Los Personajes de este fic no me pertenecen. Los derechos correspondientes pertenecen a NINTENDO y a los creadores de THE LEGEND OF ZELDA.
Este fic no está hecho con fines de lucro sólo es por entretenimiento y diversión.
El Cover en la Portada es de mi propiedad y pueden encontrarlo en DA.
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"Pensamientos"
Recuerdos
[***] Cambio de escena.
»Continuación de un dialogo
... (entre párrafos) pequeños cambios de escenas
Dado que este fic es un juego de narradores, los Pov antes de cada texto estan señalados con el nombre del personaje que narra en ese preciso intante.
exeptuando éste:
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las lineas que combinan direcciones indican el inicio del narrador externo, es decir de la historia contada en tercera persona
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Les recuerdo que este Fic es parte del conjunto de extras de "Kai", si no han leido esa historia todavia les recomiendo que lo hagan, no me hago responsable de futuros Spoilers o enredos de cabeza xD
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Capítulo 1: Afiche
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Aragón Pov »»»
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El hermoso y brillante sol iluminaba el sendero que recorríamos, la primavera casi había llegado a su fin, aunque el Señor héroe y yo sabíamos perfectamente que ésta era la época correcta, desde hace décadas me preguntaba con insistencia por qué el clima de Ordon hacia semejantes caprichos ante la naturaleza, a lo largo y ancho del extenso Hyrule la temporada de siembra había llegado finalmente a su clímax, aun así, en las tierras del sur todo parecía seguir un ritmo más perezoso, dando lugar a un espectáculo único en si tipo; la semana del festival de las calabazas.
Ciertos recuerdos cruzaron mi mente, hacía años que no me paraba en ese sitio, desde que había puesto un pie fuera del castillo, y me había acomodado de forma cómoda en la parte sur de La Gran Ciudadela. Desde entonces, esos ojos carmesís me había mirado con cierto reproche, mas no con el suficiente como para dejar que me perdiera por completo, desde el día en el que se habían cruzado con los míos habían creado un extraño lazo que no solamente me unía a su poseedora, sino también, al destino que ambos compartíamos.
No siendo capaz de asimilar cierta alegría deje que una sonrisa boba se escapara de mi cara. El bosque que se abría ante nosotros nos dio la bienvenida como pocas veces lo había hecho, había una sensación de frescura en el ambiente que resultaba agradablemente hipnotizante, cuando mis ojos se perdieron en el horizonte del cielo simplemente escuche cierto gruñido, las copas altísimas de los arboles solamente me dejaban visualizar algunos retazos de aquel extenso firmamento, los tenues rayos de luz que atravesaban el frondoso verde me indicaron que la mañana estaba dando paso a la tarde, por lo cual no me sorprendí en lo absoluto cuando ese respingo volvió a repetirse.
Solté una risa nerviosa al tiempo que volví a poner mi atención al frente del camino, la carretilla sobre la cual nos trasportábamos dio pequeños brincos caprichosos, entonces, el trote de Kelpie pareció volverse un pequeño susurro, también disfrutaba de salir a dar un buen paseo, pero…
— ¡Brillantes ideas las tuyas!— respingó de manera molesta.
También gruñí ante la mención, pero lo deje pasar de largo. Impa se viró de forma fastidiada.
—Lo siento tanto, mi corcel no es un caballo de trabajo, es extraño que ahora mismo este jalado de esta carreta.
—Nos movemos lentos, como tortugas de agua sobre la tierra, si me hubieras hecho caso hace horas que estaríamos en Ordon, y además, ¡Qué clase de trasporte es este!, no es digno de trasportar a la realeza, si el rey Daphnes se entera me reprenderá por esto.
—Pero Impa, sabes que siempre puedes echarme la culpa— sonreí de manera boba tratando de que también me mostrara su sonrisa, hizo un mohín gracioso y se viró con desenfado, sabía muy bien que no había perdido sus viejas costumbres, aunque esperaba con anhelo que una vez en Ordon se quitara un poco las ataduras que había cargado durante casi toda su vida.
Una risita a mis espaldas me anuncio que todo estaba en orden, ni siquiera la destartalada carreta de improviso había mermado la cálida y brillante sonrisa de mi princesa…
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—Mira Link— musitó con ternura mientras señalaba una de las nubes del cielo.
Era extraño que ahora viajaran en la parte posterior de una carreta, estaba repleta de paja y heno, y además, avanzaba con un paso quejumbroso que sólo delataba las décadas de años que había estado recorriendo aquellos caminos pedregosos, las raíces de los árboles que de vez en cuando invadían el sendero hacían que la vieja carreta diera uno que otro respingo de vez en cuando.
Aun así, la princesa Zelda parecía derramar alegría a cada instante. Al frente del transporte, Aragón había tenido que lidiar con el fastidio de Impa, la tutora de la princesa no parecía feliz con el cambio de planes repentino, en unas cuantas semanas el compromiso de la princesa y el joven Link se haría público, lo cual significaba que tenían trabajo de sobra, sabía por experiencia que si dejaban todo para el final algo seguramente se les saldría de control en aquel momento, su majestad la Reina había pedido expresamente ser la organizadora de la ceremonia y desde ese entonces Impa había empalidecido más de lo que podía, el rey Daphnes había dicho "si" sin siquiera rechistar o pensar en las consecuencias de aquello, aunque todos en el reino sabían que todo podía terminar en caos si se dejaba ese tipo de cosas a la soberana.
La simpática sonrisa de la reina invadió la mente de Impa mientras la pobre Sheikah se llevaba las manos a la cara.
"Desastre"
El pensamiento surcó una y otra vez su cabeza. Aragón nuevamente soltó una risita mientras discretamente le pasaba un brazo por la cintura.
