Terrie se había ido, se alejó de Candy, estaba decidido a alejarse de Candy y dejar que el destino le deparara una mejor suerte que las posibles tristezas y penas que él le hubiera llevado a su vida, pero ¿era eso en realidad?, ese día simplemente había decidió no mirar atrás y alejarse de ella y eso sería lo ultimo que sabría de ella y que ella se convirtiera en un recuerdo de un simple amor de verano... Pero ¿seria así en realidad?... Terrie no se detenía a pensar en eso, por única vez en su vida realmente estaría firme ante esa decisión. Terrie regresó con Susana, la cual no tardo mucho en desposarlo y así sellar su destino y cerrar el capitulo.
Por otro lado Candy además de trabajar como enfermera también se había convertido en una trabajadora del hogar de Pony, aunque para la hermana María y la señorita Pony, Candy era más que eso. Candy se convirtió en una persona totalmente dedicada a su trabajo y a los niños los cuales empezaron a ser su gran prioridad y su razón para levantarse todos los días y seguir adelante, lo único que tenia en mente eran ideas de como ayudar a los niños a conseguir mejores hogares o asegurar un lugar en un hogar, pasaba días enteros buscando posibilidades de buenos hogares adoptivos para los niños, además de que había logrado grandes apoyos del gobierno y de la comunidad para mejorar el hogar de Pony y que no les faltara nada a los niños, desde vestimenta, alimento, medicinas las cuales fueron fáciles de obtener gracias a su trabajo como enfermera, y vaya que si hacia mucha falta esa clase de apoyos en el hogar Pony. Candy veía como sus esfuerzo estaban dando frutos había, conseguido que la tasa de adopción aumentara y la cantidad de niños que había en el hogar era minima, agilizo tanto los procedimientos que cuando llegaban niños nuevos al hogar de pony era casi transitorio su paso, por lo que en el hogar de pony los pocos niños que quedaban no generaban un gran desafío y Candy podía disfrutar de, aunque raramente, tiempos libres y en ese tiempo lo pasaba en su mayoría con su príncipe de la colina al que ella simplemente le decía "Albert"
Los días pasaban, en la vida de Candy y no eran para nada días tranquilos, la verdad es que Candy era un imán para las situaciones más divertida, o era al menos lo que le decían todos sus amigos. Era por eso que a Albert le encantaba pasar el tiempo con ella, ya que con ella la vida parecía más divertida.
Candy no se limitaba a buscar a hogares adoptivos solo en los lugares aledaños, incluso en diferentes estados, por lo que muchas veces, ella era la encargada del traslado de los niños que eran adoptados por familias que se encontraban algo lejos y las familias no contaban con lo recursos para poder ir por lo niños hasta el Hogar de Pony, en estos viajes Albert aprovechaba la ocasión para acompañar a Candy, y lo hacia más que por el hecho de pasar una situación divertida, era el estar al lado de Candy para cuidarla, algo que Candy ya había demostrado que no era necesario, por lo que muchas veces la ausencia de Albert en estos viajes no era algo extraño, pero definitivamente eran más placenteros al lado de Albert.
En uno de sus más recientes viajes, que según Candy uno de los más largos que ella recuerda, el nuevo hogar adoptivo estaba a dos días en tren, bastante largo, Albert la acompaño gustoso, sobre todo por la lejanía, estaba seguro que si no iba el niño se desesperaría y terminaría dando muchos problemas a Candy, y aun con la presencia de Albert, el chico se decidió darse a la fuga a mitad de camino, naturalmente Albert y Candy lo buscaron y lograron dar con el en poco tiempo, el chico al haberse escapado termino con una banda de chicos ladrones, los cuales estaban muy dispuestos ayudarle, claro que lo terminaron golpeando y tirado en un callejón, por lo que cuando lo encontraron lo llevaron al Hospital más cercano, Candy logró convencer al chico que era lo mejor para el era tener un nuevo hogar. Es extraño que un chico huérfano no quiera ser adoptado, pero en el hogar de Pony era algo que se estaba volviendo común y es que todos los chicos que conocían a Candy le tomaban un enorme cariño y no querían separarse de ella, así que Candy muchas veces tenia que lidiar con estas situaciones, lo que más temía Candy era por la seguridad de los chicos, ya que podían encontrarse con gente mala, como la vez en que un chico termino siendo secuestrado por una banda de tratantes de personas, afortunadamente Albert salvo el día y aunque termino en una pelea, esas eran la clase de cosas que Albert parecía disfrutar de esos viajes. Luego de dejar al chico en su nuevo hogar adoptivo, Albert y Candy emprendieron el camino de regreso al Hogar de Pony, la parte favorita de los dos ya que disfrutaban mucho de esos tiempos libres a solas, la compañía de ambos se les hacia muy reconfortante, ninguno nunca lo había admitido en voz alta, pero era algo que al parecer no tenían la urgencia por revelarlo, así que solo disfrutaban de esos momentos.
