Los personajes son creación de Tomo Takabayashi

Recomendación escuhar la canción: La rubia y el demonio. Panteón Rococó

El rubio y el demonio

Por Tlacuilo

El Demonio y su alma

El día llegaba a Shin Makoku, las risas del pequeño Adolph (1), ya se escuchaban en uno de los pasillos, el primogénito von Voltaire Christ; -quien había nacido siete meses después de la boda apresurada de sus padres-, era tan madrugador como Gwendal pero con el alegre carácter de Gunter; por lo que la nana lo llevaba a desayunar con su padre, mientras sus papi dormía un poco, el hijo mayor de Cecile -evitando parecerse a ella- trataba de pasar mas tiempo con su retoño; por lo que buscaba cualquier momento que tuviera libre en su apretada agenda y convivía con su pequeño; que a sus cuatro meses era muy activo. Entre su esposo y él se dividían las horas de comida para alimentarlo, en el caso de Gunter no podía evitarlo ya que siendo el gestante lo amamantaba.

Esa mañana Gwendal en un gesto de solidaridad, se ocuparía de su hijo mientras Gunter reposaba, ya que Adolph lo levantaba en la noche pidiendo alimento. Pasando por la puerta del Monarca, este salió aun en pijama y con la desfachatez de siempre corrió a cargar al bebé, quien sonreía con las muecas graciosas que hacia el Maou. Desde que el infante -de cabello gris y ojos violeta-, había nacido; Yuuri se había apegado mucho a él y soñaba con ensañarle base ball; algunos – los mas intrigantes-, aseguraban que el nacimiento del bebé, le abrió los ojos a monarca a la posibilidad de que, aun estando casado con un hombre podría tener descendientes-; Gwendal por su parte consideraba que tal vez era demasiado tarde ya que su hermano llevaba casi un año de licencia y fuera de pacto de sangre, tomando en cuenta que las misivas para reportarse tenían aspecto de reportes oficiales, sin mencionar que no hacia alusión a nada relacionado con el Soukoku Shibuya. Yuuri entrego con renuencia a su sobrino y regreso a su habitación para cambiarse en lo que Gwendal y Conrad -que se les unía- caminaban hasta el comedor con un inquieto niño, su tío castaño lo tomo de los brazos de la cuidadora y empezó a mecerlo para tranquilizarlo; parecía que esto funcionaba hasta que Adolph se revolvió en sus brazos y con un llanto mas melodramático que nada, se lanzaba para que su papa lo cargara, ambos hermanos entraron y el desayuno les fue servido.

En el comedor una hora después Gwendal intentaba hacer comer la papilla a su hijo pero este se resistía con ahínco, la figura de Gunter apareció y con el venia el Maou quien ya arreglado se apresuro a tomar su lugar, Adolph lloriqueo un poco y eso basto para que su papi casi corriera hacia su lugar -a un lado de su esposo- y lo tomara en brazos, el niño se aferro al traje del de cabello lila, buscando alimento. Todos regresaron a su comida y a la conversación. Una propuesta del Maou fue lo que hizo en esa mañana soleada se rompiera la tranquilidad.

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¿El camino era el correcto?, se preguntaba el Maou; por lo menos aventurarse en esa situación en compañía del espía de cabello naranja, había sido un acierto; de lo contrario ya estaría perdido en una de las muchas montañas de Shin Makoku. Extrañaba a su acosador rubio particular, pero el mencionado tenia un año de no estar ni a dos kilómetros del castillo, en una misión muy importante o eso le habían dicho, y no es que ahora que se sentía, un poquito solo y perdido en esas tierras de demonios... literalmente; buscara el siempre confiable soporte de su rubio amigo.

Estos y otros pensamientos surcaban la cabecita del Maou mientras cabalgaba en Ao y seguía a Yozak.

...En su ya clásica forma de actuar intempestivamente nuestro protagonista, tomo en sus manos, la obligación de hacer un recorrido por sus tierras -de incognito- para conocer mas a fondo los problemas de sus súbditos, Gwendal lo llamo Perder el tiempo, Gunter Amor a su pueblo, digamos que el mencionado matrimonio arreglo su diferencia de opiniones en su habitación, Yuuri considero que su salud mental... dependía de salir huyendo de Pacto de Sangre lo mas rápido que dieran las patas de Ao. Y aquí se encontraba ahora, con sus único compañero que no paraba de hablar, de su reciente compromiso con un capitán que logro conquistar... ¡Por fin! Después de varias décadas, claro que el pelinegro dejo de escuchar cuando la frase ¡Noche de bodas! Surgió de la boca del espía; a esas alturas Yuuri sabia lo comunicativos que eran los Mazokus cuando te tomaban la suficiente confianza... ¡Demasiado! para el moreno y su cultura de emociones poco expresiva *.