—Me lo prometiste— susurró en tono acusador al tiempo que le clavaba sus enormes ojos violáceos. Ese simple gesto la hizo soltar el aire, cómo si lo hubiera estado reteniendo desde el preciso momento en el que el joven Sabio y el ahora prometido de la princesa la habían arrastrado de forma forzosa fuera del castillo.
—En serio, Aragón, ¿Era necesario que yo viniera?
—Claro que sí, si no eres tú no puede ser otra persona, si no vienes conmigo el abuelo me echara a patadas.
—No me importa que te pateen un poco, sabes.
Simplemente volvió a hacer uh mohín gracioso.
En la parte posterior de la carreta Link y Zelda se habían aprovechado del relleno esponjocito, la joven princesa había abrazado a su Link de una manera linda y cariñosa, en tanto que él simplemente se había arrellanado ahí sobe su pecho, sentía ciertos nervios de volver a pisar Ordon, pero estando junto a Zelda todo parecía disiparse de forma más tranquila.
—Esa nube se parece a ti amor.
—Eh?— viró su vista al cielo, aunque simplemente veía nubes comunes.
Zelda dibujó la figurita con la mano y los ojos de Link siguieron el movimiento creando en su mente líneas imaginarias.
— ¿Ves?— dijo ella mientras sonreía, la mente de Link le había dado forma a la nube y se rio de manera bajita al ver que de verdad parecía un enorme lobo.
Se viró un poco y dejó a las nubes de lado, aun presentaba ciertos rezagos por haber estado años y años fuera de su cuerpo, se sentía adormilado e instintivamente buscó el pecho de Zelda para volver a dormirse.
Impa volvió a suspirar de nuevo.
—Menuda promesa— musitó en voz bajita, habría podido cumplirla más tarde, en otra ocasión con menos compromisos, pero entonces Aragón había tenido que traer ese dichoso afiche haciendo que todo se volviera un desbarajuste en su cabeza.
Puso la mirada en blanco al tiempo que su compañero la atraía hacia él con cierta firmeza.
—"Dichoso afiche"— volvió a pensar, Link también parecía contrariado al saber que alguien había mandado esa misiva en su búsqueda…
...
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Sur de la Ciudadela de Hyrule unos días antes…
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El brillante sol matutino dio pie a que cierta personita se escapara del castillo esa mañana, aunque disfrutaba de las comodidades, Aragón seguía extrañando esa libertad vagabunda, por algo era reconocido como "Adivino de pueblo", su larga estadía en su pequeña y simple carpa le había enseñado a valorar lo que tenía y a sentirse cómodo entre las personas, aun así, sus raras costumbres no le habían permitido abandonar su capucha, lo cual hacia que a cada paso los habitantes de la ciudadela lo reconocieran y lo detuvieran para preguntarle cosas acerca de sus futuros, al parecer la gente había echado de menos a su consultor local, ya habían pasado meses desde que dejara su sitio, y aunque era feliz al lado de Impa, de la princesa y del joven héroe, de alguna manera sentía que algo importante se le escapaba.
Aragón Pov »»»
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Y de esa forma había terminado en esa encrucijada, entre los lazos de mi vida pasada y aquellos que me invitaban con los brazos abiertos a un importante futuro, ahora que entendía que mi posición era significativa para el reino, no podía dejar de pensar en una sola cosa…
La mirada del abuelo se clavó en mi memoria junto con las palabras "No vuelvas a casa si no traes pareja contigo", creí que era una broma de mal gusto, pero desde que la reina Zelda me había revelado esas partes ocultas de mis orígenes, sabía que las palabras del abuelo iban verdaderamente en serio.
Desde aquella vez que salieron de su boca me habían dejado pensativo, más tarde, cuando conocí a Impa entendí que tal vez me había echado a mí mismo la soga al cuello, tal vez no había sido buena idea enamorarme de la única persona en el mundo que no cedería con nada, aunque ahora, después de haber pasado por semejante drama, mi mente había replanteado las ideas desde una nueva perspectiva, tenía que admitir que el empujón que me había brindado el Señor héroe había dado buenos resultados. Y además, hacia algunas semanas que cierto incidente me había dado la ventaja de campo para dar una buena iniciativa.
Mis locos pensamientos mermaron mis pasos a un ritmo sumamente lento, sin siquiera pensarlo termine chocando contra una enorme cabeza peluda, parpadee desconcertado al tiempo que desde lo alto unos ojos amables me saludaban con una sonrisa.
—Hola joven Sabio.
—Hola— respondí en el mismo tono.
El joven Shad bajó de su montura y la inmensa Niebla simplemente resopló con énfasis, al parecer seguía desagradándole la ciudadela, aunque después de todo ese no era el lugar más apropiado para una enorme hembra de Bulbo, más aun así, cada vez que la veía me convencía plenamente de que ella y su amo habían nacido para estar juntos durante toda la vida. Shad pertenecía a un grupo selecto de la sociedad con el que no había tenido tiempo de tratar antes, un investigador real, historiador, geógrafo y también medio arqueólogo, en resumen, una verdadera eminencia, al ver lo mucho que había logrado a su corta edad de cierta forma me hacía sentir envidia.
—Qué bueno es verlo.
—Gracias, ¿algún motivo en específico?— pregunte, sonrió de manera placida, y sin el menor aviso de permiso me echó un brazo al cuello, cómo quien hace con sus amigos a modo camaradería.
—Es sabido que en momentos como este un buen colega es lo que se necesita.
— ¿Colega?
—Usted, Joven Sabio. Es una verdadera eminencia en el campo de las lenguas antiguas, hace días que he echado mis rondines por el castillo, pero al parecer a usted le encanta escabullirse sin previo aviso.
—Lamento ser una golondrina sin nido, ¿ha pasado algo?
—Ha pasado algo grande— farfulló alzando los brazos al cielo— ¿Recuerda usted los sucesos de hace algunos meses?
—¿Meses…?, ¿Qué?... Ah, eso.
