Se sentía el frío del invierno en el andén. Llevaba su bufanda roja junto con un gorro a juego, iba abrigado y se sentía tan solitario allí. No recordaba esa sensación de soledad, quizás qué sería.
Se centró en ver el tren que ingresaba una vez más a la hora exacta y se sintió orgulloso de aquel hombre que tan bien hacía su trabajo.
Antes de subir al tren permitió que mujeres y niños abordaran primero, él podía esperar, siempre esperaba un poco más, porque no había prisa ni razón para correr. Al subir, se ubicó en el vagón y asiento que siempre tomaba, esperaría que cortaran su ticket en unos minutos.
Aunque desde hace tiempo que el hombre que revisaba los boletos ya no lo hacía con mucha gente, quizás porque eran pasajeros frecuentes y sabía que pagaban, por eso guardó su boleto en la maleta y no se preocupó.
Se había vestido con su ropa más bonita, lo mejor que tenía y es que él valía que se esmerara un poco más durante las mañanas. Sabía exactamente en qué estación subiría, sin embargo, nunca sabía cuándo se separarían, era como si su vida pasara en un simple flash.
-Buenos días Barry-dijo un hombre rubio de ojos azules, siempre vestía una camisa verde musgo con un blazer negro y llevaba un abrigo en la mano junto a su maletín. Desde hace unos días se habían atrevido a hablar y sentarse juntos en su viaje por las 8 largas estaciones que los apartaban de su día a día.
-Buenos días Oliver-susurro quitando uno de sus guantes y la gorra, estrechó su mano con confianza y sonrió.
-¿Pedirás un desayuno?-murmuró aún sosteniendo su mano.
-Nunca lo traen antes de bajarnos. Ya tomaré algo en la oficina.
-Quería saber si podía sentarme junto a ti y dejar de estar separados por la mesa-indico con una mueca y vio la vergüenza en el rostro del menor. Sin embargo, los ojos verdes brillaron ante la petición.
-Me encantaría-murmuró mordiendo su labio inferior.
Cuando por fin lograron estar lado a lado, solo sostuvieron la mano del otro. Ambos bajaban en tres estaciones más y no querían perder más tiempo, no querían separarse de nuevo en el andén de ciudad Central y no atesorar algo del otro. Porque si hacían eso, tendrían que esperar al día siguiente para verse nuevamente.
-Oliver-murmuró el castaño cuando el rubio se atrevió a tomar su rostro con una de sus manos y girarlo hacia él.
-Barry, ambos sabemos que si no hacemos esto ahora, quizás no suceda nunca-murmuró el ojiazul juntando sus labios con los del ojiverde, quien solo pudo tomar parte de la camisa de Oliver para atraerlo más a él. Se besaron, al fin después de tanto tiempo, parecían años. Quizás lo eran.
Y ocurrió. Todo desapareció en medio de un flash y tanto Barry como Oliver se vieron en el inicio de su día a día. Empezando todo una vez más, años en la misma rutina, porque hace 15 años que todo era igual desde ese 11 de marzo de 2004 cuando se encontraron por primera vez en ese tren y nunca pudieron escapar.
Notas autor
Hoy 11 de marzo se conmemoran 15 años de los atentados ocurridos en España en el año 2004. Quise hacer un homenaje a las víctimas que iban en el tren, combinando con la canción "Jueves" de la Oreja de Van Gogh, la que fue escrita debido a ese terrible día.
Espero les haya gustado.
Gracias por leer!
