¡Hola lectores! Mi nombre es ARIZAL ¡Un gusto en conocerlos! ¡Soy nueva en fanfiction y no saben lo emocionada que estoy!. En fin, probablemente estén diciendo "¿Y la historia? Yo entre aquí a leer ¬¬" Pues les diré no coman ansias. Esta historia a rondado por mi cabeza (y cuaderno) y decidí mostrarla al mundo. Les diré que amo el Sonamy y esta historia estará llena de el ^^, pero eso si, puede que tarde un poco el romance... Aprovecho para decirles que si les gusta hora de aventura se den un tour por la pagina de mi autora favorita DN164, ahi encontraran tres historias magnificas que de seguro amaran. Yo ya las amo ;). DN si ves esto, te admiro XD un verdadero honor que lo leas.
Sin mas que decir los dejo con la lectura ¡Que lo disfruten!
Iš Rouge tarnaitė
La maid de Rouge
Una gota de sudor recorría su ceño fruncido, sus labios se deformaban en una mueca de preocupación y disgusto, mantenía los dientes y los puños apretados. Estaba preocupada, iracunda y a punto de explotar. Oh si, mataría a alguien. Si pudiera. Se contenía a si misma cerrando los ojos con tal fuerza que cualquiera creería que necesitaría un cambio de ellos.
Nadie pensaría en meterse en esos instantes con la anormalmente roja Amy Rose. Nadie excepto Rouge…
-Parece que perdiste, cariño-. Los allí presentes dieron un paso atrás con temor a lo que pudiera pasar.
La escena era la siguiente. Una eriza rosa (linda, por cierto) con púas a modo de cabello largas hasta la mitad de la espalda, adornadas por una diadema color rojo. Un vestido del mismo color, corto hasta la rodilla y unas botas igualmente rojas con franjas haciéndole juego. En su cara se notaba su expresión enojada gracias a sus extremadamente rojas mejillas. Se encontraba apretando sus pequeñas manos enguantadas y adornadas con un brazalete de oro, sostenía un gran martillo rojo con enormes orillas de color dorado en una de ellas. Frente a ella se encontraba una coneja y una murciélaga blanca cómodamente recargada en una mesa cercana. Esta vestía su típica blusa rosa sin mangas de escote corazón, con un pantalón negro ceñido hasta la cintura, unas botas blancas que le llegaban por debajo de la rodilla y con orillas rosas haciendo juego, a la vez con sus enguantadas manos.
La murciélaga poseía en su rostro una sonrisa torcida, sus ojos azules soltaban una chispa de orgullo que podía ser mejor apreciada gracias al maquillaje azul pálido sobre sus parpados. Su ceja se encontraba alzada en un acto de superioridad, mientras observaba burlona a su rosa (ahora roja) amiga.
Todos los presentes (desconocidos, de hecho) miraban con cierto terror al par.
-¿Y bien? ¿No dices nada?- continuo hablando Rouge, mientras se acomodaba mejor y de forma sensual en la mesa.
Amy contuvo la respiración, guardando silencio por un minuto y repitiéndose mentalmente que no debía matar a Rouge. No ahí.
-Bien. Las reglas ya están hechas pequeña. Te veré entonces en mi casa a las 8 am en punto- dijo mientras se alejaba a la puerta con la coneja pisándole los talones. Amy la escuchaba aun con los ojos apretados. Un segundo después los abrió encontrándose con la murciélaga a punto de salir del cuarto de esa pequeña feria.
Antes de salir completamente se volvió a mirar a Amy, quien seguía mirando en su dirección.
-¡Ah! Y no olvides tu uniforme…- La sonrisa de su cara se ensanchó al decir esto último. Acto seguido le guiñó un ojo coquetamente y salió del lugar.
Amy gritó de desesperación en ese momento. Un grito largo y agudo que hiso que todos los "mirones" del lugar se taparan los oídos. Rouge sonrió triunfante desde afuera mientras se alejaba caminando tranquilamente.
Después del grito, Amy suspiro cansinamente mientras sobaba el puente de su nariz. Hizo desaparecer su Piko Piko Hammer y salió resignada del lugar, aunque aun enfurecida y murmurando cosas inaudibles para los demás.
Caminaba rápidamente por las calles dando enormes zancadas, muchos se cruzaban con ella y hacían ademán por saludarla, se encontró a Cream, quien la miro preocupada mientras pasaba frente a ella velozmente.
Se cruzo con todo el mundo (extrañamente), con Knuckles, Silver, Shadow, Blaze, Tails… y hasta Sonic. Este ultimo la miro entre aterrorizado y preocupado, con una gotita en la frente estilo anime. Todos y cada uno fueron completamente ignorados por la peli rosa. Aunque con la pinta que traía creyeron que pudo haber sido lo mejor.
La eriza llegó a su casa, entró en ella y cerró dando un estruendoso portazo. Subió a su habitación y se tiro baca a bajo en su cama gruñendo sonoramente, sintiéndose realmente estúpida. Pero ¿Cómo iba a saber que Rouge ganaría la apuesta? Repasó mentalmente lo sucedido.
