Disclaimer: ¡Nada me pertenece! Los personajes pertenecen a Robert Kirkman y la historia a Hatterized (esta es una traducción).
Personajes: Negan, Rick, Carl, Michonne, entre otros.
Pairing: Regan/Negick (Negan/Rick Grimes)
Warnings: M/M, divergencia canónica, matrimonio forzado.
El original pueden encontrarlo en AO3: Walk the line por Hatterized
Y aquí vamos otra vez. Espero que lo disfruten.
En la cuerda floja por Hatterized
Capítulo 1
Cuando Rick despertó, lo primero que advirtió fue un par de brazos fuertes envueltos alrededor de su cintura. Brazos fuertes, y después el hecho de que no estaba en su cama en la pequeña habitación que había llegado a llamar como suya. Estaba rodeado de suaves sábanas grises sobre un colchón que no tenía bultos, y se sentía más cómodo y tranquilo de lo que se había sentido en los últimos tres meses. Y pensar que todo era porque finalmente le había confesado a Negan lo que sentía.
«Negan. Hablando de él...»
Rick se empujó contra el cuerpo detrás de él, temblando cuando sintió piel rozarse contra piel. Sintió al otro hombre despertando detrás de él, apretando su agarre sobre Rick y enredando sus piernas juntas.
—Buenos días, Rick. —La voz de Negan tenía ese sonido soñoliento de recién despierto, y eso hizo a Rick sonreír para sí.
—Buenos días —respondió semidormido, tarareando con satisfacción cuando sintió suaves labios presionándose contra su cuello y contra el punto sensible detrás de su oreja—. Tu cama es muchísimo más cómoda que la mía.
Negan rio entre dientes en su cabello.
—Sí, es una de las ventajas de ser el jefe, Rick.
Rick giró su cuello lo suficiente como para quedar frente a Negan y juntó sus labios en un beso perezoso y ligero como una pluma.
—Quizá tenga que quedarme aquí —murmuró burlonamente contra los labios de Negan.
Una oleada de emociones ambiguas recorrió el rostro de Negan antes de regresar a las burlas relajadas que estaban compartiendo.
—Lo pensaré. —Presionó sus bocas juntas nuevamente, con más firmeza esta vez, perdiéndose la mirada de sorpresa en el rostro de Rick ante su respuesta. Había esperado que Negan se riera o rechazara aquella idea abiertamente —demonios, después de todo había vacilado bastante para permitir que Rick se quedara a pasar la noche.
Las manos de Negan se movieron hasta las caderas de Rick, inmovilizándolas sobre la cama mientras rodaba y se metía entre sus piernas. Rick soltó una carcajada contra los labios de Negan cuando sintió algo grueso y caliente presionándose contra su estómago.
—¿De verdad? ¿Ya? Acabamos de despertar.
Negan besó una línea húmeda desde los labios de Rick hasta su cuello, lamiendo las marcas púrpuras que había dejado allí la noche anterior.
—¡Sí, Rick! Creo que recuerdo que dijiste algo acerca de un segundo round cuando despertaras. Bueno, ya estás jodidamente despierto. Y yo también estoy despierto. —Levantó una ceja sugestivamente, sus ojos color avellana resplandeciendo de júbilo—. No vas a enloquecer otra vez, ¿cierto? Porque si lo haces, en realidad no creo que vaya a creerte esta vez, carajo.
Rick se encogió para sus adentros ante la mención de su casi último rapidín mañanero.
—No iré a ninguna parte.
La expresión de Negan se tornó afectuosa ante esto, suavizándose como la mantequilla.
—Así que... ¿es eso un sí para el segundo round? —Sonrió, dándole un lento empujón a sus caderas contra las de Rick mientras deslizaba una mano bajo las sábanas y entre sus cuerpos. Los ojos de Rick se abrieron completamente mientras la mano se envolvía a su alrededor—. Parece que estás de ánimo.
