A Finn le gustaba estar con ella.

Al principio fue extraño. Fue una sensación diferente a la que había sentido con Rachel Berry, a la que había considerado, y seguía considerando, el amor de su vida. Fue distinto por el mero hecho de que ella le transmitía calma, una sensación de seguridad.

A Marley le gustaba estar con él.

Al principio no se percató de ello, hasta le parecía lo más común, puesto que él era como una especie de profesor. Y hacía que se sintiese calmada, como si estuviese en paz con él, y a la vez, le hiciese estar en paz con ella misma.

Era diferente para los dos.

A Finn le encantaba escucharla cantar.

Cuando la escuchó cantar por primera vez, creyó que escuchaba a un ángel. No era una voz que llenase todo un salón vacío, pero era una voz cercana y familiar que hacía que se sintiese tranquilo. Le invadía un sentimiento de estar en casa.

De estar en su hogar.

A Marley le gustaba verle enseñar.

Le gustaba sentarse en la sala del coro, y quedarse mirando la pizarra concentrada. Era llamativo, pero le parecía fascinante cuando él expresaba sus experiencias en el coro, y en como se había sentido en ese salón, y todo lo que había vivido. Le transmitía conocimientos.

Le transmitía sabiduría.

A Finn le gustaba sentarse al lado de ella y quedarse en silencio.

Era confuso. Nunca se había sentido tan relajado en el silencio como con ella. Podía permanecer callado durante horas, y no se sentiría incómodo, para nada, junto a ella. Le fascinaba mirarla de reojo y ver esos ojos azules, como si fuesen unos ojos de cielo.

A Finn le gustaba el silencio con ella.

A Marley le gustaba el no sentirse juzgada por él.

Se podía sentir juzgada por todo el mundo, pero no por él. Sabía que hiciese lo que hiciese, a él no le desagradaría. Porque él era como alguien especial, que era consciente de sus propias imperfecciones, y no juzgaba las imperfecciones de los demás.

A Marley le encantaba la seguridad que él le transmitía.

Y era extraño.

"Ella no me gusta, es solo mi alumna. No me puede gustar" Se repetía él cada vez que la veía por los pasillos, observándola en silencio, sonriendo al contemplar la sonrisa de ella.

"Él no me gusta, es mi profesor. Es imposible que me guste" Murmuraba cada vez que lo veía entrar en la sala del Glee, y se acomodaba mejor en el asiento, sin poder apartar unos momentos la vista del cuerpo de él.

"Amo a Rachel, obvio ella solo me agrada como amiga...Nada más" Se decía a sí mismo cuando la miraba a los ojos al empezar con la lección de la semana. Y sus ojos no podían evitar analizar los de ella.

"Amo a Jake, y él solo me agrada como una especie de hermano...Solo quiero a Jake, solo estoy enamorada de él...De nadie más" Se intentaba convencer cuando le veía por los pasillos, a sabiendas de que iba a ver al Señor Schuester.

Era raro, y confuso.

Porque Finn amaba a Rachel; y Marley amaba a Jake.

Porque él no podría amar a nadie más que no fuese Rachel; y ella no podría amar a nadie más que no fuese Jake.

Pero ambos sabían que, durante un tiempo, a Finn le gustó un poco Marley, y a Marley le gustó un poco Finn.