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Wólfram al principio le pareció que no se quedaría mucho tiempo en Erfurt, pero cuando casi abandonaba la aldea, le ofrecieron un empleo que rechazo tajante, sin embargo consultándolo con su almohada decidió aceptar, considerando que nadie de sus conocidos lo vería y no pasaría una situación vergonzosa. Si en este momento le preguntaran, aseguraba que no dejaría su empleo hasta el día que su hermano y general lo llamara para pelear.

Mientras cerca de ahí un castaño – en realidad pelinegro- y un espía cabalgaban con lentitud ya que habían divisado el poblado y esperaban llegar esa misma noche sin tener que apresurarse, planeaban descansar un poco , sondear la opinión de la gente y continuar su recorrido; extraoficialmente Yuuri buscaría informes de su prometido... perdón de su amigo...¡Oh por Kami! Se reprochaba el Soukoku, por esa actitud suya el otro había huido; por que; si, a pesar de lo que muchos pensaban -la mayoría- Yuuri era lento, pero no tanto como para no darse cuenta que Wólfram se había hartado de su constante negativa. Sin embargo el Maou consideraba que si es verdad que el había tenido culpa de los rechazos , los mazokus también ; ya que lo habían traído de otro mundo enjaretándole un reino, una guerra, un prometido y muchísimas responsabilidades; siendo un joven despistado; claro que los años pasaban y el creció no solo en los físico, sino sus ideas y sentimientos también y ahora sabia que lo que sentía por la fuerza, apoyo y amistad del rubio Bishounen, no era solo camaradería, si no algo mucha mas grande y hermoso que, para variar lo asusto tanto que salió corriendo del lado del rubio, bueno literalmente; se escondió en una conchita y solo emergió cuando se hizo palpable, la felicidad que perdería si dejaba pasar mas tiempo sin decirle sus reales sentimientos a su prometido, una sonrisa franca cruzo las facciones del moreno con el ultimo pensamiento ...Prometido... susurro al viento, sus mejillas se sonrojaron cuando imagino una felicidad conyugal aderezada con dos o tres primos para Adolph; este ultimo gesto le gano una sonrisa torcida del espía de ojos azules; pero Yuuri lo enfrento sonriendo socarronamente, después de todo los mestizos también podía concebir.

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En una habitación bien iluminada; un rubio se arreglaba el cabello, su apariencia a pesar de ser totalmente natural, necesitaba un poco de coquetería, quien viera al orgulloso Mazoku en ese lugar no lo hubiera creído ni en mil años, de hecho a veces el mismo no lo asimilaba, otras veces dejaba que las cosas no lo afectaran, justificándose que otras personas tenían peores manías para superar la depresión, él por lo menos no hacia daño a nadie, como en otro tiempo cuando arrasaba con todo a su alrededor con explosiones de Maryoku puro.

Hacia tiempo en su peregrinar llego a ese lugar buscando descanso y consuelo; su decisión de darse un tiempo de descanso -de su amor no correspondido por el monarca-, lo llevo a esa aldea, donde su belleza impresiono; el continuo murmullo que escuchaba cuando caminaba por el pueblo; le subió la autoestima - nadie sale indemne de un constante rechazo- así decidió aceptar el ofrecimiento, la multitud que asistió a verlo le provoco una oleada de orgullo. Dentro del, el soldado gritaba de indignación, pero el ser humano se sentía feliz y pleno.

Noche a noche en ese rustico lugar los pobladores se embelesaban con la presencia del rubio príncipe Mazoku en un escenario. Un baile sensual de gasas y abanicos era lo que Wólfram interpretaba con tal perfección y belleza que su actuación sería digna de los más grandes castillos y dedicada a grandes señores, sin embargo esta ejecución la disfrutaban campesinos- aldeanos- de esa villa perdida en lo más recóndito de Shin Makoku. En la única posada del lugar; noche a noche agasajaba a esa personas comunes y ellos a su vez se lo retribuían con admiración y total desconocimiento de su verdadera identidad noble, en esos instantes el rubio se dedicaba a deleitarse con la libertad que le daba su mentira, bueno mentira a medias ya que nunca nadie le pregunto quien era realmente.

Para su publico solo era el artista que les daba vida por las noches; el sueño de hombres y mujeres; ¿Quienes eran ellos para cuestionar sus motivaciones?, ese hermoso demonio rubio se había ganado algo mas que su admiración y lo retribuía con el empeño que ponía en sus bailes.

Continuara…

(1) Lobo noble, héroe noble

*En mi opinión personal

Espero que les entretuviera un poco, nos estamos viendo en siguiente capitulo, ya saben que yo no me tardo mucho en colgarlos.