El reino pérdido en una ilusión.
Capítulo 1: Confusión.
Era sin duda hermoso esperar hasta muy tarde para poder verla, cuando el sol se ocultaba y daba paso a la noche, cuando aquella gran esfera se iba, cuando el cielo dejaba aquella claridad y se tornaba oscura, con las miles de estrellas brillando y con su gran anfitrión dando paso a su presencia que era de admirar como aquellos puntitos en el cielo.
Así era todas las noches.
Hasta que anochecía por completo no era hasta que salía de su habitación, cuando sus pequeños cascos resonaban por el desolado pasillo hasta las escaleras, cuando solo se escuchaba el trac trac de dichos cascos subiendo en cada escalón hasta la torre más alta, donde asomaba su pequeña cabeza con su crin tan oscura como aquel cielo nocturno por la ventana, ahí es cuando sus pequeños ojos brillaban cuando se encontraban con la luna, tan hermosa, tan brillosa, tan redonda, tan perfecta. El sol tenía su encanto, pero la luna... la luna tenía algo que el sol no poseía, por mucho que se esforzara.
Canterlote
En el gran castillo de Canterlote se podía apreciar incluso desde el suelo que la puesta del sol estaba cercana de ser, el sol estaba por ocultarse y dentro de poco la noche tomaría su posición brindando a los ponys aquel descanso después de un largo día trabajando o jugando como solían hacer los pequeños potros en la escuela, cuando llegaba ese momento en que la luna estaba en la cúspide del cielo, siendo acompañada por las estrellas, siendo está su vigilante desde lo más lejos del cielo, siendo la acompañante de aquellos pequeños cuando les llega la hora de dormir.
Era lo más cercano que podían tener a una de las hermanas.
La princesa Luna se dirigía hasta la torre más alta del castillo, ya era momento de que tomara relevo y levantara la luna para dar paso a la noche, mientras majestuosamente caminaba en sus patas en dirección a esta varios guardias que se encontraba a su paso agacharon la cabeza en señal de respeto hacia su princesa, la cual hacía caso omiso pues tenía en mente la tarea de levantar la luna y nada podía despistarla.
-Princesa Luna -una voz logro sacarla de su ensimimasmiento dirigiendo su vista hacia el lugar donde la había escuchado, topandose con la alta y majestuosa figura de su hermana mayor la princesa Celestia- ya va siendo hora de levantar la luna.
-En eso estoy, Celestia -dijo con cierto reproche a su hermana mayor, torciendo los ojos- de hecho me encaminaba a la torre más alta para ello, así que dísculpame -dijo antes de seguir su paso rodeando a Celestia y siguiendo su camino hasta la torre más alta, Celestia que en ningún momento había dejado de ver a su hermana entrecerró sus ojos cuando le hablo de aquel modo.
-¿Sucede algo, Princesa Luna? -Pregunto, aunque lo dijo con un tono más bien imperial, Luna se detuvo- Te he notado muy extraño estos últimos días -Luna no se movió ni dijo nada- ¿Hay algo qué tengas que comentarme?
-No, no es nada -Luna por fin se había dado vuelta y volvío la vista a los ojos de su hermana, esta vez con los parpádos algo caídos y una mirada un tanto triste- lo siento, Celestia, no quería contestarte de aquel modo, es solo... -En eso Celestia se acercó al pequeño cuerpo de su hermana menor y con una de sus pesuñas le tomo del rostro e hizo verle, Luna no había mostrado reacción alguna ante ello- es solo que estaba distraída, eso es todo.
-¿Estás segura, Luna? -Esta vez el tono de Celestia se había suavizado y ahora era mucho más cariñoso y sereno, como el de una hermana mayor tratando con su pequeña hermana- has estado así desde hace un par de noches, ¿Estás bien? -Con delicadeza soltó el mentón de su hermana pero no aparto su mirada del rostro de la alicornio azul- ¿Necesitas que te ayude esta noche con la luna?
-No, no, estoy bien, Celestia -dijo Luna volviendo a tomar su porte inmaculado y serio, irguiendose todo lo que podía y colocandose recta- no es necesario tu ayuda, tú tienes muchas labores pendientes, esta labor es mía y tengo que realizarla yo.