-Que día, no resulto, tan divertido después de todo, creí que nos enfrentaríamos a más cosas
-¡Albert! No creo que el chico estuviera de acuerdo contigo
-Oh, cierto lo siento- respondió algo apenado Albert
-Pero dime Candy, ¿Cuándo dejaras de trabajar tan arduamente?
-El día que tu también lo hagas Albert- le respondió a Candy mostrando su lengua en tono de broma
Albert realmente se había convertido en el cabeza de la familia Andrew, una vez que fue presentado en sociedad, no dejo de trabajar arduamente para lograr y asegurar la fortuna de los Andrew, y no es que realmente le interesara mucho, la verdad no era algo que le apasionara tanto como vivir aventuras en el mundo exterior. Pero esa actitud la había adquirido tiempo atrás en parte gracias a Candy, ella lo había inspirado ya que ella no se daba por vencida, por lo que Albert, en su posición no la desaprovecharía, sabía todo lo que tenia en sus manos por lo que se había dicho que aprovecharía esa posición para ayudar a las personas, lo cual era algo que realmente disfrutaba, así hacia que los negocios de la familia crecieran para así darle un mejor futuro a sus trabajadores, además de que logro emprender varias negocios nuevos que significaban muchas fuentes de ingreso para más personas y como las empresas no se administraban solas y las decisiones tampoco se tomaban solas, Albert debía dedicarle mucho tiempo, tiempo que para el parecía excesivo, pero que al final sabia que valdría la pena.
-Es verdad Candy, pero sabes que todo lo hago por ti, la verdad es que eres una señorita que me ah enseñado muchas cosas desde que te conozco, y no valdría la pena la vida si no diéramos nuestro máximo esfuerzo en todo lo que hacemos. Tú y tus esfuerzos para ayudar a los demás son lo que me han inspirado- le sonrío Albert a Candy de manera muy dulce
Candy se sonrojo un poco y cambio de inmediato el tema, Albert realmente no se había dado cuenta de lo que había dicho realmente le había salido del corazón y estuvo de acuerdo en cambiar el tema de conversación. Fue en el momento en que se quedaron dormidos sin darse cuenta, Candy se despertó a mitad de la noche, al ver a Albert, recordó a Anthony, en ese gran amor que le tenia y como aun seguía sintiendo todo eso por el, pero pues el ya no estaba y no pudo evitar preguntarse si de nuevo volvería amar a alguien así y si alguien la volvería a amar, y la imagen que se vino a la cabeza fue la de Albert, se ruborizo y prefirió volver a dormir.
Los días transcurrían y había llegado el día de festejar el cumpleaños de Candy, Albert había organizado una gran fiesta sorpresa en la mansión de Leakwood, la cual era ahora hogar de Candy y claro esta que todas las mansiones Andrew, o más bien lugares a los cuales nunca llegaba Candy y es que como siempre ella prefería un cuarto en el hogar de pony, básicamente por que la mansión era muy solitaria a pesar de la compañía de Archie y Annie no se comparaba al bullicio del hogar de Pony. Al baile estaban invitados todas los amigos de Candy, desde todos en el hogar de Pony, Tom y toda su familia, Annie, Archie, Paty y su invitado, incluso los odiosos de Elisa y Neal, compañeras del hospital y algunas personas amigas de ella del pueblo, la idea era simple, Albert le haría un pequeño festejo en el hogar de pony, luego le entregaría las cartas de sus amigos, en las cuales le pedirían disculpas a Candy por no poder visitarla, y después le daría un paseo a algún lugar lejano diciéndole que seria una sorpresa mientras así todos podían arreglar todo para la fiesta. Como regalo en la fiesta le estaría esperando un hermoso vestido diseñado especialmente para ella.
