Disclaimer:Yo no soy Rick Riordan, como diría el buen Señor D :-Duh-

Dedicado a Cafesitodeldia porque ella los ama también, los primeros fics que leí de este pairing los escribió ella, y porque es una lovely girl :3


Como hija de Afrodita, te atas demasiado a los "qué pasaría sí". Lo cual duele, la mayor parte del tiempo. Principalmente, porque hay tantas variables, tantas posibilidades aún sin descubrir, que casi cada paso que das es sobre vidrios rotos y plumas de gaviota.

Y tu mente grita Jason, Jason, Jason cada vez que una expresión frustrada cruza su rostro. Temes que recuerde pero estás alegre de que finalmente lo haga. Le temes a eso, a las variantes y variables que las memorias traerán.

En el fondo, es casi como si oyeras llegar la maza que romperá tu corazón.

Eres una hija de Afrodita, tu mundo es el de las fantasías, el de las posibilidades. Y las calculas todas cada vez que le miras a los ojos y el universo parece congelarse sólo para ustedes dos. Para volver el momento eterno. Mágico.

Luego, cuando el instante pasa, te das cuenta de que son sólo eso, posibilidades. Perspectivas del futuro que pueden llegar a ser o no. Y duele, aún más que un tobillo roto, pero no tanto como para no poder ponerte de pie y sonreírle desde el otro lado del pabellón (y es un poco falsa, tu sonrisa, y él a veces lo nota, pero no te dice nada).

Jason y Piper, o Piper y Jason son sólo posibilidades. Y te repites, mientras guías a tus hermanos y hermanas hacia la cabaña diez, que estás protegiéndote un poco a ti misma (por si las dudas).

Pero la cuestión es que, una mañana en el lago cuando Jason toma tu mano para ayudarte a volver al bote, ojos brillantes y sonrisa entre cálida y divertida, es cuando los mundos confluyen. Porque te dices, mientras ríes para tus adentros y lo arrastras a tu lado, mojándolo todo, el muchacho mirándote entre molesto y alegre, que es allí cuando fantasía se vuelve realidad.

Y entonces lo besas, envolviéndole el cuello con los brazos de forma suave pero firme. El agua rodeándolos a ambos, como arrullándolos en un susurro tranquilo. Lo haces (lo besas con el estómago lleno de mariposas y el cuerpo temblándote) en parte porque puedes y por otra porque se siente natural. Casi como si hubieras sido hecha para encajar con su cuerpo (y su esencia).

Pero no es hasta que Jason te toma de la cintura de manera gentil y te acerca más contra sí mismo (su sonrisa rozando tus labios), que te dices que no es casi como si hubieras sido creada para él.

Lo eres, tanto como él fue creado para ti.

Y, aunque puede que Jason no lo vea ahora, se lo harás entender.

Se pertenecen, después de todo.

Eso, al final del día, vence a todas las posibilidades que se presenten en el camino.