.

«aunque no sé porque tenga ese tatuaje rojo en forma de derrame» Termino pensando en la extraña marca de sus cuatro patas.

Ryder, viéndola a los ojos, se aguantaba la risa —Oh casi lo olvido, te enviare el informe en un rato para que lo archives.

Ella solo pudo fruncir el ceño, aun no entiende como el logro convencerla de fusionar la clínica con la patrulla, ahora ella tenía el doble de papeleo, y el tripe de dolor de cabeza.