Llegado el día todo marchaba muy bien, en el hogar de Pony la habían pasado muy bien con el pequeño festejo y los niños no dijeron ni una palabra de la fiesta sorpresa, supieron muy bien guardar el secreto, y vaya que Candy sabe muy bien darse cuenta cuando los niños y la hermana María y la señorita Pony están tramando algo pero esta vez no sospecho nada fue un festejo simple, bueno por lo menos para Albert fue algo simple comparado con lo que el planeaba, para Candy en realidad había sido perfecto, le encantaba salir de su rutina tan ajetreada y poder convivir con los niños y sobre todo con la hermana María, la señorita Pony y Albert sus personas mas queridas sobre el mundo, convivir con ellos era lo mejor que le podían regalar, y ella estaba feliz, Candy jugaba con los niños mientras Albert les mostraba como tocaba la gaita; un maravilloso día para Candy. A la mitad del día Albert se estaba divirtiendo tanto que casi se olvida de la fiesta de no ser que la hermana María le recordó que era hora de empezar con los arreglos, sobre todo por que todos los niños se debían arreglar para el evento, cosa que no era de un instante, así que Albert busco a Candy la cual estaba jugando entre los árboles con los niños, vaya que nunca cambiaria Candy pensó para si mismo
-Candy baja, tengo algo para ti
Candy bajo inmediatamente, como era costumbre se dio un buen golpe, de "tan rápido" que cayo, y por supuesto se llevo de encuentro a Albert, Albert que ya estaba acostumbrado a la manera de bajar de Candy no le tomo por sorpresa y alcanzo a atraparla, cayendo en sus brazos. Candy se quedo viéndolo agradecida y sonrío, uno de los chicos que se percato que los dos no se separaban empezó a echarles bulla inocentemente el cual fue el detonante para que todos los niños lo secundaran, ante esto Candy se sonrojo, al ver este gesto de Candy, la hermana María y la señorita Pony se sonrieron entre si en forma de entender que sucedía ahí realmente, Albert bajo a Candy inmediatamente, un poco sonrojado el también, inmediatamente cambio el tema con el regalo de Candy
- Ahm, si este, aquí esta tu regalo Candy,- y le entrego las cartas envueltas en un listón
- Pero si este no es un regalo, son las cartas que me escriben habitualmente, Annie y Paty- Le respondió un poco decepcionada Candy a Albert, esperando que hubiera sido un detalle propio de Albert
-Bueno el regalo es que yo soy el que te las esta entregando esta vez-y Albert le guiño
Candy le mostró la lengua en forma de complicidad, y le quito las cartas,
- Que raro, yo esperaba que ellas estuvieran aquí y no las cartas bueno tal vez se quedaron un poco en el correo atrasadas, pero que raro, no tienen el remitente
- Es por que yo las mande recoger, por eso te digo que es mi regalo
-¿Ósea que no van a venir?- pregunto Candy algo triste
-Mejor lee las cartas
Candy abrió las cartas, primero la de Annie la cual como siempre estaba muy feliz de leer, en ella Annie la felicitaba enormemente por su cumpleaños, pero se disculpaba por su ausencia, mencionaba que le había pedido de favor al tío abuelo William, que mandara por esas cartas por que sabia que por correo tardarían mucho, y la de Paty decía algo muy similar, exceptuando una parte donde Paty mencionaba que había conocido un chico, y que moría por que Candy lo conociera, pero que seria otro día por que había enfermado un poco y no podría ir
- Bueno es hora de tu otro regalo, el cual es una sorpresa - le dijo Albert a Candy, la cual no estaba muy feliz de que no podría ver a sus amigas a las cuales tenia ganas de ver, pero en el fondo Candy, en realidad estaba más feliz por estar con Albert, eso hasta ese momento ella no lo reconocía
- Bueno estoy lista para mi regalo- le digo Candy a Albert
- Entonces sube al carro y ponte esto en los ojos- Y Albert le entrego algo para que se vendara los ojos.
-¿Pero que clase de regalo es que no debo ver?- pregunto Candy por la extraña petición de Albert
-Confía en mí
Candy miro a los ojos de Albert con un poco de incredulidad a lo que Albert respondió con una pequeña sonrisa
-Oh está bien- accedió Candy y se vendo los ojos
Albert pensó que la venda en los ojos le daría más expectativas a la situación así que empezó a conducir, la verdad es que no sabia ni a donde ir eso no lo había planeado muy bien y empezó a manejar sin un rumbo, de cualquier manera para regresar solo debía tomar el camino contrario y ya.
Salio del pueblo y se fue por la carretera que iba hacia el norte, cuando salieron del pueblo Albert le digo que podía quitarse la venda.
-Oh, vaya! y ¿que es mi regalo que no podía ver por que camino tomamos?- pregunto Candy
- Ah pues es una sorpresa
-Vaya!- exclamo algo decepcionada
Mientras Albert seguía manejando, pasaban por un hermoso bosque, con una hermosa luz clara, y atravesaron un río muy grande,
-¡Que bonito bosque!, ¿En dónde estamos Albert?- pregunto Candy
-No te puedo decir Candy arruinaría la sorpresa-, la verdad es que Albert tampoco sabia, viendo que el tanque de la gasolina iba a la mitad decidió que los mas prudente sería esperar un rato en el bosque y luego irse de nuevo, Albert estacionó en un claro y le pidió a Candy que se vendará de nuevo los ojos, Candy accedió, la tomo de la mano, bajaron y empezaron a caminar por el bosque tomados de la mano.
