Fic escrito para Jacque de las mendigas fickeras :3
Características: Koushiro ha conocido a una chica por internet (Mimi) y si bien no es su tipo y trabaja en algo totalmente distinto a él, lo cierto es que se está empezando a enamorar de ella. Siempre lo hace reír con sus ocurrencias y se convierte en la persona con la que más habla a diario. Taichi, como buen amigo que es, se da cuenta de los sentimientos del pelirrojo y le dice que a lo mejor tendría que investigar bien a la chica antes de intentar conocerla en persona porque qué tal si es una estafadora o algo así. Koushiro, desafortunadamente, no consigue hacer oídos sordos y decide investigarla como se hace en el programa Catfish (de parejas virtuales). Sí, ya se imaginarán de dónde saqué la idea. La cosa es que descubre un par de inconsistencias en las cosas que Mimi he la contado, como el sitio donde vive, a lo que se dedica o cosas así. ¿Pero será realmente una estafadora que quiere embaucarlo o habrá algo más? El chico está decidido a averiguarlo.
Disclaimer: Digimon no me pertenece.
Summary: Koushiro nunca creyó en encontrar a alguien que lo llenase tanto como lo hizo la chica que una página de citas le concedió. Era su oportunidad para cambiar su opinión sobre ese tipo de sitios, aunque el destino le tenía algo más preparado / Para mi querida amiga Jacque del foro Proyecto 1-8.
.
Capítulo 1:
Apariencias y descontrol
.
Koushiro volvió a reír tras leer la primera línea del texto en pantalla. Siempre era lo mismo con ella, siempre sus palabras lograban sacarle una risa a mitad de la noche cuando el día parecía haberse empecinado en tirarlo por el piso. Era joven, un trabajo estable pero aburrido acarreaba que las noches de regreso a su oficina lo enclaustren a su escritorio mientras continuaba trabajando.
Claro, eso fue hasta que tomó el consejo de una amiga suya.
─¿Una página de citas? ─La pregunta sonó casi a sorna pero él era demasiado educado como para dirigirse de esa manera a la hermana menor de su mejor amigo.
─Por supuesto ─Dijo la joven castaña que servía café en dos tazas─. No sabes lo que podrías hallar en una de esas. Quizá hasta conozcas al amor de tu vida ─Comentó con una sonrisa divertida. Hikari Yagami era soñadora aunque no lo afirme, quizá porque su noviazgo con un francés de orígenes nipones surgió de ese modo, desde páginas en internet.
─No puedo esperar encontrar a un Hayato Fujimori, lo sabes. ─Ella rio divertida, dando un sorbo a su taza de café caliente─. Lo que tú hallaste sucede con muy poca probabilidad.
─Pero sucede ─Afirmó la joven con una sonrisa que sólo los enamorados comprenderían─. Tenía miedo al principio, ya sabes, que no sea lo que yo esperaba, que sus palabras sean mentiras, pero cuando lo conocí verdaderamente y cuando comenzamos a salir físicamente… Las cosas se dieron, nada más.
Koushiro meditó las palabras de su mejor amiga. Hikari Yagami era bastante profunda, de sentimientos maduros para su corta edad de veinte años. Su mente parecía esclarecer la oscuridad de muchos y eso pareció ser el caso del novio que en una hora pasaría a buscarla para regresar juntos.
Él la veía feliz, bastante feliz desde que el chico regresó de París con su hermano menor y finalmente se conocieron en persona. Lo había visto un par de veces en alguna salida grupal y aunque luciese muy reservado, la forma en la que ambos se miraban era distinto.
Aunque no lo admitiese, Koushiro buscaba algo así. Buscaba congregar su mirada en la persona que tuviese delante y muy en su interior dijese aún no sé cómo, pero me gusta lo que veo. No se caracterizaba por ser muy romántico y fantasioso mucho menos, pero todos, en algún momento de la vida, quieren sentir algo que les hiciese sentir vivos.
Fue por esa razón que terminó metiéndose en una página que Hikari le recomendó. Rellenó los términos, contestó las preguntas y esperó a que alguna solicitud llegase a él. Trascurrieron días, semanas e incluso se cumplió un mes y medio desde que se suscribió a la bendita página. Comenzaba a pensar que lo suyo no eran ese tipo de páginas, que quizá debía de levantar la vista de su ordenador para mirar a su alrededor.
─Hay veces que nos perdemos tanto por no mirar lo suficiente ─Fueron las palabras de Taichi Yagami, el hermano mayor de Hikari. Bastante tosco para algunas cosas pero no cabía duda que las palabras, algunas veces, lucían bien con su traje de abogado─. Sólo siéntate un día en un bar, bebe lo suficiente como para sentirte el dueño de todo y espera la oportunidad precisa.
