Disclaimer: los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto, sólo soy dueña de la historia.
Lo sé, lo sé, me desaparecí más o menos un año. No tengo escusas para ello.
Sin embargo, ya por fin les traigo esta pequeña historia :) todavía estoy decidiendo si hago una segunda parte, como en el fic de Bolt.
La pareja será BoltxSarada
Esta historia está dedicada a todas las personas que le dieron fav, follow y review a mis historias (en este último, tanto usuarios registrados como anónimos) :D
Ahora si, ¡a leer!
Lo que me gusta de el.
Sarada observaba desde lo alto de una gruesa rama de un árbol, camuflada* tras un montón de hojas frescas. No estaba admirando el cielo, ni los botones que pronto se transformarían en bellas flores. Estaba más bien, observando ensimismada el entrenamiento de su padre con Bolt, quien últimamente se notaba más determinado, más seguro de seguir su camino ninja, comportándose esta vez como un verdadero shinobi. Su espesa mata* rubia se balanceaba al compás de el viento, mientras el, quieto* y concentrado, intentaba formar en su palma un rasengan de mayor tamaño que los anteriormente creados. Un suave suspiro escapó de sus delgados labios al observar al rubio. Eran esa seguridad y esa determinación suyas, eran parte de lo que le gustaba de él. Con el ceño fruncido, la mandíbula apretada.
A diferencia del despistado Bolt, Sarada entendía muy bien las razones por las cuales sentía atracción por su tonto compañero de equipo.
En primer lugar, lo que le gustaba de el eran sus ojos. Ya se lo había dicho una vez, que le parecían mucho más claros que los de el Séptimo Hokage. Por supuesto que se contuvo de decir que le parecían mucho más expresivos, con ese brillo peculiar que hipnotizaba a cualquiera, y ella había sido una inevitable víctima de su encanto.
Podía asegurar también que le gustaba mucho su personalidad tan opuesta y chocante a la suya. Era de cierta forma, todo lo contrario a ella, quien siempre era cortés con las personas, seria, tranquila y paciente.
Sarada podía describir a Bolt como un chico tonto, revoltoso, imprudente, hiperactivo… pero también inteligente, decidido, fuerte y talentoso. Era su perfecto opuesto, y ambos se complementaban muy bien tanto en las misiones como en sus personalidades... eran tan diferentes que estar con alguien como el no le aburría en absoluto, con quien podía compartir momentos divertidos y emocionantes.
Eso para ella era muy atractivo.
Le gustaba también, que pudiera charlar con el sobre cualquier asunto, siempre haciéndola sentir muy cómoda.
Le gustaba, que respetara su decisión de querer el puesto de Hokage, y que hubiera hecho una promesa que a Sarada le encantaba.
Le gustaba sobre todo rememorar las palabras que le dijo aquel día en que le preguntó si el deseaba ser Hokage:
"El día que te conviertas en Hokage... ¡yo seré tu asistente! ¡Yo te protegeré!"
Admitía sincera que aún se sonrojaba con ello.
Pero nada la sonrojaría más, que el darse cuenta de que en su ensimismamiento, no notó que el rubio se había percatado de su presencia. Y ahora se hallaba mirándola entre tierno y divertido.
Bueno, esto es todo por hoy. Sé que nunca lo hago, pero esta vez juro que responderé a todos sus reviews, para que vean lo importantes que son para mi :)
Todavía estoy pensando en hacer un fic navideño de estos dos, solo falta que se me ocurra una trama. ¿Les gustaría leer algo así?
¡Nos leemos!
