Notas de la Traductora:
Este fanfic NO me pertenece, es propiedad intelectual de Gibslythe, por mucho tiempo en AO3 se mantuvo como autoría anónima debido a ciertas cuestiones controversiales que habían sido generadas en el fandom (en realidad nunca terminé de entender el motivo).
Voy a ser honesta aquí, debo decir que nunca obtuve la autorización de parte de la autora para traducir este fanfic, a pesar de que en dos oportunidades se la pedí, pero sin obtener respuesta alguna. Por lo tanto, había tomado la decisión de hacer la traducción por mi cuenta para poder compartirla con amigos y amigas que tal vez no manejan el inglés, y también por un cariño personal que le tomé a este fanfic, ya que gracias a él conocí Voltron, y a su fandom. Y Gracias a Voltron hice amigos muy especiales, así como también pude distraerme de cuestiones un poco duras por las que estaba pasando.
A parte de todo esto lo que me lleva a publicar mi traducción por aquí es que lamentablemente Gibslythe tomó la decisión de retirar Dirty Laudry de AO3, la página donde originalmente lo publicó, para cambiarlo por el guion (o una parte de él) de "The Bee Movie" otra vez, no termino de comprender el porqué de sus decisiones, pero tampoco voy a juzgarlas. Sin embargo, me entristeció, este Fanfic es icónico, y no solo por lo que significó para el fandom, sino por la manera en la que retrata el Amor, y no solo el amor romántico entre la pareja principal, si no todos los tipos de amor que presenta y la forma en que lo hace. Y es por eso que decidí publicar mi versión en español por este medio, aunque vaya en contra de mis principios hacerlo sin autorización y sea algo arriesgado, me gustaría que esta historia llegue a más personas, que puedan divertirse, emocionarse y disfrutar de esta hermosa historia.
ACLARACIONES:
Esta es una guía de las edades de los personajes:
-Daniel: 25
-Rachel: 26
-Sophia: 23
-Lance y Keith: 20
-Benji: 16
-Cleo: 14
-Josie: 9
-Mateo: 5
-Isabella: 2
-Alexi: 6
Las frases en cursiva es porque están en su idioma original, es decir, eran originalmente en español y las canciones y sus letras que mantendré en inglés. Al final de cada capítulo estarán los títulos y artistas de estas.
Esta es una versión corregida del primer capítulo! Por apurarme tenía muchos errores que tomándome un poco más de tiempo pude corregir!
Dirty Laundry
Autor: Gibslythe
Traductor: Pinky Yoshi
CAPITULO 1
.
Día 0
Chat grupal: Lance es más pervertido que Shiro
Miembros: Firelord, choke Me Daddy, Presidente Taquito, Pidgeon, Hunky Munky, Princess fukboi killer
2:14 P.M.
Presidente Taquito (Lance Sanchez) dice:
chICOS CHICOS NECESITo AYUDA
2:19 P.M.
Pidgeon (Pidge Holt) dice:
qué
2:19 P.M.
PresidenteTaquito (Lance Sanchez) dice:
Necesito mucHA ayuda y no sé qué hacer
2:20 P.M.
Firelord (Keith Gyeong) dice:
Jesucristo lárgalo
2:21 P.M.
Presidente Taquito (Lance Sanchez) dice:
MIERDA MI TELÉFONO ESTÁ POR MORIR RÁPIDO DIME DONDE ESTAN VOY A ENCONTRARLOS
2:22 P.M.
Firelord (Keith Gyeong) dice:
Biblioteca segundo piso
Keith apagó el teléfono y se deslizó contra el respaldo de su silla acolchada, claramente irritado.
-Lance está en camino.
Shiro levantó la vista de su computadora portátil, con los dedos detenidos en su lugar en el teclado.
-¿Para estudiar? ¿O viene a ver Naruto como la otra vez?
Keith se encogió ante la idea. Odiaba Naruto más que cualquier otro anime ridículo.
Lance desperdiciaba su tiempo. Keith ni siquiera podía recordar la cantidad de veces que lo había hecho estar junto a él mientras veía sus caricaturas japonesas, generalmente subtituladas y con cantidades excesivas de gritos.
-Él necesita ayuda o algo así- Keith le dio toda la información tenia encogiéndose de hombros.
Pidge gimió audiblemente, estirando todo su cuerpo lejos de la pantalla de su computadora portátil.
-Apuesto a que se olvidó su identificación otra vez. Sigue haciendo que la busque en la computadora central de la escuela.
- ¿Eso no es… no lo sé, ilegal?
La sonrisa en el rostro de Pidge era diabólica.
-Solo si te atrapan.
-Como sea…- Keith cambió de tema -Está siendo incómodamente vago sobre el tema.
No fue hasta unos minutos más tarde que los gritos resonaron desde el otro lado de la biblioteca. Keith observó cómo un histérico Lance venía corriendo desde detrás de la esquina de una estantería, casi chocando con una chica y una bibliotecaria en el proceso. Keith rió cuando la mujer mayor lo increpó, regañándolo con su dedo puntiagudo.
En el momento en que la bibliotecaria dejó de mirarlo, Lance escapó rápidamente a su lado. Anunciándose en un volumen mucho más alto que lo apropiado en una biblioteca, Lance golpeó sus palmas sobre la mesa y lloró:
- ¡Tengo un problema!
- ¿Qué pasa? - peguntó Shiro, sin arreglar las hojas y libros que habían caído por el repentino movimiento de la mesa.
- ¿Qué pasa? ¿Qué QUÉ PASA? Yo te diré qué mierda pasa.
Keith suspiró exageradamente, cerrando de golpe su propio ordenador portátil.
-Si dices "cielo" ahora te juro por Dios que…
-¡No!- Lance se arrojó sobre una silla -Bueno, en realidad sí, pero eso no es lo de arriba (1). ¡Lo que pasa es mi abuela! ¡Ella va a venir a casa de mis padres para Navidad!
Keith le dirigió al muchacho una mirada inexpresiva.
-Sólo es tu abuela, la amas y eso ¿verdad?
- ¡Por supuesto que sí! -Lance lanzó sus manos al aire - ¡Eso es lo que hace peor mi problema!
-Estoy confundido.
Lance se inclinó hacia adelante en la mesa, presionando contra la madera con sus palmas.
-El asunto aquí es que soy bisexual…
-Ya lo sabemos, no dejas de hablar sobre eso.
-…y ¿sabes cómo salí del closet en mi segundo año de escuela secundaria? Bueno, mi familia estaba súper 'ew' al principio, pero ahora no les importa una mierda.
- ¿Y eso que tiene que ver con tu abuela?
Lance empujó un dedo contra los labios de Keith para callarlo.
- ¡Aún no termino! Mira, después de un tiempo, mi familia y mis otros parientes están tipo 'Está bien si te gusta la polla, Lance, sal con quien quieras' pero no mi abuela, ella está muy en contra.
- ¿De qué te guste la polla?
- ¡Sí! - Lance gritó echando la cabeza hacia atrás con frenesí. -Pero es más complicado que eso, está molesta porque no le haya presentado aún una novia, es como…- Lance cambió inmediatamente de acento, pareciendo acostumbrado a imitar a su abuela. -¡Chiquito (2), no me has traído aun a una mujer hermosa, eres un muchacho tan guapo, tienes que tener tantas mujeres bonitas a tus pies!
Keith resopló.
-Sí. Tu abuela no tiene ni idea.
Lance soltó un gruñido golpeando el brazo de Keith con uno de los libros de texto.
- ¡Esto es importante, así que deja de ser un idiota durante cinco minutos y escucha!
Keith alzó las manos a la defensiva.
-Bien, bien.
-De todas maneras…- Lance lanzó otra mirada hacia Keith. -Como estaba diciendo, mi abuela, ella espera que traiga a casa una chica, entonces necesito encontrar a alguien que sea mi novia para Navidad.
- ¿Por qué eso es un problema? - Pidge deslizó las gafas contra la nariz -Es decir, ya has ido a casa sin una novia antes. ¿Por qué esta Navidad tendría que ser diferente?
Una mirada avergonzada se deslizó sobre la cara de Lance.
-Bueno, - dijo, tragando saliva, de repente sentado derecho -Yo, más o menos, un…
-Escúpelo- Gritó Keith, ganando unos cuantos shh enojados de los bibliotecarios. Se estaba cansando de la vaga narración de Lance.
Lance tomó un poco de aire y esperó a que los bibliotecarios se hubieran dispersado. Entonces finalmente habló, su voz baja y apenas por encima de un susurro.
-Le dije a mi mamá que iba a llevar a casa a un novio en su lugar.
Keith no pudo evitarlo y ya estaba riendo.
Lance inclinó su cuerpo en la silla rodando su cuello hacia atrás con la nariz apuntando hacia el techo. Se frotó las sienes, mientras Keith todavía reía por detrás de su manga izquierda.
-Eso es, voy a morir solo.
-No vas a morir solo- dijo la voz firme de Shiro, quien confortaba a Lance con una mano en el hombro -Estoy seguro de que hay muchas personas a las que les encantaría salir contigo.
Otro fuerte y divertido bufido escapó de Keith.
-Uh-huh. Seguro.
Lance estaba desfasado ante el comentario de Keith, demasiado envuelto en su pánico como para preocuparse.
-O sea ¿cómo diablos voy a encontrar un novio en dos malditos días? Y… ¿cómo se me pudo ocurrir eso? Originalmente pensé que decir 'novio' en lugar de 'novia' sería una buena idea. Un novio sería más fácil de encontrar ¿verdad? Podría preguntarle a uno de ustedes, pero luego me acordé de mi abuela, y ella es homofóbica, ¡y me tira de las orejas! Y es intimidante y pasiva-agresiva, y…-Comienza a tirarse del cabello con el cuerpo erguido y tenso por el estrés.
-Jesús, solo busca un novio en Craigslist (3).- Los dedos de Pidge volaron hacia el teclado, ahora completamente envuelta en su ensayo. Ya no estaba interesada en la conversación. Keith tampoco, ya estaba con su teléfono en alto y Twitter en la pantalla.
-Demonios, no- Lance giró la cabeza hacia la derecha, mirando a Shiro con ojos de cachorro. -Shiro, ¿vendrás a mi casa para navidad y pretenderías ser mi novio? - Lance gimió insistentemente, frunciendo los labios y juntando las manos. - ¿Por favor?
-Lo siento, - comenzó Shiro con simpatía, pero pareciendo aliviado -Ya voy a casa de Allura para Navidad.
Lance maldijo algo entre dientes antes de volverse hacia Pidge.
- ¿Qué hay de ti? Vamos, Pidge, podríamos…
-No es una opción- El tono de Pidge era honesto y definitivo. Se puso de pie para guardar su laptop y sus libros, llenando con los artículos su gran mochila verde. Parecía haber tenido suficiente de la biblioteca por un día.
- ¿Y qué hay de Hunk? - continuó Lance, aferrándose a las posibilidades. -Él estaría totalmente dispuesto a ayudarme.
Pidge empujó su silla haciendo rodar la mochila por encima del hombro.
-Eso no es del todo cierto, en realidad. La hermana de Hunk se casa en Hawaii, no hay forma de que puedas evitar que vaya.
-Mierda…- balbuceó Lance, volviendo a golpear las palmas de las manos sobre la mesa -Chicos, ¿qué voy a hacer?
-Pídele a Keith que vaya. Ni siquiera iba a salir del campus para Navidad.
Al oír su nombre, Keith levantó la vista de su teléfono.
- ¿Hm? ¿Necesitas algo? -No estaba prestando atención, lo que sólo lo hacía más vulnerable al cobarde plan de escape de Pidge.
-Así que, - murmuró Pidge, prácticamente haciendo ver el trabajo de los engranajes de su cabeza -No vas a ir a ninguna parte para Navidad, ¿verdad?
-... ¿Ajá? - Keith respondió lentamente, sintiendo que las ideas se alineaban- ¿Y eso qué?
Pidge esbozó una sonrisa demoníaca.
-Entonces no hay nada que te impida fingir ser el novio de Lance para Navidad.
-Espera, ¿¡qué!?- Gritó Keith, dándole a Lance una mirada de disgusto. -Demonios, no. De ninguna manera, no hay forma.
Todos, menos Keith (que era, honestamente, implacable siendo inconsciente de las cosas) notaron el gran sonrojo que crecía en las mejillas de Lance. Era vibrante contra su piel oscura, y cualquiera podía decir (de nuevo, excepto Keith) que Lance estaba avergonzado, y que, de hecho, se debatía la idea en su cabeza.
-Realmente no puedes pensar que esto es una buena idea- Keith protestó a Lance -¡Es decir, nos mataremos el uno al otro!
Lance tartamudeó.
- ¡P… por supuesto que no me gusta la idea! - Él evaluaba sus opciones, tratando de encontrar las palabras correctas para decir sin hacer el ridículo. -Es la peor idea que Pidge haya tenido jamás, lo que está diciendo es algo…
-Mejor que tus estúpidos planes, Lance.
-Y créeme. No quiero hacerlo. Pero, bueno…- Lance tragó y se puso aún más rojo, si es que era posible. -Eres mi única opción.
Keith no podía creer esto.
-No.
- ¿Por favor?
-No.
Lance saltó de su asiento, sólo para arrastrarse alrededor de la mesa y arrodillarse en la base de la silla de Keith. Shiro estaba cubriendo su risa detrás de una de sus manos y el sonrojo había desaparecido de la cara de Lance.
- ¿Por favor?
Keith maldijo y giró la cabeza para no tener que mirar el estado patético de Lance.
-De ninguna manera, Sanchez. Preferiría morir.
- ¿Por favoooor? - Lance gimió, enunciando las vocales larga y profusamente. -Haré lo que sea.
Esto despertó el interés de Keith y levantó una ceja. Tener a Lance Sanchez en deuda con él no sonaba tan mal.
Keith habló emitiendo lentamente cada silaba.
- ¿Cualquier cosa? ¿En absoluto?
-Eso, mis amigos, es asqueroso- Pidge giró sobre sus talones ásperamente, alejándose lo máximo posible de la mesa. -Me voy de aquí antes de que Lance se ofrezca a chupar la polla de Keith.
Pidge agitaba una mano detrás de ellos mientras corría hacia las escaleras de la biblioteca. Se volvió hacia la baranda y de repente se perdió de vista, probablemente encaminándose a encontrar a Hunk.
-Eso no es lo que estaba sugiriendo- insistió Lance, luego se concentró en Keith. Se levantó de su lugar en el suelo y retrocedió un poco. Los dos muchachos estaban sonrojados ahora. -Sólo iba a ofrecerte una semana de lavandería o algo así.
Keith negó con la cabeza inmediatamente.
