Disclaimer: Todo pertenece a J. K. Rowling, lo único mío es la idea, y lo único que espero recibir a cambio es que a alguien le guste.
Había leído algo de literatura muggle cuando era más joven.
En ciertas ocasiones, era casi la única forma de escapar de los gritos y golpes que se oían al otro lado de la puerta. Dante fue su favorito de inmediato. El poeta italiano hablaba de los círculos del infierno como si supiera qué podía estar pasando entre las paredes de esa casa que su madre insistía en llamar hogar. "Hogar, claro". Para un Severus furiosamente resignado a dejar atrás su niñez, la palabra hogar apenas tenía significado.
Tal vez por eso quedó tan prendado de aquella niña. Ella sí parecía tener hogar. Apenas tenían once años, y más adelante se daría cuenta de que ninguno de esos niños eran siquiera bocetos de lo que llegarían a ser. Algunos serían monstruos, otros serían héroes, otros mártires.
En cuanto la vio, supo que ella sería una heroína. Tenía el cabello de fuego, y estaba seguro de que incluso a oscuras iluminaría. Tenía los ojos verdes más verdes que había visto jamás y, por un momento, se clavaron en él. En él, que parecía un murciélago; en él, que ocultaba sus desgracias tras amargura y frialdad. En él se posaron y le sonrieron, y en ese momento sintió que ella sí tenía un hogar. Cuando, seis años después, consiguió traspasar la barrera de la amistad y acariciarla más allá de un mero abrazo, tuvo un orgasmo mucho más que físico.
Lily se retorcía en sus manos, gemía con el roce de sus labios, arqueaba su pecosa espalda, enganchaba sus piernas esculpidas en su cintura. Era una diosa, prácticamente una veela. Y se estaba entregando a él. Suplicaba que la tocara más, jadeaba su nombre. Sus labios decían cosas maravillosas, pero él sólo escuchaba su voz.
-Hazlo, Severus -la oyó susurrar, ardiente. Y lo hizo. La penetró con cuidado, rompiendo su última barrera, y suspiró aliviado al comprobar que apenas le había dolido. Era la mejor sensación del mundo. Se sintió arropado, cálido, amado. Entonces ella movió las caderas y una ola de placer le atravesó. Sólo pudo desear más, poseerla más, hacerle el amor como sabía que no se lo haría a nadie más. Jamás.
Sabía que se había vuelto adicto a ella.
Su heroína.
Esta es una idea de esas que rondan por la mente, y he tenido que escribirla. Sé que como historia está incompleta, pero lo único que quería plasmar es un pequeño momento en la relación (tal como yo la veo) de Severus y Lily. Creo que podría estar dentro del canon porque creo que aunque esta pequeña viñeta fuera real en los libros, Lily habría acabado casada con James.
A quien lo haya leído, espero que le haya gustado. No dudéis en dejar opiniones, buenas o malas, serán de gran ayuda.
Saya.