─No me ayudas ─Respondió Koushiro sin muchas ganas de continuar con la broma. Taichi le sonrió con diversión─. No creo que encuentre a alguien en un bar estando borracho.
─Nadie escribió nunca un recetario para ello. ─Aunque no quisiese admitirlo, debía darle la razón al Yagami.
Comenzaba a admitir la recomendación de su mejor amigo como una posibilidad hasta que, sentado frente a su escritorio, revisó su correo y enhorabuena, llegó una solicitud. No quiso mostrarse ansioso, mas no puso demasiado empeño por evitarlo.
LadyCactus_89
La foto de perfil de la cuenta era un cactus con un simpático sombrero de vaquero rosa. Le dio gracia pero no vio otra foto más que aquella. Le sonaba extraño pero no quería esperar otro mes y medio por una nueva solicitud.
KnowledgePower: Hola.
LadyCactus_89: ¿Eso es todo lo que dirás?
KnowledgePower: Supongo que es lo primero que uno dice a un extraño.
LadyCactus_89: Por favor, puedes hacerlo mejor :3
KnowledgePower: Hey, ¿cómo estás?
LadyCactus_89: lol Eso está mejor ;)
LadyCactus_89: Bastante bien. Eres lo único diferente que ésta página me ha enviado.
LadyCactus_89: Quitando el nombre soso que llevas, espero que me entretengas bastante.
KnowledgePower: Lamento decirte que soy algo aburrido.
KnowledgePower: No miento en páginas de internet.
LadyCactus_89: Así que cuando leo que eres pelirrojo, estatura media y complexión delgada, estás siendo sincero, ¿eh?
KnowledgePower: Completamente sincero jaja.
LadyCactus_89: ¡Vaya!
LadyCactus_89: Me sorprendes. Y yo que creía que tratabas de impresionarme (?
Koushiro no pudo evitar la sonrisa de idiota los primeros días de charla con LadyCactus. Se notaba ser una chica bastante jovial y todo cuanto decía le sacaba una sonrisa sino hasta una buena carcajada. Era genuina, siempre encontraba algo qué decir. No cabía duda que Koushiro encontrara en ella una persona tan fascinante.
Los días se hicieron semanas, las semanas meses. No se había dado cuenta que llevaba hablando casi cinco meses con una mujer que conoció por internet. Pasaron de esa página de citas al teléfono, las llamadas y videos iniciaron y se hicieron cercanos contra todo pronóstico. Koushiro sólo podía pensar en la dulce y simpática rubia de orbes castaños que alegraba sus días. Le gustaba como era, le gustaban sus ocurrencias y todo cuanto salía de ella. Si él era aburrido, ella era todo lo contrario. Ella era un día soleado, ella era la brisa de abril que te hacía elevar la vista al cielo despejado. Era un pedazo de felicidad en una persona.
─¿Seguirás sonriéndole de ese modo al computador? ─La voz de Taichi lo hizo pegar un respingo, recordando que no estaba solo. Se volteó a mirar a su amigo castaño y lo vio con una ceja enarcada─. Si quieres jalarte el amigo, sólo dímelo y me marcharé.
─No seas ridículo, Taichi ─Respondió intentando no hacer notar demasiado su sonrojo─. Sólo es una amiga con la que hablo.
─Que hablas todo el maldito día ─Corrigió mientras caminaba hacia él trayendo dos latas de cerveza bien fría de la nevera─. Escucha, estoy feliz que hayas encontrado a alguien con quien charlar, que te haga ver así de feliz…
─¿Pero? ─Koushiro sabía que toda frase que iniciaba de ese modo, siempre requería un pero al final. Aceptó la bebida de su amigo y ambos se sentaron en el sofá del departamento del pelirrojo.
─Pero no sabes nada sobre ella.
─Por supuesto que lo sé.
─Anda, dime cómo se llama realmente.
─Kiyomi Tsukishima ─Respondió de inmediato─. Tiene mi edad y vive en Yokohama. Es licenciada en nutrición y adora los cactus.
─De acuerdo, sabes sus datos más importantes ─Taichi se bebió un sorbo más de cerveza─, ¿pero no crees que es demasiado perfecta?
Koushiro lo miró con duda y su amigo no hizo más que rodar los ojos.
─Me refiero a que hay chicas maravillosas, por supuesto. Mi hermana es maravillosa, mi novia Sora es maravillosa, pero siempre hay algo que no las hace perfectas… Hikari lee mentes. Sora es controladora. ¿Acaso crees que puedes confiar al cien por ciento en lo que te tira internet y mucho menos en una chica que parece perfecta.
