Un viaje incómodo
Por Krmenxita Stark
Disclaimer: Harry Potter y sus personajes son propiedad de J.K. Rowling.
Aviso: Este fic participa en el minireto de septiembre para "La Copa de las Casas 2016-17" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.
Situación: Vuelta de Hogwarts.
Personaje: Albus Severus Potter.
391 palabras sin contar disclaimer ni avisos :)
El repiqueteo constante de los dedos de Scorpius sobre la ventana lo estaba volviendo loco. Llevaba así una hora entera. Una hora desde que habían subido al maldito tren.
—¡Por Merlín, ya deja de hacer eso! —le gritó. Su amigo dejó de jugar con sus dedos y lo miró un poco asustado —. Me estás poniendo de los nervios con… con…
—¿Con mis nervios? —preguntó avergonzado.
—¡Sí! Demonios, cualquiera diría que le tienes miedo.
Los ojos grises de su mejor amigo miraron el suelo, mientras apretaba los labios en un gesto que Albus conocía muy bien. Reprimió el deseo de reírse de él. Nadie creería que Scorpius Malfoy, el casanova empedernido de Hogwarts, estaba nervioso por tener que hablarle a una chica. «Y qué chica», pensó con sorna.
—Ella me odia, Al —soltó con un tono lastimero, hundiéndose en su asiento —. No puedo decírselo, me lanzará una maldición o…
—No te odia —le cortó, intentando no reírse de lo patético que se veía en esos momentos—. Odia que a veces seas un idiota incorregible y un egocéntrico sin remedio, nada más. —Scorpius se hundió todavía más— Además, es mejor ahora, así tendrás un par de meses para superar su rechazo.
Scorpius le lanzó una mirada fulminante antes de volverse a mirar por la ventana, y Albus supo que no le dirigiría la palabra en lo que quedaba del viaje. Podría darle ánimos, como cualquier otro amigo haría, pero fastidiar a un Scorpius enamorado era francamente divertido.
Cuando el tren se detuvo, supo que no podía ser tan cruel con su amigo. El muchacho estaba más pálido que de costumbre.
Estaba a punto de decirle que no tenía que cumplir su promesa, cuando la voz de su prima llegó a sus oídos. Rose los alcanzó y, antes de que Albus pudiera hacer algo, Scorpius ya la había tomado del brazo y le había estampado un beso en los labios.
—Cita. Tú y yo. El fin de semana —balbuceó.
Incómodo, como en casi todo el viaje, Albus decidió salir de ahí en ese instante, dejando atrás a una atónita Rose y a un avergonzado Scorpius. Debía distraer a su tío Ron antes de que decidiera castigar a su hija durante todas las vacaciones. O antes de que su prima hechizara a su amigo, lo que ocurriera primero.