—Yo... ¿acaso no tengo trabajo por hacer? —Realmente no sabía por qué estaba tratando de resistirse —aunque con poco entusiasmo— porque realmente no podía ocultar que estaba bastante interesado en lo que Negan le estaba ofreciendo. Tal vez era demasiado divertido jugar con Negan.
—Puedes llegar tarde. Estás durmiendo con el jefe. —Le dio a Rick un provocativo apretón.
—Cállate —suspiró Rick, jalando a Negan para acercarlo hasta otro hambriento beso.
Rick salió de la habitación de Negan una hora más tarde, después de ducharse y compartir el desayuno y, sí, el segundo round. Su optimismo se desvaneció gradualmente de camino a Alexandría, y para cuando llegó al portón, su habitual sentimiento de culpabilidad se había erigido. No tan fuerte como de costumbre, no ahora que había hablado con Michonne y Daryl sobre la... situación— pero aún estaba ahí, persistiendo justo bajo la superficie.
La culpa le consumió el resto del día, mientras trabajaba y entrenaba a las personas y ayudaba a Michonne a establecer un cronograma aproximado para las entregas de provisiones. Ella había asumido una gran responsabilidad debido a su situación, tanto al dirigir a Alexandría como al hacerse cargo de Carl y Judith, lo cual únicamente servía para hacer que Rick se sintiera peor. El que le gustara Negan hacia que todo lo que le había sucedido y que todavía le estaba sucediendo a su familia y a sus amigos fuera más complicado e incluso más frustrante.
Se conformó con hacer todo lo posible por compensarlo mientras estaba allí. No desperdició ni un solo segundo, dividiendo su tiempo trabajando y pasando tiempo con sus hijos. Observó mientras Judith se tambaleaba felizmente por la sala, preguntándole a Carl cómo estaban las cosas en casa. Todo este asunto era duro para él, Rick podía notarlo, incluso aunque Carl hiciera todo lo posible por ocultárselo. Podía escucharlo, sin embargo, derramándose entre sus palabras, implícitamente.
—Las cosas están diferentes por aquí últimamente, supongo. Ahora se siente extraño. Mas vacío. Glenn y Abraham se han ido, y Carol y Morgan... y ahora Maggie y Sasha están en Hilltop. Enid fue a ver a Maggie, y supongo que se quedará allí.
Esto era nuevo para Rick.
—¿Cuando sucedió eso? ¿Sabes si llegó a salvo, si está bien?
Carl asintió, su largo cabello cayéndole en los ojos.
—Hace un par de semanas. Sí, ella está bien. Jesús viene a veces, nos mantiene informados sobre ella, Maggie y Sasha. Yo, eh. De hecho fui con Enid. No quería que fuera sola hasta allá.
El miedo se apoderó de Rick ante la idea de que los dos estuvieran solos. Eran chicos inteligentes y fuertes, seguro, pero aún así...
—Carl, eso es... Me alegra que estuvieran cuidándose el uno al otro, pero pudieron haberse lastimado o haber sido atrapados ahí afuera. No volviste solo, ¿cierto?
—No necesito una niñera —soltó Carl, sonando cada vez más como un adolescente impulsivo—. Yo puedo cuidarme solo.
Estaba creciendo rápido, Rick tuvo que admitirlo, incluso salía en búsquedas de provisiones con Michonne y Daryl de vez en cuando, una perspectiva que a Rick le enorgullecía y le aterraba en igual medida. Confiaba en Michonne y Daryl completamente, y sabía que Carl estaba mejor equipado que la mayoría para aventurarse más allá del muro, pero todavía no podía desprenderse de su instinto parternal sobreprotector que quería decirle a Carl que se quedara aquí y a salvo.
En el fondo de su mente, en un lugar oscuro y profundo que vomitaba pensamientos invasivos a los que Rick no estaba dispuesto a darles voz, se preguntó en silencio si incluso tenía la autoridad para hacer semejante reclamo a su hijo.
