Navidad, navidad, navidad, la navidad deja de ser divertida cuando llegas a una cierta edad. Wyatt perdió interés a los cinco. Ahora, con diez, le parece simplemente estúpida. No le interpretéis mal, la parte comida buena y regalos le sigue gustando, joder, incluso encuentra divertida la cena familiar. Pero la parte de alegría y felicidad no la entiende. ¿Qué se puede festejar cuando aún hay demonios y otros seres más poderosos que su familia? Un niño nació hace miles de años y llevará la "salvación". Que tontería, la real salvación la llevará él cuando obtenga el suficiente poder para destruir a sus enemigos y garantir la paz y la seguridad en su familia. Entonces si podrán festejar y beber y reír, ahora solo se limitan a negar la realidad.
Por eso le irrita ver a su hermano decorar el comedor cantando para sí mismo algún villancico. Espera a papá, que llegará tarde y no tendrá tiempo ni ganas de escuchar a Chris y aún menos ver su cuaderno de dibujos. Seguramente habrá algo importante que decirle a él, sobre alguno de sus poderes o de la forma que los constantes ataques demoniacos afectan sus vida. Él es el importante doblemente bendecido y futuro rey Arturo, Chris es Chris. Es así como son las cosas, es así como siempre han sido. Pero eso no impide que el corazón de Chris se rompe cada vez ni que él experimente esas terribles ganas de golpear a Leo y proteger al pequeño. No entiende exactamente porque. Todo lo relacionado con Chris tiende a descolocarlo, a hacerle perder el control. Su hermano es peligroso para él. En esas mismas extrañas emociones que le induce Chris está la ira que quema su pecho al pensar que está haciendo todo esas estúpidas decoraciones para un padre que ni siquiera las va mirar o va a felicitar a otro por ellas. Quiere herirle, golpearle por idiota, gritarle que abre los ojos de una puta vez. Pero ni una cosa ni la otro funcionan con Chris, lo sabe por experiencia. Así que opta por una estrategia más sutil.
- Hey - dice casualmente mientras entra en l'habitación. – Sé algo que tú no sabes.- Espera unos segundos para asegurarse su completa atención antes de soltar al bomba.- Santa Claus no es un viejo gordo que vive en el polo norte.
- Lo sé. – Dice Chris como tal cosa- Santa Claus es papá. Es fácil descubrirlo- murmura para sí mismo- nunca lo ves pero deja regalos.
Wyatt hace un sonido entremedio de una carcajada y saliva atragantada. Y de repente esta triste, muy triste y solo quiere coger a su hermano y correr, huir de poderes, demonios, responsabilidades y profecías, encontrar algún lugar dónde ellos solo sean Chris y Wyatt, dos hermanos, nada más.
Suprime un suspiro.- También sé dónde mamá guarda un pastel de chocolate¿ te apuntas?.
Chris lo mira, dudando.
- Vamos, es navidad.
