Capítulo 1
"Buenas tardes y bienvenidos a Panorama Político por esta, su emisora mágica favorita, la WRE, para todos nuestros oyentes en territorio europeo, les habla Mathis Fortier y estos son nuestros titulares:"
"Este viernes en horas de la mañana han comenzado las conversaciones entre la Presidenta de Magia de Chile y Los Cinco Sumos Chamanes del Concilio Mágico del Perú con respecto al sonadísimo caso de hace dos meses que involucro a tres Vipertooth Peruanos que se escaparon de su reserva y aparecieron en el poblado muggle de Coppa al norte de Chile, el caso fue tan sonado dentro de la comunidad mágica sudamericana que incluso tuvo repercusiones en la comunidad muggle con la congelación de las relaciones de los gobiernos no-mágicos de ambos países."
"Las relaciones entre los gobiernos mágicos de Irán y Pakistan han llegado a su fin luego que la pasada noche de jueves una bomba muggle fuese detonada por miembros iraníes de la comunidad 'terrorista' muggle ISIS, matando a cerca de dieciséis personas en el poblado de Turbat al suroeste de Pakistan, entre las víctimas se supo que habían dos magos que se encontraban en el lugar y no pudieron sacar sus varitas a tiempo. Las reacciones no se hicieron esperar: La Ministra Pakistaní de Magia, Gulzar Afzal emitió un comunicado exigiendo explicaciones y al parecer las conversaciones con su homólogo iraní se extendieron hasta altas horas de la madrugada dando como resultado la rotura de las relaciones, hoy el mundo ha recibido la noticia con gran asombro. El ministro Iraní de Magia emitió un comunicado indicando que llevaran el caso ante la Unión de Magos de Medio Oriente y al La Confederación Internacional de Magos para conseguir soluciones más diplomáticas."
"Por su parte en nuestro continente, para ser más exactos en Inglaterra se ha alzado una verdadera tormenta luego de las declaraciones del Jefe Supremo del Wizengamot Kitherion Aldstom con respecto a la propuesta de la senadora…"
— ¿Podrías hacer el favor de apagar esa cosa? Olvídalo, ya lo hago yo. A escondidas sacó su varita mágica y con una ligera floritura el dial se movió de un lado a otro de manera brusca y la radio terminó por apagarse.
La chica que había sacado la varita se ganó una mirada de reproche de su acompañante pero estaba tan ocupada metiendo de nuevo la varita en su bolsa de playa que no lo notó, al menos en primera instancia ya que al poco tiempo se percató que las cosas no iban bien.
— ¿Qué?, contestó a la evidente molestia de su amiga — ¡Por las barbas de Merlin Laura! Si aceptaste estos días libres fue para dejar de preocuparte por lo que sea que está pasando en el Ministerio.
— Creo que todo esto ha sido un error Cynthia, exclamó Laura dejándose caer sobre la toalla — No me siento cómoda tomándome estos días libre mientras el Señor Aldstom se encuentra bajo tanta presión ¿me pregunto cómo lo estará llevando?
— No me lo puedo creer, no han pasado ni dos días y tú ya te estas mortificando por tu jefe. Deja que el Señor Aldstom se las apañe él solito, ya está bastante mayorcito ¿no te parece? Y mientras preocúpate más bien de disfrutar de este paisaje que esto no se da todos los días.
Cynthia tenía toda la razón, unas vacaciones en Grecia eran un lujo que con su exiguo salario de secretaria no podía permitirse, era una suerte que en esta ocasión los gastos corrieran a cargo del Ministerio de Magia, como una manera de compensar toda la sobrecarga laboral a la que se había visto expuesta en las últimas semanas.
Grecia se presentaba como la oportunidad perfecta para escapar del panorama político ingles tan oscuro como una típica tarde lluviosa londinense. Pero ni aun tumbada sobre las oscuras arenas de la hermosísima playa de Santorini con los pequeños yates al horizonte sobre la transparentosas aguas del Egeo había podido desconectar de las responsabilidades a las que se enfrentaba en Inglaterra. Tan sumergida se encontraba pensando en todo aquello que ni se había dado de cuenta que Cynthia le estaba hablando.
—…si el señor Aldstom fue el primero en acceder a que te tomaras estos días libres! ¡Por Merlin si fue el quien te sugirió venir a Grecia!, todos saben cuánto te gusta todo lo relacionado a la vieja histórica mitología mágica griega. ¡Si incluso Bradley estuvo de acuerdo!