Temprano en la noche, después de que Judith estuviera en su cuna dormida, Rick decidió dar un paseo y aclarar su mente, que estaba dolorida y nublada por pensamientos preocupados que no podía apartar. Se sintió atraído como un imán hacia la iglesia, paseando de un lado a otro delante de ella varias veces antes de ceder y detenerse frente a las puertas de entrada.
Rick se movió torpemente de un lado a otro fuera de la iglesia, debatiendo si debía o no aventurarse dentro. Tenía que desahogarse, hablar con alguien imparcial, pero no estaba seguro de que la imparcialidad libre de prejuicios de la confesión aplicara cuando te estabas follando a la persona que estaba subyugando a tus amigos y familiares.
Particularmente, no sentía que mereciera que lo escucharan sin juzgarlo, y demonios, tal vez no lo merecía. Quizá necesitaba escuchar que era un maldito idiota y que tenía que detener todo esto antes de que se le saliera de las manos.
Y tal vez por eso era que estaba dudando, porque no quería escuchar nada de aquello.
Rick se dio vuelta para marcharse, decidiendo no confesar sus muchos pecados, solo para encontrarse con el hombre que había estado deseando ver: el padre Gabriel.
—Hola, Rick. No esperaba verte aquí. No has estado viniendo durante tus visitas a Alexandría. —Su voz era tranquila y sin juicio, solo exponiendo hechos.
Rick se pasó una mano por la nuca, sintiéndose incómodo.
—Uh. Sí. Yo estaba— en realidad venía a hablar contigo. Necesito un consejo imparcial.
Gabriel sonrió e hizo un gesto hacia la puerta.
—No puedo decir que soy completamente imparcial, Rick, pero haré mi mejor esfuerzo. ¿Por qué no entras? —Abrió la puerta principal y entró y Rick lo siguió, caminando por el pasillo detrás de él. Le recordó a la ridícula capilla improvisada en el Santuario en la que Negan y él se habían casado.
Gabriel se sentó en un banco en la primera fila e hizo un gesto para que Rick se uniera a él. Rick se sentó, manos en su regazo, ojos vagando por la habitación tratando de encontrar algo en que enfocarse para así no tener que mirar al otro hombre a los ojos.
—¿En qué piensas, Rick?
Rick se enfocó en el podio al frente mientras hablaba.
—¿Crees que las personas pueden cambiar? ¿Que las personas que han hecho cosas malas pueden redimirse?
—Creo que conoces mi posición al respecto, Rick. Y creo que también conoces la tuya. Tú y yo hemos hecho cosas terribles, ya sea para sobrevivir o no. Difícilmente puedo contar una sola persona de nuestro grupo que no haya hecho algo que pese sobre su conciencia. Este mundo no se presta a la bondad, ya no.
Rick guardó silencio. Aunque era cierto que la mayoría de las personas que consideraba sus amigos había asesinado gente, sabía que había sido para sobrevivir. Él podía dar fe de sus motivos.
—Tengo la sensación de que estás hablando de alguien en particular. —Rick se mordió el labio, permaneciendo en silencio—. ¿Estás hablando de Negan? —Gabriel le instó a responder gentilmente.
Vaya, demonios. Quería negarlo, ahora que había sido dicho en voz alta, pero ¿qué sentido tenía hacerlo cuando había venido aquí para hacer exactamente lo contrario?
—Sí —respondió Rick, aún mirando hacia adelante.
—¿Qué te hace pensar que él quiere cambiar? —Sin juicios, sin sarcasmo, solo una pregunta genuina. Y una justa, a decir verdad.
Rick suspiró.
—No sé si quiera. Pero... —Se detuvo.
—¿Pero?
