Saludos a todos, esta historia está basada en un relato de mi buen amigo Marowak-Dark, la cual decidí hacer como homenaje y como ejercicio literario para practicar con situaciones más maduras y agresivas (y tal vez sigan otras similares a futuro). Esta será solo de dos capítulos, pero estoy seguro serán suficientes para esta práctica. La historia original puede encontrarse aquí, si gustan leerla y darle su respectivo like y comentario:

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Si este tipo de temáticas no son de su agrado, sugiero no la lean y chequen mejor el resto de mis historias, o manden sugerencias para ampliar mi catálogo de posibles proyectos.

ADVERTENCIA: historia estrictamente PARA ADULTOS, situaciones con contenido sexual y violencia gráfica, es ficción, ningún cachorro fue lastimado en la elaboración de esta historia (solo algunas neuronas del autor por el desvelo), no se la tomen en serio, es ficción, no se apoya las situaciones descritas aquí, es ficción, solo es un ejercicio literario, y por si se me olvida, ES FICCIÓN. Espero les agrade, dudas, comentarios y críticas constructivas son bien recibidas (troleos e insultos serán olímpicamente ignorados).

Paw Patrol es propiedad de Spin Master Entertainment, fanfic y adaptación, su servidor, historia original Marowak-Dark.


Frágil como el hielo.

Capítulo 1: Una noche para olvidar

Everest, la husky rescatadora de los Paw Patrol, estaba despertando de un profundo sueño. Sin embargo, se percató que algo no estaba bien, pues al tratar de abrir los ojos, descubrió que no podía ver nada, pues una venda los cubría. También descubrió que estaba atada de sus patas con cintas plásticas y colocada boca abajo en el piso. Una gruesa calceta usada estaba en su nariz para evitar que pudiera olfatear, mientras otra calceta estaba en su boca, evitando que gritara, además de un bozal para impedir que soltara la calceta y como toque final, unos audífonos que tocaban canciones de música pesada fueron puestos en sus orejas para que no pueda escuchar. La cachorra no podía moverse, y con sus sentidos caninos totalmente inutilizados, tampoco podía averiguar su ubicación, ni quien la había capturado, ni siquiera si era de noche o de día. Lo único que podía sentir era la textura de una toalla sobre la que estaba colocada, pero no le ayudaba a saber dónde estaba o quienes eran sus captores. Podría estar en la playa, en el bosque, en una bodega abandonada en una camioneta, o incluso en otra ciudad, u otro país. También notó que no tenía ni su placa ni su mochila, ni siquiera su ropa, estaba totalmente desnuda e indefensa.

Trató de recordar cómo fue que llegó ahí, pero sus únicas memorias eran que la tarde anterior fue al cuartel para pasar un rato con Marshall, quien se le había declarado un par de meses antes. Como ya eran oficialmente novios, los dos caninos pasaban juntos más tiempo. Ese mismo día, convivió con el resto de los cachorros y después de un rato se dirigió a la montaña de Jake, cuando sintió que estaba mareada y detuvo su quitanieve en el camino. Después de eso, no recordaba nada, hasta ese momento en que despertó y se encontró secuestrada y atada. Trató de liberarse, pero las ataduras eran fuertes y estaban apretadas. Sus patas delanteras estaban atadas a su espalda y sus patas traseras unidas por los tobillos. Comenzó a sentir miedo por no saber qué es lo que pasaría después.

De pronto, sintió unos pasos que se acercaban. No sabía quién o quiénes eran, ni sus intenciones, pero estaba segura que no sería nada bueno para ella. Y en ese momento, solo podía pensar en Jake, su dueño y amigo, y en Marshall, su amado dálmata, esperanzada de que alguno la pudiera buscar. Todo eso paso por su mente, cuando sintió que la misteriosa presencia comenzó a tocar su espalda, lo que hizo que se sobresaltara.

-Eres realmente sexy –dijo una voz cavernosa y distorsionada.

-Que….que está haciendo, por qué me toca así, que va a hacer conmigo? –pensó la husky. Trato de decir algo, pero la mordaza en su boca le impidió hablar.

-Tranquila, esto te gustara mucho –dijo la voz. Everest sintió que algo la estaba acariciando, era una pata, al menos sabía que era otro animal, pero no sabía si era otro cachorro, un perro adulto o incluso un lobo. Quiso suponer que era un cachorro, pero la forma en que la acariciaba era bastante obscena. Dejó de acariciar su trasero y comenzó a tocar su parte íntima, asustando más a la husky, quien en ese momento ya estaba aterrada y respiraba muy rápido, al mismo tiempo que su vagina comenzó a mojarse de manera inconsciente.

-MMMMHHHHGGG, MMMHHHGGGG! -protestó Everest, pero sus quejas no fueron escuchadas. Sintió que algo mojaba su vagina, era la lengua del misterioso cachorro, lo que comenzó a excitarla más, pero al mismo tiempo la aterrorizó, al adivinar cuál era el siniestro propósito de su misterioso captor. De pronto, sintió que alguien le quitaba el bozal, la calceta de su boca y los audífonos, pero dejo la venda en sus ojos y la calceta de su nariz, por lo que aún desconocía la identidad de su secuestrador.

