Disclaimer: Soul Eater no me pertenece, es de Atsushi Okubo

Bien, aquí estoy de regreso con un nuevo fic (si es que se le considera fic xP), esta vez uso la tabla de 30 momentos en el reto de LJ xD Si… sé que no debería hacerlo cuando se supone que debería de estar escribiendo mis otros fic's, pero no pude evitarlo, simplemente leí las palabras y mi mente trabajó sola. Estos serán pequeños One-shot's o Drabbles, dependiendo de cómo salgan, espero y les guste, sin más, ¡empecemos!


Momentos

1: Brillo

Soul POV

Miro sin mirar la ventana de la sala de estar.

La programación del canal en el cual dejé la televisión encendida ya ha acabado, mi vaso de soda se ha quedado sin gas y las galletas se han aguadado. Las gotas de lluvia mojan toda la ciudad, mientras que los relámpagos la iluminan. Podría decirse que es otra noche de sábado normal…

… Pero no lo es.

Ahora mi vista se posa sobre la puerta de tu habitación. No has salido de allí en horas, o más bien, desde que llegamos al departamento. Lucias muy extraña, como si hubieses sacado 89 puntos en un examen o como si tu papá hubiera intentado tener otra charla de "padre a hija" – las cuales siempre terminan en desastre –.

Suspiré cansado, para luego apagar la televisión y encaminarme hacia mi cuarto. Lo más seguro es que estuvieses durmiendo ya o estudiando. Sin prestar mucha atención, pasé frente a tu puerta, y fue entonces cuando te escuché.

Era apenas un débil sollozo, pero audible, y procedía de tu habitación. ¿Acaso llorabas?

Sin tocar la puerta entré, poco me importó la mirada de reproche que me lanzaste al verme allí, bajo el umbral de tu puerta, mirándote fijamente. Tu cabello estaba suelto y despeinado, usabas una simple falda rosa y una playerita blanca – ¡¿con este frío?! – y tus mejillas se encontraban sonrojadas y brillantes, todo por culpa de las lágrimas que tratabas de limpiar en vano. Te acurrucaste más en tu cama, levemente molesta.

Me acerqué a ti, y como si de una niña pequeña fueras, te acaricié la cabeza, mientras que trataba de alisar tu enredadera que llamabas cabello.

- ¿Quieres contarme? – te pregunté después de un rato de silencio.

Tú bajaste la mirada, no sé si por pena o porque. La verdad es que no quería – ni me importaba – saber lo que te pasaba, digo, son cosas de chicas, ¿no? Pero… por alguna extraña razón, cuando vi tus ojos, noté algo.

Les faltaba tu brillo.

Aquel brillo que sólo tú logras tener cuando sonríes o te ríes. Cuando comes tu helado favorito, cuando lees tu libro preferido, cuando sacas un 100 en el examen, cuando me obligas a que te toque el piano… No sabría cómo explicarlo, pero brillas de una manera especial cuando eres misma.

Sin embargo, ahora te encontrabas escasa de aquel brillo que tanto me gustaba verte. Acaricié por enésima vez tu cabello, tú te recorriste tantito, dejándome el espacio suficiente para que pudiese sentarme en la cama. Tan pronto lo hice, posaste tu cabeza en mi regazo, y por muy loco y cursi que suene, mi corazón saltó de alegría… ¿o es que estaba a punto de darme un ataque?

- Oye… Soul… - susurraste.

- Dime.

- Tú… ¿tú has llegado a perder a… alguien importante? – murmuraste con la voz quebrada.

- No – respondí casi al instante.

El silencio volvió a apoderarse de la habitación. Tú seguías llorando en silencio, mientras que yo me partía la cabeza tratando de adivinar el porqué de tu llanto. El tiempo pasaba, y a cada segundo que el reloj marcaba, sentía cómo la cabeza comenzaba a dolerme de tanto pensar y pensar que era el motivo de tu dolor.

Tú suspiraste, para luego voltear a verme fijamente.

- Mi mamá murió.

Y sin poder contenerte, volviste a romper en llanto.

Comencé a consolarte, sin saber que decir. Ok, ahora si no sabía cómo alegrarte, yo nunca había perdido a un ser querido, y no deseaba hacerlo. Nuevamente el tiempo pasó, y nuevamente el silencio reinó sobre el lugar, aunque sinceramente no era silencio del todo, ya que tus sollozos se escuchaban débilmente.

Acaricié tu cabello, y cuando creí tener algo con qué alegrarte, me preparé para hablar.

- Vale, lo admito, no he perdido a nadie querido, así que no puedo saber cómo te sientes tú en realidad… sin embargo… tengo una ligera sospecha de cómo estás tú ahora – murmuré.

- ¿Ah, sí? – preguntaste mientras sorbías un poco con la nariz.

- Sí, ¿recuerdas nuestra primera pelea contra Chrona? – pregunté.

Tú bajaste la mirada, sabía que odiabas recordar eso.

- Ese día, cuando ella estuvo a punto de matarte, un pensamiento fugaz cruzó por mi mente. "Ella no". Tú te negaste a usarme para defenderte, y cuando vi que aquel ataque iba a ser mortal para ti, no lo dudé dos veces y me interpuse. El miedo que me había abrumado era por culpa de aquel dolor que se formó ante la sola idea de poder perderte – susurré, y sin poder contenerme te estreché con fuerza contra mi cuerpo.

Guardaste silencio, y para sorpresa mía dejaste que te abrazara de esa manera tan… intima. Comenzaste a acariciar mi brazo, mientras que yo me dejaba envolver por las sensaciones que esas caricias me ocasionaban. Suspiraste, tu aliento me hizo cosquillas en el cuello.

- Yo… yo también sentí miedo ese día – susurraste.

Suspiré.

- Lo sé – murmuré al recordar tu rostro cuando desperté en la enfermería.

Tú comenzaste a negar rápidamente con la cabeza, para luego voltear a verme fijamente con una sonrisa. Mi corazón latió velozmente contra mi pecho al darme cuenta de que el brillo había regresado a tus ojos.

- No, no ese miedo… yo… yo también sentí miedo de perderte… el tan sólo pensar que tú ya no estarías conmigo, a mi lado, que nunca más podríamos volver a estar… juntos

- Maka, ¿qué…? – comencé a decir, totalmente confundido, sin embargo, tú me silenciaste con uno de tus dedos, para luego sonreírme.

- Te amo, Soul. Sé que es raro que te lo diga de un momento a otro, pero… no quiero que sea demasiado tarde cuando te lo diga. Te amo, te quiero, te idolatro… eres mi alma, mi corazón, mi vida… yo… no sé qué haría sin ti… - susurraste, pero antes de que terminaras, yo te silencie con una sonrisa.

- ¿Sabes…? Me has quitado las palabras de la boca.

Y antes de que tú lograras salir de tu asombro, te besé.

Por muy estúpido que sonase, mi corazón latió a mil por hora y unas extrañas sensaciones recorrieron todo mi cuerpo. Aquella soledad que sentía poco a poco fue desapareciendo, y aquel miedo a perderte se extinguió, sólo para ser sustituido por amor, cariño… por ti.

Cuando nos separamos, juntamos nuestras frentes, al mismo tiempo que ambos sonreíamos.

Nunca creí que compartirías tu brillo conmigo… ¿y sabes…?

No quiero que dejes de hacerlo.


FIN


¿Review?