Candy le menciono que el lugar le recordaba la primera vez en que se conocieron en que Candy se había perdido y casi se ahogaba y que ella pedía auxilio a Anthony para que la rescatara pero que había sido el Albert el que la rescato esa ocasión.
Albert imaginaba que hubiera sido de el y de Candy si no se hubieran conocido esa noche, que sería de el en esos momentos, eso no lo sabia, algo que si sabía es que era el hombre más afortunado y agradecido de tener a alguien como Candy en su vida
- Si recuerdo muy bien ese día, por lo que estoy segura que estoy a salvo a tu lado
- No estés tan segura, yo recuerdo que te asustaste mucho cuando me viste por primera vez- Y los dos comenzaron a reír.
Cuando Albert se había dado cuenta ya era casi tiempo de volver, por lo que le dijo a Candy que se quitara la venda,
-Llegamos
Candy se quito la venda esperando ver algo increíble, o hermoso, pero no, en realidad solo era el bosque común, como el que esta cerca de Leakwood o de la mansión de Albert
- Eh ¿pero que tiene esto de sorpresa?
- Eh, pues que... que... ehm mira los árboles... ¿no son excelente para que escales?- fue lo primero que se le pudo ocurrir a Albert
Candy para no lastimar el gesto de Albert le dijo que si, aunque para ella en realidad los árboles eran como casi todos los que estaban en el hogar de pony, era verdad que eran hermosos, pero para escalar árboles pues ya estaban los del hogar de pony, incluso el padre árbol lucia que mejor que cualquiera de esos árboles. Para que Albert no se sintiera mal corrió y escalo unos cuantos, mientras Albert la observaba, de repente Albert vio algo. Parece que uno oso, había sido atraído por las risas y ruidos de Candy. Albert inmediatamente fue hacia Candy y también trepo al árbol con ella, para no distraer mucho al oso y tampoco asustar a Candy, así que se quedaron el parte mas alta que podían del árbol esperando a que el oso se fuera
Y ahí estaban los dos sentados, con el sol de media tarde. Albert observaba como las pecas de Candy resaltaban con el brillo del sol, y como su hermoso pelo rubio brillaba, con esa tonalidad rojiza que le daba la tarde. La verdad es que Albert sabía que sentía algo por Candy, y lo supo muy bien en ese instante, sin embargo sabía que lo más inteligente era esperar. Candy miraba el hermoso paisaje que dejaba ver el sol antes de ocultarse, vio como los rayos del sol tocaban el pelo rubio de Albert convirtiéndolo más bien en un hermoso tono rojizo, y como su piel blanca se tornaba rojiza también, de repente le dio por tocar el rostro de Albert, a lo que Albert respondió con la misma suave caricia, se miraron por un instante como si el mundo se congelara, de repente se desbalancearon y cayeron, por suerte había una cama de hojas que amortiguo el golpe, y más suerte era que el oso no parecía verse por ningún lado, Albert fue el primero en estallar en carcajadas, Candy le siguió y le aventó un montón de hojas, hubieran seguido la batalla de hojas de no ser por que escucharon y vieron al oso acercarse por lo que se echaron a correr hasta llegar al auto y Albert arranco en seguida,
El sol se había desvanecido por completo, por lo que Albert encendió las luces del auto, poco antes de entrar al pueblo, Candy le agradecía por el día a Albert
-Muchas gracias Albert la verdad, fue un lindo regalo de cumpleaños, gracia por este día. Fue entonces cuando noto que Albert se dirigía hacia la mansión
-De nada Candy pero el día aun no termina- y para sorpresa de Candy antes de entrar a la mansión ya estaban esperándola todos sus amigos que trabajaban en la mansión desde Dorothy, Daniel, los cocineros y los demás, todos esperando a Candy. Candy como siempre se alegro mucho de verlos, todos la abrazaron y le desearon un feliz cumpleaños, inmediatamente antes de que pudiera dar las gracias Dorothy la tomo del brazo y se la llevo hasta su cuarto por la parte de atrás sin que nadie la viera, o mas bien sin que Candy pudiera ver alguien, y le dio el vestido que Albert había mandado hacer solo para ella.
Era un hermoso vestido rojo con detalles en dorado y brillantes incrustados, Candy se quedo fascinada
-Que hermoso vestido, parece el de una princesa dijo Candy
-El tío Abuelo William lo mando hacer para ti Candy- vamos póntelo rápido ya te están esperando todos
-¿Todos?, ¿quienes todos?