—Imaginé mi sorpresa cuando la Reina me llamó en persona, no podía creer la cantidad de tesoros reales que se habían encontrado en aquella extraña grieta.
— ¿Si?
— ¿Su alteza no se lo ha comentado?
—No, no se si entiendo joven Shad.
— ¡Ajá!
— ¿Ajá?
Acercó su rostro de forma muy cercana para susurrarme palabras al oído.
—Mi querido Sabio, esta pronto a vivir la aventura de su vida.
—….La aventura de mi vida…— repetí casi en trance, había un brillo especial en su mirada como si aquellas palabras estuvieran a punto de….
Una sensación se revolvió en la boca de mi estómago.
—"Esta sensación"
La vista se me nubló completamente al tiempo que cierta visión se erguía en mi cabeza, me vi a mi mismo rodeado de numerosas estelas. Una misteriosa voz resonó a la distancia.
"Es una promesa"
—"¿Promesa?"
"Link me prometió que me ayudaría"
Shad me movió de una manera un poco brusca, y entonces perdí completamente la ligera conexión que había gestado con ese futuro. Se había visto nítida y había sonado con una claridad asombrosa.
—Un destino cercano— musite tratando de recobrar la visión perdida, las palabras de Shad habían activado un enlace con el destino, y al igual que en muchas otras ocasiones entendí que no había sido casualidad nuestro encuentro.
—Es propio decirlo, y será un buen destino— clamó haciendo acopio de mis propias palabras— Aragón, deme el placer de que se una a mi equipo.
—Eh?
—Usted sabe, sé que está enterado de ese secreto, la reina debió decírselo ese mismo día, acerca de la existencia de las ruinas, la gran muralla del sur por fin fue encontrada.
Vire lo ojos con una mueca burlona, era cierto, había olvidado que todos se habían vuelto locos con el descubrimiento del dichoso muro.
— ¿Y finalmente a donde había ido a parar ese conocimiento?— clame en cierto tono que denotaba mi desenfado.
—Cuando lo tesoros reales fueron recuperados apareció un libro perteneciente a las antiguas dinastías de reyes, los mapas y la ubicación del ducado del sur están intactos, ¡Puede usted creerlo!, hace tiempo que trabajamos en el rediseño de los croquis, mis colegas y yo hemos explorado los alrededores desde hace meses, ¡Pero es un laberinto enorme!, ¡Y….
»…No parece sorprendido, creí que…
— ¿Si?
—Ay algo que no sé, ¿verdad?... ¿Me estoy poniendo en ridículo?
—En lo absoluto.
— ¿Si?
—He cruzado la gran muralla.
— ¡Lo ha hecho!
—Era un secreto. Ahora ya no lo es. Tampoco tiene porque seguirlo siendo, desde hace dieciocho años que debió dejar de serlo, una vez que el aullido dejó de escucharse. El mundo ha quedado libre de saber nuestro paradero.
— ¿Su paradero?
—El paradero de los sabios de Hyrule.
—Creo que ahora yo soy el que no sabe si entiende.
—En antaño los reyes de Hyrule nos prometieron dejarnos en paz, siempre y cuando permaneciéramos cerca, eso significo resguardar nuestra ubicación de bocas externas a la realeza, más aun así, cada rey y reina que ha existido después de la época del ocaso ha sabido que las verdaderos sabios nos ocultamos en lo en antaño fue el ducado del Sur.
— ¡Cielos!
—Yo provengo del sitio que se encuentra más allá de la muralla, aunque al igual que usted me entere hace relativamente poco tiempo… antes solía conocer mi hogar con un nombre diferente, în Țara Sfântă ... significa, fin de la tierra sagrada, es el lugar al final de la tierra de las diosas, más aun así estando al borde del límite seguimos dentro, aferrados a nuestras raíces, sin poder abandonar a nuestra familia.
— ¿Familia?, ¿Por qué los sabios son fieles a la casa real?
—Más o menos— masculle con una ligera risita, el punto es, también me sorprendí que în Țara Sfântă fuera lo que anteriormente se conocia como El Ducado del Sur, despues de lo que la reina Zelda me contó ahora pienso que es una verdadera ironia.
—Ahora mismo tiene una cara de verdadero pillo, ¿Se muere por ilustrarme, cierto?
—Más o menos, pero creo que sera para otra ocacion, ¿Cuando comenzaran ese proyecto arquologico?
—A inicos del Otoño, es mejor si lo hacemos en tiempo de secas, aunque el territorio del Sur es caprichoso para las aguas. ¿Entonces?, ¿Me hara el honor de ser mi lingüista?
—Sólo si mi expriencia basta.
—Se hace del rogar Aragón, ¡Vamos!
Nuevamente rodé los ojos con insitencia, la verdad era que moria de ganas por sacarle jugo a ese sitio, pero por otra parte...
Recien comenzaba a ablandar a Impa, el otro lado de mi logica me anunciaba que era una pesima idea, y ella seguro que no me acompañaria, estaba pegada a la princesa como si su vida dependiera de ello.
Suspire de forma acomplejada...
—Lo pensare debidamente.
—Eso me basta.— clamó con una sonrisa.— Por cierto, ¿Que ha sido del joven Link?
—Sigue bajo el cuidado de la casa real.
—¿Ha recuperado su memoria?
—En lo absoluto, ¿Por qué pregunta?
—Me he encontrado con el hijo de los pastores hace algunos dias, queria pedirle que le dira una revison de rutina Niebla.
Mire al enorme bulbo blanco y ladee la cabeza con cierta duda.
—No parece enferma.
—Está en perfecto estado, y es más fuerte y rapida que cualquier otra montura o carruaje— habló con orgullo— esas quinientas rupias valieron la pena, ¿sabe una cosa?, se lo he dicho al rey, que el futuro del transporte está en estos pequeños.