-Ese es un trato horrible. Yo diría que debería ser como, todo un mes de lavandería. Tal vez dos. Tres, incluso.
Lance aulló.
- ¡¿Qué?! Eso es demasiado. No voy a lavar tu ropa interior sucia por dos meses comple…
-Lance.
Esta vez fue Shiro quien habló, su computadora portátil ahora estaba guardada y su mochila sobre la mesa.
-Ese es un buen trato. Yo lo tomaría. - Le dio una mirada mordaz que Keith realmente no entendió. Por un momento, los dos chicos parecieron tener una conversación silenciosa.
Finalmente, Lance volvió la cabeza hacia Keith, con la boca inclinada y el ceño levemente fruncido. Era obvio que se estaba lamentando todo esto.
-Bien. Dos meses enteros de lavandería gratis a cambio de dos semanas siendo mi novio falso- Él extendió su mano, sosteniéndola frente a la cara de Keith para sacudirla. - ¿Tenemos un trato?
Keith vaciló un momento. ¿Realmente valía la pena? Lo dudaba. Lance era un idiota, y no estaba seguro de lo que implicaría una relación falsa. Pero, lavandería gratis era lavandería gratis, ¿verdad?
En un rápido intercambio, los dos se estrecharon las manos. Keith le dio a Lance un breve asentimiento, mirando sus oscuros ojos azules sólo por un segundo.
-Está bien, es un trato.
Dios, Keith se iba a arrepentir de esto.
• ────── ✾ ────── •
Día 0
Jueves 15 de Diciembre.
2:54 P.M.
-Jesús, ¿cuánta mierda traes?
Lance asomó la cabeza por detrás del baúl del coche, ahora lleno hasta el borde con sus dos maletas.
-Son dos semanas, Keith. Estoy siendo pensante con esto.
Keith frunció el ceño.
-Nunca eres pensante acerca de nada.
La cabeza de Lance desapareció detrás del baúl para continuar su ridícula organización de equipaje, pero no sin antes hacerle a Keith una seña con su dedo del medio.
El coche era pequeño y viejo como la mierda, un feo Corolla de 1987. Lance lo defendía orgullosamente, llamándolo su 'pequeña'. Obviamente Lance no sabía nada de autos, la chatarra era una cosa horrible. Tres abolladuras, varios rasguños, y un desagradable tono beige. Keith no podía creer que conducirían esa cosa hasta Arizona.
Diecinueve horas con Lance. Diecinueve terribles, largas y ridículas horas. Eso eran mil ciento cuarenta minutos de tratar con el odioso gusto musical de Lance. Eso también incluiría que se la pasará cantando, las paradas rápidas al baño cada una hora, y la decisión de comer en McDonalds para cada comida. Keith estaba cerca de la muerte, podía sentirlo.
-Pensé que el conductor debía escoger la música- mencionó Keith cuando cambiaban de posición en una parada rápida cerca del borde de la frontera con Oregón. Habían estado conduciendo desde las tres, y Keith estaba listo para escuchar algo más que Beyónce, Kesha o Nicki Minaj. ¿Por qué no había traído sus auriculares?
-Nop-respondió Lance, haciendo resaltar la 'p'. Saltó al asiento del acompañante y empezó a apoyarse contra el respaldo. -El dueño del auto elige la música. Y ese soy yo, soy el dueño.
-Bueno, esa regla es una mierda.
Keith no protestó mucho más, simplemente esperó que Lance se durmiera para poder robar el cable auxiliar de su teléfono.
Su plan funcionó bien, conducir durante cinco horas había agotado realmente a Lance. Después de que Keith escuchara 'Halo' de Beyónce por cuarta vez en ese viaje, Lance estaba inconsciente. Babeaba sobre la almohada que se extendía entre la ventana del coche y su cabeza, emitiendo ronquidos suaves que vibraban de sus labios.
Durante otra hora y media, Keith condujo, felizmente satisfecho con los suaves ronquidos de Lance y su música preferida a bajo volumen.
-Mm.…- Lance murmuró en su almohada, limpiando la saliva seca que se había pegado a su barbilla. - ¿Qué hora es?
Keith suspiró, dándose cuenta de que su pacifica felicidad había terminado ahora que Lance estaba despierto.
-Mira el reloj.
Lance se asomó al reloj analógico. 9:39 P.M. Se frotó los ojos como un bebé y se acostumbró al entorno, hasta que Keith lo notó fruncir la nariz con disgusto.
- ¿Qué? - preguntó Keith, refiriéndose a la expresión de repulsión.
- ¿Estás escuchando a Depeche Mode? - Lance murmuró, sentándose más recto en su asiento, ahora completamente despierto. - ¿Cómo, en serio?
- ¿Sí? ¿Y?
Lance resopló.
-Eso es jodidamente vergonzoso. Depeche Mode es de los años 80.
- ¿Y tu gusto musical no da vergüenza ajena? - Keith se burló, rodando sus ojos. -Escuchas a Beyónce. ¿Qué eres, una madre de unos treinta años?
Lance jadeó como si Keith hubiera murmurado un sacrilegio.
- ¡Beyónce es un regalo maravilloso para la humanidad! ¿Cómo puedes pensar así?
-Oh, Dios mío- gruñó Keith, apretando el volante. -Eres tan gay.-
- ¿¡Qué!? El gay aquí eres tú. ¡Yo soy bisexual!
Keith abrió la boca para protestar, pero no pudo pensar en ninguna palabra para decir. Lance estaba técnicamente en lo correcto.
Condujeron durante la noche, cada uno cambiaba de asientos cada dos horas para que el otro pudiera dormir. Ellos llegaron al acuerdo, después de mucho pelear, que quienquiera que manejaba podría escoger la música, y Keith había reproducido triunfantemente Depeche Mode y Pet Shop Boys durante sus turnos. Incluso eligió algunas canciones modernas: My Chemical Romance y Panic! at the Disco, Lance se conocía todas las letras, pero afirmó que eran ridículas.
Honestamente, conducir con Lance por la noche no era malo. Cada vez que uno estaba despierto, el otro estaba dormido. Ellos no tenían que hablar, lo que significaba que no había ninguna discusión ni comentarios agrios. A Keith le gustaba conducir con sólo los faros exteriores, y la combinación del zumbido del coche, la música a bajo volumen y la respiración constante de Lance creaban un clima sereno.
Además, Lance era lindo cuando dormía. No era un idiota cuando estaba en silencio, y la forma en que sus largas pestañas estaban cerradas contra su piel le daban un aspecto inocente. Excepto por que estaba babeando, y Keith no podía dejar de pensar que era como un bebé alto y larguirucho.
Después de parar para desayunar en McDonald's alrededor de 6:40 A.M, los dos chicos estaban completamente despiertos. Lance estaba manejando, ahora por Arizona y en la carretera principal pasando por Phoenix.
Lance intentaba decir algo que Keith no podía comprender, con la boca llena de sándwich del desayuno Mc Griddle.
-Amigo, no puedo entender lo que dices con la boca llena.
Lance tragó la comida.
-Dije; necesitamos hacer un plan. Como establecer límites para besarnos y esas cosas.
Keith tragó un pedazo de su sándwich de desayuno demasiado rápido, quemándose la lengua en el proceso.
-Jesús...- Él tomó su jugo de naranja de un solo trago. - ¿Qué?
-Límites- repitió Lance. -Para cuando estemos en la casa de mis padres.
-Sí, entendí eso. Lo que quiero decir es, ¿tendremos que besarnos?
- ¿Sí?
-Carajo, ¿estás hablando en serio?
Lance habló sin apartar los ojos de la carretera, aunque Keith sabía que tampoco estaba entusiasmado con la idea.
-Es una especie de descripción del trabajo. Eres mi falso novio. Eso incluirá besos falsos, abrazos falsos, falsas manos entrelazadas. Tenemos que convencer a mi familia de que somos gays el uno por el otro, después de todo.
- ¡Pero no soy gay por ti! - Keith declaró esto más fuerte de lo necesario. Keith no era gay por Lance, ni en un millón de años. Lance era una plaga, desagradable, ruidoso y demasiado revoltoso para el gusto de Keith.
Lance parecía listo para golpear su cabeza contra el volante.
-Obviamente, idiota. Por eso es falso.
Keith repasó todas las razones por las que alguna vez estuvo de acuerdo con algo tan estúpido. Originalmente había sonado genial. Lugar gratis para alojarse para Navidad, lo que significaba comida gratis y una bonita casa y probablemente cosas que hacer en vez de jugar Overwatch por dos semanas seguidas. Estaba ganando dos meses de lavandería gratis, y la mamá de Lance era supuestamente una gran cocinera.
Pero, ¿besos? ¿Besos con Lance? ¿En la boca?
-Lo que sea, - comenzó Keith, sacando su teléfono para ver cuánto tiempo tenían hasta Mesa del Caballo en Arizona. -Supongo que te besaré. Pero sólo delante de tu familia, ¿entiendes? Específicamente para mantener la actuación frente a tus padres.
Lance asintió con la cabeza.
-También... está el problema de mi Abuela.
Eso, Keith se dio cuenta, sería un problema.
-Ella es homofóbica ¿verdad? ¿Cómo va a reaccionar?
-No estoy completamente seguro- confesó Lance -Nunca le he presentado un novio. Son novias las que realmente quiere conocer.
-Dios, ¿en qué lío me he metido?
Lance se estremeció.
- ¡Ya sé que me jodí! Y estoy tratando de arreglarlo, pero honestamente esto es solo enfrentar a mi abuela de una vez por todas. Tendría que hacerlo tarde o temprano, así que supongo que es algo bueno.
Keith se sorprendió. No había esperado que Lance respondiera con un enfoque maduro, ni siquiera sabía que podía llegar a ser maduro, en primer lugar. Keith permaneció en silencio unos instantes, girando la cabeza para observar el desierto en movimiento que pasaba frente a su ventana.
-Amas a tu abuela, ¿verdad?
La respuesta de Lance fue inmediata.
-Por supuesto que sí. Ella es mi Abuela.
-Así que... -Keith tragó saliva.- Así que quieres su aprobación.
-Por supuesto.
-Entonces, ¿por qué llevas a un chico a casa si prefiere ver a una chica?
Keith volvió su mirada hacia Lance, esperando una respuesta legítima. Era tan raro hablar de amor y familia. Keith nunca había tenido ninguna de esas cosas.
- ¿Tal vez porque mis emociones también son importantes? -Las cejas de Lance estaban fruncidas.- No sé, me gustan los chicos tanto como las chicas, y eso es algo que ella tiene que aceptar. Si realmente me ama, ella… -Lance maldijo en voz alta, girando en el camino- ¿Por qué diablos te estoy hablando de esto? Es angustiante, y emocional, y malditamente extraño. Estoy incómodo, cambiemos de tema.
Y Keith felizmente lo hizo.
-Tu Transformer es estúpido- dijo sacudiendo el pequeño Optimus Prime que colgaba del espejo del coche. Estaba buscando nuevamente pelea después de todo, y lo consiguió, terminando los dos discutiendo el nivel de ridiculez del adorno.
Keith nunca lo diría, pero en realidad le gustaba la figura del Transformer. Sólo lo había llamado estúpido para cambiar de tema, e interiormente Keith estaba contento de que pudieran volver a su estado de disputa regular. Vincular y hablar de cosas personales no era simplemente su estilo.
• ────── ✾ ────── •
Día 1
Viernes 16 de Diciembre.
10: 07 A.M.
- ¿Vives en una granja?
Lance se rió de lo estúpido que era Keith.
- ¿Me has visto intentar cavar con una pala? Joder, no.
-Tú, literalmente, vives en medio de la nada -replicó Keith, observando los campos amarillos que pasaban por delante de su ventana. Estaban conduciendo por un camino rustico, una carretera rural alineada con mala hierba, arbustos de zarzamora y ocasionales galpones oxidados. Keith ni siquiera pensó que estas cosas aun existían.
-La mayoría de mis vecinos son agricultores, pero no nosotros. Mis padres son dueños del supermercado local en Mesa del Caballo. Sin embargo, tenemos algunas gallinas y una cabra.
-Una cabra- murmuró Keith, incrédulo, mientras observaba la vegetación que pasaba y el coche retumbaba por el largo camino de piedra bordeado por árboles. - ¿Por qué demonios tienes una cabra?
Lance habló con toda sinceridad.
-Es conveniente. Además, Cenicienta es muy buena con los niños.
Keith se rió.
- ¿Nombraste a tu cabra como una princesa Disney?
-Corrección; mi hermana lo hizo. Cleo estaba pasando por esa fase.
Finalmente, la casa emergió a la vista. Era bastante grande, obviamente más vieja que Keith, y le recordó a la casa de Ana la de Tejas Verdes (4). Ya se estaba encogiendo ante esto, la pintura amarilla y los bordes blancos gritaban domesticidad. Keith estaba acostumbrado a los apartamentos y casas adosadas que pertenecían a las familias de acogida con las que había vivido, no a casas de grandes familias con pelotas de fútbol en el césped y bicicletas arrojadas a través del jardín.
Llegaron atravesando el camino de grava y entrando por uno de los caminos vacíos junto a la casa. Mientras Lance estacionaba el auto, dos niños pequeños vinieron corriendo desde el garaje abierto, junto a gran bóxer que se hacía espacio detrás de ellos.
- ¡Pensé que sólo tenías una cabra y gallinas! - gritó Keith, observando con incredulidad una larga línea de baba que goteaba de la boca del perro.
Lance estaba radiante como si ya fuera Navidad, apenas capaz de desenganchar su cinturón de seguridad con sus manos temblorosas. Ni siquiera respondió a la pregunta de Keith, en cambio abrió la puerta y prácticamente tropezó al bajar del asiento delantero.
Los dos niños, por lo que Keith podía ver desde la ventana del coche, tenían probablemente alrededor de nueve y cinco años. Sus entusiastas saltos y gritos sólo excitaban al perro a saltar al aire.
- ¡Lance! - la niña de nueve años gritó alegremente. Su cabello castaño y el color de su piel eran iguales a los de Lance, y Keith inmediatamente sumó dos más dos. Ella era la hermana más pequeña de Lance, Josephine. Él le había dado a Keith un rápido resumen antes.
- ¡Josie! - gritó Lance, inclinándose para abrazar a su hermana. Ella inmediatamente envolvió sus brazos alrededor de su cuello y apretó colgándose como un mono pequeño. El perro prácticamente se abalanzó a los pies de Lance llenándolos de baba, tratando de conseguir su atención.
Keith no estaba seguro de que era, pero una parte de él se sentía como si estuviera espiando. Había estado en la casa de Sanchez durante solo tres minutos, y ya se sentía fuera de lugar.
