Cómo destrozar a un pavo real, por Katsuki Yuuri

By Nikky Nikosa

Prólogo

El animal interior de Viktor es un pavo real, y él lo sabe. De hecho, cuando apareció la película de Tierra de osos, nunca intentó compararse con alguno de los personajes; era feliz con su glorioso pavo real albino, que se pavoneaba de lado a lado mostrando su brillante plumaje a quien tuviera la mala suerte de acercarse lo suficiente.

El pavo real nació junto a Viktor. Al inicio era una cosa fea que hacía berrinche por todo, y usualmente era el que invitaba a que un Viktor de meses llorara con toda su capacidad pulmonar para que alguien llegara a alimentarlo, o le cambiara los pañales.

Fue la madre de Viktor, mujer de eterna sonrisa corazonada, que hizo que el animal creciera fuerte y bello. Era Eleni la que al final del día le decía a Viktor lo guapo e inteligente que era, o lo bueno que era patinando. Durante esos años, el pavo real solo sentía como sus plumas crecían cada vez más fuertes y hermosas, tanto así, que para cuando Eleni ya no estuvo, Viktor tenía la suficiente confianza para alimentar a su ave; tan solo recordaba lo que decía su madre.

Al pasar de los años, el pavo real siguió creciendo, cada vez más hermoso, aunque veía el modo en que Viktor se iba sintiendo cada vez más solo; pero al final del día estaba bien, porque seguían siendo ellos dos contra el mundo.

Cuando Viktor cumplió dieciocho años, el pavo real abrió sus plumas y nunca más las volvió a cerrar. El animal se paseaba, sacando pecho, en una eterna época de apareamiento. Si le preguntaran a Viktor, este diría que el único problema que hubo en esa época fue cuando la hermana pequeña de Viktor, Natalya, decidió que era buena idea teñir el cabello de su hermano con los colores del arcoíris.

El pavo real recuerda que esa vez quedó con un ojo morado, mientras un pobre Viktor de diecinueve años miraba horrorizado sus cabellos.

No había quedado otra solución más que cortarlos. Había sido una época difícil para el pobre animal, acostumbrado eternamente a ser admirado, pero que duró con suerte una semana. El nuevo aspecto de Viktor causó más furor que antes, y el ave volvió a pavonearse, libre de preocupaciones.

Había sido realmente una buena época.

Lástima que terminaría cuando Viktor conociera a un japonés, qué, sin saberlo, parecía dispuesto a aniquilar al pobre animal.

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Notas de autora:

Espero que les haya gustado. Y aviso que tendrá capítulos cortos, casi de la misma extensión del prólogo (o esa es la idea, al menos).