—Pero he visto un lado diferente de él, desde que estoy... desde que estoy con él. Y él no es — sé cómo va a sonar esto, pero él no es malvado. Hace las cosas de manera diferente, no siempre lo entiendo, y no siempre estoy de acuerdo con ello, pero no hace lo que hace por ser cruel.
Gabriel pareció tomar esto con calma.
—¿Entonces por qué lo hace?
—Me dijo, cuando llegué allí la primera vez, que él y yo no éramos tan diferentes. Que yo había hecho cosas terribles para sobrevivir, y él también.
—¿Estás de acuerdo con él?
—No estuve de acuerdo, en ese momento. Porque acababa de verlo matar a Glenn y a Abraham. Porque lo detestaba y quería verlo como a un asesino, como alguien a quien odiar, como algo que temer.
—¿Y has cambiado de parecer?
—Yo... sí. Creo que sí —admitió Rick.
—¿Por qué? —le instó Gabriel.
Rick se pasó las manos por las rodillas de sus pantalones, deseando tener algo en sus manos para distraerse de esta conversación.
—Porque cuanto más lo pienso, más creo que puede que tenga razón. Mató a Glenn y a Abraham. Eso nunca se podrá arreglar, o perdonar— es más, no sé si alguna vez pueda perdonarle por ello. Pero... fue una represalia. Fue en venganza por lo que hicimos en el puesto de avanzada.
Gabriel notó cómo la voz de Rick se tensaba ante la mención del ataque al puesto de avanzada.
—¿Qué piensas sobre lo que hicimos, al recordarlo?
—Éramos mercenarios. Matamos a todas esas personas, ni siquiera sé cuántas, como un intercambio con Hilltop. Tuvimos un par de roces con ellos antes de eso, pero en la mayoría de ocasiones les ganamos la partida. ¿Cómo puedo decir que lo que hicimos no provocó algún tipo de guerra entre nosotros?
Gabriel asintió, instándolo a continuar.
—He tomado algunas malas decisiones, hecho cosas malas. Y él también. No sé si es oportuno tratar de hacer un recuento de todas esas decisiones y salir ganando. No sé si podría— no creo que nadie pueda ganar en una situación como esta, cuando tratas de justificar asesinar a personas. Jamás superaré la perdida de Glenn y de Abraham, pero si hubiera sido yo, y él hubiese entrado con un montón de sus hombres y hubiera eliminado a veinte de los nuestros como hicimos con sus hombres... no puedo decir que me hubiera detenido después de dos.
Gabriel sabía que Rick lo decía en serio. Lo había visto en acción. Visto lo que habían hecho hacía tanto tiempo en la iglesia, al grupo de Terminus. Él tampoco lamentaba aquello— fue la decisión correcta, los había mantenido a todos a salvo. Al final del día, así era como Rick vivía con las decisiones que tomaba— cuando llegaba el momento, elegiría las vidas de los suyos sobre las vidas de aquellos que las amenazaban, cada vez, sin excepción. No tenía ningún reparo al respecto— era una cualidad necesaria, una que mantenía viva a las personas que amaba.
—Te conozco, Rick —dijo Gabriel—. Sé que las cosas que haces, las haces para proteger a las personas que te rodean. Porque te preocupas por ellos.
Rick se volvió para mirar a Gabriel.
—Sí. Excepto que eso es lo que él también está haciendo. Es posible que no se preocupe por todas las personas allí de la misma manera en que yo lo hago con nuestro grupo, pero aun así las abastece. No son una familia, pero se preocupa por ellos a su manera. Mantiene a la gente alimentada, protegida y segura. Mucha gente. Tiene una manera jodida de hacerlo, pero lo está haciendo. Está tratando de reconstruir la sociedad, justo como nosotros.
—Te has vuelto más comprensivo con él.
Gabriel se quedó cortó con su apreciación por lo que Rick no pudo evitar reír.
—Sí, supongo que podrías decir eso.
—¿Por qué crees que es así?
—Porque... por muchas razones.