-Está bien, - susurró Keith para sí mismo, ahora desviando su mirada de las demostraciones de afecto hacia sus manos. -Todo irá bien.
¿A quién estaba engañando?
La familia Sanchez era enorme. Y Keith nunca había vivido con más de dos personas a la vez.
Dejando de lado su orgullo y cualquier atisbo de sentido común que podría haber tenido, Keith dejó el asiento del pasajero del auto. Sus zapatos se asentaron en la grava, y el sol golpeó su frente. Era diciembre en Arizona, por lo que hacían casi 70 grados afuera. Keith ya se estaba preparando para el agua del grifo sin sabor, el desierto y sus labios secos.
Volviéndose hacia el otro lado del coche, Keith vio a Lance agarrar al otro niño en sus brazos. Era un niño pequeño con un el cabello muy corto y una bandita de Star Wars pegada a su frente.
-Y entonces, cuando me caí de mi scooter, mi cabeza se golpeó contra una roca y ahora tengo una cicatriz de guerra. - El niño de cinco años apuntó con un dedo regordete a la bandita -¡Mira!
Lance se rió entre dientes y volvió a colocar al niño en la grava.
-Esa es una horrible cicatriz de guerra- concedió mientras finalmente le daba un poco de amor al perro, dejándolo besarle la cara con entusiasmo.
- ¿Quién es? - preguntó el pequeño, señalando a Keith con el dedo.
Lance se volvió para mirar a Keith, e inmediatamente el perro comenzó a ladrar de nuevo. El gran bóxer golpeó las piernas de Keith, casi haciéndolo caer. Keith palmeó a regañadientes la cabeza del perro, esperando que la acción amistosa le hiciera dejarlo tranquilo.
-Este es Keith, - anunció Lance orgullosamente, agarrando la mano de Keith para salvarlo del perro. - ¡Mi novio!
La palma de Lance estaba sudorosa contra la de Keith, y aunque era extraño, Keith no quería que lo soltara. Si Lance lo soltaba, Keith estaría solo bajo la mirada de dos niños, y nada es más aterrador que los niños.
Los ojos del niño de cinco años se agrandaron ante la pequeña demostración de afecto, sus iris color café crecieron en curioso shock.
- ¿A los chicos pueden gustarles los chicos?
-Duh, - dijo Josie con las manos en la cintura de sus pantalones cortos color rosa. -Puede gustarte quien quieras. Eso es lo que dice mi mami.
El niño estaba completamente aturdido. La nueva información era como una epifanía.
-Quiero un novio- susurró el chico, su voz tan tranquila que Keith se sorprendió de haberlo oído. Entonces, como si una idea hubiese hecho clic, el muchacho exigió, -tío Lance, ¿puedo tener a tu novio?
Ahora era el turno de Lance tener los ojos muy abiertos.
- ¿Mmm… no?
- ¡Comparte tu novio conmigo!
Keith debía de estar viendo cosas, pero podría haber jurado que había un rubor en las mejillas de Lance. En lugar de contestarle, Lance despeinó el cabello del niño.
-Eres tan loco, Mateo. No sé qué pensaría tu papá si tuvieras un novio de veinte años.
Mateo hizo una mueca, frunciendo el labio inferior con enojo.
- ¿Pero por qué no? ¡Keith tiene el cabello cool! Puede atarlo en una cola de caballo, y parecer un samurái.
Keith no pudo evitarlo, él inconscientemente buscó el elástico de pelo que estaba apenas manteniendo atados sus cabellos más largos. Se había recogido el pelo durante el viaje en automóvil para no sudar tanto. Keith soltó la cola de caballo y dejó que su cabello cayera sobre su cara, corriendo una mano rápidamente para arreglarlo.
-Oh, ahora solo te ves como una chica.
Keith frunció el ceño e intentó recogerlo nuevamente, pero Josie gritó e hizo que él y el perro saltaran.
-Jesús...- exclamó Keith, alejando las manos de su cabello. El perro ladraba de nuevo, y realmente deseaba que esa criatura se callara.
- ¡Déjalo! - gritó Josie, anticipándose a su rostro. - ¡Eres un príncipe de Disney! ¡Te ves como un príncipe Disney con el pelo suelto! ¡Lance! - Ella estaba chillando ahora, saltando arriba y abajo y emocionando al perro aún más. - ¡Estás saliendo con un príncipe de Disney!
Keith no estaba seguro de cómo responder a eso. ¿Debería sentirse ofendido o halagado? Venía de una niña de nueve años, y a Keith nunca lo entrenaron para interactuar con los niños. Nunca había tenido hermanos. Así que, en vez de darle las gracias, Keith le dedicó a Lance una mirada mortal.
-Vamos a entrar, - anunció Mateo, agarrando las manos entrelazadas de Keith y Lance. Keith había olvidado que las habían estado sosteniendo durante tanto tiempo. Mateo los separó y los condujo de la mano. Josie corrió hacia adelante con el perro, probablemente afuera para encontrar algo más emocionante que hacer.
El garaje era exactamente como lo había imaginado Keith. Había bicicletas por todas partes y estanterías forradas con comida enlatada. Un kayak colgaba de la pared de atrás, cubos de pintura llenaban aleatoriamente el suelo, y una vieja lona tirada en la esquina. Era, por decir lo menos, exactamente lo que se esperaba ver en un garaje para una familia de ocho personas. Excepto con muchas más manchas, zapatos embarrados y grandes bolsas de comida para perros.
- ¡Papá! - gritó Mateo una vez que habían entrado en la cocina desde el garaje. - ¡Tengo un novio ahora!
De las dos personas que estaban en la cocina, un hombre asomó la cabeza de la nevera y mostraba preocupación. De sus rasgos faciales, Keith podía decir que el hombre era el hermano mayor de Lance, lo distinguía una barba ligeramente desaliñada y una estructura más fuerte. Él era guapo, en la manera en que un papá puede serlo.
-... ¿Oh? - Sacó un poco de leche de la nevera y la puso en el mostrador -Eso es, um… ¿emocionante? - Estaba obviamente preocupado, aunque de una manera que Keith no podía identificar como disgusto.
Mateo tiró del brazo de Keith con fuerza, empujándolo hacia su padre.
- ¡Sí! Es el novio de Lance también. Estamos compartiendo.
-Sólo para que lo sepas- comenzó Lance levantando la mano libre en defensa –yo nunca accedí a esto.
El hermano de Lance se rió entre dientes.
-Estoy contento de que estés compartiendo algo, aunque sea un chico.
La otra persona de la cocina, era una adolescente de unos catorce años que corrió para envolver sus manos alrededor de Lance. Lance soltó la mano de Mateo para abrazar a la chica, y Keith se preguntó cuántas veces Lance tendría que abrazar a alguien por su regreso a casa. Keith sentía algo de lástima por él, odiaría ser abrazado diez veces en un mismo día.
Keith debió estar maldecido, porque otro miembro de la familia de Sanchez vino corriendo, realmente veloz, bajando las escaleras de a dos por vez. Era un adolescente, particularmente vestido con nada más que una toalla en la cintura, y mirarlo hizo que Keith sintiera que veía doble. Era una copia casi exacta de Lance, hasta tenían el mismo corte de pelo, la nariz respingada, la figura delgada y la estructura la misma ósea. Excepto que él era insanamente más menudo, casi no se veía ningún músculo en sus brazos y sus costillas se marcaban a través de su piel.
Lance tropezó con sus propios pies para llegar al muchacho. Nunca se había visto tan emocionado, ni siquiera cuando había vencido a Keith en el kegster (5) el año pasado.
Los dos gritaban los nombres del otro, y a los ojos (y oídos) de Keith parecieron dos gaviotas. El chico se llamaba Benji, Keith no podría olvidar su nombre ahora que había oído a Lance gritarlo cinco veces. Los dos se abrazaron por un momento, todavía aullando.
No fue hasta que Benji casi deja caer su toalla que Keith recordó que estaba parcialmente desnudo. A Lance no parecía importarle en lo más mínimo, y él se apartó del abrazo para empujar a su hermano en una llave. Keith apartó la vista inmediatamente, centrándose de repente en la pared a su izquierda que estaba decorada con fotografías de la familia.
- ¡Benjamin! - gritó la muchacha detrás de la isla de la cocina. - ¡Ponte algo de ropa! - Ella no se molestó en cubrirse los ojos, y en su lugar tiró una toalla húmeda del fregadero a los dos hermanos. Los dos apenas y se dieron cuenta, dejando de aullar como animales.
Mateo estaba riendo al lado de Keith, con sus pequeños dedos todavía agarrados fuertemente a la mano de Keith.
-El tío Benji está desnudo- le notificó a Keith, como si este no pudiera ver la toalla con sus propios ojos.
Keith tragó saliva y se obligó a esbozar una sonrisa.
-Ya veo eso. - Dios, el chico necesitaba ponerse unos pantalones. Agradeció al cielo que tuviera una toalla.
Ver a Lance luchar contra su hermano fue una experiencia surrealista. Keith esperaba que Lance ganara, siendo el hermano mayor, pero Benji fue capaz de deslizarse fácilmente del agarre de Lance y cambiar posiciones. Benji era más fuerte a pesar de la enfermiza falta de músculo en su piel, y Lance de repente estaba acostado de espaldas contra el suelo de madera dura.
- ¡Gané! - Declaró triunfalmente Benji, sus puños bombeando el aire. La toalla empezó a deslizarse por su falta de caderas y se retorció para atraparla.
Lance gimió desde su lugar en el suelo, y Keith señaló que Lance era lo suficientemente lamentable como para ser derrotado por su propio hermano menor. Tendría que mencionárselo a Pidge cuando regresaran.
-Hey, ¿quién es? - preguntó Benji con su atención en Keith, sin molestarse en inclinarse y ayudar a Lance.
-Yo soy…
- ¡Él es Keith! - De alguna manera Lance había conseguido levantarse del suelo y agarrar la mano de Keith, otra vez. Al igual que antes los dedos de ambos dedos entrelazados, Keith no podía dejar de preguntarse si Lance disfrutaba sosteniendo su mano.
-Es mi novio- agregó Lance, con esa sonrisa arrogante que aún se exhibía en su rostro. Apretó la palma de Keith y sus dedos, enviando un pequeño escalofrío por la columna vertebral de Keith. ¿Qué pensaba Lance que estaba haciendo?
- ¡Es mi novio también! - Mateo logró interponerse.
Benji sonrió, mirando a Keith de arriba a abajo.
-Wow, ¿Lance realmente logró conseguir un novio? Y es bastante guapo, nada menos. Eso es un milagro.
Lance soltó la mano de Keith para cruzar los brazos sobre su pecho en defensiva.
-De hecho, sí- Llevaba su sonrisa de mierda firme, la que solía dar a Keith después de un horrible juego de palabras.
Benji chasqueó la lengua.
-Maldición, Keith, lo siento. Apuesto a que es pésimo en la cama.
Keith no pudo evitar reírse, tanto por la sonrisa triunfante de Benji como por el visible shock en el rostro de Lance. El hermano mayor de Lance, que ahora reconocía como Daniel, había decidido que era ese momento exacto para que saliera de la habitación con Mateo alzado en sus brazos.
-Te haré saber- se burló Lance, ahora sonrojado -que soy una bestia en la cama. ¡Keith puede corroborarlo! - Lance miró a Keith con lo que sólo pudo identificar como un pedido de auxilio. -¿Cierto, Keith?-
Keith abrió mucho los ojos.
-Uh…
-No contestes eso- intervino Danny levantando las manos para detener la conversación. -Realmente no quiero saber, y mi hijo está presente.
-Gracias- Cleo, la hermana de Lance, comentó con sus manos hundidas en agua jabonosa del fregadero. -Realmente no quería oír hablar de la vida sexual de Lance.
Ninguno de ellos estaba preparado cuando una mujer mayor entró en la habitación con una canasta de lavandería en su cadera. Ella echó una mirada a la semi-desnudez de Benji, y de repente lo golpeó con una toalla de su cesta.
-Oye, ¿Qué demonios está sucediendo? Benji, ¿¡por qué estás desnudo!? ¡Vuelve a la ducha! - Keith miró a Lance en busca de cualquier explicación, pero ninguna llegó.
Benji bajó la cabeza y se enfurruñó, volviéndose para subir las escaleras.
-Sí, mamá. - Mientras se movía para regresar a su ducha, Keith vio a Benji sigilosamente voltear hacia Lance mostrándole el dedo del medio detrás de la vista de su madre. Luego subió corriendo las escaleras, agarrándose a su toalla en el proceso.
Después de colocar su cesta en el suelo, la mujer tiró de Lance en un gran y apretado abrazo. Keith inmediatamente la reconoció de una de las fotografías en el dormitorio de Lance. Ella era de figura redondeada y tenía las mejillas regordetas, su pelo negro largo se encontraba tirado en un bollo apretado contra su cabeza.
-Bienvenido, mijo. - La señora Sanchez se puso de puntillas para dar un beso en la frente de Lance.
Keith se afligió, sentía que su estómago se sacudía y retorcía dentro de su piel. Era la misma sensación de antes, una sensación de desplazamiento. No estaba destinado a estar aquí, destinado a ver cómo ocurrían esas demostraciones amorosas entre los miembros de la familia. Esta era la familia de otra persona, las relaciones más íntimas de otra persona.
Keith apartó la vista, fijando su atención en la pared de fotografías. Contó cuatro, todas ellas retratos familiares de diferentes épocas. La última foto era la más antigua, y Keith podía distinguir a Lance de cinco años sin dudarlo. Al pequeño Lance le faltaban dos dientes delanteros, y Keith inconscientemente sonrió.
-Hola.
Keith saltó, volviendo su atención hacia la mujer que tenía frente a él. La señora Sanchez extendió una mano, claramente presentándose.
-Soy la mamá de Lance, pero puedes llamarme Rosa o señora Sanchez. - Keith notó que un acento español se desvanecía entre sus palabras, un acento que él supuso había sido en algún momento mucho más fuerte.
Sonrió educadamente y le estrechó la mano, manteniendo el contacto visual durante un breve instante.
-Soy Keith. Keith Gyeong.
Ella le sonrió de una manera que Keith sintió fuera de lugar. ¿Por qué le había sonreído así? Era dulce, maternal, amable, y no estaba seguro de cómo responder. ¿Le devolvía la sonrisa? ¿Cómo se actúa en esta situación?
-Un placer conocerte, Keith.
Tragó saliva, deseando tanto poder hacer algo con las manos. Se sentían extrañas y sudorosas, así que las metió en su bolsillo delantero.
-Muchas gracias por dejarme quedarme para Navidad. Significa mucho.
Rosa sacudió la mano.