-Si no te pones el vestido no sabrás quienes son, anda Candy que aun hay que arreglarte el pelo- Dorothy noto lo sucio que estaba la ropa que Candy se había quitado
-Oh Candy tu como siempre nunca cambias, si que te gusta arruinar tu ropa
-¡Oh! no es mi culpa, Albert fue el que me llevo a ese lugar, creo que el quería que me ensuciara- sonriendo en forma traviesa
Candy salio con el vestido puesto, y le quedaba a la perfección lo cual le pareció extraño ya que mucha de la ropa que ella misma se compraba no le quedaba tan bien como ese, Albert se había esforzado realmente, Dorothy quedo fascinada,
-Vaya Candy ya eres todo una mujer- y sonrío Dorothy mientras la sentaba para arreglarle el pelo.
Candy se observo al espejo cuando termino de arreglara Dorothy, el hermoso vestido rojo entallado, le hacia notar un esbelta figura femenina su pelo completamente recogido dejaba ver unos finos rasgos de su rostro, se tomo un segundo para preguntarse si así era como le gustaban las mujeres a Albert, pero que preguntas se hacia y se sonrojo por completo, no le tomo mucho tiempo sentirse totalmente nerviosa por la reacción de Albert.
Ya estaban todos listos para recibir a Candy, Albert se integro a ellos, todos estaban muy sorprendidos, sobre todo la tía abuela, y la familia, de verlo así como si nada, ya que era raro verlo en bailes o eventos de la alta sociedad, nunca se le veía en esa clase de fiestas, y bueno y es que no era un evento de alta sociedad precisamente, muchos integrantes de la Familia sobre todo los Leagan estaban algo molestos por tener que compartir con la gente del pueblo es decir con muchos de los amigos de Candy, pero al parecer eran los únicos ya que incluso la abuela Elroy que ya hacia algún tiempo había logrado convivir con ellos sobre todo con la señorita Pony a la cual le logro tener mucha estima y respeto por todo lo que había logrado hacer, así que se tuvieron que aguantar, y decidieron no acercarse a la gente y permanecer solo con la familia.
Candy bajo las escaleras y todos quedaron fascinados al verla, sobre todo Albert que se quedo sin palabras, pensó que nunca la había visto tan linda como ese día, tal vez era por que la había comenzado a ver con los ojos de un hombre y sobre todo como alguien que estaba decidido a protegerla toda su vida.
Cuando bajo Candy un niño del hogar de pony se le acerco y digo
-Candy, no creí que fueras una princesa - todos se rieron Candy rompiendo con sus nervios, lo tomo de los brazos al niño y empezó la música y bailo con el niño y todos comenzaron a bailar, hasta que la música acabo Annie, Archuie y Paty se acercaron, Candy estaba muy feliz de verlos
-Candy que linda te ves, ¡muchas felicidades!- Le dijo Annie y la abrazo
-Gracias Annie
-Si Candy es un vestido hermoso y se te ve muy bien, ¡muchas felicidades! te eh traído esto espero te guste – y Patty le entrego una caja envuelta
-¡Oh muchas gracias Patty!, y Candy lo abrió inmediatamente, era un caja de música, le recordó al regalo de Stear, pero solo por un momento no quería arruinarle la noche a nadie con nostalgias por lo que decidió reservarse el recuerdo para ella.
Archie se unió a la alegría y felicitaciones a Candy
-Es verdad Candy, nosotros también te traemos un regalo, pero bueno no es algo que se pueda envolver en una caja- Entonces antes de que Archie terminara la frase, tomo a Candy de las manos
- ¡Candy vas a ser tía!
Candy se sorprendió tanto y se alegro tanto,
-¡Annie, es el mejor regalo que jamás alguien me haya dado!
Todos felicitaron a Annie, Archie les comento que si el bebe era niña pensaban ponerle Candy, y si era niño Anthony o Stear aun no estaban seguros, Candy se sintió muy alagada por el gesto.
Luego de un rato Patty le presento a Candy a su prometido, un viejo amigo de la familia de ella, era un joven que de cierta manera se parecía mucho a Stear físicamente, Candy le dio un poco de risa y de nostalgia eso, pero era claro por que estaba enamorada de el Patty.