— Pero es que…
— Nada de peros, le interrumpió su amiga, — Vinimos a que la pases bien y ¿sabes? Eso es exactamente lo que vas a hacer ya había organizado una expedición al Museo Mágico de Ítaca, donde guardan algunas de las posesiones más importantes de Odiseo y allí es a donde vamos a ir ¿entendiste?
A Laura no le quedó más remedio que callar y obedecer, bueno tampoco es como si la fueran a obligar a ir a punta de varita, se moría de ganas por ir. Para nadie era secreto que era una apasionada de todo lo relacionado con la historia mágica ¿y qué mejor lugar para estudiar la cultura mágica europea que su cuna? Grecia era el lugar del continente con la historia mágica más rica ¿Cómo desaprovechar esa oportunidad?
De hecho había sido por esa pasión hacia la historia que había logrado trabajar en el Ministerio de Magia, había comenzado como pasante en el Departamento de Cooperación Mágica Internacional como organizadora del Archivo Histórico, pero se vio tan sumergida en informes de revueltas de duendes y cumbres históricas que cuando sus examinadores fueron a evaluarla pensaron que se lo había tomado a broma por no haber hecho prácticamente ningún progreso que casi la echaron a patadas, de no haber sido por Kitherion Aldstom quien por aquel entonces era miembro de la Oficina Internacional de Ley Mágica quizás lo hubiesen hecho. El señor Aldstom la acogió como su protegida, la volvió su secretaria y le explicó muchas cosas sobre lo necesario para trabajar en un ambiente tan hostil como lo era un Departamento tan importante dentro del Ministerio. De eso hacía unos nueve años.
Laura se sentía muy agradecida hacia su jefe y había mostrado ese agradecimiento a punta de dedicación y trabajo duro, constantes eran los reproches a tono de broma de su esposo Bradley quien decía que Laura le dedicaba más tiempo a su trabajo que a su matrimonio. De vez en cuando reflexionaba sobre esto y llegaba a la conclusión que los reproches de su marido no iban muy desencaminados, pero se justificaba a si misma que en estos tiempos era necesario, no podía ser la primera en coger el traslador cuando la situación se ponía cuesta arriba, se lo debía a su jefe.
Dejaron la hermosísima playa a eso de mediodía ya que ambas se encontraban famélicas, así que se encaminaron al 'Ambrosia' uno de los restaurante mágicos más famosos de la isla, allí mientras se encontraban delante de exquisiteces típicas de la región, los problemas se fueron alejando lentamente hasta que solo eran un punto en el ponto de la mente de Laura.
Luego del festín se dirigieron vía traslador (había muchos en Grecia para facilitar el turismo de magos) a la isla de Ítaca, hogar de Odiseo y cuna del museo en su honor.
Una vez dentro del recinto Laura se maravilló de la enorme cantidad de objetos relacionados al famosísimo héroe griego, desde una réplica del legendario caballo de madera (el original se hallaba en el Museo Nacional del Olimpo) con que Odiseo le garantizo la victoria a sus compatriotas en la Guerra de Troya hasta un par de flechas con las cuales el héroe había acabado con los doce pretendientes de su amada Penélope. Laura daba pequeños saltitos de emoción a lo largo del recorrido.
Se encontraban ante el barco original con que Calipso despidió a Odiseo de Ogigia por orden de Mercurio, la guía daba una breve explicación del evento:
—…Calipso retuvo a Odiseo en Ogigia por alrededor de siete años, algunas versiones "muggles" aseguran que Odiseo tuvo descendencia con Calipso pero este hecho aún no ha sido comprobado. Como decía, siete años retuvo Calipso en Ogigia a Odiseo, este, quien era muy querido por Atenea, la diosa de la sabiduría le solicito a Zeus que dejara marchar al héroe de regreso a su patria. Zeus quien lo meditó mucho, decidió que el héroe había hecho méritos suficientes para retornar con su esposa, envió a Mercurio para informar a Calipso de la decisión, ni siquiera las promesas de inmortalidad de Calipso hicieron cambiar de opinión a Odiseo quien de pronto se vio de vuelta en el mar rumbo de Ítaca a bordo de esta barcaza.