Ese día había decidido visitar la pequeña feria ambulante que visitaba la ciudad. Era de tarde cuando se encontraba en ella, en un cuarto de esta en específico. Con el típico juego del martillo. El juego en el que se usa un gran mazo para golpear una palanca que dispara un objeto hacia arriba, con la intención de golpear una campana en la parte superior haciéndola sonar.
La observaba, era muy alta y estaba repleta de lucecitas. "Pan comido" pensó la eriza, sonriendo con orgullo. Y pues ¿Cómo no pensar en que ella ganaría?, después de todo, ella era una maestra si de martillos y fuerza se trataba.
Ya tenía la vista fija en un hermoso peluche gigante. Una extraña combinación entre un puerco y un conejo. Totalmente adorable. Estaba por comprar el boleto cuando una voz la interrumpió.
-Apuesto a que hago mejor puntaje que tu-. Amy volteo incrédula. Era Rouge, quien la miraba segura y un tanto burlona, con una mano en la cadera en una pose seductora.
-¿A qué te refieres?- cuestiono Amy alzando una ceja. La mueca de Rouge cambio a una de aburrimiento, al momento que señalaba el juego del martillo. Fue hasta entonces que Amy notó la pequeña pantalla negra sobre la campana. "Oh" pensó Amy.
-¿Y bien? ¿Aceptas?- la blanca murciélaga volvió a su pose segura.
-¿Y qué ganaré a cambio?- Amy sonrió con arrogancia mientras ponía las manos en jarra.
-No se te escapa nada, eh, corazón- comento sonriendo divertida. –Muy bien, aquí esta Bunnie para explicarlo-. La aludida sonrió con los brazos cruzados. Era una coneja de cabellos y pelaje dorados, tenia ambas piernas y un brazo robóticos de metal pintado de blanco con detalles lilas, vistiendo un sombrero de vaquero, una chaqueta marrón y una malla rosa.
-Hola, nena- saludo Bunnie dando un paso al frente, sin dejar de sonreír.
-Hola, Bunnie- contestó Amy extrañada. El silencio se presentó por unos segundos.
-Bien- continuó la coneja –En sí, la que pierda será la sirvienta de la ganadora- Amy se palmeó la frente mentalmente, mientras su rostro mostraba un "¿En serio? ¿Tanto drama para eso?", continuó callada un rato.
-Veo tu rostro, muchachita, no creas que es todo, hay reglas- Amy enarcó una ceja – La que pierda, estará al servicio de la otra de 8 am a 8 pm todos los días menos los domingos, se le obedecerá a TODO lo que ordene, sin excepciones y, lo más importante…se vestirá de maid…- Amy tragó grueso, detestaba ese tipo de vestuarios que hacían ver a la mujer como una…una…ejem…cualquiera. Pero… ¿Qué probabilidades había de que perdiera?, sonrió con petulancia. Ya queria ver a Rouge vestida de esa manera. Era obvio que ella ganaría.
-Ah, por cierto, a la hora del juego no hay reglas- mencionó Bunnie.
-¿Y bien, Rose?- cuestionó Rouge con la misma sonrisa en los labios.
-Acepto- se escuchó decir a la eriza. Ambas se miraban seguras y arrogantes. Amy hizo aparecer su Piko Piko…
Esto se iba a poner rudo…
Amy gruño de nuevo contra se almohada. Aun no podía creer que hubiese perdido pero ¿Quién iba a imaginar que la murciélaga aprovecharía su "poder" de volar para darle impulso al martillo? Estúpida gravedad. Debió poner más atención a las palabras de la coneja "-Ah, por cierto, a la hora del juego no hay reglas-". Que torpe, no comprendió que ya tenían un plan. Lo que le frustro mas fue que perdió por apenas tres puntos, TRES. Qué horror. Ahora debía ir cada día menos los domingos ("es algo" pensó) d casa de Rouge, y peor aún, con ese espantoso uniforme de sirvienta francesa. "Debería ir a conseguir uno…nah, mañana lo hare…" Pensaba, mientras abrazaba a su puerconejo gigante, recordando las últimas palabras de la peli blanca "-¡Ah! Y no olvides tu uniforme…-". Frunció el ceño enfadada de nuevo, suspiro y hundió su cara en el peluche cerrando los ojos, aspirando el aroma del perfume que había roseado anteriormente en el.
No podía echarse para atrás, era una eriza de palabra (una con el orgullo aplastado), suspiró cansinamente por milésima vez en lo que iba del día, rodo con el peluche en brazos mientras su respiración se hacía más lenta. Así, poco a poco, la pequeña e iracunda Amy Rose se fue entregando a los brazos de Morfeo…
Hasta aqui el capitulo de hoy corazones :3, espero y les haya gustado. No dire la fecha del proximo cap porque bueno, tengo una vida y eso ^^´. Prometo no tardar con el romance entre nuestra eriza consentida y nuestro heroe azul favorito (yo tambien lo espero con ansias :B). Prometo hacer los capitulos mas largos, tres paginas y media en word es algo desepcionante para mi TTwTT. Como sea. Los vere luego en el proximo capitulo ¡Nos vemos humanidad! :3
ATT: La pequeña autora ARIZAL