Tantas buenas noticias en una sola noche, Candy estaba muy feliz. Pero lo mejor de todo, fue ya casi al termino de la velada, Albert y Candy se encontraron alejados de todos platicando solos, no sabían como había sucedido, tal vez en un punto estaban todos juntos platicando y de repente se fueron separando hasta que quedaron solos ella y Albert. La verdad Candy también sabia que sentía algo muy especial por Albert algo que no había sentido por Anthony y tampoco era lo mismo que había sentido por Terrie, era un lazo tan fuerte, que sentía que si llegará a decirle y no fuera correspondida sería el dolor más increíble y grande del mundo, por lo que por única vez en su vida había decidido contener el sentimiento hasta el momento adecuado. Y esa noche como ella recuerda no eran diferentes sus sentimientos. Albert, al ver que estaban solos, comenzó a acercarse un poco más a Candy y le pregunto que tal le había parecido su fiesta, si le había agrado el detalle.
- Oh claro que si Albert, me encanto, perdón si no te lo había agradecido, pero estaba tan encantada que casi olvido todo. Muchas gracias Albert, la verdad es que eres lo mejor que me pudiera haber pasado
Albert le sonrío, la tomo de la mano, e hizo que saltaran de la terrazo en donde estaban al jardín de rosas, Candy dudo en un momento, pensando que no estaría bien desparecer ya que ella era la cumpleañera, pero Albert le dijo que la mayoría ya se había retirado, lo cual era cierto, y que solo quedaban los invitados que se quedarían a dormir en la mansión por lo que no tenía razón para despedirse de alguien, por lo que nadie la buscaría, entonces Candy accedió. La luna esa noche aunque no era llena se veía hermosa, y más grande de lo común, y con esa hermosa luz de luna, las rosas del jardín que alguna vez eran cuidadas por el dulce Anthony, brillan en sus hermosas tonalidades, de entre todas ellas las que más deslumbraban a pesar de que fuera de noche, eran las dulce Candy.
-Oh es cierto, esas rosas llevan tu nombre, gracias Anthony, Anthony, era tan parecido a mi hermana me hubiera gustado conocerlo mejor, pero bueno no hay que lamentarnos por eso, creo que le estoy muy agradecido por todas las atenciones que el tuvo contigo Candy, definitivamente fue un chico muy afortunado, ya que tu le diste uno de los más hermosos regalo Candy
-¿Regalo?-pregunta Candy con una verdadera mueca de misterio
Albert se comenzó a reír, - De verdad que nuca cambiaras Candy, a pesar de ser una gran mujer, dedicada a su trabajo y al hogar de Pony, sigues siendo una niña inocente
-Oh y tú sigues siendo el mismo chico escurridizo Albert
-Eso es verdad, complemento Albert
Entonces Albert abrazo a Candy un gesto que la verdad Candy no se esperaba, para nada
-No te había felicitado en toda la noche, que cumplas muchos años Candy y espero que me sigas privilegiando con tu amistad
Palabras que Candy en realidad no escucho por esa sensación de calidez y confort que venían de Albert. Albert la acompaño de regreso a la mansión y ella se dirigió a su cuarto y Albert al suyo
Durante esa noche Candy recuerda que la sensación de calidez y confort, le quedaron marcadas y no la dejaron dormir en toda la noche, se sentía tan bien que no hubo la necesidad de descansar. Después de ese abrazo, las cosas parecían seguir iguales entre ella y Albert, es decir los dos trabajando mucho y casi sin tiempo de verse. En algún punto después de esas ocasiones, Candy se dio cuenta, que se emocionaba aun más y no podía esperar los días para ver a Albert a quien en su mente comenzó a llamar de nuevo "mi príncipe de la colina". Pero solo en su mente, por que Candy sentía que el cariño que Albert le tenía a ella, era solo un cariño tierno y sincero de amistad.
Los días transcurrieron normales y el sentimiento de Candy por Albert y sobre todo a medida que pasaban mas tiempo juntos y que Albert en cada encuentro parecía irse acercándose cada vez más a Candy, era algo que parecía inminente, algo que los dos ya casi daban por hecho bastaba con que uno lo mencionara.
"Triunfan en obra premiada", decía el encabezado del periódico que Annie le dejo a Candy en su improvisada oficina en el hogar de Pony, Annie sabia muy bien que Candy había olvidado por completo a Terrie así que cada vez que había una noticia de el en el periódico, Annie se lo dejaba a Candy, esta vez a diferencia de las demás Candy si leyó el articulo, ya que era costumbre de Candy de solo leer el encabezado y después dejarlo por ahí hasta que lo perdía o algún niño del hogar de Pony lo tomaba. Esta vez hubo algo que le llamo la atención de la noticia, Candy sabia perfectamente que Terry había decidido casarse con Susana, también sabia que Susana había quedado paralítica, pero en esta noticia aparecían los dos y ahora Susana estaba de pie, por lo que al parecer había logrado caminar, y ahora aparecían los dos, fue esto lo que la motivo a leer el artículo por completo, pero fue una gran sorpresa enterarse más a fondo sobre lo que trataba esta nueva obra recientemente estrenada.