—Si— farfulle con cierto nervio mientras veía al joven Shad palmear el cuello de su montura, aun recordaba la primera vez que me la había topado de frente, me había pegado un buen susto. Shad siguió hablando y hablando sin detenerse argumentando que los bulbos eran mejores que los caballos. Mi cabeza se llenó de cierta maraña tratando de convencerme de que algo en la comunicación bilateral se había perdido.
Si pudiera elegir siempre elegiría a Kelpie, tal vez no era una creatura mitológica como en un primer momento había creído, pero al fin y al cabo había estado conmigo cerca de diez años y no deseaba cambiarlo por un animal que de verdad me inspiraba miedo.
—Pocas personas saben lo mansas que son estas creaturas.
—Tal vez tienen mala reputación por haber servido a los bokoblins en tiempos de antaño.
—La mentalidad de la gente debería de ser cambiada, allá en Ordon las cosas son diferentes, aunque después de todo no había nada que temer estando al lado de un héroe.
— ¿Héroe?
—Sabe de estas cosas mi querido Aragón,— clamó con su tono de desenfado, sabiendo que había dedicado la mayor parte de mi vida en esa sección de la biblioteca— desde que terminó la invasión del crepúsculo muchas cosas cambiaron por aquellos lares, fue el héroe de la luz quien introdujo la crianza de estas creaturas en la provincia de Laotan.
—Oh vaya, un pequeño argumento que no sabía. — clame de forma sumamente interesada
—Las fuentes escritas tienen poco que decir al respecto, mi trabajo como historiador es hurgar en el fondo de aquello que me interese, los cronistas de Ordon son un buen lugar por donde empezar y…..
—¡¿Cronistas?!, Pero si hace poco me embarque en la búsqueda de la antigua casa del héroe y nadie parecía recordarlo.
Movió la cabeza de forma burlona.
—Tal vez hay unas cuantas técnicas que debería traspasarle querido colega, se me ocurre una idea, hagamos un intercambio, mi conocimiento por el suyo.
—Suena bastante propio.
— ¡Verdad que si y….!— se detuvo abruptamente como si se hubiera dado cuanta de algo.
»Wow, wow, wow, ¡Un momento!, he brincado fuera del tema, lo que realmente me interesaba saber era si el Joven Link seguía en su sitio, Braulio me ha comentado algo verdaderamente serio.
— ¿Serio?
Entonces le preste verdadera atención, su postura se había puesto un poco tensa, nuevamente mi conexión con el futuro comenzó a moverse de forma sumamente extraña, las palabras de Shad se perdieron de mi mente siendo reemplazadas por una imagen sumamente extraña, un hombre de ropajes extraños con un aura familiar pero al mismo tiempo desconocida…
La túnica y la capucha color manila llamaron a mi mirada de forma insistente, aunque de igual manera no logre verle el rostro que permanecía oculto bajo los atavíos de esa curiosa vestimenta.
Durante una fracción de segundo lo vi cruzar la calle abriéndose paso entre la muchedumbre. Numerosas palomas volaban sobre nuestras cabezas y pequeño gato había salido a trote después de robar un trozo de carne de un puesto cercano.
Entonces todo se esfumó, la visión del Ordon que había visitado hace años cuando era más joven invadió mi cabeza.
—Joven Sabio…. ¿Se siente bien?
—Ah?
Parpadeé confundido aun sin estar acostumbrado a que me interrumpieran en mis predicciones, el mareo duro por unos segundos, durante los cuales la voz de mi acompañante se difuminó sin que llegara a comprender que era lo que me decía.
—Joven Aragón…
—Algo verdaderamente importante…— musite mientras mi mirada escrutaba de forma insistente en el escenario.
A los pocos segundos ocurrió lo inevitable, la parvada de palomas surcó los cielos cruzando sobre nuestras cabezas, el grito de un hombre se escuchó a lo largo y ancho de la calle mientras clamaba blasfemias, el gato pardo de mi visión hizo su aparición tal y como lo esperaba, y también…
El susodicho que había activado mis enlaces con el futuro próximo.
—Ahí está— clame sin pensar mis palabras, Shad parecía no haberse dado cuenta— Joven Shad, discúlpeme —apremie mi paso y emprendí el camino detrás del sujeto.
—Espere, ¡joven Sabio!, dígale sobre el afiche.
— ¿Afiche?... ¿Cuál afiche?— pero no regrese para escucharlo
Simplemente seguí al sujeto misterioso mientras daba vueltas por los puentecillos de la ciudadela, los mercantes que a esa hora recién se instalaban me cortaron el camino varias veces y uno que otro insulto salió a relucir desde los desmañanados, me disculpe de forma rápida, aunque aun así seguí escuchando voces de enojo.
Sin tomarles importancia proseguí con mi camino, hasta que desafortunadamente justo enfrente de mis narices fue cruzarse una curiosa señorita, rechiste mentalmente las mismas blasfemias que antes a mí me habían proferido y sin mucho cuidado me vi obligado a frenar en seco. Lo último que recuerdo después de eso fue que me fui de bruces y termine estancado en una cesta de manzanas.
La curiosa señorita se acercó para tenderme la mano.
—Lo siento— farfulle mientras me disculpaba con la dueña de la frutería, pero ella parecía sentir gracia ante mis pintas descuidadas y torpes.
Alce la vista con cierta prisa, pero mi misterioso encapuchado había terminado por desvanecerse… mala suerte, la conexión con el futuro que había tenido hasta entonces término desmoronándose.
—Parece que has perdido tu objetivo— susurró de manera alegre.
—Supongo que fue el hado*— musite— si de verdad está destinado a cruzarse de nuevo conmigo, aparecerá sin importar que sea lo que haga.
—Entiendo. Gracias por no atropellarme— Clamó con una sonrisa.
Simplemente asentí con la cabeza.