-Oh, ni lo menciones. Siempre…- Se detuvo para dar a Lance una sonrisa torcida. -Siempre estoy contenta cuando Lance trae invitados a casa.
-Mamá…
- ¡Y nunca ha traído a nadie a casa! ¡Eres el primero, qué emocionante!
Keith sabía por el tono de voz de la señora Sanchez que ella estaba haciéndole una broma a su hijo.
- ¿Oh? - Keith levantó una ceja. - ¡Guau! Lance, ¡por qué no me lo dijiste! - Su rostro mostraba una sonrisa diabólica, una que Lance respondía con un ceño fruncido.
-S-sí. - Lance tragó saliva. -Bueno, las formalidades han sido geniales y todo, pero Keith y yo necesitamos traer nuestras cosas. - En un movimiento agudo, Lance tomó el brazo de Keith tirando de él en dirección al garaje.
Lance escapó rápidamente de la cocina con Keith siguiéndolo. En el momento en que Cleo y Rosa estaban fuera de la vista, la mano de Lance se arrancó de los brazos de Keith.
-Jesús- murmuró Lance, pasándose una mano por el pelo inconscientemente. -Mi mamá es tan…
- ¿Agradable? - Keith preguntó en voz alta.
Lance bufó, aunque sonreía.
-Es una fastidiosa, eso es lo que es.
Los dos muchachos se dirigieron al coche en silencio, lo único que se escuchaba era el lejano galope de los caballos de uno de los campos vecinos y el crujido de grava debajo de sus pies.
-Así que, - comenzó Keith mientras sacaba su única maleta del baul. -Eres un luchador terrible.
Lance sacó la cabeza del asiento delantero.
- ¿Huh?
-Tu hermano menor ganó esa pequeña pelea, y no sé si te has dado cuenta, pero probablemente pese unos cuarenta kilos.
Keith estaba esperando sacar de quicio a Lance con eso, quizás un comentario acido o una respuesta lamentable. En cambio, Lance frunció el ceño, su tono se volvió serio y frío.
-No espero que lo entiendas.
- ¿Entender qué?
Lance resopló y golpeó la puerta con un poco de dureza. Sostuvo el mango por un momento, mirando la ventana del coche sin parpadear.
-Eres insufrible, ¿sabes?
-No es que tú también seas la persona más divertida del mundo. ¿De verdad crees que quiero estar aquí?
Lance apartó la vista, apretando el cargador de su teléfono.
-No, probablemente no.- Él soltó una respiración temblorosa y volvió su mirada hacia Keith. -Lo que sea, no es importante.
-Eres un bebé, - Keith se burló. -Sólo dime, ¿cuál es el gran problema?
-Jódete- Lance caminó hasta el baúl del auto y comenzó a sacar su maleta y almohadas, sin mirar a Keith.
-Vamos, Lance.
Lance dejó escapar un fuerte resoplido, y de repente estaba mirando a Keith de una manera que nunca había visto antes.
-Lo dejé ganar.
-Oh, mierda…
-Siempre lo he dejado ganar. Es algo que siempre he hecho, incluso cuando éramos niños. -Lance sacó la última maleta y cerró de golpe el baúl. –Ahora, basta con eso.
- ¿Pero por qué?
-Dije, basta con eso.
Los dos permanecieron en silencio mientras caminaban de regreso dentro de la casa, y la mente de Keith no podía dejar de vagar. Lance era la persona más competitiva que conocía. Los dos podían competir durante horas, y Lance siempre estaba seguro de que podía hacer las cosas mejor que Keith. Todo respecto a ellos era una competencia; sus calificaciones, los deportes, la cantidad de cervezas que podían beber en una salida, la cantidad de rebanadas de pizza que cada uno podría comer. Simplemente no parecía algo de la personalidad de Lance dejar que alguien ganara. No a menos que amara a esa persona más que a nadie en el mundo.
Tal vez Benji era esa persona.
Lance conduce a Keith por las escaleras y por un pasillo de piso de madera. Keith señaló el cuarto de baño al final del pasillo, la puerta entreabierta para revelar el sobrante de vapor de la ducha de Benji.
Lance dio un puntapié a la puerta de su habitación abierta, revelando una habitación de tamaño mediano con una cama gemela (6) en la esquina. Keith se encogió ante el cartel del anime Bleach en la pared, junto a varios carteles de Star Wars y un par de garabatos de Naruto.
- ¿Qué…? - gritó Lance, dejando caer su equipaje para poder entrar en la habitación. -¿Dónde está la litera (7)?
Benji apareció al azar en el marco de la puerta, apoyándose contra él con la cadera. Ahora estaba recién bañado, llevaba una camiseta de "Nike".
-Mamá se lo dio a Josie.
Lance parecía listo para gritar y su mandíbula se abrió.
- ¿¡Qué!? ¿Pero por qué? ¡Era nuestra litera! Pensé…
Benji suspiró y se metió en la habitación para poder caer sobre el colchón.
-Nuestros pies siempre quedaban colgando. Somos demasiado altos para eso.
Lance parecía ofendido.
-Pero, ¡pero era la litera! Jugamos piratas en ella, y me caí de la cama superior y me torcí el tobillo cuando tenía siete años. - Parecía listo para llorar, y Keith enterró su risa en su manga.
-Amigo, está literalmente en la habitación de al lado.
- ¡Bueno sí! ¡Pero ahora no tengo una cama litera cool!
-Lance, ya eres un chico universitario. No necesitas una litera. - Benji sacudió su rizado pelo húmedo para exprimirlo. -Además, ahora puedes compartir una cama con Keith. Acurrucarse y hacer cosas gays, ¿verdad?
Eso hizo reír a Keith. Un momento ¿Abrazo? ¿Compartir? Como, ¿compartir una cama con Lance Sanchez? ¿O sea, dormir junto a Lance? Keith sintió que su piel se ponía pálida y las palmas de sus manos empañaban la empuñadura de su maleta.
Benji se rió entre dientes.
-Deja esa mierda, Lance. Sabes que estás emocionado, ahora puedes tener sexo y nadie te molestará.
- ¡BENJI! - Lance gritó, golpeando de repente a su hermano con el extremo de una almohada. - ¿Qué diablos? ¡No se puede decir cosas como esa así de casualmente! Tienes doce años.
- ¡Tengo dieciséis! -, Contestó Benji.
-Fuera. - Lance agarró los brazos de Benji y prácticamente lo expulsó de la habitación. -Vete, ahora mismo, déjanos, fuera…
- ¡Diviértete! -, Preguntó Benji antes de que la puerta se cerrara en su cara. - ¡Usa protección!
Estaban finalmente tranquilos los dos, ahora que Benji se había ido de la habitación. Lance estaba con la oreja contra la puerta cerrada, las cejas fruncidas en concentración.
- ¿Se ha ido?
-SHH.
Keith rodó los ojos y se movió hacia la cama, arrastrando su maleta detrás de él.
-Se ha ido, Lance. Puedes relajarte.
Después de un momento, Lance finalmente se alejó de la puerta.
-Nunca sabes. Benji a veces es una mierda.
-Sí. - Keith aceptó, dejándose caer sobre la cama y estirándose sobre la almohada. -Pero tú lo amas.
Keith no estaba seguro de qué era lo que lo había incitado a decir eso, pero una parte de él se alegró de haberlo hecho. Valió la pena ver la serena mirada en la cara de Lance.
-Sí, - Lance asintió, con sus ojos mirando la nada. -Realmente lo hago.
Keith no estaba seguro de lo que era, pero se encontró haciendo una pregunta que, en cierto modo, no era muy "Keith".
-Cuéntame sobre tus hermanos.
Los oídos de Lance se alzaron, y levantó una ceja.
- ¿En serio?
Keith se encogió de hombros y se estiró un poco más en la cama, su camisa subió una pulgada dejando a la vista una porción de su piel pálida.
-Sí. Es decir, estaré con ellos durante dos semanas. Quiero saber en qué me estoy metiendo.
Lance se sentó en la cama al lado de Keith y comenzó a desatar sus zapatos.
-Bueno, has conocido a todos menos a Sophia. Ya no la vemos.
- ¿De verdad? Pensé que todos tus hermanos te amaban. - Keith no pudo evitar un tintineo en su voz.
-Oh diablos, no. Solía pelear con Daniel todo el tiempo. Solo que ahora maduró desde que se casó y tuvo un hijo. ¿Y Cleo? Demonios, yo era horrible con ella de niño. Cuando ella era recién nacida y yo tenía seis años, le mordí el pie y la hice sangrar porque mi mamá no me estaba prestando atención a mí.
Keith se echó a reír. Eso definitivamente sonaba como algo que Lance haría.
-Ahora parece que no te odia.
-Nah,- Lance estuvo de acuerdo. -Ahora somos mayores. Esa rivalidad ha desaparecido hace tiempo.
-Entonces, - Keith jugó con el cordón de sus pantalones de chándal grises que había usado para el largo viaje. - ¿Por qué Sophia te odia?
El rostro de Lance palideció y se mordió el labio.
-Realmente no, yo solo... No lo sé. ¿Por qué estamos hablando de esto?
Keith se encogió de hombros.
-Um, ¿porque estamos creando un vínculo?
Un resoplido escapó de los labios de Lance.
-Lo que sea. El momento de las vinculaciones acabó- Lance se lanzó de la cama y buscó su maleta, indicando que la conversación estaba cerrada.
Keith no podía dejar de preguntarse si Lance escondía cosas de él. Ok, eso no, Keith sabía de hecho que Lance estaba manteniéndole información oculta. ¿Pero Lance realmente tenía la obligación decirle algo siquiera? Estaban fingiendo. Esta relación era falsa, y Keith sólo se consideraba amigo más de Lance, si, solamente eso. Podían guardar para ellos sus secretos personales, podían hacer lo que quisieran.
Keith se movió hacia su lado, de modo que quedó enfrentado a la pared.
-Voy a hacer una siesta- le dijo a Lance con entusiasmo. Lance respondió con un gruñido perezoso, en señal de haberlo oído.
Después de unos minutos de silencio entre los dos, Keith sintió que sus párpados se hacían pesados. Él los cerró los ojos completamente, y lentamente su aliento se fue endureciendo ante el sueño.
• ────── ✾ ────── •
Día 1
3:18 P.M.
Una sensación extraña se empujó contra el cuello de Keith, la humedad de una lengua trazando el contorno de la raíz de su cabello. La sensación de un aliento cálido puso sus pelos punta, y en su estado de letargo, Keith se movió hacia el toque. Un leve gemido se deslizó de su garganta, y la lengua siguió deslizándose contra la piel erizada de su cuello.
Qué sueño tan maravilloso era este.
-Lance- murmuró contra la almohada, dormitando y con los ojos todavía cerrados. Una pequeña línea de saliva manchaba la tela debajo de su boca abierta, y en su estado de sueño Keith seguía murmurando palabras incoherentes.
La sensación de unas escamas rugosas raspando el cuello de Keith hizo que de repente sus ojos se abrieran. Si no había estado despierto antes, definitivamente lo estaba ahora.
¿Y en la cama con él? Hecha un ovillo junto a su espalda, con una larga lengua de reptil colgando de su boca, había una iguana de tres pies de largo.
Keith gritó tan fuerte que la iguana se lanzó de la cama, sólo para correr a través del piso de madera y deslizarse a los brazos del pequeño Mateo.
Sentándose de golpe, Keith limpiaba el sudor de su frente con la respiración entrecortada silbando entre sus dientes.
- ¿Qué…? - Resopló entre inhalaciones, con sus pupilas dilatadas y su corazón latiendo con fuerza. - ¿… era eso?
La voz aguda de Mateo le respondió.
- ¡Ese fue Greedo!
- ¿Greedo? - Preguntó Keith al niño -El nombre de la lagartija…- Él tragó un poco de aire y trató de calmar su rápido pulso - ¿Es Greedo?
- ¡Es una iguana! - Anunció Mateo mientras acariciaba la cabeza de la iguana -Lo traje aquí para que te salude, pero estabas dormido- Mateo se estaba arrastrando sobre cama con la iguana, y tiraba de la extraña manta en la que Keith estaba envuelto ¿Desde cuándo Keith había estado tapado con una manta? No reconocía el tejido suave ni recordaba haberse dormido con ella.
Mientras Mateo se retorcía para ponerse debajo del edredón, Greedo escapó del agarre del niño. Keith gritó pegándose a la esquina de la cama, tratando de alejarse lo más posible de la iguana.
- ¿Por qué es tan grande? - Keith exclamó frenéticamente, empujando su cuerpo contra las paredes interconectadas. Estaba acorralado, y la iguana no parecía tener intenciones de irse a ninguna parte y solo se dedicaba a mirarlo chasqueando sus feos ojos de reptil.
Dios, ¿por qué la familia Sanchez tenía tantos animales? Lance afirmó que no vivían en una granja, pero esto ya se sentía como un zoológico. Pollos, una cabra, un perro, y ¿ahora una iguana? ¿Qué seguía? ¿Tigres?
-¡Le gustas!- Gritó Mateo
Keith tartamudeó y volvió los ojos hacia Mateo pidiendo ayuda.
-¡A… Aléjala de mí!
Mateo tomó la Iguana y la puso sobre su regazo. Trataba a la criatura como un animal de peluche, pero con más cuidado y dedicación. Acariciaba la cabeza del reptil y lo mantenía cerca de su pecho, como si la iguana fuera un pequeño gatito. Excepto que Greedo tenía escamas, no pelo, y probablemente media más de la mitad del tamaño del mismo Mateo.
-Está bien, Greedo- le susurró Mateo a la iguana, acariciándole la cabeza pensativamente. -Keith está asustado porque aún no te conoce muy bien. No estés triste, eres muy especial. ¡Eso es lo que mi mami me dice!- enunció las sílabas de "especial" como si todavía estuviera tratando de aprender la palabra correctamente. -Keith también lo sabrá después de conocerte.
Mateo era un rompecabezas. Él era tan amable y cálido. Sin embargo, la manera en que hablaba con la iguana hizo que Keith se preguntara si el niño de cinco años había oído exactamente esas mismas palabras, pero de sus propios padres.
Keith suspiró y se arrastró de la cama. Observando el espejo de cuerpo entero que colgaba de la pared a su derecha, Keith notó que su pelo de recién levantado era un loco desorden. Maldijo entre dientes, esperando que Mateo no lo hubiera oído, y empezó a pasar las manos por su pelo para arreglarlo.
-Tú hablas mientras duermes- Mateo declaró indiferente.
Eso captó la atención de Keith, haciendo una pausa para voltear la cabeza.
-¿Qué?