— ¡Por las barbas de Merlin Laura! Si parece que te vas a orinar encima, por favor ¡contrólate! Exclamó Cynthia ante los insistentes brinquitos de emoción de su amiga que francamente la estaban sacando de quicio.
— No puedo evitarlo Cynthia, ¡esto es historia pura! Esta barcaza fue fabricada por una ninfa, para un héroe que fue gran amigo de una Diosa ¡una Diosa amiga! Esto es genial.
Cynthia iba a rebatirla pero se dio cuenta que desde que habían pisado el museo su amiga no había hecho una sola mención a Inglaterra, o a su trabajo o a su jefe, así que decidió dejarlo correr, si su amiga lo estaba pasando bien ¿Quién era ella para aniquilar toda esa diversión? Siguió a su amiga de vuelta en el recorrido.
Laura con la boca abierta de la emoción contemplada todos los objetos que tenía el museo, desde una réplica de las armas de Aquiles, que Odiseo heredó tras su muerte; así como un arbusto de la fruta de loto, famosa por hacer olvidar a quien comiera el fruto, hasta el ojo de Polifemo el Ciclope o una réplica del arco de Odiseo, famoso entre todos los griegos, hasta la Tela de Penélope.
— Me encantó el museo, pero es una pena que no tengan más objetos originales de Odiseo, todos están en el Museo del Olimpo, no es justo, ¿sabes Cynthia? Tenemos que ir allí cuanto antes. — Decía Laura una vez que habían salido — Me gustaría muchísimo ver el arco real de Odiseo ¿sabías que fue encantado por Atenea para nunca errar en su objetivo?
— ¿En serio? Replico Cynthia con un bostezo, ella no profesaba la misma admiración que su amiga por la historia, sino todo lo contrario, le provocaba sueño — Eso es hacer trampa, digo ¿Quién no se volvería famoso si recibiera semejante ayuda de los dioses? Es igual que ese Aquiles, sumergido en un rio para volverle inmortal. Bien merecido que se llevó ese flechazo en el pie por tramposo.
— Sí, muy graciosa, contestó Laura con desdén — Pero aun así son famosos y quiero ir al Olimpo y ver el arco de Odiseo y la espada de Aquiles ¿sabías que una leyenda asegura que Odiseo es el fundador de Lisboa?
— Creo que se lo oí mencionar a la guía una vez y a ti como ¿quince?... No espera dieciséis veces más o menos, respondió con sorna mientras Laura le mostraba una sonrisa sarcástica —Y yo me pregunto ¿Qué rayos hacia un griego en Portugal?
Ya había comenzado a anochecer cuando regresaron a su hotel en Santorini, ambas se hospedaban en la misma habitación, era una suite muy acogedora, con balcón y vistas al mar, nada más llegar pidieron cena al servicio de habitaciones, mientras comían hablaron de todas las cosas nuevas que habían visto a lo largo del día.
— Admítelo amiga, te has divertido. Decía Cynthia a la vez que se servía una copa de vino.
— En ningún momento lo he negado, me he divertido mucho hoy, gracias por acceder a acompañarme.
— Y gracias a ti por invitarme, ya no sabía qué hacer con mi típica familia nuclear, que vive en su típica casita de clase media, de verdad que si no me hubieses llamado para invitarme a este viaje te juro que comienzo a coger rehenes.
— Ahora que mencionas la palabra 'familia', creo que es momento de que me comunique con la mía.
Dejó su copa sobre la mesita del recibidor y se dirigió a la chimenea, cogió un puñado de polvos flú de una maceta y los arrojó a las cenizas, de inmediato una llama brillante de color verde cobró vida como si hubieran arrojado una cerilla a un charco de gasolina y en el marco de la chimenea se hizo presente una acogedora sala de estar como si Laura se hubiera asomado por una ventana a nivel del suelo.
— ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? ¿Brad?
Por unos segundos fue como si nadie estuviera en casa, lo único que se escuchaba era el silencio, hasta que una puerta se abrió y un joven entro en la estancia envuelto tan solo con una toalla.
Cynthia silbó.
— Vaya Bradley, si hubiese sabido que todo eso se escondía bajo esa ropita de nerd que cargas todo el tiempo, hace mucho que…
— ¡Cynthia! ¡Que es mi marido!
— Deberías alegrarte por esto amiga. Tu esposo esta como un queso.