-BASTA, NO HAGAS ESO, POR FAVOR…SOY VIRGEN! –suplicó la husky, pero eso no impidió que el misterioso sujeto siguiera disfrutando la vagina de la cachorra. Después, sintió como una lengua recorría su cuello, su cara, sus pechos, al igual que unas patas tocaban con lujuria y fuerza el resto de su cuerpo. No hubo parte alguna de su anatomía que quedara intacta. El misterioso cachorro estuvo así por unos minutos, mientras Everest seguía suplicando para que el ultraje se detuviera, sin que sus plegarias fueran escuchadas.

-Vamos a empezar con la diversión- dijo el sujeto. Acercó una bolsa y comenzó a buscar en ella, hasta que sacó un enorme dildo vibrador, el cual introdujo por la fuerza en el ano de la husky. Everest comenzó a gritar por el dolor que le provocaba en su recto.

-NOOOOOO!, ME….DUELE MUCHO, BASTAAA! –lloraba Everest aterrorizada, y comenzó a gritar más cuando el juguete sexual fue metido en su totalidad. Luego fue encendido y el dildo empezó a vibrar, lastimado más su adolorido ano. Era una de las peores sensaciones de dolor que la husky había sentido en toda su vida. El sujeto volvió a ponerle la calceta en la boca y el bozal para ahogar los gritos de protesta de la cachorra.

-Tu voz es muy sexy, pero tus gritos me molestan, y gritar no te ayudara, estamos solos y aquí nadie puede ayudarte, además, te gusta más así, verdad?–susurro el misterioso cachorro a su oído con una voz tenebrosa. Le dio una lamida en la mejilla y volteó a la husky boca arriba. Comenzó a morder cada uno de los pezones de la husky hasta dejarlos duros y bien parados. Después le puso una pinza para ropa a cada uno. La extraña mezcla de dolor y placer estaba excitando a Everest, quien luchaba por combatir esa sensación.

-Eres toda una traviesa, y esto es solo el inicio –dijo el desconocido, mientras ponía de lado a la cachorra y le daba varias nalgadas con una tabla de madera, dejando su trasero muy rojo. Everest seguía llorando, la sensación de ser ultrajada por un desconocido y sin poder defenderse era una terrible experiencia, la cual rogaba para que se terminara.

-No llores, ahora comenzara la verdadera función –dijo el misterioso cachorro. Le puso un collar negro alrededor del cuello, y de ahí colocó una cadena larga, la cual ató a la cola de la husky, forzándola a mantener en alto su trasero, el cual aún tenía el dildo vibrando en su ano. En esa pose, se podía ver perfectamente su vagina, la cual ya estaba hinchada y húmeda. Pasó su lengua una vez más para saborearla, y una vez que estuvo listo, el cachorro se montó sobre Everest y comenzó a restregar su pene en la vagina de la hembra, ya que pudo colocarse bien, la penetró con fuerza. Ella estaba muy apretada, y tras varios intentos sintió que algo se desgarraba en su interior, y comprobó que era su himen, haciendo que su vagina comenzara a sangrar, señal de que Everest realmente era virgen, pero eso no hizo que el atacante parara, y comenzó a penetrar con más fuerza a la hembra.

-POR FAVOR, ME LASTIMAS, YA NO QUIERO ESO! –lloraba Everest, tratando de decir algo, pero la mordaza y el bozal impedían que protestara, solo sonidos ahogados salían de su boca, mientras el misterioso cachorro continuaba abusando de ella. Mientras la violaba, comenzó a darle más nalgadas, hasta que dejó su trasero totalmente rojo e hinchado.

-Realmente eres virgen, bueno….eras virgen! –dijo burlonamente el atacante, mientras pellizcaba con fuerza un par de pezones de la husky-, tú vagina es deliciosa, realmente quería hacer esto desde hace tiempo, valió la pena esperar -decía el cachorro mientras seguía penetrando violentamente a Everest. Así estuvo por lo menos diez minutos que para Everest fueron dolorosamente eternos. El violador sacó su pene y vio que estaba lleno de sangre. La husky suspiró aliviada de que hubiera terminado su suplicio, pero aún estaba lejos de concluir. De un tirón, el cachorro misterioso sacó el dildo del trasero de la cachorra, quien dio un grito ahogado al sentir su trasero totalmente irritado. El juguete sexual aún se movía y estaba lleno de materia fecal y un poco de sangre. Apagó el vibrador y lo dejo a un lado, mientras la cachorra respiraba agitadamente por el dolor. Se podía ver que su ano estaba muy dilatado y un leve hilo de sangre escurría de su recto.