-¡Hablas de dormido!- repitió Mateo, y esta vez los dos estaban haciendo contacto visual. A Keith no le gustaba mirar a los ojos de la gente, especialmente a un pequeño niño de cinco años cuyos ojos casi podrían perforarle el cráneo.
Keith frunció el ceño.
-No, no lo hago.
Mateo soltó una risita.
-¡Sí lo haces! Te gusta decir el nombre del tío Lance. Lo dices mucho. Estabas como, Lanceee, Lanceee, Lanceee.
Eso hizo que a Keith le tiemble la espina dorsal.
De acuerdo, tal vez había soñado con Lance. Pero eso era obviamente sólo un sueño al azar y en realidad no significaba nada. ¡Él soñaba con chicos todo el tiempo! No era como si realmente quisiera algo con Lance. Eso era estúpido de solo pensarlo.
Excepto que, no importa las excusas Keith haya inventado en su cabeza, todavía sentía la ansiedad fluir y enredarse confundiendo sus entrañas.
-¿Sueñas con él?-Se preguntó Mateo en voz alta. -¿Tú…?- Jadeó -¿Lo amas?
Keith no tenía ni idea de lo que estaba haciendo, ni de qué diablos estaba por decir. Pero de todas maneras se encontró a si mismo hablándole al niño.
-Mateo,- susurró Keith, de repente se inclinó al lado de la cama para que los ojos de ambos estuvieran a la misma altura. Ignorando completamente a la iguana que en algún momento se arrastró por su lado y salió por la puerta. - ¿Puedes mantener en secreto lo que dije de dormido?
El niño de cinco años asintió con la cabeza al instante, observándolo con anticipación.
-Es un gran secreto, y tú eres el único que lo va a saber.- Keith estaba ahora sujetando las manos de Mateo, juntando las palmas con las suyas.
Mateo parecía tomarse esto muy en serio, sus pequeñas cejas fruncidas y su labio inferior ligeramente arrugado.
-Sí, puedo guardar tu secreto. Soy bueno guardando secretos.
Keith asintió con la cabeza.
-Somos socios ahora, socios en el crimen.
-Wow- susurró Mateo aún más tranquilo, apretando las manos de Keith. -Creo que somos buenos compañeros en el crimen.
Y entonces sucedió algo extraño; Keith sonrió. No era que Keith no sonreía, lo hacía al menos de vez en cuando. Pero esta sonrisa era diferente. Esta fue causada por la extraña sensación que provocaba en Keith un hasta ahora desconocido sentido de protección. Normalmente Keith despreciaba a los niños. ¿Pero Mateo? Repentinamente tuvo la necesidad de abrazarlo y nunca dejarlo ir.
¿Por qué? Porque eran socios en el crimen.
• ────── ✾ ────── •
Día 1
3:49 P.M.
Después de perseguir a Greedo y encerrarlo en su jaula, tanto Mateo como Keith decidieron que era hora de que el joven regresara con la familia. Dormirse apenas a una hora de llegar no era la mejor manera de generar una buena primera impresión, y lamentó haber dejado que su cabeza tocara la almohada en primer lugar.
Keith se dio cuenta más tarde de que a la familia Sanchez no le importaban las primeras impresiones. Al menos no de la manera que Keith pensaba que lo harían.
-Lamento no haber podido hacerte una bienvenida en casa- dijo Rosa mientras recorría la cocina para recoger las llaves de su coche. Junto a la nevera había un gancho del cual colgaban todas las llaves de la familia, y de ahí tomó un gran llavero de Yoda que estaba enganchado desde el anillo. Benji entró corriendo por la cocina con un estuche de guitarra en la mano, mientras Josie intentaba atar los cordones de sus zapatos.
-¡Mamá!- Benji levantó las cejas con impaciencia y señaló hacia la puerta principal.- ¡Empieza en diez minutos!
-De nuevo, lo siento- repitió Rosa, ignorando a su hijo impaciente. -Danny y Rachel están aquí, pero creo que Rachel llevará a Mateo a comprar los regalos de Navidad.
Lance sólo sonrió, dándole un empujoncito a su madre para ponerla en marcha.
-No te preocupes, mamá.
-Es que…- continuó Rosa, sin detenerse ni siquiera a respirar. -Benji tiene práctica de guitarra a las cuatro, Josie tiene reunión de exploradoras y Cleo…
-Ma- Lance la tranquilizó, abrazándola y besándole el pelo. -Está bien. Keith y yo podemos comer una pizza congelada.
La mujer suspiró, aceptando la derrota. Ella se quedó entre los brazos de Lance por un momento, inmóvil y agarrando las manos de su hijo.
-¿Estás seguro?
Lance asintió.
-Tienes que comprarme unas donas mientras estás fuera, sin embargo.
Benji gimió, prácticamente sacudiendo su funda de guitarra con clara molestia.
-¡Mamá! ¡Voy a llegar tarde!
Rosa frunció el ceño antes de gritar hacia atrás de ella.
-¡Sólo sube al auto, Benjamin! En seguida estaré ahí.
Lance se rió entre dientes y dio a su madre otro abrazo, la cabeza de la mujer apenas rozaba debajo de la barbilla de Lance.
Keith se sentía absurdo; era un intruso observando la interacción entre madre e hijo. Era tan extraño para Keith… que no recordaba ni una sola vez en que haya vivido algo así.
-De todas formas- continuó Rosa, alejándose de su hijo y recogiendo su bolso del mostrador de la cocina -Voy a hacer una comida de bienvenida a casa, te guste o no.
-¿Puedo elegir lo que quiera?
Rosa asintió con la cabeza.
-Todo lo que quieras.
Y con esto se retiraban, Josie siguió tratando de ponerse su chaleco de exploradora en el camino.
Una vez que Rosa se fue con los niños, Keith y Lance fueron dejados a su suerte. Los únicos otros seres vivos en la casa eran Greedo, Danny (quien se encontraba en pleno estado de padre inmóvil en el sofá con una niña de dos años dormida en su pecho,) y Terminator, el perro.
Keith nunca había sido un gran fan de los perros. En todo caso, Keith era una persona más de gatos. Eran esponjosos y suaves, se frotaban contra las piernas y ronroneaban. Los perros, sin embargo, los perros eran terribles. Babeaban, olían fuerte, y saltaban sobre ti en los momentos más inconvenientes. Terminator era todas esas cosas… y más. Keith se sorprendió de lo mucho que Lance amaba a la criatura, o incluso de cómo podía tolerar ser besado por esa boca de perro cubierta de baba.
Keith se apoyó contra el mostrador y le dio un mordisco a una manzana que acababa de tomar, observando cómo Lance introducía una pizza congelada en el horno.
-¿No está tu mamá… no sé… preocupada por que tengamos sexo con la casa vacía?
El rostro de Lance se retorció de disgusto y cerró la puerta del horno.
-Um, ¿ew? ¿No?
Keith tragó otra mordida.
-Piensa un poco en ello. Somos dos estudiantes universitarios, 'supuestamente' en pareja, y ella nos dejó solos en casa.
-No estamos solos en casa, ahí están Danny e Isabella.- Lance apuntó a través de la puerta de la cocina y entró en la sala de estar, señalando al padre quieto y la niña que dormía.
Keith le dirigió a Lance una mirada en blanco.
-Tú y yo sabemos que has tenido sexo habiendo gente en la habitación de al lado.
-¡Eso no es cierto!
Keith emitió un resoplido.
-¿Recuerdas a Rolo?
Lance palideció y el rosa dejó sus mejillas oscuras. Cerró lentamente la puerta del horno, mientras miraba inexpresivamente a cualquier otro lugar con tal de desviar a Keith.
-Eso fue... Eso fue una cosa de una sola vez.
-Hunk dijo que los escuchó tres veces.
Lance maldijo entre dientes, mientras lanzaba la caja de pizza en la bolsa de reciclaje.
-Ese traidor.
Keith se rió detrás de su mano, después de haber terminado su manzana. Lanzó el núcleo a la basura y se volvió hacia Lance.
-Entonces, a lo que voy con esto es, si tu mamá pregunta, ¿Qué debemos decirle?
-Mi mamá no va a preguntar si tuvimos relaciones sexuales. Eso es raro.
-Pero si ella lo hace. ¿Entonces qué?
Lance gimió, pasándose una mano por el pelo y caminando a través de la cocina hasta el sótano.
-Bueno, si mi madre me pregunta por mi vida sexual, tendré que mentir.
-¿Y decir qué?
Lance nunca vaciló, hablando como si la respuesta fuera completamente aceptable.
-Digamos que tuvimos sexo.
Fue de Keith el turno de ponerse pálido, la brusquedad de las palabras de Lance hicieron que Keith tartamudeaba. Keith estaba bien con mentir sobre tener relaciones sexuales. Esta era una relación falsa, se requería mentir, por lo que estaba bien. Lo que no estaba bien era que era con Lance.
Lance solía hacer enfadar a Keith. Alteraba sus interruptores y sentía a veces ganas de arrancarle la piel cuando molestaba a Keith sin cesar. Ya era un milagro que hayan sobrevivido al viaje de un día entero, y mucho más lo era que haya aceptado hacerlo en primer lugar.
La excepción era que, a pesar de los defectos de Lance, las burlas, y las cosas que le hacían a Keith querer gritar… Lance era un tipo gracioso. Los dos realmente se llevaban bien cuando no se estaban peleando, por lo general solían vincularse con videojuegos, películas, incluso a la hora de ser el tormento de sus otros amigos. Seguro que chocaban mucho, pero ¿después de eso? Podían reírse. Los dos podrían no haber sido los mejores amigos, pero definitivamente eran amigos, de alguna manera rara y retorcida.
-Entonces…- murmuró Keith, cambiando el tema drásticamente. -¿Qué película quieres ver?
• ────── ✾ ────── •
Día 1
5:57 P.M.
-No puedo creer que estemos teniendo esta conversación- susurró Keith, frotándose las sienes con los dedos. -Es una pelea… nuestra primera pelea de pareja.
Lance se sentó en el suelo del sótano, con un círculo de DVDs colocado alrededor de sus rodillas cruzadas. Eran las películas de Star Wars, cada una colocada en orden de la mejor a la peor. Los dos chicos habían planeado originalmente encontrar una opción fácilmente y ponerla a andar en el reproductor de DVD, no activar una conversación profunda que ya habían tenido varias veces antes.
-No seas tan dramático… Esta no es nuestra primera pelea.- murmuró Lance mientras continuaba cambiando su orden de películas, colocando 'La venganza de los Sith' justo al lado de 'La amenaza fantasma'. -Simplemente dije que 'El despertar de la fuerza' estaba en el mismo nivel que 'Una nueva esperanza'. Eso no significa que tengas que ponerte todo teatral conmigo.
Keith gimió, (de forma bastante dramática) y estiró su cuerpo por encima del sofá rojo.
-¡Pero, no está en el mismo nivel! ¡'El despertar de la fuerza' fue una obra maestra cinematográfica! ¡Debería estar justo al lado de 'El imperio contraataca'!
Lance hizo una pausa, casi dejando caer el DVD en la mano.
-Mierda…- Maldijo, voz baja. –'El Imperio Contraataca' es la mejor. No lucharé contra esto.
-Nunca dije que no era el mejor —obviamente lo es— pero lo que estoy diciendo es que ¡'El despertar de la fuerza' también es súper buena!
-Pero no lo es- gimoteó Lance -Finn es muy molesto.
Keith jadeó.
-¡Finn es mi novio!
-Pensé que yo era tu novio.
Haciendo otro ruido de frustración, Keith se sentó más derecho en el sofá y dejó caer sus piernas al suelo.
-Novio falso- Hizo una pausa, cruzando los brazos sobre su pecho. -Mi punto es: no desvalorices 'El despertar de la fuerza'.
Lance comenzó a enumerar las cosas con los dedos, con un brillo en sus ojos que Keith sólo podía reconocer como malicia.
-Estaba Finn que se quejaba… demasiado. Rey está súper buena pero, como… ¿ella nunca usó ese bastón? ¿Qué diablos? Y Poe apenas salió en escena y obviamente era el mejor personaje…
-Está bien, ya tuve demasiado. Ya terminé con esta conversación. Veremos otra cosa.
Keith se levantó y abrió el armario del DVD, revelando los estantes llenos de películas. Él pasó su mano por los títulos pausadamente hasta encontrar una que considerara satisfactoria.
Sin interesarse en la opinión de Lance, Keith inmediatamente puso el DVD en el reproductor que estaba apoyado en la pared
-Veremos esto- Exclamó, agarrando el control remoto de la mesa de café.
-¿Qué es?
-Si te lo digo que empezarás a quejarte de algo que hicieron mal. Y yo sólo quiero disfrutar de una película.- Keith volvió a sentarse en el sofá y agarró una almohada, envolviendo sus brazos alrededor del cojín y enterrando su nariz.
Tan pronto como llegó la pantalla del título, un gruñido exagerado surgió del lado de Lance del sofá.
-¿"Volver al Futuro"? ¿Me estás tomando el pelo?
-No…- Keith bramó, colocando un dedo sobre los labios de Lance. -Sin hablar. Vamos a disfrutar esto.
Cuando empezó la película, Keith notó lo cansado que estaba Lance. El muchacho había hecho todo lo posible para no demostrarlo antes, con lo de reunirse con su familia nuevamente y presentarles a su famoso novio. Ahora que estaban en silencio, los dos envueltos en mantas en el sofá del sótano, todo se sentía tranquilo; las luces ya se habían apagado y los dos finalmente podían relajarse.
-Puedes dormirte- susurró Keith después de doce minutos de película, viendo cómo los pesados párpados de Lance luchaban por mantenerse abiertos. -Te contaré lo que pasa.
La voz de Lance era apenas inteligible, mezclada con suspiros soñolientos y la lenta caída de su cabeza.
-Ya… ya la he visto.
Keith sonrió, tirando la manta de Lance más arriba sobre su pecho.
-Duerme.
Lance no necesitaba que se lo dijeran de nuevo. Ya estaba dormido, con los ojos bien cerrados, con la boca abierta soltando suaves ronquidos. Era lindo, aunque estuviera babeando.
Keith disfrutó de la película unos minutos más antes de que sucediera: la cabeza de Lance cayó contra su hombro. El muchacho se acurrucó contra su costado derecho, hundiendo inconscientemente su frente en el cuello de Keith.
Keith se sonrojó avergonzado a pesar de ser la única persona consiente en la habitación. No podía moverse tampoco. Lance se había trabado contra él y se negaba a soltarlo.
¿Qué se suponía que debía hacer? ¿Empujar a Lance lejos? Eso lo despertaría, y no importaba cuanto Keith quisiera su brazo devuelta, lo inocente que lucía Lance era suficiente para detenerlo.