— Bueno es suficiente, te vas.
— Pero…
— Nada, te vas mientras hablo con MI marido.
— Vale vale, ya me voy. Cynthia soltó una carcajada — No soportas una chanza. Adiós Bradley.
— Cynthia. Contestó el hombre — Solo estaba bromeando amor, soltó el chico cuando se cerró la puerta, soltando una risita que hizo saltar algunas chispas de la chimenea — Tampoco era para que te pusieras así.
— Yo la conozco mejor que tu amor mío, sé que era en broma, solo que sus bromas siempre tienen una pizca de malicia. ¿Cómo estás? ¿Qué tal tu día?
Bradley quien también trabajaba en el Ministerio como encargado del Archivo Histórico del Wizengamot hablo de todo a su esposa, menos de los asuntos relacionados al trabajo, y Laura se percató de ello.
— ¿Tan graves están las cosas que no has hecho una sola mención al respecto? Su tono denotaba molestia.
— Estas de vacaciones Laura, no voy a hablar contigo del trabajo mientras no estás trabajando.
— Cynthia no me deja escuchar ni leer noticias, definitivamente no sé de qué va ese ostracismo que tenéis conmigo ¿Por lo menos has visto como está el señor Aldstom? ¿Has hablado con él?
— Mira Laura lo único que voy a decirte con respecto a eso es que si, lo vi, me lo encontré hoy y hablamos muy poco, solo me preguntó por ti y como estabas y que tal iban las vacaciones, y yo no le iba a decir que lo único que has hecho desde que te fuiste ha sido andar preguntando por él y por el trabajo. Le dije que estabas muy bien y que estabas disfrutando al máximo del descanso, no me creyó ni una palabra, dijo que iba a bloquear su chimenea así que por favor no intestes llamarlo ¡Ah sí! Y me pidió que te dijera que si seguías con esa preguntadera le avisara para suspenderte un mes, así que por favor no me des razones para ir a hablar con él.
Aquello le cayó tan mal a Laura como tomarse una poción Multijugos y lo expresó con enfado.
— No te atreverías, fue su fría replica.
— Solo ponme a prueba cariño.
— Tu nunca me habías amenazado antes Bradley ¡Te exijo que me digas que rayos está pasando en Inglaterra!
— No es una amenaza Laura, solo te lo estoy advirtiendo. Y lo hago por tu propio bien, y por cierto, no estás en condiciones de exigirme nada.
— El señor Aldstom jamás me suspendería, solo yo sé cómo se maneja todo en la Oficina.
— Pues hoy lo vi con la pasante que le asignaron como tu reemplazo temporal, se veía muy cómoda como su asistente.
— ¿A quién asignaron? Bradley no contestaba — ¡Dímelo!
— A Wilkinson, una pasante que estaba en la División de Bestias.
— ¿Esa zorra? Es una pelirroja ¿verdad? La he visto meneando el culo por el Atrio, seguro buscando con quien acostarse para que la contraten. Seguro está tratando de seducir al señor Aldstom para tumbarme el puesto.
— ¿Pero qué puñetas te pasa Laura? Pareciera que estuvieras celosa por el señor Aldstom.
— ¡Claro que estoy celosa!.. ¡De mi trabajo! Llevo casi diez años trabajando para Kitherion Aldstom, no voy a permitir que nadie me quite mi puesto ¡Y menos esa furcia!
— Mira Laura, Bradley se tocó las sienes claramente hastiado — No quiero discutir contigo ¿vale?
— Pues ya lo hicimos ¿no te parece? Laura cada vez hablaba más alto.
— ¿Sabes qué? Tienes razón, mejor hablamos luego cuando estés más apaciguada.
— ¡¿APACIGUADA?! ¡BRADLEY BOLTON III NO TE ATREVAS A DEJARME HABLANDO SOLA! — Pero ya era muy tarde las llamas verdes de la chimenea habían desaparecido en una espiral ascendente que cada vez se hacía más pequeña hasta al final extinguirse, clara muestra de que Bradley había cortado la comunicación. Laura soltó un grito de frustración, segundos después Cynthia abría la puerta y entraba a la sala.
— Estuviste escuchando toda la conversación ¿cierto? Preguntó Laura.