Gabriel puso una mano sobre el antebrazo de Rick.
—Rick, siento que te estás callando muchas cosas. Lo cual está bien, pero si quieres que intente comprender, vas a tener que darme una razón para hacerlo.
Rick se pellizcó el puente de la nariz y suspiró.
—Han pasado muchas cosas desde que he estado allí, cosas que no le he contado a nadie porque no creía que lo entenderían o porque no cambiarían nada.
—¿Quieres sacar algo de eso tu pecho? —Hubo una larga pausa—. Todo lo que me digas permanecerá entre nosotros si así lo quieres, Rick.
Otra larga pausa, y luego Rick habló.
—Antes que nada, parece que aquí casi todos suponen que me está violando. No es cierto. En mi primera noche allí me dijo que ese no era el tipo de hombre que era, y desde entonces me ha demostrado que estaba diciendo la verdad una y otra vez. Él no hace nada que yo no quiera, no me obliga a nada físico. Hubo un hombre— uno de sus hombres— que intentó... atacarme, y lo mató.
—¿Cómo te sentiste? ¿Cuándo mató a un hombre para defenderte?
—Yo... —Oh Dios, ahí había muchos sentimientos complicados—. Agradecido. Él estaba tan enojado, no lo había visto perder el control de esa manera antes, pero no me asustó. Golpeó a un hombre hasta matarlo y no me molestó, yo— yo estaba feliz de que lo hiciera. Quería hacerlo yo mismo. Si hubiera estado en su posición, habría hecho lo mismo. Demonios, he hecho lo mismo. —La mente de Rick regresó inmediatamente a aquella noche en el camino que ahora se sentía como si hubiese ocurrido hacía tanto tiempo, cuando un hombre intentó hacerle lo mismo a Carl.
Gabriel asintió.
—Eso es comprensible. Estabas siendo atacado, querías defenderte. Él te protegió. Mostró, aunque de una manera bastante violenta, que se preocupaba por ti.
Eso. Ahí mismo, eso es lo que Rick no podía comprender: que Negan realmente podía preocuparse por él. ¿Pero no era eso lo que él le había estado demostrando? ¿No era eso prácticamente lo que le había dicho anoche?
—¿Ha hecho algo más como eso?
—¿Matar a alguien por mí?
—Protegerte. Apoyarte. Mostrar que le importas.
—Él... sí. Hay muchas cosas. Cosas Pequeñas. Cosas que yo solo... que nadie entendería por qué las hizo o por qué yo le dejaría hacerlas.
—¿Cómo qué?
—Le disparó a un Caminante que estaba sobre mí cuando estábamos en una búsqueda juntos. Prácticamente me llevó a la enfermería después de que ese tipo me atacara. Les dijo a sus hombres que estuvieran atentos por cosas de bebé para Judith mientras estaban fuera rebuscando. —Rick tragó saliva con dificultad—. Yo... yo vi algo, cuando estábamos en una salida juntos. Una cuna, el interior era un desastre sangriento... —Se estremeció—. No pude dejar de pensar en ello, imaginándome aquello sucediéndole a Judith, tuve una pesadilla y desperté llorando y asustado y él... me consoló. Me abrazó y me dijo que ella estaba bien. Hay tantas cosas, estos pequeños momentos en los que es cariñoso y generoso y realmente me encuentro a gusto en su compañía. —Rick sintió su rostro sonrojarse ante esta confesión. Se había guardado todo esto por tanto tiempo, era extraño compartirlo con otra persona.
Gabriel guardó silencio durante un largo momento y Rick se arriesgó a mirarlo. Parecía sorprendido, contemplativo.
—Es amable contigo —dijo Gabriel finalmente —. Quieres que pueda ser capaz de cambiar.
—Sí —admitió Rick.
—¿Por qué?