La mirada de celestia no había cambiado en lo absoluto mientras analizaba a su hermana, claramente estaba preocupada porque la había visto algo rara en estos últimos días, no sabía como describirlo, pero había algo muy distinto en su hermana que no pasaba desapercibido, sin embargo y conociendo a su hermana, era mejor no insistir con el tema, mucho menos cuando tenía algo que hacer, y la luna tenía que prontamente subir.
-Muy bien -cedió Celestia dandose media vuelta y caminando majestuosamente hacia el lado contrario de donde se diría Luna, la cual igual asintió y sencillamente se dio la vuelta siguiendo con su paso hasta la torre más alta de castillo. Hasta que Celestia no escucho los pasos de Luna alejarse por completo de ella, no fue cuando se volvió a verla y con cierta alegría músito por lo bajo- Luna, hermana siempre estare para ti.
Mientras tanto, una alicornio un tanto enfurruñada subía las escaleras en espiral haciendo resonar sus cascos con cierta fuerza, aunque el sonido no era lo suficientemente fuerte para opacar el sonido de sus pensamientos. Ya iba por un cuarto de dichas escaleras cuando se detuvo en seco y poco le falto para golpear alguna pared.
"¿Es qué por ser la menor tiene que tratarme como una niña?, pensó enrabientada Luna volviendo a retomar el camino hacia la torre, le había molestado hasta cierto punto que Luna fuese a recordarle su tarea, cuando ella lo sabía perfectamente, "se que soy la pequeña, pero no por eso tiene que tratarme como tal, ya no soy una potrilla", pensó acompañada de un gruñido cuando se tropezó con uno de sus cascos, pero haciendo una gran gala de indiferencia lo paso por alto y siguió con su andar, ya pronto se acercaba la hora para levantar la luna y estaba retrasandosé.
Sin embargo, ese golpe le hizo percatarse de lo mal que estaba en esos instantes, ya faltaban pocos escalones cuando su rabia paso a segundo plano y lo ocupo la verguenza que le hizo enrojecerse; y se alegraba que nadie la acompañase en esa tarea y estar por completo sola había sido un poco grosera con Celestia por tratarla de ese modo cuando solo se había mostrado preocupada por ella, eso era lo que la diferenciaba como princesa, su preocupación por todos aquellos que le rodeaban, tanto súbditos como guardias y ella (lo cual no era de extrañarar puesto que eran hermanas).
Al llegar a la cúspide de la torre noto que ya faltaban pocos segundos para que la luna tomara posición en el cielo, dejando sus pensamientos a un lado concentró todo su poder en su cuerno, tres segundos, la magia comenzaba a acumularse, dos segundos, todo se concentraba en su cuerno, un segundo...
Y fue cuando el sol comenzó a decaer hasta desaparecer, el cielo se torno de un azul muy oscuro y comenzaron a aparecer las estrellas como las pinceladas blancas en un lienzo oscuro, poco a poco aquella gran esfera comenzó a ascender con toda su majestuosidad y volumen, brillando con su blanca luz hasta lograr situarse en su lugar siendo el rey de los reyes en el cielo nocturno.
Sin embargo, algo estaba saliendo mal, Luna comenzó a temblar y su cuerno comenzaba a titilar, su magia perdía fuerza y parecía a punto de colapsar, levantar la luna esta noche había requerido casi toda su magia y concentración, algo que nunca había pasado antes y por lo tanto comenzaba a sorprenderle, solo faltaban centímetros para que la luna tomara su posición en el cielo, cuando algo extraño ocurrió, Luna no lo vió, pero su magia comenzó a despreder un extraño brillo que se volvía blanco y luego negro, pasando tan rápido que apenas y llego a verlo, gotas de sudor salían de su frente por lo que pasaba su pata derecha por su frente para quitarselas, ya faltaba poco, tuvo que sentarse para evitar que todo su peso fuese a darse con el piso de la torre, hasta que finalmente la luna tomo su posición en el cielo.
Pero ocurrió algo después, Luna sintió de pronto un terrible dolor en su cabeza y tuvo que morder su pata para no tener que gritar, cuando una chispa saltó de su cuerno y escapo con un gran estallido, Luna solo desprendió un brillo similar por sus ojos que se volvieron blancos un segundo y luego se desplomo en el suelo.