— Por supuesto que sí, contestó su amiga sin inmutarse — ¿Qué clase de amiga fura si no lo hiciera? Así podríamos hablar de lo imbécil que es tu marido. Cynthia dudó un segundo, como si tuviera miedo de que una bengala del Doctor Filibuster fuera a estallar en medio de la habitación, al final soltó un suspiro y agregó — Pero por esta vez debo reconocer que aunque tu marido es un idiota, tiene razón Laura.
— No quiero hablar de eso ¿vale? Contestó Laura mientras se sentaba en uno de los muebles y se terminaba su copa de vino de un trago.
Hubo un silencio incomodo por unos cuantos segundos, Cynthia por lo general sabia apalear los momentos tensos con humor pero consideró que en aquel instante lo mejor era mantener la boca cerrada. Hasta que escuchó los sollozos.
De inmediato se sentó junto a su amiga y le dio un abrazo, Laura lo recibió con agradecimiento mientras sollozaba.
— Tranquila querida, no te atormentes, todo va a estar bien, tanto en el Ministerio como en tu matrimonio, por favor no llores. Sabes lo mala que soy tratando con estas situaciones, tu marido es un idiota pero…
— No quiero hablar de ello Cynthia ¿vale?
— Vale
Permanecieron así otro rato hasta que Laura se irguió con una determinación que Cynthia pocas veces veía en ella.
— A la mierda, salgamos ¿conoces alguna discoteca por aquí?
— ¿Es en serio? Laura, no creo que sea una buena idea.
— ¿Por qué no? ¿Bradley no quiere que me divierta? Pues eso es lo que voy a hacer. Son mis vacaciones después de todo ¿no? Voy a divertirme, ¿conoces alguna discoteca buena sí o no?
— Pues escuche hablar de una muy buena llamada Gryfus quería decirte para ir pero como eres una mojigata yo…
— ¿Mojigata yo? Ya vas a ver amiga, ve a alistarte, voy a darme un baño, salimos en una hora. Y se levantó y se fue a su cuarto.
Una hora después ambas chicas se aparecieron frente al Gryfus maquilladas y arregladas para la ocasión, Cynthia llevaba un vestido de color rojo de escote redondo, ajustado al cuerpo a la altura del muslo. Laura por su parte llevaba un vestido color verde oscuro de strapless de picos asimétricos hasta las rodillas ajustado por una cinta a la cintura.
Al llegar se percataron que la fila de personas para entrar llegaba hasta la esquina de la calle.
— Mierda exclamó Cynthia — No sabía que la fila iba a ser tan larga, tardaremos toda la noche para entrar.
Tardaron un rato trazando un plan para burlar a los seguratas y no hacer la fila. Pero al final se resignaron e iban a hacer la cola cuando…
— ¡Oh Merlin! Lo siento mucho, por favor perdona, Laura se había tropezado con alguien mientras se daba la vuelta y vio que a quien había chocado se le había caído un teléfono móvil — ¡Oh mí! ¿Eres muggle?
— ¿Qué cosa? Oh ¡no! Io no soy un 'mondano', io soy mago, y por favor 'excuse', soy io quien no me fijaba por donde iba por ir hablando por el teléfono. Por favore permíteme compensártelo ¿quieren entrar a la discoteca?
— Oh sí, pero no te preocup… Había comenzado a decir Laura pero fue interrumpida por Cynthia.
— La verdad es que sí, pero la fila está muy larga y ya nos íbamos a otra parte.
— Oh no ¡nada de eso! No puedo permitir que tan bellas 'ragazzas' se vayan a otra parte, por favore seguidme, y comenzó a caminar hasta donde estaban los seguratas, Laura iba a protestar pero su amiga la cogió del brazo y se llevó los dedos a los labios suplicando que cerrara la boca. Apenas verlo los porteros que tenían expresión de matar dragones, le brindaron una sonrisa que más bien parecía una mueca.
— Buenas noches señor Di Laurenzi, bienvenido.
— Gracias chicos, el señor Di Laurenzi sacó de su bolsillo dos galeones de oro y le entregó uno a cada portero — Las ragazzas vienen conmigo.
— Perfecto señor Di Laurenzi, muchas gracias, buenas noches. Saludaron a las chicas cuando pasaron a su lado. Cynthia respondió pero Laura se encontraba tan abochornada con la situación y las miradas de odio que le arrojaron las mujeres que continuaban en la fila que solo atinó a soltar una sonrisa tan forzada como la de los guardias.