—Vaya, que curioso, he quedado literalmente a puertas del castillo…
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En los jardines del castillo, cierto par de rubios disfrutaban de la cálida mañana, tonteando como siempre, el joven héroe y la princesa se había recostado en el bosquecito.
Impa negó con la cabeza, a sus espaldas el rey carraspeó de manera un poco enojada, entendía que Zelda adorara a su prometido pero no consentía que ambos tontearan todo el día en los jardines, era cierto que habían sufrido penas en los últimos meses pero eso no justificaba su vagancia.
—Necesitamos nuevas ocupaciones— asintió la tutora.
El rey dijo si a eso con la cabeza, les lanzó una mirada escrutadora y la noble parejita simplemente rio con nerviosismo. Era hora de que Zelda volviera a sus labores de princesa así que se levantó de su sitio y emprendió camino a su nuevo despacho.
Link por su parte siguió a su chica de cerca, era extraño, al inicio al soberano le había costado hacerse la idea, jamás había visto a un "caballero" tan leal y tan devoto, aunque a final de cuantas Link únicamente actuaba conforme a su naturaleza, después de todo había pasado toda una vida siguiendo los pasos de Zelda escondido bajo su forma de lobo.
El joven héroe aspiró el aire de la mañana, sintió la vida, la quietud del viento, el olor de la naturaleza que rebosaba en esplendor en aquella parte del castillo. Nunca se cansaría de ello, no después de haber existido por más de trecientos años confinado a su forma etérea, aunque de vez en cuando extrañaba la conexión tan profunda que se había gestado entre él y la parte de su alma que había subsistido bajo la sombra de la divinidad de Twili.
Antes del atardecer Zelda y el joven héroe habían terminado, Daphnes estaba un poco asombrado con dicho progreso hasta que Impa le explicó que de alguna forma ambos estaban "haciendo trampa"
—Aunque no recuerde nada, de alguna manera su mente guarda el instinto de sus anteriores vidas, puede que no todo se haya perdido tal y como en un inicio pensábamos— musitó mientras sorbía relajadamente un té de hierbas.
Ahora simplemente conversaba con su majestad en el salón de descanso mientras observaba como a pocos metros Link y Zelda jugaban una partida de ajedrez en la mesita del otro lado de la estancia. Impa creía haber visto en Link cierto brillo característico, un brillo que había mostrado igualmente cada vez que practicaban juntos en los entrenamientos, su cuerpo estaba desentrenado pero sus habilidades de guerrero seguían siendo finas, eso le daba a la sheikah muchas cosas en las cuales pensar, era obvio que el joven héroe conservaba algo más que sus recuerdos de los últimos dieciocho años, e Impa comenzaba a sospechar que era exactamente lo que había pasado.
Clavó la mirada en la princesa y recordó algunos fragmentos del diario que había escrito está en su anterior vida, la reina Zelda de la era del ocaso seguramente había estado instruyendo a su amor prohibido en secreto, eso quizás explicaba las crecientes habilidades demostraba Link en los últimos tiempos.
Sonrió para sí misma.
—"Será un buen rey"— se dijo. El héroe y la princesa se complementaban, eran un buen equipo, ella le había enseñado y él ahora le enseñaba a ella, de vez en cuando la pareja gestaba ideas innovadoras, las cuales Impa estaba segura cambiarían el progreso de aquellas tierras tal y como había ocurrido alguna vez en el pasado en la época prospera del Crepúsculo poco antes de la gran tragedia.
—Quizás necesitamos algo nuevo— susurró el rey mientras se acicalaba la barba.
—El joven Link es bueno para la aventura, quizás tenga futuro como emisario, y además la princesa siempre ha deseado conocer mejor estas tierras.
El rey gruñó un poco ante la idea, quizás era tiempo de que su pequeña hija volara con sus propias alas, al idea le daba miedo, pero por otro lado estaba seguro de que estando al lado de Link nada malo le pasaría. Sus pensamientos volaron hacia el futuro sin que nada los interrumpiera, nada, ni siquiera el curioso ajetreo de los guardias y el revoloteo que se gestaba a las puertas del castillo.
Pronto los enlaces del destino nuevamente se moverían.
[***]
— ¡Largo de aquí!
Aragón escuchó a uno de los guardias rugir con cierta furia.
—Está loco no sabe ni lo que dice— espetó otro más de los custodios de la puerta.
Desde la distancia el joven adivino advirtió como el grupo de vigilancia empujaba a una sombra, al parecer alguien había tratado de entrar por la fuerza al castillo.
El extraño se sacudió la túnica y gruñó a sus atacantes.
— ¡Me pertenece!— bufó con énfasis
Lo guardias le arremetieron, Aragón sólo observó como la sombra trastabilló dejando relucir esa curiosa capucha ambarina.
—Es él— musitó en voz baja mientras caminaba hacia la entrada del castillo, nuevamente la persona de su visión había aparecido, no le quitó los ojos de encima y lo siguió de manera cautelosa, al virar en un recodo de la ciudadela nuevamente se había esfumado, era como si la multitud se lo hubiera engullido.
Cierto sentimiento extraño se apodero de Aragón, debería de haberlo detenido, pero en cambio, y a diferencia de aquella primera vez su instinto le había pedido que actuara con cautela, ladeó la cabeza y suspiró con cierto cansancio, al mirar a uno de sus costados se dio cuenta de que el extraño había dejado caer un objeto.
Era un papel de pergamino. Levantó el susodicho y leyó la misiva, sus ojos no podían creer lo que estaban leyendo, era un afiche, pero no un afiche cualquiera, sus piernas corrieron de nuevo hacia el castillo llevando consigo el curioso descubrimiento.
[***]
— ¿A Link?— la Reina Zelda irguió una ceja, los guardias parecían confundidos quizás no deberían de haberse apresurado, pero aquella persona parecía sumamente sospechosa, y ellos simplemente estaban cumpliendo con su trabajo. — ¿Seguros?
