El barco había llegado a Boston al fin...eso era sinónimo a el fin de los mareos y vómitos de Sofia. Lo bueno era que solo llevaba un pequeño bolso de equipaje. Sus armas las llevaba cerca: su arco y sus flechas en la espalda, las dagas gemelas sai que su padre le había dejado, también su arma principal para ataques de cuerpo a cuerpo, las llevaba en su cinturón en ambos lados de sus caderas, la pequeña ballesta que colgaba serca de sus muslos y el cuchillo en su bota. El vestido que tenia puesto para viajar le resultaba algo incomodo ya que siempre se había vestido como un hombre.
Todas estas armas hacían a esta joven un peligro caminante. Si bien no sabia donde iba a quedarse esa noche se sentía bastante cómoda en aquella nevada América...a pesar de que las guerras civiles eran muchísimas ya que los americanos estaban en plena revolución y la ciudad de Boston estaba totalmente siendo asediada por ingleses. Si ya oyeron, el año 1775 no era nada pacifico. Pero Sofia se sentía a gusto no estando ni en un bando ni en el otro, había venido a América a buscar informacion de su hermano...Heimish, solo Dios sabia los motivos por el cual su hermano había dejado los bosques para venir a América, pero a Sofia no le importaban esos motivos, lo único que quería era ver a su hermano o por lo menos saber si estaba vivo o no, cosa que en el fondo dudaba con los problemas que había en ese caótico lugar.
Siguió adelante, después de viajar en barco tantos meses se sentía agradecida totalmente de pisar tierra firme, pero antes de festejar tenia que planear donde dormir primero. No podía inspeccionar los bosques de las afueras, no todabia, las cosas afuera de la ciudad estaban bastante complicadas. Necesitaba pasar una noche en la ciudad. La recorrió un poco. Por todos lados se veía el comercio, vendedores de pescado, carne, pieles, etc., carretas iban y venían constantemente...era muy distinto al pequeño bosque en donde había vivido toda su vida, allá en escocia, su madre era escocesa, pelirroja y muy bonita, no fue la mejor madre, con esto me refiero a que ella había tratado de ahogarla una vez mientras lavaban la ropa juntas en un rió cercano a la casa, si su hermano no hubiera estado por las sercanias Sofia habría muerto en esa ocasión, luego de eso ella y Heimish escaparon. Su padre se había ido a Inglaterra asía ya tiempo. Sofia empeso a vivir en los bosques de escocia junto a su hermano. Desde que tenia mas o menos diez años y su hermano once. Los huérfanos que se escapaban del orfanato del pueblo también vivían hay. Así que habían vivido con niños de su misma edad toda su vida, aprendió a duras penas a hacer sus propias armas, a robar y a defenderse, a escalar arboles altos y robustos como si fueran simples escaleras, y luego saltar de uno a otro para huir y cazar mas rápido. Mas o menos cuando tenia quince años su padre regreso al pueblo, pero esa era otra historia.
Sofia, aunque sabia lo que buscaba sentía como que no tenia razones suficientes para estar en ese lugar tan... caótico, algo le decía que no debía estar allí, como que su hermano nunca hubiera querido que ella regresara a buscarlo.
Camino un poco mas hasta llegar a una especie de callejón. De repente escucho unos jadeos, gritos cortados y apelmazados.
Fue a revisar, por las dudas, al doblar la esquina a unos metros de ella estaban dos soldados ingleses... extorsionando a un pobre hombre , ver como lo torturaban le produjo algo de odio asía los conquistadores. El hombre aprisionado no aparentaba mas de cuarenta años y estaba vestido en puros andrajos.
Se escondió detrás de unos arboles que estaban por hay serca y escucho con atencion a lo soldados y al señor.