—¿Por qué? ¿Qué quieres decir? ¿Por qué no querría que cambiara para bien? Si de alguna manera pudiéramos llegar a un punto en el que pudiéramos resolver algo con él, algo que sea más reciproco que esto, algo en lo que no estemos bajo su control... ¿por qué no querría eso?
Gabriel sonrió con complicidad.
—Oh, me escuchaste mal, Rick. No estoy diciendo que no haya algún beneficio de esto. Solo me pregunto por qué tú, personalmente, quieres que cambie.
—Acabo de decírtelo.
—Creo que hay algo más —respondió Gabriel—. Creo que te has estado conteniendo durante toda esta conversación, y hay otra razón por la que quieres que sea capaz de cambiar.
Silencio. Rick no supo cómo Gabriel se las había arreglado para llegar a aquella conclusión, si solo era él siendo particularmente rápido al captar las cosas o si Rick era tan obvio.
—Rick, por lo que me has dicho, hay, de hecho, un hombre razonable en algún lugar dentro de él. Pero también has estado hablando mucho acerca de cómo se comporta contigo, personalmente. Siento que, si hubieses venido hasta aquí solo para averiguar si él puede redimirse, me estarías dando algo más para seguir adelante. —Otro largo silencio de parte de Rick siguió a sus palabras—. No tienes que decirme, Rick. Pero creo que probablemente deberías hablar con alguien sobre esto. Pareces bastante confundido, si no te importa que te diga.
—Me acosté con él. —Y ahí estaba, la confesión. No se sintió mucho más ligero por haberlo dicho.
Gabriel levantó ligeramente las cejas, pero no pareció demasiado sorprendido.
—¿Por qué?
—Porque quería. Porque yo... porque él no es quien yo pensaba que era, y no odio a quién resultó ser, aunque odie algunas de las cosas que ha hecho.
—Sientes algo por él —dijo Gabriel, su calmada voz era ilegible.
Rick dudó por un momento, instintivamente quería negarlo. Lo cual sería estúpido, a estas alturas. Gabriel no le había dado una razón para querer mentir.
—Sí.
—Quieres que se redima porque quieres que sea alguien por quien no tengas que sentirte culpable de querer.
Gabriel, a pesar de todos sus defectos, era un cabrón perceptivo.
—Yo... sí.
—Entiendes, Rick, que la mayoría de la gente aquí no va a ser tan comprensiva al respecto. Incluso si, en algún momento, tú y él logran resolver algo para que los Salvadores ya no nos quinten nuestras provisiones, la gente no va a olvidar lo que ha hecho.
—¡Lo sé! Lo sé —gruñó Rick, frotándose el rostro con una mano—. Es por eso que vine hasta aquí. Para que puedas decirme que esta es una mala idea. Para que me digas que no sé nada, que estoy loco por no odiarlo y que no hay un futuro donde esto pueda funcionar.
—No voy a decirte eso, Rick. Tampoco voy a decirte que existe esa posibilidad. No sé si es posible. Pero si lo es, podría salvar muchas vidas. La gente de aquí está descontenta, Rick, estoy seguro de que lo sabes. Quieren alzarse contra los Salvadores, formar una alianza con Hilltop e ir a la guerra.
Guerra. La palabra era pesada y aterradora, pendiendo en el aire como la amenaza de un hacha balanceándose. Rick sabía que la gente no estaba contenta, pero aquello... aquello era más de lo que esperaba.
—Si pudieras evitar que esto sucediera, si pudieras usar la relación que tienes con él para poner fin a esto antes de que comenzara... salvaría muchas vidas, Rick.
«Sí —pensó Rick—, si pudiera».
Rick reflexionó sobre su conversación con Gabriel mientras conducía de regreso al Santuario esa noche. Ir a guerra contra los Salvadores significaba muchas cosas— estaban ampliamente superados en número, incluso si conseguían meter a Hilltop a bordo. Necesitarían más personas si querían tener incluso una remota posibilidad de ganar. Se preguntó si la gente de Hilltop tenía conocimiento de más grupos que quisieran declararle la guerra a los Salvadores.