"Broadway, Nueva York,- Tiene el orgullo de presentar a las ya consagradas estrellas por primera vez juntos en escena Terrence Becker, Eleanor Becker, Susana Marlow, Jessie DuGrange, Monik Levin, Erick Thorton, y Elize T. Jonson, dirigidos por J. Martelo, en la obra escrita por J. Martelo. Además del espectacular reparto y le hermosa música compuesta y dirigida por Friederick Landa, la historia de la obra promete convertirse en un clásico, la obra nos interpreta la vida de una joven huérfana de nombre Honey que lucho contra la vida, comienza con su niñez en una pequeño hogar para niños huérfanos, en donde ella junto con su hermana viven aventuras y como después son separadas por sus familias adoptivas, en donde la protagonista de nuestra historia conoce su primer amor, el cuál mueres en un trágico accidente en caballo, la pequeña es culpada por la abuela de la familia y rechazada y repudiada por esta, por lo que el abuelo responsable de la adopción de la pequeña la envía a un internado en Londres para evitar toda controversia con la familia. En el internado conoce de nuevo a un joven algo rebelde que le roba el corazón y la ayuda a recuperarse de la pérdida de su primer amor, más sin embargo el destino los separa y deben vivir una serie de aventuras y desaventuras antes de poder tener un final feliz" El artículo tambien hablaba de la increíble recuperación de Susana, pero esta pasó a segundo plano, al leer Candy sobre que trataba la obra, sintió un escalofrío que le corrió por la espalda y bajaba a su estomago, pero que acaso sería un broma, una gran gran coincidencia, es que tal vez Terrie y Susana y su madre se burlaban de ella, como se atrevían a algo así, parecía como si estuviera leyendo a grandes rasgos su vida personal. Al principio fue inevitable sentirse algo ofendida, pero después pensó un poco la situación, es decir podría estar hablando de la historia de cualquiera, aunque las coincidencias eran muchas,
-Honey, eso es un ridiculez- grito Candy, cuando se abrió la puerta, y allí estaba Albert, que había llegado corriendo luego de leer el mismo artículo,
-Candy, ¿Estas bien? ¿Ya lo leíste?, pero que pregunta la mía es más que obvio que ya lo leíste
-Albert- se movió rápido Candy hacia los brazos de Albert –La verdad no se que como sentirme ¿Tu que crees que sea, una coincidencia…ó….?-
- Bueno pues ahí dice que el autor es un tal J. Martelo ¿Acaso tú conoces a alguien con ese nombre?
-No, un nombre tan ridículo, lo recordaría- le dijo Candy en un tono muy confundida –Crees que en realidad sea Terrie el que ah hecho todo esto
-No creo que el fuera capaz de hacer algo así- le respondió a Candy, tratando de no alterarla, sabia que lo mejor era encargarse el asunto por su cuenta sin decírselo a Candy
- Lo mejor será que lo ignore. No creo que me afecte de alguna manera, además tal vez sea algo bueno ¿no?, Así que por eso creo Albert, que no debemos hacer nada, lo mejor será dejar el asunto de lado
Albert se sorprendido un poco de la actitud tan madura de Candy, tal vez si había cambiado un poco
-De acuerdo Candy
- Me alegro de que Susana ya pueda estar en escena, y me alegra que les este yendo muy bien, espero que Terrie sea feliz. No importa si através de "esa obra", es decir ¿Qué mal puede causarme?-
Albert la miro, mientras decía esto, se sorprendió que en su rostro hubiera mucha tranquilidad mientras lo decía, veces anteriores era raro que Candy pudiese siquiera pensar en el y estar tranquila. Después de que Candy dijo esto, se dieron cuenta que aun seguían abrazados, como si fuera algo totalmente natural, Albert fue el primero en darse cuenta y prefirió no decir nada. Cuando Candy se dio cuenta, le paso por la mente disfrutar del momento.
-Candy me sorprende lo mucho que has crecido y madurado, creo que te has vuelto toda una mujer, fuerte, independiente, valiente…., no creo que haya otra mujer como tu, ya veo por que alguien querría contar tu historia es algo realmente inspirador
-Que bonitas cosas dices Albert, muchas gracias- y Candy se acerco más a el y lo abrazo más fuerte, a lo que Albert le respondió alejándola un poco, cuando Albert hizo esto, sintió como si algo dentro de ella se rompiera, la tristeza la invadió en menos de un segundo, bajo la cabeza. Fue entonces cuando Albert, acaricio su rostro y lo levanto en dirección hacia el, sosteniendo aun su cara.