Tal vez Keith también podría cerrar los ojos. La idea parecía interesante: había estado conduciendo toda la noche anterior.
Y Keith finalmente cedió, dejando que sus ojos se cerraran al igual que los de Lance. Ni siquiera se molestó en apagar la película antes de quedarse dormido con su mejilla presionada contra la suavidad del cabello de Lance.
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Día 2
Sábado 17 de Diciembre
9:17 A.M.
Keith se despertó para encontrar a Lance babeando sobre su hombro.
No era una visión exactamente agradable… el muchacho nunca fue un bello durmiente. Siempre dormía con la boca abierta, la baba colgando de sus labios y los sonoros ronquidos pulsando a través de su boca y hacia fuera de su nariz.
-Mierda- murmuró Keith con ojos soñolientos, frotándose el cuello donde un agudo dolor comenzaba a manifestarse, indudablemente causado por su terrible posición para dormir, y ya estaba culpando a Lance por eso.
Lance resopló contra el hombro de Keith, impidiendo cualquier intento escape que este podría haber planeado. Después del cuarto intento Keith finalmente se dio por vencido, empujando descuidadamente a Lance con fuerza hacia un lado. Lance gorgoteó unas cuantas palabras incoherentes mientras su cuerpo caía contra la alfombra del sótano, y Keith solo se rió cuando vio que simplemente siguió roncando.
La idea de que la familia Sanchez, una familia de desconocidos, lo vieran con el cabello de recién levantado debería haber hecho que Keith se sintiera ansioso. Y normalmente así hhubiese sido, de no ser por el cabello igualmente embarazoso que Cleo y Benji tenían.
-Buenos días- Cleo saludó masticando sus cereales cuando Keith subió las escaleras del sótano. -¿Te divertiste durmiendo en el sofá?
Keith se frotó los ojos.
-No hay forma... Lance lo ocupa todo, incluso mi hombro.
Benji resopló y dejó su vaso de jugo de naranja.
-Eso les pasa por ser pegajosos.
Keith habría respondido, aunque extrañamente no lo sentía correcto. Éste era el hermano menor de Lance, así como también su mejor amigo. Se sentiría, bueno, extraño para Keith participar en la broma.
-Tu cabello es genial. Por cierto.- Cleo sonrió de nuevo a Keith, esta vez con la boca llena de leche. Sintiéndose algo incómodo, Keith pasó los dedos por su cabello distraídamente, sintiendo la rigidez que los cojines del sofá le habían dado.
-¿G-Gracias?- Keith tartamudeó, no estando seguro de cómo actuar. Era diferente cuando Lance estaba allí, él siempre lograba enmascarar a Keith con su entusiasmo. Keith podía estar simplemente a su lado y sonreír, viendo los eventos familiares pasar sin tener que participar de ellos. Sin embargo, ¿sin Lance? Se sentía vulnerable. Y allí estaba Keith, de pie con la ropa arrugada del día anterior, solo, en la cocina.
-No tienes que tenernos miedo, ¿sabes?
Los ojos de Keith se abrieron de par en par ante las palabras de Cleo, y sintió que hombros se tensaban.
-Realmente no- continuó, poniéndose de pie para posteriormente poner su tazón en el fregadero. -No vamos a juzgarte aquí. Sé que es extraño conocer a la familia de tu novio, pero no mordemos.
-A veces. A veces no mordemos.
Cleo le lanzó una mirada de enojo a Benji, una que sólo le hizo tensar más los hombros.
-Lo que estoy tratando de decir…
Benji se levantó y apartó a Cleo, colocando una mano firmemente en el hombro de Keith.
-No te preocupes, hombre. Cleo tiene razón… nosotros no juzgamos. Estamos contentos de que hagas feliz a Lance.- Con un firme apretón en el hombro, Benji se movió, llevando su tazón al fregadero junto al de Cleo.
Keith se mordió el labio, viendo cómo Benji subía las escaleras a su habitación de dos en dos.
Sabía que las palabras de Benji eran pura amabilidad. Y en verdad… calmaron sus ansiedades, así como sus temores de desaprobación. Sin embargo, Keith no podía evitar tener un sentimiento de culpa. Estaban mintiéndole a esta familia, y lo peor era que Keith quería seguir haciéndolo.
Una vez que Benji se fue, Cleo le mostró a Keith la cocina. Señaló de dónde podía sacar tazas y el armario de los cereales; incluso le mostró el cajón de los niños. Éste era un cajón 'especial', usado solamente por Josie y sus primos más jóvenes. Tenía muchas cosas; cuencos de plástico con motivos de "Las Tortugas Ninjas", platos con diseños de princesas de Disney, incluso una taza grande con la Princesa Leia en el frente. Algunos parecían más viejos, las imágenes en el plástico habían empezado a desaparecer los usos. Un plato en particular llamó la atención de Keith, y lo señaló inmediatamente.
-¿Qué es eso?
Cleo notó el plato y suspiró. Era un plato blanco, aunque el color original se había transformado obviamente en un delicado amarillo. La placa estaba cubierta con marcador, todos los dibujos estaban hechos por un niño.
-Mi mamá piensa que ella es realmente buena con las manualidades. Pero no lo es, ella no ha cosido un vestido o hecho tarjetas de felicitaciones ni una vez en su vida. De todos modos, cuando éramos niños, trataba siempre de crear nuevas artesanías para nosotros. Una por ejemplo era hacernos dibujar un plato, ¿no es un poco raro? Sin embargo, ese es el de Lance.
Levantando una ceja, Keith levantó el plato del cajón para inspeccionarlo. El dibujo era terrible, probablemente fue hecho cuando Lance tenía cinco o seis años. Estaba todo trazado en azul, las líneas eran delgadas y temblorosas.
Después de examinar el plato, Keith se dio cuenta de que el dibujo era de dos personas: un niño pequeño y una niña mayor. Sus cuerpos eran redondos y sus brazos simples líneas, recordándole a Keith a la gente papa. En el rincón del plato había una pequeña nota manuscrita con una letra que obviamente pertenecía a Rosa.
'Sophia y yo' de Lance Sanchez
Seis años
Marzo del 2001
Keith tragó saliva, dándose cuenta de lo valioso que era el objeto en sus manos. Dejó el plato suavemente.
-De todos modos- continuó Cleo, volviendo a cerrar el cajón. -Deberías ir a despertar a Lance. ¿Escuché que están al cuidado de los niños hoy?"
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Día 2
Sábado 17 de diciembre
5:21 P.M.
Keith consideró que su primer día 'oficial' en la casa de Sanchez fue bastante exitoso. No hubo ningún problema y nadie sospechó la falsa relación, por lo tanto las preocupaciones de Keith lograron ser calmadas. Los dos muchachos se habían relajado al principio del día, todo antes de ser atados a un trabajo de niñeros improvisado.
Keith se había ocupado principalmente de Mateo, Lance estuvo más preocupado por Josie y la hermana pequeña de Mateo, Isabella. Mateo obviamente había tomado un gusto por Keith, ya que constantemente tiraba de sus dedos para mostrarle cosas que le parecían interesantes. La admiración de Mateo tal vez aumentó más aún desde que Keith dejó que el niño dibujara garabatos en sus piernas, convirtiendo su piel pálida en una brillante malla decorada con marcador verde, amarillo y rojo.
Cuando Rosa y los padres de Mateo regresaron con los comestibles, Lance y Keith se sintieron aliviados de estar libres de niños. Mateo corrió a montar su moto de juguete en el frente con Rachel, contándole a su madre en una voz excesivamente entusiasta sobre todas las cosas divertidas que había hecho ese día.
-Keith es agradable- Mateo explicó, señalando en la dirección a Keith. -Me dejó dibujar sobre él.
Las horas pasaron hasta que la tarde llegó. Rosa comenzó a preparar la cena, reclutando a sus hijos para la tarea. A Keith no le habían dado un trabajo por lo que sólo observarlos desde la isla le hacía sentirse inútil. La señora Sanchez estaba detrás de una gran tabla, cortando el pollo en trozos con un cuchillo afilado. Benji estaba cortando maíz en la mesa de la cocina, y Lance supuestamente debía lavar las vajillas.
Keith se encontró al lado de Rosa, observándola cortar el pollo atentamente. Se aclaró la garganta.
-¿Señora Sanchez
La mujer levantó la vista y alzó las cejas.
-¿Hmm?
-¿Quiere, uh ...- Keith tartamudeó y se encontró con que no podía hacer contacto visual con ella. -¿Quiere que la ayude con esto?
En el momento en que hizo la pregunta, sus labios formaron una sonrisa. Una arruga feliz apareció en los pliegues que rodeaban su mirada, y ella asintió con la cabeza.
-¡Por supuesto! La ayuda siempre es bienvenida.- Se giró y señaló el fregadero con su cuchillo. -Lávate las manos primero.
Keith obedientemente asintió y se movió para hacer lo que le habían dicho. Lance, cuyo cuerpo cubría la isla, tenía su teléfono en la mano.
-¿Por qué estás ayudando?- preguntó Lance, levantando la vista de su teléfono.
-Porque soy amable.- Keith se frotó las manos con jabón un poco demasiado fuerte. -¿No deberías estar lavando los platos o algo así?
Lance abrió mucho los ojos.
-¡Mierda!- Se arrastró por la isla para llegar al lavavajillas. -¡Lo olvidé!
La señora Sanchez golpeó a su hijo con una toalla, y lo regañó.
-Ese lenguaje, Lance.
-Mierda, ¡lo siento!- Murmuró, y se estremeció cuando se dio cuenta de que estaba maldiciendo de nuevo -¡Lo siento! Lo siento, lo siento, lo siento, mamá, yo…
Ella lo golpeó por segunda vez, y él chillando como un niño, corrió lejos del alcance de su madre. Keith escuchó las risitas de Benji desde la mesa de la cocina.
-¡Vuelve y vacía los platos!- Su madre gritó cuando Lance se escabulló por la sala de estar. Ella suspiró y se volvió hacia Keith, entregándole el cuchillo con el que estaba trabajando.
-Asegúrate de que realmente lo haga.- Murmurando unas cuantas palabras en español que Keith no podía entender, la Sra. Sanchez tomó un gran recipiente de plástico y se dirigió hacia la puerta trasera. -Estaré recogiendo verduras del jardín- le notificó a Keith. -¡No dejes que use sus encantos románticos en ti! ¡Él hará cualquier cosa para librarse de las tareas domésticas!
Keith sintió que se sonrojaba e inmediatamente comenzó a protestar.
-Eso no es…
No pudo terminar lo que estaba diciendo, a la vez que observaba a la pequeña mujer cerrar la puerta de cristal detrás de ella. Se enderezó y se volvió hacia el pollo, cuchillo en mano.
Después de un minuto de mirar el pollo crudo, Keith se dio cuenta de que no tenía ni idea de lo que estaba por hacer.
¿Por qué pensó que esto era una buena idea? Nunca había cocinado antes. Bueno, algunos de sus padres de acogida le habían enseñado una que otra cosa, como por ejemplo usar tazas medidoras y la diferencia entre las cucharadas y las cucharillas. ¿Pero respecto a todo lo demás? Keith no tenía ni idea.
Benji debió haber notado su mirada perdida, porque dejó de pelar la cáscara de maíz.
-¿Keith?- preguntó. -¿Necesitas ayuda?
-Uh…
Benji no dejó que Keith terminara, y se puso a gritar a través de la casa;
-¡LANCE! ¡Tu novio no puede cocinar!
De alguna manera, Lance había logrado aparecer en la cocina en un tiempo récord.
-Así que…- declaró Lance, con el rostro triunfante. -Finalmente encontré algo que el gran Keith Gyeong no puede hacer.
Keith puso los ojos en blanco.
-Por favor, no seas inmaduro.
Lance se rió entre dientes.
-Oh, demonios, sí, lo haré. Tú, el chico con las honrosas "A" no puede cocinar. Nunca voy a superar esto, voy a recordarlo todo en el tiempo hasta que…
-Cállate- murmuró Keith, apretando la palma de la mano contra la boca de Lance para poner fin a sus burlas. -Sólo enséñame a preparar este pollo antes de decida golpearte.
Lance se echó a reír y apartó la mano de Keith de su rostro, dirigiéndola hacia el fregadero.
-Primero, lávate las manos. No queremos tus gérmenes en nuestra cena.
-Ya me lavé las manos, esto es sólo…
-¡Lávatelas!
Suspirando, Keith hizo lo que le dijeron. Movió sus manos bajo el agua corriente del fregadero, frotando la espuma de jabón sobre su piel.
-Ahora- continuó Lance, señalando el gran cuchillo. –A cortar el pollo mi joven padawan.
Tratando de no hacer ningún comentario agrio, Keith agarró el cuchillo y se movió hacia delante de la tabla de cortar, cortando cuidadosamente la carne cruda en tiras finas y desiguales.
-¿Así?
Lance sacudió la cabeza.
-Eres terrible, no, aquí…- Se movió detrás de Keith, extendiendo los brazos para agarrar las muñecas de Keith. Ubicando sus manos derechas juntas, Lance movió lentamente la mano de Keith para cortar el pollo. Era una experiencia extraña (y bastante torpe), especialmente con el aliento de Lance haciéndole cosquillas en el cuello. Keith se sintió enrojecer, cada roce de piel con piel estaba enviando corrientes eléctricas por su espina dorsal.
-Tienes que cortarlos más gruesos y de un solo golpe.
Keith protestó.
-¡Pero eso es lo que yo estaba haciendo!
-¡No, no estabas haciéndolo! ¡Los tuyos parecen pequeños híbridos de queso en tiritas!
Keith frunció el ceño y giró torpemente en los brazos de Lance, olvidando momentáneamente la vergüenza.
-¡Mmm… no! ¡Corté mi pollo como tiras de pollo! ¡Eso dice "pollo" por todas partes!
-¿Siempre discuten como una vieja pareja de casados?- Preguntó Benji desde la mesa de la cocina.
Keith y Lance se volvieron para mirar a Benji al mismo tiempo que ambos recordaron que tenían audiencia. Un rubor se deslizó por las mejillas de Keith, y de pronto recordó los brazos de Lance alrededor de sus caderas.
Lance tragó saliva.
-Um... ¿no?
-Sí, lo hacemos.- Keith miró a Lance violentamente, con una amenaza impresa en sus ojos que gritaba; '¡Ponte de acuerdo conmigo!'
-¡OH!- Los ojos de Lance se agrandaron. -Oh, oh sí. Sí, está bien discutir.-El muchacho se puso en marcha. –Pelear de vez en cuando es saludable, nosotros lo hacemos. Tenemos muchas peleas. Intensos combates, peleamos con nuestras bocas, peleamos con la ropa, peleamos en la cama, peleamos en la ducha…
-Lance.
