¡Hola!

No me hago responsable de los daños psicológicos que puede causar este fic, ya que lo creé en un corto (premanente) estado de locura o fumada de marihuana.

Este fic no lo pueden ver ni las personas hipersensibles, ni los osos amorosos, y en general, todo aquel que no sea Chuck Norris.

Estan Advertidos.

Por cierto, esto es un Rusia/Holanda/Inglaterra/Francia/RomanoxEspaña. Si no te gusta, no mires. No tiene sentido que lo leas. Aparición de comunidades autónomas.

Desvaríos de Francia, nueva faceta pervertida de Holanda y por supuesto, Rusia con un estado de anexión aterrador.

Disclaimer: No poseo a Hetalia... La posee su poseedor.


Era un día soleado, dónde el Sol mediterráneo despertaba de la forma más cruel a la representación de España, Antonio Fernandez Carriedo. Se había quedado a dormir a la casa de su hija Comunidad Valenciana, o para abreviar, Valencia. Estaban en pleno verano y cómo que el prefería estar en un lugar más fresco. Mañana iría a visitar a su hija Cantabria. Se levantó de la cama de mala gana y empezó a vestirse. Valencia, o Àngela, ya estaría despierta aunque de no muy buen humor.

Su hija tenía una espantosa manía de ir quemando cosas, sobre todo en época de fallas. Le compraba kilos y kilos de pólvora a China sólo para ella. Además, cuando se cabreaba, daba mucho miedo... Pero gracias al cielo, sólo pasaba muy pocas veces.

Bajó a la cocina. Había una nota en el frigorífico.

"Papá, me he ido a casa de Cataluña. Seguramente me atará a una silla y me obligará a que me independice con ella.

Tranquilo, que no pasará.

Tienes leche en el frigo y también horchata. En la despensa tienes 'fartons'. Cómo te los acabes todos te juro

por mis naranjas que te descuartizo vivo.

Con cariño, Valencia"

Antonio cogió el bote de horchata y un par de 'fartons' y empezó a desayunar. Hoy tenía una reunión de la ONU y faltaba media hora para que empezase. Pero eso a España, el daba igual. Ya llegaría él a la hora que fuese. La reunión era en Manhattan, Estados Unidos.

Últimamente, había estado notando muchas miradas en él... Era extrañamente aterrador. Francia estaba más cariñoso de lo normal con él y Holanda no paraba de mirarle. A lo mejor, estaría hechizándole o echándole un mal de ojo. No sería de extrañar, la verdad. Rusia también estaba raro con él. No le paraba de decir la misma palabreja en ruso, que por supuesto, no entendía ni papa.

Nada más acabó de desayunar, salió hacia en aeropuerto de Manises. Cogió el primer vuelo a Estados Unidos y voló allí en menos que canta un gallo.

El edificio dónde hacían la reunión era un enorme rascacielos. Entró por la puerta, que era protegida por unos guardias que podían ser fácilmente confundidos por gorilas.

Se montó en el ascensor y pulsó la tecla dónde ponía "69". A Francia le gustaba mucho ese número y Antonio no tenía ni idea de porque. Escuchó unos gritos ya cerca de la planta dónde se hacía la famosa reunión. Por el acento francés de unos y el acento británico de otros, ya se sabía quienes eran.

Francis, la representación de Francia y Arthur la representación de Inglaterra, se estaban peleando, aunque eso era pan de cada día.

Salió del ascensor y entró en la sala de reuniones. Se hizo un silencio bastante extraño... e inquietante. Todo el mundo estaba mirándole, literalmente.

— ¡Espagne, mon ami! ¡Por fin viniste! Esto estaba muy aburrido sin ti... — exclamó Francia, corriendo hacia España. Notó cómo una traviesa mano de el francés se deslizaba hacia su trasero.

— Cómo ya estamos todos, empecemos ya la reunión — dijo Inglaterra mirando muy mal al francés. Cómo Francis no se separaba de España, tuvieron que pedir ayuda a Prusia y a Alemania. Tardaron más de media hora en quitarle a Francis de encima.

España se sentó en su silla y empezó a dormirse. Grecia estaba a su lado dormido y cómo que la pereza de contagia.

Estados Unidos hablaba sin parar y exponía las ideas más absurdas que Antonio había escuchado jamás, pero no decía nada en contra. Arthur se quejaba continuamente y Francia metía cizaña sin tener él nada que ver. Rusia asustaba a Lituania y Polonia no paraba de amenazar al ruso. Bielorrusia acosaba al mismo tiempo al ruso, que no sabía si tener miedo de su hermana o disfrutar por ver a Lituania muy asustado.

Feliciano estaba más animado de lo normal y Alemania se iba a desmayar de escuchar todo el santo día el 've, ve, ve~' de Italia del Norte. Romano estaba charlando con Bélgica, ante la mirada de Holanda en él. Turquía estaba sentado al lado de Japón y al parecer se lo estaban pasando muy bien. China jugaba con su panda, aislado de todos. Suecia y Finlandia no decían nada, sólo estaban allí sentados, sin decir nada.