-Lo que te digo es lo que realmente siento Candy, no creo que haya otra mujer como tu, y la verdad es que no quiero averiguar si la hay-
Candy se sentía algo confundida por las palabras de Albert, realmente no podía leer si sus sentimientos eran correspondidos
Candy, yo …
-Candy los niños están preguntando en donde estás, ¿Por qué no haz llegado a la hora del almuerzo?- Entro la hermana María sin tocar, encontrando a una Candy y un Albert tomados de las manos y a una distancia, que cualquiera sabría que estaban a punto de besarse, después de ver a la hermana María, Candy y Albert de sonrojaron totalmente y se separaron
-Ehm…. Buen día …. Sr. Albert… no lo esperábamos,…. Disculpen mucho mi intromisión- trataba de disculparse la hermana María, sabia muy bien lo que había hecho
-Buen día y no se preocupe no nos interrumpió – tuvo que responder un educado y sonrojado Albert
- Voy con usted hermana María- le dijo Candy aun muy sonrojada
-Oh no te preocupes Candy, será mejor que atiendas al Sr. Albert
- No, no se preocupe, yo también las acompañó… De hecho por eso es que eh venido para ayudarles este día- Pensó Albert que ya había llegado muy lejos como para dejar de lado el asunto, era mejor decírselo a Candy de una vez, si tenía que pasar todo un día persiguiéndola no importaba. Todos abandonaron la habitación. Después de ayudarles a la hermana María y a la señorita Pony a limpiar todo lo del almuerzo, ya era hora de preparar la comida a lo que se ofreció Albert a ayudarles, mientras Candy los alistaba y les ayudaba en su aseo a los más pequeños. Para suerte de Albert, la hermana María y la señorita Pony aprovecharon que Albert se ocuparía de las comidas para ir al pueblo a comprar algunas cosas que les hacía falta, ellas sabían muy bien que era mejor darles su espacio ese día. Después de que termino de hacer la comida, Albert acompaño a Candy mientras se hacia cargo de unos pequeños bebes, cuando entro a la habitación Candy los estaba bañando, mientras los niños más grandes estaban ocupados limpiando sus habitaciones, Albert se quedo parado observando a Candy sin que ella se diera cuenta, sentía como su corazón se agitaba al verla con los pequeños, y no podía evitar imaginarse como sería Candy como madre.
-Albert, en lugar de estarme viendo deberías ayudarme
-Claro que si Candy- terminaron de bañar a los pequeños y los vistieron entre los dos
-Hacemos muy buen equipo ¿no te parece Candy?
-Si, la verdad creo que eso ya lo sabíamos- le guiño el ojo Candy a Albert. Terminaron y durmieron a los bebes y después los pusieron en su cuna. Se quedaron a observarlos un momento. Entonces Candy se paso la mano por la frente y se lleno de talco la cara, cuando Albert la vio, se empezó a reír, Candy se dio cuenta de su accidente y también empezó a reírse
-Déjame limpiarte- Albert tomo un pañuelo y se acerco a Candy para limpiarle el rostro, cuando lo hacía la miraba directo a los ojos, Candy tomo la mano de Albert y se acerco más a el
- Candy yo…..De repente se escucharon los gritos de los niños y los bebes empezaron a llorar
Luego de varios intentos fallidos de Albert para declararse a Candy; después de la hora de comer, fueron de nuevo interrumpidos, a la hora de jugar fueron interrumpidos por Mina, a la hora de la cena por la señorita Pony. Finalmente ya había anochecido y todos se preparaban para dormir. La hermana María y la señorita Pony le dijeron a Candy y Albert que ellas se encargarían de acostar a los chicos y que ellos aprovecharan para dar una caminata y descansar. Incluso ellas estaban algo desperadas por que Albert ya le dijera a Candy.
Lo aceptaron y fueron a caminar con rumbo a la colina de Pony. Una vez ahí Candy no pudo evitar pensar en la primer a vez que se conocieron. El camino hacia la colina de pony fue algo silencioso, los dos estaban agotados después de un arduo día en el hogar de Pony, así que cuando por fin llegaron ahí se limitaron a sentarse sobre el césped. Pero Albert no se le olvidaba por que estaba ahí.
-Eres más linda cuando sonríes que cuando lloras, esas fueron las palabras que me dijiste cuando me conociste Albert, y jamás las voy a olvidar-le dijo a Candy mientras le sonreía y lo miraba con mucha ternura. Albert le sonrío y la tomo en sus brazos, sin pronunciar una sola palabra por temor a ser interrumpido de nuevo, y simplemente la beso.