Y luego estaba todo el tema de lo que significaría exactamente una guerra entre ellos y los Salvadores. Moriría gente, en ambos bandos. Sabía que la gente esperaría que él matara a Negan. Demonios, excepto Michonne, Daryl y ahora Gabriel, todo el mundo probablemente pensaba que quería matar a Negan. Desde su perspectiva, ¿por qué no habría de hacerlo? Él había asesinado a Glenn y a Abraham, los había subyugado y les había robado y humillado. Rick había matado gente por mucho, mucho menos. Y sin embargo...
Y aun así, no quería matarlo. Era estúpido, irracional y sabía que el sentimiento se basaba completamente en su extraño afecto por él, que no era una buena razón para mantener a una persona peligrosa e inestable alrededor, pero ahí estaba: no quería matar a Negan. Pero, ¿qué otra alternativa tenía, demonios?
En su cabeza, veía un futuro donde él y Negan podían trabajar juntos. Uno donde de alguna manera lograban arreglar las cosas pacíficamente y Negan no tenía que morir y...
«¿Y qué, Rick? ¿Simplemente se rinde pacíficamente? ¿Y tú y Negan viven felices por siempre?».
Rick suspiró, frotándose el rostro con una mano mientras estacionaba el auto y devolvía las llaves, regresando a su habitación para pasar la noche. Sí, está bien, su plan sonaba ingenuo y ridículamente optimista. Gabriel había dicho que podía tratar de usar su relación con Negan a su favor... que si Negan realmente se preocupaba por él, tal vez estaría dispuesto a ser razonable. Pero aún había tantos problemas con esa idea. Solo porque a Negan le gustara Rick no significaba que estuviera dispuesto a desmantelar todo su imperio solo para hacerlo feliz. E incluso si lo hacía... ¿dónde los dejaría esto? Rick, obviamente, sería libre y podría irse si se cancelaba el trato. Además, si disolvía aquellos tratos de dame-la-mitad-de-tu-mierda con Hilltop y Alexandría por él, también terminaría perdiendo a Rick. Sería inútil, ninguna ganancia para Negan, ningún incentivo para que hiciera cualquier cosa que Rick le pidiera.
Por supuesto, pensó Rick, también estaba esa parte suya, una parte que parecía crecer todos los días, que le recordaba que en realidad no quería dejar a Negan. La idea hizo que su pecho se sintiera extrañamente contraído e incómodo.
Y esa era una pregunta que Rick tenía que responder por sí mismo: si, de alguna forma, ya fuera por medio de la guerra o de negociaciones pacíficas o de alguna otra manera, Negan y los Salvadores ya no tenían control sobre ellos, ¿qué pasaría con Negan y con él? Rick no se quedaría en el Santuario, por supuesto, de ninguna jodida manera. Extrañaba su casa, sus hijos, su familia. Nada iba a impedirle que regresara a ellos en cuanto se le presentara la oportunidad.
A pesar de eso, todavía quería estar con Negan. ¿Era una locura esperar que pudiera haber una forma de que siguieran siendo... lo que fuera que fueran, incluso después de eso? ¿Sería posible? ¿Negan siquiera querría aquello, si Rick le obligaba a renunciar a todo lo demás?
Rick apartó aquellos pensamientos al fondo de su mente, no estaba listo para lidiar con nada de eso. No había nada que pudiera hacer en este preciso momento, y todo lo que quería hacer ahora era acostarse y apagar su cerebro por un tiempo.
Y si su idea de apagar su cerebro incluía a Negan follándoselo hasta dejarlo inconsciente, bueno... no tenía problema con ello.
Rick abrió la puerta de su habitación, anticipación abriéndose camino por su pecho. Había pasado mucho tiempo desde que había esperado algo con tanta ansiedad, y se sentía bien. Incluso si ese algo era el que Negan se lo follara.