—Su descripción concordaba— respondió uno de ellos.
— ¿Y cómo era?— preguntó ella con curiosidad adquirida
—Delgado
—Alto.
—No podríamos definir facciones.
—Estaba ataviado con una capucha desgastada, creo que era típica de las tierras sureñas, no sabría decirlo con certeza majestad.
Contestaron los hombres, la reina se llevó una mano al mentón, estaba por incursionar más en el tema cuando de pronto vio entrar en carrerilla a Aragón, corría como loco llamando al "Señor héroe"
…
El ambiente estaba tenso, realmente lo tenía atrapado, sudó en frío al ver la risita malvada en el rostro de su dama, definitivamente las partidas de ajedrez con Zelda eran un verdadero reto, Link tragó saliva, había ocasiones en las que pensaba que quizás su espíritu de guerrera la llevaba a maquinar los movimientos más extraños y arriesgados, tenía que admitirlo era una buena estratega, mover cualquier pieza ahora significaba un jaque mate seguro.
Y así, de pronto dejó salir el aire y se colocó una mano en el pecho. Zelda soltó una risita al ver la señal que le lanzaba su enamorado. Simplemente decía "Me rindo" de la manera más honorable.
—No es justo— musitó entre dientes.
—Perdiste, cielo. ¿Me pregunto qué clase de recompensa debo exigir esta vez?
Link rio de manera atolondrada ante la pregunta, desde su sitio Impa sudó en frio ante semejante atrevimiento, la noble tutora estaba por retomar su bebida cuando escuchó una voz familiar a la distancia.
— ¡Señor Héroe!— Aragón entró patinando literalmente en la estancia y se detuvo de golpe ante ellos.
La princesa y el guerrero se levantaron de su sitio y fueron a recibir al adivino que se había quedado agotado y jadeante.
—Yo… él….. y en la ciudadela— clamó de manera torpe y entrecortada, Impa le dio un zape en la cabeza haciendo que recobrara la compostura.
—Deja de balbucear, nadie entiende nada— gruñó.
—Es que…— clamó aun sin aliento, levantó una mano y mostró el papelillo.
La princesa Zelda se quedó en blanco al ver lo que pintaba.
— ¡Pero que rayos!— soltó. Tomó la hoja y la examinó de cerca, por el rabillo del ojo vio que Link se había quedado un poco pálido.
Definitivamente era un afiche.
Un afiche de "Se busca"
Aunque el asunto dictado en el no parecía ser el del perfil de un delincuente. Zelda nuevamente se quedó perpleja al observar la imagen de su prometido, se veía tal y como hace unos meses, con un aspecto pobre y con el cabello más largo de como ahora lo portaba, nada que ver con el Link actual al cual la princesa había arreglado como a un verdadero príncipe.
Sintiendo cierto escalofrío Link le dedicó una nueva mirada a su propia imagen.
Link Wolfang
Desaparecido a inicios de Primavera
Cualquier informe favor de presentarlo ante el alcalde de Ordon
Recompensa segura.
— ¿De dónde lo sacaste, Aragón?— Impa cuestiono a su compañero, Aragón retomó la postura y el aliento que había perdido.
—Era lo que estaba tratando de decir, un hombre extraño lo dejo caer en la Ciudadela, planeaba seguirlo pero por alguna extraña razón algo en el flujo del destino evita un encuentro directo. — viró los ojos hacia arriba recordando en ese momento algo importante— Es cierto Shad preguntaba por el Señor Héroe de una manera extraña.
— ¿Shad ha vuelto?— espetó Link con una sonrisa, apreciaba al joven por haberlo ayudado cuando más lo necesitaba.
Zelda se llevó una mano al mentón, alguien que había venido desde Ordon buscaba a Link, quizás tuviera algo que ver con el pasado que aún no recordaba. Tal vez había llegado el tiempo, últimamente Link parecía inquieto en sueños y varias veces habían tocado el tema de su pequeña yegua, el joven guerrero había manifestado su deseo por recuperar a su vieja amiga, Zelda no se lo había negado, pero en cambio había insistido esperar un tiempo para que él mismo se recuperara. Ahora el espíritu del joven héroe estaba más estable y la princesa ya no sentía tanto miedo como el que había tenido en aquellos primeros días.
— ¿Así que su apellido es Wolfang?, Hmmm, interesante.
A todo el mundo le escurrió una gota de sudor frio ante el comentario, ¿Y la reina?, quien sabe a qué hora había aparecido, simplemente estaba ahí con esa sonrisa que todo el mundo adoraba.
…
Paso un tiempo antes de que Link saliera de la indecisión que le causaba semejante noticia, había ido a buscar a Shad pero el joven erudito nunca estaba en el lugar que se debía, brincaba de un sitio a otro entre prisas desmedidas debido a su incesante trabajo. Link se rindió al buscar la salida fácil.
Cierta noche mientras descansaba junto al fogón de la sala de estar consultó a Zelda, le habló de las ansias y los nervios que habían nacido en él a raíz del suceso, ella asintió con ternura y le acarició la cabeza, le dijo que también había pensado en eso y que quizás había llegado el momento de emprender un nuevo viaje.
—Un nuevo viaje….— repitió
Zelda lo tomó de la mano al sentir que temblaba, algo muy dentro del inconsciente del joven héroe se había removido.
—Estaré contigo en cada paso, no tengas miedo, sé que es difícil para ti no saber lo que estuviste haciendo durante estos dieciocho años, que quizás abandonaste algo… o alguien que te importaba.
—Nadie es más importante para mí que tú— la besó con ternura, ella le correspondió la caricia.
El fuego de la chimenea crujió en la penumbra, las sensaciones cálidas del ambiente se dispersaron, fuera del castillo una temprana brisa veraniega los acompañaba.
