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―Mi Dulce Bebé―
¡Hola! Ésta es la historia de Hinata y Gaara y el famoso Shukaku, es mi primer fic así que espero que les guste. n-n/
Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen.
Prólogo:
Todo comenzó cuando Kiba pierde de vista a Hinata, quien por causa de un extraño jutsu fue transformada en un bebé. Pérdida en el bosque la bebé es encontrada por Gaara, quien ahora tendrá que cuidarla con la ayuda del Shukaku.
Capítulo 1: Una Bebé En El Bosque
―Kurenai Sensei ¿Qué vamos a hacer con Hinata?
―Bueno primero hay que encontrar algo para Hinata ya que como ahora es una bebé no puede comer lo que tenemos, lo segundo que hay que hacer es llegar a Konoha decirle al Hokage y a Hiashi san―Suspiró y dio las ordenes a seguir― Shino irás conmigo a buscar alimentos y agua, Kiba, tú cuida de ella
―Sí, sensei ―asintieron los dos ninjas de menor rango.
―Vamos ―fue la orden de la mujer para que todos iniciaran su tarea.
Hinata jugada con Akamaru mientras que Kiba la veía en tanto esperaba a Kurenai y Shino, no habían pasado ni quince minutos cuando Kiba se aburrió por completo de su misión.
―¡Que aburrido! ¡Por que tardan tanto! Bueno, al menos Hina se divierte aun con esa mariposa azul, hasta parece hipnotizada.
Y así fue como Kiba y Akamaru se quedaron mirando a la bebé por unos cinco minutos… antes de quedarse totalmente dormidos.
Por su parte, la bebé continuó viendo a la mariposa, claro, hasta que la mariposa se dejó de moverse alrededor de ella y luego comenzó a alejarse por lo que la curiosa infante la siguió.
…
…
En otra parte un chico pelirrojo está saltando de rama en rama en dirección a su aldea, cuando de repente el Shukaku lo detiene:
―Espera mocoso… ¿escuchas eso?
―¿Qué?
―Ese llanto… ¡Escucha! Proviene del árbol de la derecha.
El chico que respondía al nombre de Gaara volteó a ver adónde el Shukaku le había indicado y allí vio que bajo ese árbol estaba un pequeño bulto. El pelirrojo bajó de donde estada para acercarse al objetivo y se fue acercando poco a poco hasta llegar a él, y cuando estuvo a la par se dio cuenta que se trataba de un bebé de unos pocos meses.
―Es raro ver a una bebé en medio del bosque ¿será que la abandonaron? No creo que se hubiese perdido por sí misma ―habló el Shukaku.
―¿Cómo sabes qué la abandonaron?
―¡Solo lo sé! ¡No me cuestiones mocoso! ―rebatió orgulloso el espíritu― Al menos ya dejó de llorar.
Gaara la miró y se dio cuenta que de verdad había dejado de llorar, pero lo que le sorprendió fue que le estada sonriendo a él.
―¡Hey, Mocoso! Despierta que unos ninja se acercan.
Gaara agarró a la pequeña del abrigo como si se tratara de un saco y desapareció.
No muy lejos de ahí se encontraban Kiba y Akamaru buscando desesperadamente a Hinata, diez minutos habían pasado desde que se despertaron y se dieran cuenta que no estaba.
―¿Kiba qué pasa? ―preguntó con seriedad la Sensei.
―Ku-re-nai ―dijo Kiba con voz temblorosa
―¿Y Hinata dónde está?
―¡Jeje!... yo… la perdí… ―confesó con miedo profuso ante la mirada rojiza de su maestra.
―¡LA PERDISTE KIBA! ―Kiba dio un brinco a escucha el grito de su sensei y con un temblor en su voz le contesto.
―S-sí… yo…
―¡Hay que encontrarla! Shino ayúdame a buscarla, Kiba ve a Konoha y dile a la Hokage lo que ocurrió, y deja a Akamaru para que nos ayude.
―Sí, se-sensei ―tartamudeó aún asustado de su usualmente tranquila maestra.
―Ve lo más rápido que puedas.
―¡En-entendido!
Salió lo más rápido que pudo hacia Konoha, quería ir a buscar a su amiga ya que se sentía culpable por haberla perdido pero tenía que cumplir las ordenes de Kurenai
―Espero que estés bien Hina... ―susurró mientras corría a toda velocidad directo hacia la aldea de la hoja.