-Qué asco! Eres una perrita sucia, pero no te preocupes, aún nos falta algo –dijo el cachorro misterioso. Tomó a Everest por atrás y de un solo movimiento, introdujo a la fuerza su duro pene en el trasero de la cachorra. Los gritos de dolor eran ahogados por la mordaza, y sus lágrimas eran absorbidas por la venda en sus ojos. El dolor era aún peor al que sintió en su vagina. Podía sentir como su atacante violaba una y otra vez su ya ultrajado ano con saña y sin importarle cuánto daño le ocasionaba, desgarrándolo en cada penetrada. El cachorro estaba a punto de venirse, pero prefirió sacar su miembro y lo puso directamente sobre la cara de Everest, eyaculando sobre su rostro. Le divertía ver como la husky reaccionaba al sentir el tibio fluido bañando su cara, haciendo que se sobresaltara.

-Mmmmhhhh, eso estuvo buenísimo, pero creo que ya terminamos, te gustó? –susurró la misteriosa voz al oído de Everest mientras le daba una lamida en su mejilla–, si quieres podemos quedarnos aquí y nos divertiremos una y otra vez, que dices?

Everest solo podía mover su cabeza como negativa, y de su boca solo se oiga un llanto que era ahogado por la mordaza. Ni siquiera trataba de moverse, estaba totalmente quebrada.

-Perra estúpida y llorona, apenas serviste para coger un rato –dijo mientras le escupía en la cara a la cachorra-, pero no importa, será mejor que te ponga a dormir, fue un placer probar esa rica y virginal vagina que tienes antes que cualquier otro perro, debes sentirte afortunada por eso –dijo el violador mientras le quitaba a Everest la calceta de su nariz y le puso un trapo mojado. La cachorra entró en pánico y movió la cabeza para no inhalar el líquido, pero todo fue inútil y comenzó a sentir que sus fuerzas la abandonaban y perdía la conciencia. Tenía miedo por las palabras dichas por el desconocido y pensó que esos eran sus últimos momentos de vida. Solo pudo pensar en qué pasaría con Jake, con Marshall, y el resto de los cachorros. Unos instantes después, cerró sus ojos y todo se puso negro.

Al día siguiente, Everest despertó en un claro en el bosque. Volteó en todas direcciones, comprobando que aún estaba viva, pensando que todo fue una pesadilla. Sin embargo, algo la devolvió a la realidad y le recordó cruelmente lo que ocurrió. Sus patas tenían marcas de ataduras, un líquido salado y pegajoso escurría de su rostro, el cual tenía un sabor extraño y desagradable. Notó que de su vagina brotaban unas cuantas gotas de sangre, al igual que de su recto. Trató de incorporarse pero al hacerlo sintió un dolor insoportable, tanto de su entrepierna como en su ano. Vio su quitanieve a lo lejos y se arrastró un poco para tratar de alcanzarlo, pero el dolor era demasiado como para ponerse de pie. Llena de desesperación, se dejó caer en el suelo y permaneció así por unos minutos, esperando que la sensación de dolor pasara, pero todo era inútil. Decidió activar su placa para pedir ayuda. Un instante después, oyó una voz familiar al otro lado de la línea.

-Habla Ryder.

-Ryder…soy…..Everest…necesito…..ayuda –dijo la cachorra con voz entrecortada.

-Everest, te paso algo? Jake está muy preocupado por que no llegaste anoche y …...

-NECESITO AYUDA! VENGAN POR MÍ, POR FAVOR, ME DUELE MUCHO! -dijo la cachorra llorando con desesperación.

-Tranquilízate Everest, enviare ayuda, no te muevas, solo dime donde estas! –dijo Ryder preocupado al oír a la husky gritar así.

-Estoy….en el bosque…cerca….del camino principal…a la…montaña…por favor, dense prisa…no…..aguanto….el dolor! –volvió a decir con angustia la cachorra.

-Enterado, vamos para alla! –dijo Ryder. Tomo su comunicador y oprimió el icono de Marshall. Unos instantes después, el dálmata llegó corrió hacia su dueño. Su rostro reflejaba una enorme preocupación y era evidente que no había dormido en toda la noche.

-Ryder, ya tienes noticias de Everest? –preguntó consternado.

-Me temo que sí, necesito que vayas por ella en tu ambulancia lo antes posible….

-EVEREST ESTA HERIDA? DONDE ESTA? DEBO IR DE INMEDIATO!- gritó asustado el dálmata al saber que su amada husky estaba en problemas.

-Tranquilízate Marshall, ella está en el sendero norte del bosque, camino a la montaña de Jake. Ve por ella, atiéndela y después tráela a la torre, yo contactare a Katie mientras la traes hacia acá, y también le avisaré a Jake.

-Entendido, voy para allá –dijo el dálmata. Corrió a su ambulancia, y pisó el acelerador. Ryder marcó el número de su amiga veterinaria y le explico la situación. Solo era cuestión de tiempo para que Marshall trajera a la cachorra para poder ayudarla y les contará que fue lo que sucedió. Un sentimiento de angustia invadía a Ryder por las palabras dichas por la husky, como si presintiera que algo muy grave le ocurrió.