Sin necesidad de palabras se repitieron una y otra vez "Te amo", mientras sus corazones latían rápido y sus espíritus se estremecían, la princesa sonrió de manera tonta pues jamás creyó que fuera posible sentir las reminiscencias de su propia magia, pero había momentos como ese en los que volvía a sentir como los espíritus de ambos se fusionaban, como si el lazo que alguna vez habían mantenido a través del Kai siguiera fuerte, latente, vivo. No había manera de explicar tantas emociones con palabras, simplemente sentían y se dejaban llevar por eso.
Recordaba entonces que a pesar de todo Link y ella no habían dado el paso definitivo hacia delante, antes por precaución, ahora porque él parecía tontear cada vez que hablaban de ese tema.
Era extraño pero de alguna forma a Zelda había dejado de molestarle el asunto, nada era tan importante como el hecho de poder tenerlo a su lado. Nada… ni siquiera eso. Y pensar que era algo que había deseado por toda una vida.
— ¿Cuando?— musitó con una sonrisa.
—Mañana….— susurró él, ella lo sintió temblar nuevamente, sus respiraciones se entremezclaron y finalmente ambos terminaron con las frentes unidas.
Se quedaron de esa manera, sentados sobre la alfombra, cruzando miradas de manera profunda, de vez en cuando aún escuchaban sus propias voces, la magia de la princesa les permitía conservar ese privilegio.
Unas pisadas aparecieron pero fueron sofocadas por la misma alfombra de la estancia, ambos lo ignoraron, sabían que tarde o temprano aparecería.
Impa los miró con ojos tiernos, con esa mirada sobreprotectora. Tiempo atrás solía llegar a regañarlos por estar fuera de la cama a esas horas de la noche, solía gruñir mucho y lanzar esa frase recurrente "más les vale que no estén haciendo cosas indebidas en este sitio" aunque de igual manera sabía que llegado el momento aquello ocurriría en el lugar que fuera.
— ¿Se van?
—Es necesario— asintió la princesa.
—Que sea el mes que viene— rechistó.
—Es mucho tiempo Impa.
—Tienes tú compromiso a puertas del castillo.
Lo habían olvidado, Link y Zelda se miraron de nuevo.
—Si todavía no es oficial, creo que puede retrasarse un poco— añadió una nueva voz
Aragón salió desde la penumbra, cruzó de largo la estancia y se sentó muy cerca de la pareja.
—Señor Héroe. Mi princesa. Tengo un favor que pedirles.
—Con Link basta— farfulló Link como cada vez que seguía llamándolo "Señor héroe"
—Tuve un sueño. — espetó. — quiero volver a casa. Llévenos con ustedes.
— ¿A casa?— Impa frunció el entrecejo— Igual puede esperar. Espera… dijiste ¿llévenos?.
—Tú y yo Impa— respondió de manera socarrona— me lo prometiste hace tiempo, iremos a ver al abuelo, ¿recuerdas?
—Tengo mala memoria— gruñó, se había puesto completamente colorada, Zelda soltó una risita al verla de aquella manera, era obvio que su tutora y el joven adivino habían afianzado lazos y no precisamente como buenos y viejos amigos.— ¡Y da igual!, hay compromisos importantes, será el mes que viene.
Aragón negó con la cabeza, sacó de su capucha un viejo calendario.
—Tiene que ser ya, mañana de ser preciso, de esa manera nosotros lograremos regresar para el día de la clausura.
— ¿Clausura?—preguntó confundida.
—Del Festival de las Calabazas. Quiero ir.
—Se supone que ya no eres un crio— rechistó la Sheikah, no podía creer que de verdad le hubiera dicho eso, pero él le colgó esa mirada, esos ojos juguetones que desde siempre la derretían, odiaba que le hiciera eso, que la delatara de esa manera en público aunque en ese sitio sólo estuvieran ellos y la joven parejita.
Parecía ser un "No" rotundo. Durante los minutos que siguieron Link y Zelda ignoraron a aquellos atolondrados enamorados, perecía que necesitaba pelearse para poder decirse "Te quiero" lo cual no estaba del todo mal, aunque la princesa aun creía que Impa debía ser más abierta a sus propios sentimientos.
Link ladeó la mirada de manera curiosa y recogió el antiguo calendario de Aragón, parecía un objeto importante, quizás un recuerdo de sus años mozos, recordaba aquella anécdota que la propia Zelda le había relatado en la que el joven adivino y la Sheikah habían disfrutado del festival de Ordon en aquellos años del pasado.
Con una sonrisa Zelda acarició el viejo objeto, el papel lo delataba, era de buena calidad pero aun así suspiraba a gritos que había nacido hace más de una década. Aragón había marcado ahí el inicio y el fin de esa semana de festejo.
—Es cierto…. Impa, ¿de verdad no deseas volver?— preguntó la princesa en tono nostálgico, en el fondo sabía que quería, y también que Aragón se moría por volver a llevarla, quizás ese era el verdadero favor que deseaba pedir el joven sabio.
De cualquier manera Impa no escuchó aquella pregunta, estaba demasiado ocupada lidiando con el berrinche de su compañero.
Con un suspiro la princesa negó con la cabeza, Link por otro lado le jaló la manga del vestido para llamarla.
—También quiero ir mi amor— musitó con esa vocecita tierna y suplicante, con esos ojos de cachorro que Zelda amaba de manera desmedida.
Simplemente sonrió al ver que parte de los nervios habían desaparecido y se sintió aliviada de que hubiera un incentivo que mermara también el miedo natural que desde siempre Link había tenido al acercarse a Ordon.
— ¿También quieres ver el festival, Link?
—Si quiero. Seguro que hay muchas cosas dulces. — clamó provocando la risa de Zelda.
—Eres un glotón corazoncito, siempre tienes dulces aquí en el castillo.