La discoteca de seguro había sido ampliada con magia. Era enorme y aun así se encontraba abarrotada, de un diseño moderno muchas rectas con escaleras y pasamanos de vidrio, las luces cambiaban de color constantemente. La gente en la pista saltaba al ritmo de una canción muy movida pero cuya letra era griega, botellas y copas volaban sobre la multitud para posarse en las mesas como si gigantes invisibles las transportaran. Siguieron al hombre hasta la barra que era de vidrio y cambiaba de color con las luces.
— Bien 'ragazzas' ¿queréis tomar algo? Io invito.
— Eres en verdad muy amable, comenzó Laura pero de nuevo fue interrumpida por Cynthia.
— Dos Whiskeys de Fuego estarían muy bien, gracias.
Di Laurenzi le pidió al bartender las bebidas y en segundos las chicas tenían un vaso en la mano.
— Permitidme presentarme, me llamo Giovanni Di Laurenzi, ¿y vosotras? ¿Cómo os llamáis 'ragazzas'?
— Yo soy Cynthia y ellas es mi amiga Laura, las presentó ganándose una mirada furibunda de su amiga.
— Es un placer conoceros, dijo Di Laurenzi inclinándose y tomando las manos de cada una les dio un casto beso, Cynthia respondió con una cortés sonrisa a semejante muestra de galantería, pero Laura estaba tan avergonzada que agradecía el que las luces de la disco cambiaran tan rápido para que no se notara lo ruborizada que estaba.
— ¡Gio! Hasta que por fin te apareces, exclamó una voz a espaldas de Laura lo que provocó que esta se sobresaltara.
— Ezio, por favore perdona, contestó Di Laurenzi —Unos asuntillos me mantuvieron más ocupado de lo que esperaba, aunque pensándolo bien agradezco por ello, dijo lanzando una mirada cargada de intenciones a ambas chicas con una sonrisa. — Les presento, este es mi amigo y socio Ezio Cattaneo. Ezio las señoritas…
— Señoras, le corrigió Laura ganándose una mirada de rabia de Cynthia que hasta entonces había sido todo sonrisitas.
— Las señoras Cynthia y Laura.
El mencionado Ezio hizo acto de presencia junto a Di Laurenzi y con un inglés que no ocultaba para nada que era italiano se presentó. Era guapo reconoció Laura para sus adentros no tan alto como Di Laurenzi quien les sacaba un poco más de una cabeza a ambas, pero le faltaba poco para alcanzarle, de nariz prominente como casi todos los italianos pero no le hacía mal, al contrario, hacía juego con sus ojos pequeños, de cabello largo casi hasta el nacimiento del cuello y labios finos era viva imagen de alguien perteneciente al Mediterráneo, Laura era buena para esas cosas, en sus tiempos en el Departamento de Cooperación Mágica Internacional, había asistido a muchas reuniones con muchos diplomáticos de otras naciones y se le hacía fácil reconocer su procedencia por su aspecto físico, era algo de lo que en secreto le gustaba presumir.
— ¿Las 'signorinas' nos acompañaran Gio? Preguntó Cattaneo.
Di Laurenzi miraba de Cynthia a Laura sin saber que contestar y ya la segunda iba a tomar la palabra cuando la primera se le adelantó, de nuevo.
— Nos encantaría, pero no quisiéramos molestaros si ya teníais algún compromiso previo.
— Para nada. Respondió Cattaneo — Seria un privilegio para nosotros que dos damas tan hermosas nos acompañaran.
— Y para nosotras un gusto acompañaros.
— Perfecto, dijo Di Laurenzi, ¿Por qué no buscamos una mesa?
— Eso ya está solucionado, respondió Cattaneo.
Le siguieron por unas escaleras de vidrio hasta llegar a una segunda planta compuesta por corredores con barandillas de vidrio. Todo parecía estar suspendido en el aire, pasaron un aviso que indicaba 'solo clientes VIP' y se sentaron, el suelo también era de vidrio así que podía verse a la perfección la pista de baile del nivel inferior.
Una elfa doméstica se les acercó y les tomó los pedidos, instantes después una botella del mejor Whiskey de Fuego y dos copas con cocteles llegaron volando.
— Así que estáis casadas 'ragazzas'. Dijo Di Laurenzi luego de beberse un vaso de whiskey.