…
…
Lejos de donde los ninjas de Konoha iniciaban la búsqueda un chico y un espíritu conversaban.
―¿Por qué no se calla? ¡Ese llanto me molesta!
―No eres al único ―dijo el ninja algo irritado.
―¡Ponle algo en la boca para que se calle! ―sugirió más alterado el espíritu.
Gaara siguió el consejo u colocó arena en la boca de la bebé para que se callara, yeso funcionó ya que no se oía más llanto, pero aun así la pequeña seguía llorando.
―¡Por fin silencio! ―celebró el Shukaku― Mocoso dale de comer, es por eso que llora
―¿Cómo qué?
―No sé… ¿una manzana?
Gaara agarró a la niña y se fue a conseguir la manzana y cuando la obtuvo le quitó la arena de la boca y le dio la manzana.
―Es muy grande y dura para ella, busca algo más pequeño y suave.
El pelirrojo le quitó la manzana y la guardó, luego le puso de nuevo la arena en la boca para evitar escuchar el sonido de su molesto llanto y se fue a buscar lo que el Shukaku le dijo, y cuando lo en encontró volvió a hacer lo mismo que con la manzana.
―¡No, no, no! ¡Es muy pequeña se puede ahogar! ¡Eres bastante inútil, niño!
―¿Y entonces qué le puedo dar de comer? ―increpó ya algo cansado el oji verde
―¿Por qué simplemente no la pulverizas y ya?
―¿Pulverizar? ¿Por qué? Ella no me ha hecho nada. No hay razón para hacerlo, así que no lo haré.
―¿Eeh? ¿Pero qué estás diciendo, pequeño mocoso? Yo me refería a la manzana no a la niña ¡A la
manzana! Así se hará puré y la niña podrá comer, idiota.
Gaara ignoró lo último y sacó la manzana y la aplastó hasta a hacerla puré y dársela al niña
―¡Espera no se la des a ella! ¡Si se la das lo va a desperdiciar!
―¿Entonces cómo?
―Ya estás usado una mano como plato, ahora usa uno de tus dedos como cuchara ―Gaara llenó uno de sus dedos con el puré y el Shukaku negó con la cabeza― ¡No, ese dedo no!
―¿Hum? ¿Por qué?
―¡De todo los dedo tienes que escoger el del centro!
―¿Qué tiene de malo?
―No lo sé… pero… se ve raro y ya ¡Solo dale de comer de una vez!
Luego de tomar el consejo del espíritu y una casi infinita cantidad de paciencia, el pelirrojo terminó de darle de comer y siguió con su camino ahora con un ambiente más tranquilo.
―¡Oh, sí! ¡La nena se durmió! Que silencio…
―Se acercan ninjas ―declaró el pelirrojo.
―Escóndete, mocoso ―sugirió el Shukaku al sentir también la presencia de los shinobis.
Y acercándose a los de la aldea de la arena dos shinobis de la hoja tratan de encontrar algo casi que con desesperación.
―¿Shino encontraste algo?
―No
―Hasta aquí nos llevó la pista de olor de Hinata, así que debe de estar cerca.
Por si acaso, el ninja de la arena que estaba oculto entre el follaje, envolvió a Hinata con la arena, formando una pequeña bola para que así el perro no pudiera olfatearla.
―¿Akamaru hueles algo? ―el perro negó con la cabeza.
―¡Vámonos! ―ordenó Kurenai cada vez más preocupada por su alumna.
Cuando se perdieron de su rango de percepción, Gaara salió de su escondite, seguro de que no serían detectados.
―¿Por qué la ocultaste? ―curioso interrogó el Shukaku.
―Yo no la oculté, la arena lo hizo sola.
―¡Aja! Como digas… ―apuntó sarcástico― Claro, de seguro que el destino quiere que la cuides…
―¿Qué dijiste?
―¿Yoo? Nada, nada… ―el espíritu decidió cambiar el tema―Mejor sácala de esa bola de arena que se va a ahogar la mocosa.
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…
¡Hasta aquí el capítulo!
¡Espero que les haya gustado!
¿Debería de continuarlo?
¡Bye bye!
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