-…Así que, no te preocupes si empezamos a golpearnos entre nosotros. Es porque nos amamos. Alivia la tensión sexual.
-¡Lance!
-¿Qué?- Keith hizo que la palma de su mano golpeara contra su frente moviéndose de los brazos de Lance. -Sólo deja de hablar.
Benji se levantó de la mesa de la cocina con las cáscaras de maíz desbordando en sus brazos.
-O… kay.- Murmuró, torpemente caminando hacia la puerta trasera con las cáscaras. -Ahora solo me voy a ir yendo.
-¡No!- Lance se lanzó hacia Benji, agitando sus brazos para agarrar las cáscaras de maíz. –Yo voy a alimentar a los pollos. Tú preparas la cena.
-Pero ¿y la enseñanza…?
-¡No!- repitió Lance, ya robando el maíz de su hermano, que parecía ofendido. -Keith, ven conmigo. No quiero que te cortes con el cuchillo.
De alguna manera, Lance había encontrado mágicamente una manera de deshacerse de la tarea de lavar los platos, hacer la cena, y tener que tratar con su hermano pequeño. La señora Sanchez tenía razón, él era un verdadero fugitivo.
-Muy bien, ¿qué demonios fue eso?
Los dos habían escapado de la cocina momentos antes y ahora se encontraban caminando hacia el gallinero ubicado en el terreno amarillo detrás de la casa. Era un campo de hojas altas y sin cortes que le hacían cosquillas en los muslos a Keith incluso a través de sus pantalones de chándal, la hierba seca pasaba por encima de su rodilla.
Lance pasó por encima de una rama caída, su atención apuntó deliberadamente a las montañas del desierto que se alzaban en la lejanía.
-Te estaba ayudando a cocinar. Ya lo sabes, estabas allí.
-Quiero decir, eso es obvio- Keith se mordió el labio frunciendo el ceño. –Pero… tus brazos estaban alrededor de mi cintura. Fue raro.
Lance dio un paso por encima de una roca enorme.
-Fue un show para mi hermano. Una relación falsa incluye coqueteo falso.
Keith tragó saliva.
-Supongo que eso tiene sentido.
Cuando arribaron al gallinero, un olor desagradable entró penetró la nariz de Keith. Mirando a través de una pared de alambre de púas, Keith contó nueve gallinas, todas cacareando en voz alta cuando Lance se movió para desenganchar la bisagra de la puerta.
-Dios mío, esto apesta- murmuró Keith mientras se pellizcaba la nariz. -¿Qué es?
-Eso, amigo mío, es caca de pollo recién cocida.
Lance subió al cobertizo lentamente, maniobrando para que ninguna de las aves pudiera escapar del alambre de púas.
-Hola, señoras- dijo Lance, chasqueando la lengua mientras caminaba sobre las cáscaras de maíz esparcidas -¿Me extrañaron?
Keith miró asombrado.
-¿Qué diablos estás haciendo?
-Dándoles a las damas un poco de amor- respondió simplemente Lance, extendiéndose para sostener una de las gallinas y acunarla entre sus brazos. -¿No es cierto, eh…?- Miró hacia abajo una etiqueta verde que estaba envuelta alrededor de su pata. -…Tortuga Ninja.
Una risa explotó desde el pecho de Keith. ¿Qué clase de idiota llama a su gallina 'Tortuga Ninja'?
-¡Hey!- gritó Lance, bajando lentamente a Tortuga Ninja para que ella pudiera ir a pelear por su porción de cáscara de maíz. -No te burles de mis hijos así.
-¿Tus hijos?- preguntó Keith, con expresión incrédula. Keith apoyó su cadera del otro lado del alambre de púas, agarrando su barbilla. -¿Y quién es el padre?
-Tú, duh- Lance dijo esto dándolo por hecho, poniendo los ojos en blanco. Se inclinó para acariciar a algunos de los otros pollos. -Eres mi novio, y estos son nuestros hijos que criamos desde pequeños.
Keith se quedó boquiabierto.
-He vivido en esta propiedad durante un total de un día, Lance. Estos pedacitos de carne no son mis hijos.
Lance jadeó, echando la cabeza hacia atrás con un dramático ademan.
-¿Cómo te atreves a decir eso delante de los niños?- Lance se arrojó al piso del gallinero, arrojando sus brazos como una prima dona. -¡Estoy decepcionado, Keith! ¡Decepcionado!
Keith se frotó las sienes, gimiendo desde lo profundo de su garganta.
-Levántate, idiota. Estás revolcándote sobre mierda de pollo.
-No- murmuró Lance, inclinando la cabeza hacia un lado. Todos los pollos gritaban y cacareaban alrededor de él, algunos incluso caminaban por encima de sus piernas y brazos -Yo soy uno con los niños. ¡Me necesitan, Keith, no tienen madre!
Uno de los pollos de color marrón con una etiqueta de identificación que decía "Servicio Postal de Estados Unidos 2.0", empezó a pellizcar el cabello castaño oscuro de Lance. Keith decidió que al parecer estaba demasiado cómodo yaciendo entre las feas aves. Y, sorprendentemente, los pollos estaban cómodos con él también. ¿Era algo así como un susurrador de pájaros? ¿Cómo Lance incluso podía tener amigos?
-Eres literalmente la persona más extraña que he conocido.
-Y te encanta
Keith frunció el ceño.
-No, lo tolero. Obtengo lavandería de ropa gratis con esto.- Keith se recogió el cabello en una cola de caballo con el sol golpeando su cabeza, calentándolo y haciendo que el sudor se pegara en su piel -Ahora me voy, esto es demasiado embarazoso.
Lance protestó algo que Keith no podía entender, sobre todo porque uno de los pollos se había arrastrado por su rostro. Justo cuando estaba a punto acelerar el paso para regresar a la casa, Keith decidió hacer una última cosa.
-¡Sonríe!
Keith sacó la fotografía más rápida que había tomado en su vida, capturando una imagen ligeramente borrosa de Lance descansando en un lecho de paja, rodeado de pollos con los ojos borrosos. Entonces Keith estaba corriendo, el teléfono apretado firmemente en la mano mientras sus piernas lo llevaban a través del campo. Podía oír a Lance chillando detrás de él, pero sus gritos eran amortiguados por los fuertes gritos de las gallinas.
Keith sólo miró hacia atrás por un momento, y una sonrisa se extendió a través de su cara cuando vio a Lance luchando por salir del gallinero. Las gallinas le cacareaban fuerte, como diciéndole que no le permitirían marcharse de ningún modo. Estaba atrapado, los pollos bloqueaban su camino hacia la puerta y algunos de ellos corrían alrededor de sus pies.
-¡Joder, Gyeong!- Lance gritó levantando un puño tembloroso. -¡Mas te vale que no le envíes eso a Pidge!
• ────── ✾ ────── •
Día 2
Sábado 17 de Diciembre
6:10 P.M.
La cena en la casa Sánchez fue una experiencia única, por decir lo menos.
Antes que nada, Keith ni siquiera sabía que existían mesas que se ajustaran a más de seis personas. Había muchas sillas, y aún más se añadieron entre los espacios para tener asientos extra. Todos estaban apretados, y la comida giraba constantemente alrededor de la mesa de persona a persona.
Hicieron un agradecimiento antes de la cena, algo que Keith realmente entendía. Había tenido padres de acogida religiosos, pero esto no era muy diferente. Se permitió abrir los ojos una vez, asomando la mirada a través de la mesa para ver a Mateo, quien le saludó con la mano.
Todo el tiempo hubo tres o más conversaciones a la vez, pero era normal participar en al menos dos. Había más de dos jarras de limonada sobre la mesa, y Josie había derramado su tasa apenas a los cinco minutos de habérsela servido. Hubo muchas risas, mucho ruido y muchas cosas que Keith no conseguía terminar de nombrar.
¿Qué era? ¿Domesticidad? ¿Amor? ¿Sentimiento de pertenencia? Lo que fuera, a Keith le gustaba.
Durante la cena Keith conoció al padre de Lance, Jaime Sanchez. El señor Sanchez era alto y moreno, sus grandes manos eran ásperas y callosas. Su cabello ya mostraba algunas canas, pero no necesariamente llegaba a ser calvo. Llevaba unas gafas circulares apoyadas en el borde de la nariz.
Él era agradable, debía admitirlo. Pero también era algo aterrador si se guiaba por la forma en que Jaime miró a Keith. No era disgusto o enojo lo que expresaba, sólo frustración. Como si una parte de él quisiera agradecerle que Keith estuviera allí, mientras la otra deseara pedirle educadamente que se fuera.
Keith también conoció a la esposa de Daniel, Rachel, quien alimentaba a Isabella con zanahorias hervidas. La niña de dos años estaba sentada en una silla alta de Plaza Sésamo, un viejo mueble con los bordes de plástico rayados y un asiento acolchado gastado. Líneas descoloridas de color azul y verde marcaban la bandeja, como si hace un tiempo un joven Lance hubiera garabateado todo con crayones.
A Isabella le gustaba mirar a Keith. Al principio lo consideró un poco aterrador, pero más tarde Lance le aseguró que a su sobrina, Isabella, sólo le gustaba observar a las personas nuevas de su entorno. Ella era linda, si consideras la zanahoria naranja en la cara de un bebé como algo lindo. Tenía mucho cabello, incluso para una niña de dos años.
-Así que,- comenzó Cleo mientras recogía su pollo con salsa. -¿Cómo se conocieron?
La pregunta no fue pensada para ser incómoda. Ni siquiera era una pregunta malintencionada, Cleo realmente quería saber. Sin embargo, ante la forma en la que el cuello del señor Sanchez se tensionó, podía deducirse de que la pregunta no era bienvenida.
-Tal vez no deberíamos hablar de la…- hizo una pausa -…relación de Lance en la mesa a la hora de cenar.
Keith no entendía por qué el Sr. Sanchez estaba en contra de esto, contra Lance y él. Bueno, en si la relación era falsa. Pero la familia Sanchez no necesitaba saber eso, y algo dentro de Keith lo hizo sentirse realmente enojado. Puede que no estuvieran saliendo realmente, pero eso no significaba que Keith no pudiera sentir un sentimiento de protección hacia Lance. Lance era su amigo, o al menos algo parecido.
Lo extraño era que la señora Sanchez le había expresado su aceptación y apoyo a Lance. Daniel, Cleo, Rachel, Benji, incluso Josie, habían demostrado de que amaban a Lance incondicionalmente, sin importar su sexualidad.
-En realidad- dijo la señora Sanchez, apartando la mirada de su esposo y acercándose a Lance con una sonrisa maternal en los labios. -Me encantaría escuchar la historia.
Cualquier persona en la mesa podía ver la tensión entre la pareja. Rosa había ido en contra de la petición de Jaime, y era obvio que no quería negociar con él en la mesa.
Si Keith no lo supiera con exactitud, llegaría en ese momento a la conclusión que el matrimonio tenía opiniones opuestas sobre la sexualidad de Lance.
Lance se tragó un poco de pollo.
-¿Entonces quieren la historia? Bueno, es muy simple.
-¡Bien!- Benji golpeó su puño sobre la mesa, ganando una risita de Isabella y un aullido del perro desde la habitación de al lado. -¡Estoy listo para escucharla!
Bien, Lance y Keith habían pensado esto durante el viaje en auto. Había sido idea de Keith crear una historia de fondo, pero fue Lance quien hizo todo el juego mental. Habían decidido sacar una historia de la verdad, añadiendo algunas mentiras bondadosas.
-Bueno- empezó a contar Lance, bajando el tenedor para poder hacer gestos con las manos. -Nos conocimos a través de nuestros compañeros de cuarto, pero es mucho más complejo que eso. Mi compañero de cuarto es este chico llamado Hunk y…
-¿Hunk? ¿En serio? -Benji resopló.
Lance tiró la oreja de su hermano.
-¡Oye! No ofendas a Hunk! Es mi mejor amigo, y es muy bueno en dibujo y química. Nunca se burlen de alguien que es bueno con el dibujo y la química. Esas son las dos artes sagradas del universo.
Benji rodó los ojos y tomó un trago de su limonada.
-De todos modos- continuó Lance, volviendo a su modo de contar historias. -Hunk y Keith son compañeros de laboratorio, así que Keith venia mucho a nuestro dormitorio para estudiar. Ahora, el compañero de cuarto de Keith es Shiro, y Shiro es como, súper sexy.
-¿Qué tan sexy?- Benji bromeó, ganando una un golpe de su hermana.
-¡Cállate!- exclamó Cleo. -¡Déjalo contar su historia!
Lance sonrió maliciosamente.
-Más sexy que Chris Evans.
Esto provocó un jadeo tanto de parte de la señora Sanchez como de Rachel.
-¿¡Qué!?- preguntó Rosa, con la mano cerca de la boca. -¡Pero Chris Evans es magnífico!
Lance asintió estando de acuerdo.
-Bueno, ¿Shiro? Él es más apuesto. Probablemente sea el hombre más sexy de todos. Solía jugar béisbol en la secundaria así que tiene unos brazos realmente musculosos, pero ¿no desagradablemente musculosos? Así que es estupendo.
-Si Shiro es tan sexy, ¿por qué no estás saliendo con él?- Benji señaló esto con la boca llena de comida.
-¡Benjamín!- La señora Sanchez golpeó ligeramente el brazo de Benji. -¡Eso es una falta de respeto para Keith!
Hasta ese momento, Keith había estado bastante callado. Justo ahora era el mejor momento para que atacara.
-Está bien, señora Sanchez.- Keith sonrió. -Ya sé que Lance le tiene ganas a Shiro. Él lo invitó a salir el año pasado, y fue duramente rechazado. Había llevado rosas y todo.
Bueno, eso no era parte de la falsa historia de Lance. Esa parte era completamente cierta, ¿y Keith se arrepentía de haberla expuesto? No, indudablemente no. La mandíbula de Lance se abrió de tal forma que Keith temió que golpeara contra la mesa.
-¡Keith!- Gritó, casi tirando en su silla hacia atrás. -¡Ese detalle era totalmente innecesario de contar!
Daniel se recostó en su silla y cruzó los brazos sobre su pecho.
-En realidad no, definitivamente necesitaba oír eso.
Lance le dio un golpe bromista en la cabeza a Daniel, ignorando las risitas que provenían de la esquina de Benji y Cleo.
-Danny, te juro…
-Muy bien- declaró el señor Sanchez, levantándose con su plato sucio. –Lance, lavarás los platos esta noche.
-¿Qué? Pero papá…
-Sin excepciones. Ese pequeño truco con los pollos de hace un rato te va a costar.