Koushiro intentó disuadir a su amigo diciéndole que solo eran suposiciones suyas y que era un paranóico. Pero el chico de letras era estupendo para hacer dudar a uno, tanto así que Koushiro terminó por cuestionarse a sí mismo las cosas. Siempre se caracterizó por ser una persona bastante centrada que basaba sus ideas en hechos comprobados.
Pero con la llegada de Kiyomi a su vida, había perdido esa vena curiosa o desconfiada hacia ella. Nunca se cuestionó todo lo que ella le decía, quizá porque imaginaba que todo cuanto ella dijese era la mera verdad.
─Nunca está de más en cuestionarse ─Finalizó el Yagami con una sonrisa victoriosa en el rostro antes de dar un último sorbo a su cerveza.
Koushiro se lo pensó un momento pero comenzaba a pensar que la idea de Taichi no era del todo descabellada. Quizá sí necesitaba saber más de Kiyomi porque no todo lo que nos dicen puede ser cierto. Pensó en sus padres, en sus desconocidos padres biológicos. Un punto de comparación algo drástico pero lo suficientemente real para replantearse los hechos.
─De acuerdo, pero no haremos nada ilegal. ─La sonrisa en Taichi era radiante. Si había algo que más adoraba su amigo era que le den la razón en algo.
Se acomodó los lentes de sol mientras intentaba su sombrero no se le cayese. Se sentía estúpido, ridículo pero por sobre todas las cosas, se sentía abordado por su mejor amigo. Miró a su costado y la sonrisa emocionada de Taichi sólo hizo que se sintiese aún más estúpido por confiar en él. Rodó los ojos molesto.
─Oh, vamos, no pongas esa cara ─Pidió Taichi sin borrar su sonrisa por encima de la espesa bufanda que cubría su cuello─. Gracias a ésto, tendrás una gran anécdota que contarle a tus nietos.
─¿Sobre cómo viajé a una ciudad completamente desconocida para mí solamente para descubrir si la chica con la que hablo, es real?
─Dah, es la mejor experiencia que vivirás gracias a mí ─Le guiñó el ojo y Koushiro solamente quería bajarse del tren y regresar a su casa, pero ya solo estaban a minutos de bajar a la estación central de Yokohama.
La idea del viaje había sido neta y exclusivamente de Taichi. El moreno le insistió por días para hacer aquella locura, excusándose que había visto por mucho tiempo un programa que desenmascaraba a parejas virtuales en caso de que éstas sean falsas.
─No tienes nada que perder ─Dijo Taichi el día que le propuso tal idea.
─¿Además de que, si ella nos descubre, podría demandarme por acoso?
─Estás con un abogado. Eso es lo de menos.
Taichi "Malas ideas" Yagami era su mejor amigo y aún sabiendo aquel apelativo, decidió aceptar la descabellada idea que le proponía. Es así como terminaron caminando entre las personas, aventurándose en una ciudad que nunca habían visitado antes. Koushiro se cerró mejor el abrigo gigantesco que llevaba encima para impedir ser reconocido por las personas. Lo último que quería era fallar en aquella expedición, como bien lo había llamado Taichi.
─Descuida. La probabilidad de que nos encuentre es casi nula. Ahora solo tenemos que ir a hospedarnos al hotel que reservé cercano a la dirección de Kiyomi y comenzaremos la investigación.
─Esto es una locura… ─Y siguió los pasos de su mejor amigo.
Koushiro seguía hablando con Kiyomi con total naturalidad (o eso era lo que él intentaba aparentar), mientras Taichi trascribía los datos de Kiyomi en su agenda: horarios de trabajo, salida, rutina con sus amigos, todo. Se sentía como un maldito acosador pero si ya había entrado a la pista, no le quedaba de otra más que bailar.
─¿Y qué harás ésta noche? ─Preguntó Kiyomi cuando hablaban por teléfono.
Koushiro quedó congelado en su sitio, miró a Taichi como rogando auxilio. El moreno negó con la cabeza, dándose cuenta que su amigo era un pésimo mentiroso. Taichi comenzó a escribir en su agenda todo lo que debía decir.
─Yo… Pues quedé con Taichi para comer algo ─Dijo tras leer lo que su amigo le había escrito intentando no sonar robótico─. Te hablé de él, ¿no?
─Claro, el abogado. Es bastante divertido para ser un letrado, ¿o no?
─Pues… Lo es, lo es ─Respiró profundamente, intentando tranquilizar sus nervios─. ¿Y tú? ¿Qué harás?