-¿Que quieren?- decía el hombre que ya casi no podía hablar. La soga con la que estaba atado a ese árbol estaba muy tirante
-No nos diste lo suficiente dinero...- dijo uno apuntado la punta de la bayoneta hacia el
-No tenia mas...e tenido pocas ganancias con mi ganado-la voz del hombre clamaba por piedad
-No fue el dinero que pactamos, el trato era veinte por semana y tu apenas nos has dado cinco - el segundo soldado estaba mudo pero tenia una mirada nerviosa
-Pero... por favor piedad..prometo que conseguiré el dinero, solo denme mas tiempo- su voz se convirtió en puro llanto
-Lo sentimos- dijo el soldado sarcásticamente- a nadie le importas, seguro que si te matamos nadie sentirá pena por ti
Esa palabra para Sofia fue la que resalvo el vaso. Estaba completamente indignada por el trato de aquel soldado. Salio del escondite y miro fijo a los esbirros, una media sonrisa picara surco su boca.
-Caballeros no creo que este sea un buen tratado para un ciudadano- dijo delicadamente. Los soldados se habían asustado, ahora sus afiladas bayonetas le apuntaban a ella
-Yo no recibo lecciones de modales ...y menos viniendo de una mujer.
Esto lleno de furia a Sofia, había dicho lo peor que podía decir, había firmado su muerte con una simple oración
-Tal vez...esa no es la mejor oración que se te ha ocurrido- Dijo Sofia sus palabras en casi un susurro
Ataco con la rapidez de un rayo. Corrió al soldado con rapidez, este no tuvo ni tiempo de apuntar. Sofia saco una de sus dagas y cuando el soldado estaba apenas reaccionando se la clavo en su garganta, luego dio una vuelta sobre si misma y saco el cuchillo de su bota, sin siquiera apuntar lanzo el cuchillo que quedo clavado en el pecho del segundo soldado. Miro a los dos hombres que se ahogaban en su propia sangre, el segundo todabia estaba vivo pero no por mucho espero a que muriera y recogió su daga y con la misma corto la soga que aprisionaba al pobre hombre. Sofia no dijo ni una palabra mientras lo liberaba
-Gracias...no sabría como agradecerte- dijo con una mirada de agradecimiento terrible, Sofia asintió, antes de que el se fuera recordó que todabia tenia que buscar un lugar para dormir.
-Antes de que se valla...-dijo parandolo porque el hombre quería salir corriendo- ¿sabe de algún lugar donde pueda pasar la noche?
El hombre le indico la dirección de un hotel, serca del puerto. Sofia le agradeció antes de que este saliera corriendo asía quien sabe donde.
Ya en el hotel, un hotel para inmigrantes, se registro con un nombre falso y se dirigió a su habitación. La habitación numero 23 era normal. Contaba con una cama, un baño, un caldero y dos espejos, uno en cada habitación. Luego de instalarse pidió que le prepararan un baño. Una criada vino y le lleno la bañera de madera con agua caliente, esta también caldeo el fuego y le preparo la cama. Le dio propina, le dijo que la llamara para luego desagotar la tina y se fue.
Cuando estuvo segura de estar sola, cerro las cortinas y desvistió. Al meterse a la agua sintió un inmenso placer, no había tocado el agua en mucho tiempo aparte la sangre de aquellos soldados se le había pegado en la piel. Se quedo un rato quieta en la bañadera inmersa en sus pensamientos, pensando que si encontraría otras cosas aparte de su hermano. Cuando el agua empeso a enfriarse salio, con mucho cuidado para no mojar tanto el piso. Se tapo con una toalla y se haserco a el caldero, seco su pelo, luego llamo a la criada, esta desagoto la bañadera y se fue de la habitación dejando un "buenas noches" colgado.
Con el pelo seco saco una camisa grande de la ropa extra que había traído en su bolso y se la puso. Era una camisa blanca, algo desgastada. La única cosa que pudo llevarse de su padre la noche que escapo de su casa. Se acostó acurrucada y entumecida por la relajación de sus músculos gracias al baño, tal vez quedarse tanto tiempo en el agua tibia no había sido tan buena idea, se tapo y se quedo mirando a la ventana que tenia a la izquierda, la cortina que la cubría era muy finita y se veían las sombras de algunos edificios a causa de la brillante luz de la luna, sus ojos se volvían cada vez mas pesados...sus músculos se relajaban y justo cuando los había cerrado una sombra misteriosa paso al ras la ventana, pero Sofia no tuvo tiempo para reaccionar. Sus ojos ya se habían volcado en un fondo negro y había caído en un sueño pacifico y reconfortante. Sin saber quien por esa ventana la observaba con cuidado.