— Así es, respondió Laura, tratando de dar a entender que nada iba a ocurrir esa noche.
— Enhorabuena, respondió Giovanni con una sonrisa — ¿A que os dedicáis?
—Trabajamos para el Ministerio de Magia de Inglaterra, respondió Cynthia solemne.
— Que interesante, así que trabajáis para el gobierno, Ezio también, es Director del Departamento de Quidditch para el Ministerio de Magia de Italia, en su día fue jugador profesional…
— Espera. Le interrumpió Laura por primera vez en la noche. — ¿Eres Ezio Cattaneo de los Orcos de Milano?, su interlocutor le respondió con un asentimiento de cabeza — Madre mía, ¿cómo no me di cuenta antes? Es un placer conocerte, fuiste el cazador con el mejor promedio de puntos en la temporada 2010-11…
— Si, si, ya veis que mi amiga es una forofa de los deportes, en especial del Quidditch, su padre jugaba de Guardián, así que eso lo explica, ¿podemos hablar de otra cosa por favor?, como por ejemplo… ¿de que parte del cielo has caído encanto? — Preguntó Cynthia dirigiéndose a Cattaneo quien soltó una risita nerviosa — Es broma, es broma. Dijo al mirar la cara de reproche de Laura.
— ¿A qué te dedicas tú? ¿Y por qué tenías ese aparato de llamar muggle? Preguntó Laura a Di Laurenzi.
— Soy empresario, bueno, mi padre la verdad, posee un montón de compañías incluyendo el equipo de Quidditch Los Faunos de Silicia, no sabes quienes son seguramente, son terribles. Agregó con una carcajada — Da igual, bueno el punto es que venía a Grecia por negocios, y tenemos algunas compañías relacionadas al consumo muggle, de allí el teléfono.
— Bueno esto está demasiado hablado, por qué no mejor el señor Súper Estrella del Quidditch me acompaña a la pista de baile para ver si se mueve tan bien en el suelo como sobre la escoba…
— ¿Alguna vez me viste jugar?
— ¿Y eso que importa?, ¡vamos!
Y así ambos se fueron a la pista de la zona VIP la cual estaba conformada por el enorme vidrio que dejaba ver el piso inferior, dejando a Laura a solas con Di Laurenzi. Laura solo miraba su copa, no se atrevía a levantar la vista por miedo de cruzársela con Di Laurenzi, la verdad es que el tipo era atractivo y tenía miedo de terminar cometiendo una locura.
Pero si por otro lado se ponía a pensar, su lado libertino (ese que nunca en su vida se había presentado antes) le decía que se dejara llevar, no es como que se fuera a acostar con el tipo, solo había salido para disfrutar, esa era la razón de su viaje a Grecia, además estaba peleada con su marido. Quizás beber y bailar era lo que le hacía falta para despejar la mente de todo aquel estrés que llevaba acumulando desde que habían empezado aquellas sesiones en el Wizengamot ¿Qué podía salir mal? Todo.
Lo último que supo Laura Bolton antes de aparecer diez horas después en una cuneta en las calles de Santorini completamente desorientada, es que la había pasado bomba en Gryfus.
Por su parte en Francia, una figura oscura se aparecía en la penumbra a las puertas de una antiquísima mansión ubicada en las afueras de Saint-Jean-Cap-Ferrat. Donde un sujeto alto como un gorila le inquirió.
— ¿Te ha seguido alguien?
— ¿Acaso me tomas por imbécil? Fue una voz de mujer la que salió de debajo de la capucha ¿Crees que me aparecería directamente aquí?, claro que he tomado precauciones, ¡ahora aparta de mi camino idiota!
El sujeto de aspecto simiesco hizo con un movimiento de varita que las enormes verjas de hierro se movieran, permitiendo el paso a la dama, luego que esta pasara las verjas se cerraron detrás de sí produciendo un ruido sordo y luego el que produciría una suave brisa, señal de que el encantamiento de protección estaba haciendo efecto. Una vez adentro en la seguridad de los terrenos la mujer se quitó la capucha. Era alta, pero no tanto como el portero de la mansión que le sacaba casi dos cabezas. De cabello castaño claro, ojos azules tan oscuros como la noche y labios suaves. La mujer habló con más soltura una vez se vio acobijada de los encantamientos.
— ¿Ya ha comenzado la reunión Broot?