─Iré a ver una película con Misaki. Se estrenó una película que ella ansía ver, de alguna novela suya que no recuerdo el nombre ─La escuchó reír y Koushiro no pudo evitar sonreír al oírla─. De acuerdo, debo colgar. Misaki quiere que vaya a su casa a maquillarla. Hablamos luego, besos.
─Que se diviertan ─Respondió y colgó la llamada. Miró a Taichi que escribía en el computador de Koushiro─. ¿Qué haces?
─¿No es obvio? Estoy buscando los cinemas más visitados en el centro de Yokohama.
─¿Por qué? ─Taichi rodó los ojos.
─Amigo mío, si queremos hacer ésto bien, necesitamos ser más listos que ella ─Le enseñó la pantalla─. Iremos a Toho Cinema, porque si Kiyomi es como pensamos, irá al cine más reconocido de la ciudad.
─Ignoraré que dijiste eso ─Koushiro pasó por alto las palabras de su amigo para dirigirse a la cama y encender el televisor.
─¡Vamos, debes vestirte para irnos!
─¡No iré a acosarla! ─Respondió molesto.
─¿Quieres o no quieres que éste viaje valga la pena? ─Koushiro se encogió de hombros pero sin dejar de mirarlo con el ceño fruncido. Tenía tan mal presentimiento sobre el asunto pero no podía dar marcha atrás al asunto─. Eso, ve a vestirte que salimos en diez minutos.
Koushiro comenzaba a pensar que quizá contarle sobre Kiyomi a su mejor amigo fue una mala idea. Quizá ella era todo lo que la página decía, que era dulce y divertida, que en realidad no había nada malo en ella y quizá sea la única persona perfecta en el mundo. Suspiró rendido. No podía seguir engañándose.
Las personas circulaban a su alrededor. Había tantas personas como lo había en Odaiba e incluso más. Las tiendas a su alrededor estaban repletas y él sólo quería regresar al hotel, pedir servicio al cuarto y ver la maratón de Juego de Tronos que pasaba por HBO.
─Andando ─Indicó Taichi con un gorro de beisbol en la cabeza.
─El norte no olvida ─Susurró molesto y siguió a su amigo.
Taichi era bastante persuasivo y lastimosamente, él era un experto en desvelar páginas públicas como lo es una de cines. Contabilizó desde su computador la cantidad de boletos vendidos para cada película, las visitas que recibía por cada día. Todo. Eran un equipo ejemplar, para su mala suerte y era por ese motivo y teniendo en cuenta todo lo que Kiyomi le había revelado en su anterior llamada, la única película basada en una novela que figuraba en cartelera y al horario que, según dio a entender la castaña, era la de Me before you.
Para su sorpresa y desánimo, no había nadie con el nombre de Kiyomi Tsukishima.
─Verifica bien ─Pidió Koushiro pero sin importar lo que en la pantalla de su portatil dijera, la cosa no cambiaba. Koushiro frunció el ceño con duda, por primera vez preocupado. Volvió a cambiar los dígitos de la página, volvió a cargarla pero nada.
Kiyomi Tsukishima no había dado muestra de vida en aquel lugar ni comprado ningún boleto de película.
Tragó pesado un momento.
─Quizá nos equivocamos de cine… ─Intentó consolar Taichi al ver el rostro desanimado de Koushiro pero sabía que las equivocaciones de ese tipo, teniendo en cuenta su conocimiento en burlar páginas así, era casi nula.
─Volvamos al hotel ─Pidió Koushiro y Taichi no pensó negarse a ello.
Salieron del predio público y se encaminaron a la parada de ómnibus que los llevaría de regreso a la zona hotelera. Koushiro se marchó con tantas preguntas en la cabeza, totalmente ensimismado en lo que Kiyomi podría o no ser. ¿Y si Taichi tenía razón? ¿Y si sólo era alguien ficticio que empleaba cuentas falsas para burlarse de otros?
Taichi invitó las primeras rondas de cerveza en el hotel pero aunque Koushiro lo seguía en las bebidas, su mirada no se alejaba de la pantalla del computador. Habían dos posibilidades, o su intelecto comenzaba a fallar o Kiyomi mentía.
─Iré a dormir, ¿de acuerdo? No te rompas la cabeza con ésto ─Dijo Taichi golpeándole amistosamente el hombro a lo que él respondió con una sonrisa cansada. Lo vio marcharse a su cama para regresar la vista a la pantalla de su portátil.