Dinamarca hablaba con Noruega. Prusia jugaba con su pollito.

En resumen, esto era de todo menos una reunión.

— ¡Callaos, maldita sea! — exclamó Suiza. Su hermanita Liechenstein estaba muy mareada y no podía permitir que esos imbéciles la pusieran peor.

Todos volvieron a su sitio, ante la amenazadora mirada de Suiza y su famosa escopeta. Grecia y España seguían durmiendo. Hasta que acabaron la supuesta reunión, nadie les desperto o hizo algo para que prestaran atención.

Al acabar, Francis despertó a España y este despertó a Grecia. Antonio y Heracles se llevaban bastante bien.

— Mon ami, ¿Vamos a beber algo en el bar? Esta reunión me a dejado en un estado de imperfección horrendo — dijo Francis,caminando junto al español.

— ¿Ahora? No lo sé... Tengo sueño y ganas de irme a casa.

— Vamos... Viene también Gilbert. ¡No nos dejes así, Antonie! ¡Tio Francis se pondrá a llorar!

— Tienes mucho cuento.

Francia se fue a una esquina a llorar en silencio. Lo que el no entiende, es que el silencio no es dar voces cómo si le estuvieran matando. España se fue, dejando a Francia sólo con su miseria.

La verdad, Antonio era muy malo cuando quería.

— ¡Nooooo! ¡Déjame! ¡Socorro! — El español se giró en dirección a esos gritos. Debía de haberselo imaginado... Rusia huyendo de la forma más desesperada, de nada más y nada menos, Bielorrusia.

La mujer tenía una cara de psicópata que te caías de espalda, además tenía un cuchillo. Rusia cogió a España de la camisa y los encerró dentro de un armario para que su 'querida y adorable' hermanita no los pillara.

— Rusia...

— ¿D-Da?

— ¿Por qué estoy aquí dentro contigo si a mi no me persigue tu hermana?

— Q-Quiero tener un escudo... Da.

El armario estaba bastante oscuro, aunque se podía diferenciar las dos siluetas dentro de él. Hungría ahora mismo, estaría grabando con cámara aquella escena. El armario estaba apretado y los dos sentían la respiración del otro en la cara.

Rusia nunca había podido soñar algo mejor. Estaba en un armario oscuro, a centímetros de la cara de España y nadie podía impedir que se 'uniera' a él.

Lo haría tooodo suyo. Nada más de pensarlo, le entraban más ganas de tirarse lo.

— ¿Cuánto tiempo tenemos que estar más aquí? Es que tengo bastante sueño y tengo hambre...

Sintió la mirada analizadora y algo más de Rusia en su ser. Tenía una impresión de que algo extraño iba a pasar... pero cómo que le daba igual.

Notó cómo en ruso se empezaba a acercr más a él, hasta que sus labios se rozaron. Un escalofrío cruzó toda la espalda del español. La lengua de ruso delineó el labio superior de Antonio y este también empezó a lamer los labios de su compañero. Se lamían mutuamente, chocando sus leguas e intercambiando saliva. Iván metió la lengua dentro de la boca de Antonio, bastante hondo.

El gran cuerpo del eslavo apretó al ibérico contra la pared del armario, juntándose más de lo que ya estaban. España notó en prominente bulto de Rusia presionando en suyo y no pudo evitar gemir. Llevo sus manos hacia las hebras rubias del eslavo y profundizó aún más el beso.

Iván terminó el beso húmedo y mordió fuertemente el labio inferior de Antonio, sacándole algo de sangre. Lamió dicho líquido y bajó hasta el cuello moreno del país de la pasión. Lo mordió, lamió y chupó hasta dejaro todo rojo y con varias marcas.

España le quitó el pesado abrigo a Rusia y metió las manos por la camisa, acariciando la blanca piel del más alto. Iván no pudo evitar soltar algunos suspiros al notar la cálida piel del español pasar por la suya, que era fría.

— Rusia... Mmm... — El eslavo metió una mano dentro del pantalón del español, acariciando a 'Madrid'.

España pensaba que Rusia era un experto en calenctar el ambiente... Aunque fuera la cosa más irónica de todo el universo.

Rusia pensaba que España tenía un cuerpo de infarto y era delicioso.

Se estaban divirtiendo bastante... aunque alguien les tuvo que cortar el buen rollo.

Maldizione! ¡Bastardo estúpido! ¿¡Cómo te puedes enrollar con ese ruso maltratador! Stupido! —Romano fue quién los interrumpió. Rusia tenía una cara de querer matar a Italia del Sur y España estaba pálido y completamente paralizado.

— Y-Yo... ¡R-Romano! S-Se me fue la cabeza yo...

Zitto idiota! Sei un pervertito! Stronzo! — Romano salió corriendo y España no tardó ni un segundo para salir detrás de él.

Rusia tenía ganas de pegar, descuartizar, asesinar o todo lo que tenga que ver con destrucción, a alguien.


Espero que os haya gustado este capítulo

No tiene lógica pero... mientras haya algo escrito, todo bien.

Review...~