Keith tosió en su brazo para ocultar su risa. Lance parecía un cachorro derrotado, observando con ojos tristes mientras su padre y el resto de sus hermanos se levantaban para poner sus platos sucios en el fregadero.
-Pero ni siquiera terminé mi historia- murmuró Lance, que ahora se encontraba encogido en la silla.
-Boo-hoo- bromeó Keith, aunque tenía una sonrisa amistosa en su rostro y sus palabras se emitieron amablemente. -Estoy seguro de que podrás contarla más tarde.
Keith se prometió a sí mismo que no ayudaría a Lance con los platos. Sin embargo, aquí estaba, con los brazos cubiertos de jabón y los dedos arrugados como pasitas. Había aceptado ayudar, no porque fuera una persona compasiva o algo así, sino porque Lance se encontraba haciendo berrinche frente al fregadero como un bebé. Arrugando el labio inferior, y poniendo sus ojos azules grandes y acuosos con los brazos flojos a los costados. Era molesto.
-Ayúdame.
-No.
-¡Ayúdame!
-No.
-¿Me ayudas?
-Bien.
Todos los demás habían dejado ya la cocina y el comedor, lo más probable es que hayan ido a poner a los niños en la cama. No había sobras, Lance le informó a Keith que nunca quedaba ninguna, y con Lance en el fregadero, la señora Sanchez había ido a encargarse de sus propios asuntos.
Lance decidió encender la radio de la esquina de la cocina. La emisora estaba pasando una canción bastante antigua, probablemente había quedado sintonizada de la última vez que la señora Sanchez la usó.
-Si te pones a bailar, romperé contigo- murmuró Keith, frotando un plato lleno de manchas de salsa.
-Tranquilo, sólo encendí la radio. Eso no significa que vaya a bailar.
Keith alzó una ceja a Lance y no dijo nada, sino que se puso a seguir la música moviendo la cabeza. Era una canción vieja. Definitivamente vieja, y en absoluto el tipo que Keith escucharía. No, esta canción era un tipo de Footloose, West Side Story, Sixteen Candles Cringe. El tipo de canción que en estos tiempos se convertía en meme.
-¡Es buena, sin embargo!- Proclamó Lance, y comenzó a mover sus piernas al ritmo se la música.
Keith gimió.
-No, no hay forma. Yo literalmente te dije que no bailes, por favor no hagas esto…- Hizo una pausa, escuchando la canción por un momento -¿Eso es Abba?
Lance no dijo nada, sino que rodó las caderas en su lenta caminata hacia Keith.
-No, no, no hagas eso…
En un movimiento rápido, las manos de Keith estaban en las de Lance, logrando ser apartado del fregadero.
-I've been cheated by you since I don't know when…
-Lance, no cantes, eso es extraño.
Parecía que a Lance no le importaba una mierda lo que Keith pensara. A pesar de las quejas tomó las manos jabonosas de Keith, tirando de sus brazos hacia el centro de la cocina.
Keith se esforzaba por mantenerse lo más quieto posible. Se negó a bailar, no había manera en el mundo que él hiciera tal cosa. ¿Bailar? ¿Con Lance? Especialmente en la cocina de Lance, escuchando la radio de Lance, el Abba de Lance, en la casa de Lance, Lance. Bailar con Lance... De ninguna manera, ni en un millón de años.
El problema era que ver sus caderas moverse era surrealista. Lance parecía saber exactamente lo que estaba haciendo, sus movimientos tan completos y sin esfuerzo. Era una danza tan casual, totalmente simple y única solo gracias a Lance. Y sin embargo, Keith no recordaba haber visto a alguien moverse con tanta gracia.
¿Lance sabe bailar?
-¿Tú sabes bailar?
Dejó escapar de repente, y su tono hizo que sonara como una pregunta y un cumplido a la vez. Estaba golpeándose mentalmente la cabeza contra una pared, porque no importaba lo mucho que Lance Sanchez lo molestara, el tipo seguía haciendo que Keith lo reconsiderara. Y este momento fue uno de esos raros casos en que Keith miraba a Lance de otra manera.
Lance apretó sus palmas, con una sonrisa en sus labios.
-Puedo ser un tipo pesado, torpe y molesto en el exterior, pero tengo algunas habilidades escondidas bajo la manga.
Keith tomó aire, encontrando que era difícil concentrarse cuando Lance se movía tan ágilmente sin esfuerzo. Él desvió su mirada literalmente a cualquier otro lugar apartándola de su compañero de baile.
-Sí, pero, ¿por qué? ¿Saben los demás que te gusta bailar? Hunk y Shiro, ¿lo saben?
Lance se encogió de hombros e hizo girar a Keith cuando el ritmo aceleró.
-Nah.
Y luego comenzó a moverse más rápido. A pesar de que el baile estaba destinado a ser bromista y ridículo, Keith no podía dejar de pensar que era hábil. Su talento era natural, al igual que el mismo Lance, no había estado en una sola clase de baile en su vida. Obviamente, Lance no sabía nada sobre el vals, o cualquier danza clásica elaborada. Sólo sabía moverse.
Lance ya no estaba cantando, solo pronunciaba algunas de las palabras, y Keith se estaba aguantando las ganas de golpearlo.
-Just one look and I can hear a bell ring…
Keith quiso gritar.
-One more look and I forget everything…
Keith quiso arrancar sus manos de las de Lance.
-Woooaahhh…
Keith finalmente se rindió.
-Mamma Mia! Here I go again! My- my, how could I resist you?
Tal vez bailar con Lance no era tan malo. Mientras nadie estuviera allí para verlo, siempre y cuando fuera sólo Lance, mientras no lo juzgaran, entonces sí. Keith bailaría con Lance.
Y tal vez, sólo tal vez, Keith lo disfrutaría.
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Día 2
Sábado 17 de Diciembre
9:42 P.M.
Espiar a Keith y Lance no era algo de lo que Cleo se sintiera orgullosa. No había sido su intención originalmente, sólo había bajado las escaleras para tomar un vaso de agua antes de acostarse. Entonces, ¿se sentía culpable por estar mirando detrás de la puerta de la cocina? Sí, por supuesto que sí. ¿Pero iba a detener su espionaje? No, probablemente no.
No se consideraba la rebelde de la familia. Ese título le había sido concedido a Lance hace años, y se estaba encaminándose a ser heredado por Josie, quien la mayor parte del tiempo consideraba gracioso jugar bromas, ocultar el teléfono de Benji y responderle mal a su Mamá. A Cleo le gustaba pensar en sí misma como la niña responsable, siguiendo a Danny, a quien los otros hermanos apodaban como 'el niño perfecto' debido a sus calificaciones ejemplares, sus becas en la escuela de derecho y la familia americana de ensueño.
Entonces, ¿espiar? ¿A las diez de la noche? Vistiendo solamente su pijama y con el cuerpo descansando contra la pared del pasillo. Se sentía ridícula, y sin embargo estaba allí, mirando, espiando, curioseando, sonriendo y riendo. ¿Qué la había hecho quedarse?
¿Honestamente? Fue la sonrisa en la cara de Lance.
Lance sonrió todo el tiempo, esa expresión estaba grabada en su rostro. Era burlona, coqueta, idiota y bromista. Pero Cleo al ser la hermana pequeña de Lance, lo había visto pasar a por las buenas y las malas, observándolo desde el banquillo mientras asistía a la escuela secundaria, mientras salía del closet, mientras ingresaba a la universidad. Se habían tirado del pelo y se habían roto mutuamente los juguetes, pero al final del día ella lo amaba. Y a Cleo le gustaba pensar que conocía a Lance Sanchez. Y que ella podía saber cuándo sonreía sinceramente. Distinguiría en seguida la diferencia entre una sonrisa falsa y una genuina, lo conocía lo suficiente como para reconocer cuando alguien lo hacía realmente feliz.
Y no lo había visto así desde antes del incidente de Benji.
-Me estás pisando los pies, idiota- se quejó Lance, aunque se reía entre dientes. Los dos muchachos se balanceaban al compás de una vieja canción de los años ochenta, con las manos entrelazadas y los pies descalzos contra las baldosas de la cocina.
-No es mi culpa- replicó Keith, su mirada se centró únicamente en los dedos de los pies para vigilar los posibles errores (que todavía estaba cometiendo, pero como sea…).
Lance gimió.
-¡Bueno, tampoco es culpa mía! Mira…- Lance agarró la mano de Keith y la colocó sobre su hombro, moviendo su propia palma a la cadera de Keith. -Te enseñaré a bailar, pero tendrás que escucharme.
-No quiero aprender- gruñó Keith, aunque sus palabras se perdieron en la canción. -Pero como sea, bien, enséñame. Pero yo guío.
-No- respondió Lance rápidamente. -¿Esta vez yo tengo más claro lo que estamos haciendo? Estoy disfrutando en este momento.
La canción terminó y cambió a otra, una vieja canción que Cleo reconoció pero no podía recordar de dónde. Un lejano recuerdo viendo a sus padres bailar la canción en un video casero despertó en su memoria. Había sido en su boda, Rosa giraba con un vestido de fiesta rojo y Jaime en un traje casual. Cleo se preguntó si Lance siquiera recordaría que era esa melodía. Debe recordar haberlo visto en el viejo reproductor de VHS cuando eran niños ¿verdad? Esta era la canción de sus padres. ¿Y para que esté compartiendola? Keith debe ser muy importante. No había forma que Keith supiera el significado de la canción, pero Cleo estaba segura que Lance lo hacía. Y Lance no había detenido el baile todavía.
"Let's dance in style, let's dance for a while, heaven can wait we're only watching the skies..."
Lance tragó mientras comenzaban a cantar las voces de la canción, ahora agitado y con sus mejillas enrojecidas. Oh, pensó Cleo, con una sonrisa. Así que la reconoce.
-A… Ahora cuando bailas- Lance comenzó, moviéndose con la melodía de forma lenta. -Tienes que contar los pasos. ¿Ves? Uno dos...
Cleo movió la cabeza un poco más cerca del umbral de la puerta, observando con más atención. No podían verla, los muchachos demasiado ocupados entre ellos y la canción para notar su presencia.
Después de algunas instrucciones de Lance, y unos cuantos minutos de contar pasos, los dos estaban empezando a conseguirlo. Keith volvió a pisar el pie de Lance y Cleo esperó que Lance lanzara un comentario gracioso. Pero en vez de eso, lo ignoró, continuando su lección como si el error no fuera nada. Los dos se encontraban locamente sonrojados, lo que hizo que Cleo riera entre dientes.
-Esto es difícil- se quejó Keith, y era obvio que estaba cada vez más frustrado. La mano en el hombro de Lance se agitó, mientras la otra se retorcía cerca de la garganta de su compañero. -Lo estoy haciendo mal.
-No, solo eres novato.- Lance se rió entre dientes y apretó la mano de Keith con más fuerza. Los dos empezaron a moverse a un ritmo más casual, y ya no se centraban en perfeccionar los movimientos, sino en el cambio de la canción. -¿Nunca has ido a un baile de secundaria?
-Nadie baila lentos en las fiestas de la escuela.
-Es cierto- admitió Lance, sin embargo, durante unos cuantos pasos más se balancearon. Entonces, con tranquilidad, Lance preguntó: -Estamos bailando un lento, ¿no?
Cleo vio a Keith tartamudear visiblemente.
-No lo hagas raro, Lance. Pero, eh, sí. Estamos bailando un lento.
Hubo una pausa. Lance dejó que sus ojos vagaran por la pálida piel de Keith, arrastrándose desde sus labios hasta sus ojos. Las dos miradas se fijaron, y mientras bailaban sus ojos seguían conectados. Ninguno de los dos se atrevió a avanzar.
-¿Esto está bien?- Susurró Keith, ansioso por complacer a Lance.
Lance asintió inmediatamente.
-Sí- Otra vez, esa sonrisa, aquella que Cleo vio y reconoció como absoluta, como una sonrisa que Lance sólo comparte con los más dignos. -Es divertido bailar contigo.
Cleo esperaba que se besaran, pensó que era allí donde todo esto se dirigía. El lenguaje corporal así lo señalaba. El momento era ese, evidentemente, la tensión se elevaba, y ambos estaban conteniendo la respiración. Lance miraba a Keith expectante y parecía temeroso de hacer algún ruido. Sus manos juntas aún más apretadas, sus cuerpos de repente más cerca, Keith frotando su labio inferior entre sus dientes.
Y luego, torpemente, se separaron, colocándose a unos tres pies de distancia el uno del otro. Cleo dejó escapar un gemido decepcionado de sus labios, antes de taparse la boca de nuevo en su propia palma.
-¿Qué fue eso?- le gritó Lance, la radio se apagó y los dos muchachos finalmente se dieron cuenta. Cleo gritó, corriendo tan rápida y silenciosamente como pudo hasta el baño del pasillo para esconderse.
Una vez que estuvo a salvo, Cleo apoyó la cabeza detrás de la puerta cerrada del baño. Bajó lentamente de la breve explosión de adrenalina, con su cuerpo deslizándose contra la pared y hasta el suelo.
¿Por qué se habían negado a besarse? Estaban saliendo, ¿no? Eso es lo que hacían los novios. Cleo no era estúpida, había visto muchas películas, novelas, había presenciado las relaciones de sus hermanos mayores con sus novios y novias de la escuela secundaria. Cleo sabía que el hecho de que Lance y Keith no se hayan besado, la torpeza y los sonrojos en sus rostros no eran cosas normales. Parecían dos tontos enamorados, no una pareja.
¿Qué estaban escondiendo?
NOTAS DE TRADUCCIÓN
Las canciones que bailan en la cocina son "Mamma Mia" de ABBA y "Forever Young" de Alphaville
1 Lance dice "Whats´up" que podría significar "que pasa?" así como "que hay arriba?", por lo que "el cielo" es una respuesta normalmente usada a modo de chiste.
2 Las palabras o frases en cursiva son las que originalmente están en español en el fic.
3 Craiglist es una página de anuncios clasificados
4 Ana la de Tejas Verdes, Anne la de Tejados Verdes o Ana de las Tejas Verdes (en inglés Anne of Green Gables) es un libro escrito por la canadiense Lucy Maud Montgomery. La obra narra la vida de Anne Shirley, una niña huérfana que gracias a su carácter imaginativo y despierto logra encandilar a todos los habitantes de Avonlea, el pequeño pueblo pesquero ficticio en la Isla del Príncipe Eduardo donde se desarrolla la historia a principios del siglo XX.
5 Juego de quien bebe más alcohol.
6 "Twin bed" Seria para nosotros una cama de plaza y media. Un poco más grande que una cama simple, entran dos personas delgadas de forma un poco apretada, ya que no llega a ser una cama doble.
7 Litera = Cucheta