No quería recurrir a sus conocimientos bajos de informática pero la incertidumbre lo carcomía. Contra sus propios deseos, comenzó a una vasta investigación sobre todas las Kiyomi Tsukishima que existían en Yokohama. Fue sencillo descartar las que no entraban en el perfil de la chica risueña que le ofreció su página de citas meses atrás.
La noche alargó sus horas para Koushiro mientras él no cesaba de pensar en quién podría estarle jugando tal broma como era enamorarlo de ese modo para sacar de él algún beneficio. ¿Pero qué conseguía la farsante con todo aquel montaje? ¿Sacarle dinero? ¿Extorcionarlo? Porque nunca habían hablado de cuentas de dinero, nunca hablaron de información demasiado profunda.
─¿Quién eres, Kiyomi? ─Preguntó en voz alta a la nada. Tomó su lata de cerveza para dar un sorbo más mientras buscaba una respuesta coherente a su duda existencial.
Su teléfono comenzó a sonar y eso le provocó un respingo. Miró la pantalla y un número desconocido centellaba. Frunció el ceño con duda. ¿Debía contestar? Eran las dos de la mañana, ¿quién podría estarle llamando?
La llamada se cortó antes de que él contestara pero en su lugar, un mensaje llegó. Abrió enseguida y una gota de sudor frío recorrió su sien.
«¿Quieres jugar?»
El número que acabó de llamarle había enviado un mensaje con solamente eso escrito. Comenzó a preocuparse aunque intentara disuadir a su paranoia. Quizá era un número equivocado. Quizá sólo era un borracho tratando de jugarle una broma a un número que marcó de casualidad.
Otro mensaje llegó. Dudó en abrirlo, tragó pesado pero terminó por hacerlo.
«¿Por qué tan tímido, Izumi-san?»
Soltó el teléfono casi echándolo al suelo como si éste ardiese en llamas. ¿Qué demonios acababa de pasar?
─¿Koushiro? ─El pelirrojo dio un respingo fuerte y se giró a mirar a Taichi desde el umbral de su cuarto─. Escuché algo y creí que eras tú.
─¿A…Algo? ─Preguntó.
─Sí, venía del baño ─Dijo señalando la habitación de servicio que ambos cuartos compartían─. Pero tú estás aquí… ─La somnolencia en el Yagami comenzó a abandonar su cuerpo cuando cayó en cuenta de aquel detalle─. ¿Por qué hay ruido en el baño si tú…?
El teléfono de Koushiro comenzó a sonar, logrando que los dos hombres pegaran un respingo al mismo tiempo. Se miraron con duda, intercambiando miradas preocupadas entre el baño y el teléfono de Koushiro. Taichi tomó un paraguas para ir hacia el baño ante la idea de hacer frente a lo que sea que se encuentre allí.
─Contesta ─Exigió Taichi, pero Koushiro estaba congelado─. Hazlo, Koushiro.
El pelirrojo tomó su teléfono y atendió la llamada.
─¿Ho…?
─Tienes algo que quiero… ─La voz sonaba distorcionada, no sabía si era la de un hombre o una mujer. Era una voz programada, lo sabía y eso hacía más tétrico el asunto para el joven Izumi─. Dámelo o ambos lo pagarán.
─¿Quién eres? ¿Qué quieres?
Pero la llamada terminó. Taichi abrió la puerta del baño y Koushiro intentó detenerlo pero ya fue demasiado tarde.
Una nota en el retrete y una luz parpadante brillando en el lavabo.
«Dámelo» Rezaba en la nota. Bastó sólo un segundo reconocer que lo que brillaba en el lavabo no era un aparato común y corriente. Taichi tomó a Koushiro y lo jaló fuera del cuarto que compartían en aquel hotel. No dio tiempo a preguntas, no dio tiempo a precauciones como tomar su computador, solo corrieron hasta que el estallido resonó y la habitación en la que estaban brilló como una bengala en año nuevo.
El sonido y la intensidad de la explosión los hizo caer al suelo. De un momento para otro, tenían todo y al siguiente, estaban aturidos buscando una salida de aquel infierno.
Koushiro no comprendía qué sucedía, sólo sabía que Taichi yacía inconsciente al lado suyo y que debía llevarlo al hospital, mientras el sonido de la explosión y aquella voz extraña resonaba en su cabeza.
Notas de la autora:
¡Hey! Si pensaban que éste sería un fic sobre comedia romántica… Pues no, lo siento xD Necesitaba mezclar las cosas y pues, éste primer capítulo sería mi carta de presentación para probar un poco de otro género (?
Espero no decepcionarte, Jacque. Estoy poniendo todo el cariño en éste fic que no creo que supere los tres capítulos, así que, espero que éste primero te haya gustado :D
¡Nos estamos leyendo!~