Su corazón se hundió como una piedra cuando entró en su habitación y la encontró vacía. ¿Qué carajo, Negan? Habían tenido una conversación honesta anoche, casi habían admitido que sentían algo el uno por el otro. Esta mañana, Negan casi había consentido que Rick se quedara con él... ¿y ahora ni siquiera se aparecía?
Rick estaba furioso mientras se quitaba los zapatos. Estaba a punto de quitarse la camisa cuando notó algo puesto en su cama revuelta: una nota. Detuvo su enojado desvestimiento para tomar el trozo de papel, leyendo rápidamente la letra puntiaguda:
«Rick,
Ya que te gustó tanto mi cama, ¿por qué no duermes ahí esta noche?»
No había firma, porque era innecesaria. Una sonrisa se dibujó en su rostro y se metió en el baño para cepillarse los dientes, solo para ver que su cepillo de dientes había desaparecido.
Bastardo presumido.
Se abrió camino hasta la habitación de Negan al otro lado de la fábrica, agradecido cuando los guardias no le hicieron pasar un mal rato, simplemente dejándole entrar sin pronunciar palabra. Negan debió haberles informado que él vendría.
Entró en la lujosa habitación, y allí estaba él, extendido sobre la cama con unos ajustados bóxers que atrajeron la atención de Rick justamente donde Negan quería. Rick descubrió que no le importaba.
—Sabía que vendrías. —El rostro de Negan se iluminó cuando vio a Rick mirándolo.
Rick se mordió el labio para contener la sonrisa que sintió tratando de explayarse por su rostro.
—Sí, bueno. Robaste mi maldito cepillo de dientes.
Negan se rio, se deslizó de la cama y se dirigió hasta donde Rick, manos acomodándose sobre sus caderas, dándoles un pequeño apretón.
—Estoy seguro de que es por eso que estás aquí exactamente.
Rick sintió el fuerte impulso de pasar sus manos sobre el pecho desnudo de Negan y delinear los fuertes músculos que encontró allí.
—La higiene oral es muy importante para mí, Negan —murmuró, tratando de ignorar la forma en que un escalofrío los recorrió a ambos al escuchar el nombre de Negan saliendo de su boca.
Negan sacó la parte de atrás de la camisa de Rick y deslizó sus manos debajo de ella, uñas arañando ligeramente su espalda.
—¿De verdad?
Rick asintió con un sonido que parecía más un gemido de satisfacción, rindiéndose y dejando que sus manos recorrieran el pecho de Negan. La comisura de su boca se torció hacia arriba cuando sintió que Negan murmuraba un ruido feliz que vibró en su pecho mientras se acercaba más.
—Sabes, Rick, no te creo ni mierda. Pero si estás tan preocupado con el aspecto oral de las cosas, ciertamente puedo pensar en algo que podemos hacer... —Se detuvo, sonriéndole a Rick de esa manera confiada en que siempre lo hacía.
—Dios, dices unas cosas tan estúpidas. —Rick puso los ojos en blanco y se inclinó para cerrar la brecha entre ambos, presionando sus bocas juntas con urgencia. Negan respondió envolviendo sus brazos con fuerza alrededor de Rick y llevándolo de regreso a la cama, instándolo en ella y arrastrándose sobre su cuerpo.
—Tal vez sea cierto, Rick —murmuró Negan, su aliento recorriendo la piel de Rick, avivando sus nervios—. Pero creo que tal vez eso no te molesta, carajo.
Rick no pudo discutir con él en eso.
Como siempre, dudas y sugerencias bienvenidas serán.
Espero que les haya gustado. En cuanto a las actualizaciones espero hacerlo semanalmente, pero aún no puedo asegurar nada por que por ahora estoy un poco corta de tiempo y tengo unas cuantas cosas que debo resolver primero para estar tranquila. Tenganme paciencia.
¡Nos leemos!