— En efecto madame, y llega tarde, no les va a hacer ni una pizca de gracia, le contestó el grandullón con una sonrisa macabra, como si en secreto supiera que iba a sufrir un desagradable destino por arribar tarde, y aquello le provocara placer. — Usted ya conoce el camino, debo esperar a otro.
— ¿Otro? Pues parece ser que no solo se cabrearán conmigo. Y comenzó a caminar por la senda camino a la lúgubre mansión que conquistaba la colina, el sendero bastante mejor cuidado que muchos otros sectores de la propiedad era escoltado a los extremos por barandas de zarzas cortadas, aun así se podían apreciar las espinas, eso hizo recordar a la joven la clase de lugar en el que se había metido, un paso en falso y se podía llevar algo más feo que un pinchazo.
Finalmente llegó a la puerta principal de la mansión, apenas llegar la puerta fue abierta por una figura alta y encorvada, la joven nunca entendía ese gesto, no sabía si era muy jorobado o era una reverencia sin ganas, de cualquier modo le dio las buenas noches y siguió su camino a través del hall de entrada hacia las escaleras que comunicaban al sótano, una vez allí recorrió los pasillos de piedra que ya se conocía de memoria, hasta llegar a una gran puerta de ébano negro. Tocó.
A los pocos segundos la puerta fue abierta y mientras era apuntada por una varita justo en su estómago fue obligada a dar el santo y seña, una vez dado, se le permitió el paso, alrededor de un centenar de cabezas la miraba mientras iba hacia las gradas a tomar su asiento.
— Lamento el retraso, dijo en un inglés que no ocultaba para nada su acento del norte, — Pequeños inconvenientes con el papeleo en Turquia.
— Espero que esos 'inconvenientes' no levantaran la menor sospecha señorita Yusupov. Dijo la voz que se encontraba en la tarima del pequeño anfiteatro oculto tras las sombras, no era una voz muy poderosa, más bien rasposa y susurrante, pero resultaba obvio que era la voz cantante en aquel extraño grupo de personas todas con capas y capuchas, apenas esa voz rasposa sonaba, todos callaban.
— Para nada señor, apenas el papeleo fue solucionado, me dirigí al mercado de Estambul y compré un traslador ilegal hacia Libia, luego uno hasta Alemania y luego otro a Sevilla, allí me aparecí en Marsella y luego aquí, es imposible que me siguieran el rastro.
— Excelente señorita Yusupov, entonces asunto zanjado, espero que sea la última vez de su parte que llega tarde a una reunión, no me gusta la impuntualidad, la detesto.
— Le aseguro que no volverá a pasar su excelencia.
— Señor Rodríguez-Garza, si puede por favor continuar con lo que nos estaba contando, solicitó el sujeto de la voz rasposa a quienes todos se dirigían con tanto respeto.
— Por supuesto señor. Como venía diciendo, la situación en España va de viento en popa, hemos logrado avances en una parte muy importante del personal de la Presidencia de Magia, incluyendo al jefe del Departamento de Misterios Gaspar Alonso Serrano y si todo continúa como va…
— Señor Stasinopoulos. Interrumpió abruptamente la voz rasposa a Rodríguez-Garza — ¿Y nuestros planes en Grecia?
— Bueno su Excelencia, todo va bien, por el momento, esperamos tomar control de Corfú para finales de juli…
Pero el señor Stasinopoulos no pudo terminar de dar su informe ya que las puertas de ébanos se abrieron de par en par, y una figura encapuchada entró a toda prisa en la estancia, jadeando como un loco. Más de cien varitas se levantaron en su dirección, y habrían actuado de no haber sido porque el extraño se removió la capucha.
— ¡No hagáis nada!, dijo asustado el sujeto que acababa de entrar, de claro acento griego, mientras se dirigía hacia la pequeña tarima dominada por el sujeto de la voz rasposa.
— ¿A qué viene tanto revuelo señor Tsangaris? Primero llega tarde, y luego incumple todo el protocolo, deberíamos de estar torturándole ahora mismo.
— No después de que escuche la noticia que le traigo Excelencia. Acabo de hablar con mi contacto en Santorini, me dice que todo ha ido perfecto en el asunto de la secretaria de Kitherion Aldstom, son noticias maravillosas su Excelencia. El plan en Inglaterra puede dar comienzo.
