Hola :D Me presento, mi nombre es... Un misterio (? Ok no w
Ésta es la primer historia que escribo y subo a la red, que espero que les guste. Dejen sus reviews, por favor, así sé que es lo que les gusta y qué no :D
Sin más que decir, les dejo mi humilde historia, que estará relatada de manera sencilla, ya que me da vergüenza subirla uwu
Capitulo 1: Siete años.
-¿Qué soy yo para ti, Mikasa?- Pregunto Eren, arrinconándola lentamente hacia el rincón más remoto de la habitación.
-Eres como un hermano para mi… no, incluso más que eso.
-¿Más que un hermano? ¿Qué entonces?
-… -No supo que mas responder, ella siempre lo había visto como algo mas, aunque nunca supo exactamente como. Tener al chico tan cerca hacia que su corazón palpitara con fuerza, tanto, que sentía que en cualquier momento saldría de su pecho.
-Si algo pasa ahora, cambiara para siempre- Dijo él, acercando sus labios a los de la pelinegra, quien en un intento por ocultar su sonrojo, se había escondido bajo su bufanda, la bufanda que él le había dado el día que se conocieron.
Y así fue como todo empezó, hace exactamente siete años, en la despensa del cuartel.
Ese momento cambió su vida nuevamente. Ese beso, ese primer beso, los hizo tocar el cielo con las manos. Se amaban. Se amaban desde el día en que se conocieron, solo que ninguno de los dos quería reconocerlo, no conscientemente.
Con una sonrisa, todo quedó claro para ambos, no eran hermanos, no eran amigos.
Desde ese momento, cada paso que darían, lo darían juntos, tomados de las manos.
Los meses pasaban, y de acuerdo a lo que habían planeado, su relación sería mantenida en secreto, dado que no estaba permitido que los soldados se relacionaran amorosamente con nadie. El Cabo sabía mejor que nadie las consecuencias, aunque nunca lo demostraba, aunque nadie lo supiera. Así fue él el primero en enterarse, el primero en notarlo. Intervino rápidamente, dándole una puñalada a su amor.
-Terminar u ocultar, es su elección.
-Ocultar- Dijo Mikasa sin pensarlo dos veces.
-Bien, le diré al Comandante que terminaron.
Esa elección, esa maldita elección, era un paso en falso.
El Cabo le fue fiel a sus superiores, como era de esperarse de él. El Comandante no tardó más de un par de días en tomar medidas, Eren podría ser valioso para la humanidad, pero no por eso haría lo que quisiera.
-Termina con esa relación, Jaeger.
-¿Cuál es su problema con las relaciones?
-Quitan tiempo a un soldado.
-Discúlpeme, pero está equivocado. Una relación solo me motivaría más para seguir adelante. Si alguien anhela la libertad, esos somos Mikasa y yo.
-Termina con esa relación, es una orden.- Y diciendo esto, el Comandante dejó a Eren perplejo. No iba a terminar con Mikasa, no iba a dejar que una falsa hipótesis le quitara el amor que acababa de descubrir. No.
Así pasaron los siguientes meses, casi un año. Eren y Mikasa seguían visitándose a escondidas, por las noches, o durante los entrenamientos. No era mucho el tiempo que pasaban juntos, pero era el suficiente para que sean felices.
Pero las mentiras tienen una vida muy corta. Había quienes notaban esta extraña relación que ahora envolvía a los "Hermanos".
Nuevamente, el Comandante se dio por enterado de la mentira.
Eren y Mikasa, una vez más, se veían forzados a obedecer, a ser fieles como soldados, habían dado su corazón por la humanidad, y no podían arrepentirse. Les fue concedido el permiso para permanecer en una relación, pero con todas las obligaciones que traía el ser un soldado.
Las medidas del comandante fueron crueles, demasiado para la joven pareja que recién comenzaba a amarse.
Durante los siguientes tres años, las cosas se mantuvieron tensas. Para mantener la situación del noviazgo al mínimo, tanto el Comandante como el Cabo se esforzaban en mantener ocupada a la pareja, cada uno por separado. Se les habían otorgado tareas, misiones, e incluso horarios diferentes, todo planificado de manera estratégica para que no puedan verse.
A pesar de las dificultades, su lazo permanecía intacto. Mikasa nunca dejo de amarlo, y Eren no se permitió volver a ignorarla.
Ambos acordaron que al cumplir los 20 años, se harían camino frente a sus superiores. Podrían ser soldados, podrían haber entregado su corazón a la humanidad, pero no por eso serían sus marionetas. Así pues, habiendo ambos llegado a la edad acordada, una vez más pelearían codo a codo, pero no para atacar titanes como solían hacerlo en las expediciones, sino para defenderse a sí mismos como pareja. Lograron su cometido, pero no sin antes recibir una fuerte amenaza por parte del Cabo.
Por supuesto, aquel permiso tuvo se repercusión en los demás soldados. Ahora que podían relacionarse amorosamente, las confesiones no se hicieron esperar.
Ya han pasado tres años desde aquel acuerdo, un acuerdo que les trajo muchos beneficios como pareja, y que los llevo a este momento, un momento que traería consigo problemas, preocupaciones y restricciones, pero sobre todo, luz y esperanza.