—Quiero probar uno de calabaza. — rechistó con cierto berrinche.
— ¡Joven héroe!— gruñó Impa desde la distancia— no debe usted seguir los pasos de este vago— clamó señalando al adivino, sabiendo que una vez que ambos se ponían de acuerdo en algo no había nada que los parara.
—Pero Impa, parece divertido, ¿Cómo voy a descubrir si lo es o no si mi memoria esta truncada?
—Puede descubrirlo el año que vine.
Link gruñó entonces, olvidaba por momentos que ya no era un lobo así que ese gruñido sonaba extraño y gracioso, era su manera de decir "no quiero", y para sustentar su postura siempre iba y se arrellanaba al lado de su princesa, al final de todo a Zelda no le quedaba otro remedio, cuando las cosas comenzaban a escalar a otro nivel debía poner orden, aunque eso significara dictar ordenes mismas.
…
Aquella noche la joven tutora perdió la batalla. Tres contra uno, no era justo, pero incluso Zelda creía que la Sheikah necesitaba de unas buenas vacaciones. Y aunque no lo pareciera todavía confiaba en las habilidades intuitivas de su madre para encargarse del evento de compromiso.
Era el momento justo.
Para eso y para muchas otras cosas, con paciencia arrinconó a Link bajo su cuerpo y con un suave beso volvió a preguntarle de manera silente si deseaba intentarlo aquella noche. La respuesta siguió siendo la misma, "Por favor espera"
—Esta vez no voy a meter la pata. Quiero que sea especial para ti mi princesita. —Le susurró al oído.
Zelda simplemente cerró los ojos, se dejó aprisionar por los brazos de su casi nuevo príncipe y se durmió recordando que no debía hostigarlo demasiado con el tema.
[***]
Zelda Pov »»»
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El sol brillaba en el firmamento y un agradable olor a humedad impregnaba casi todo Hyrule, la noche pasada la brisa nocturna nos había dejado un precioso obsequio, uno que a Link parecía agradarle de sobremanera. El olor a tierra mojada llenó mis pulmones, hacía meses que no salía del castillo, aunque después de semejante locura con Makivelo se me habían mermado las fuerzas y las ganas para incitar a mi lado de exploradora.
En esta ocasión era diferente, había esperado mucho por este día, este preciso momento en el que saliera erguida y orgullosa sin necesidad de utilizar mi capucha o mi camuflaje, bueno eso pensaba…
Una sonrisa se dibujó en mis labios al corroborar que me sentía extraña al salir sin aquella prenda, después de todo siempre habíamos sido yo, Link y mi capucha a la aventura, era difícil cambiar las antiguas reglas y después de todo había formado parte de mi casi desde que tuviera memoria.
—Princesa Zelda— interrumpió con tono jovial uno de nuestros guardias.
Asentí en señal de atención dejando que me pasara su informe.
—Buscamos en la ciudadela y en los alrededores, en cada bar y en cada posada.
— ¿Y lo encontraron?
—Me temo que no alteza, es probable que se haya alarmado con nuestra presencia, después de todo los vigías de la puerta no se comportaron demasiado amables ante su presencia.
—Era de esperarse— clame con una sonrisa resignada, con una simple mirada le indique que podía marcharse.
Nuestro hombre del afiche había desaparecido, aunque de igual manera cualquier cosa que tuviéramos que saber la obtendríamos de la boca del alcalde de Ordon.
Aquella mañana nuestra comitiva se alistó para salir a primera hora, teníamos un buen carruaje y provisiones suficientes para no pasar hambre durante el trayecto. Link y Aragón se las habían arreglado para colar a Kelpie a nuestras filas, y el regio garañón parecía feliz de volver a salir de paseo. Sólo un cochero y un caballero partirían a nuestro lado, dado que Link y Aragón venían con nosotras no creímos necesitar más protección de la debida. Si todo marchaba bien llegaríamos al atardecer a Ordon justo a tiempo para mirar de cerca la ceremonia de apertura de las festividades, aunque sólo Link y yo permaneceríamos en el pueblo dado que Aragón e Impa se perderían por algunos días en un destino más lejano.
Impa se posó a mi lado con un cansado suspiro, le acaricie la cabeza en señal de consuelo, pero eso no evitó que ambas no viráramos al escuchar la risita encantadora de mi madre.
"Todo estará bien"
Me repetía a mí misma, quizás al final no fuera la ceremonia de compromiso que Impa esperaba, pero mientras Link estuviera a mi lado nada podría opacar la felicidad de ese futuro día.
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¡Continuara!…
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N.A.: Hado: Fuerza supuesta y desconocida que determina lo que ha de ocurrir
Comentarios del Capitulo:
Que tal!
Antes que nada, espero que hay disfrutado de este primer capirtulo...
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Hey un momento, ¿No se suponia que iban a ser extras? ¿que es esa extraña exprecion de "¡Continuara!" en el final del texto? xDDD
Pues si, y no. Me explico: pense justamente en dos aunque le doy prioridad a este basicamente porque el otro esta pensado a modo de spin off.
Dias felices y calabazas realmente más que un conjunto de extras en realidad es UNA PARTE extra del fic de Kai situada en los meses posteriores a la caida del demonio, es decir, este literalmente podria ser "Kai 8" jajajaja
Pero como se habran dado cuanta y como notaran en los siguientes capitulos no solamente la manera de narracion ha variado, habra una historia principal y tambien varias secundarias que se intercalaran conforme vaya avanzando. He abandonado mis criterios de extencion uniforme pues era necesario para varias cosas.
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Respecto a la publicacion...
Irregural abarcando entre una y tres semanas: eso lo decido sobre la marcha, capitulo largo; espera larga. Capitulos cortos; a lo mejor los publico semana tras semana de manera seguida. Todo es relativo xD
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Y bueno nos caimos a Rango "M" por varias razones, una de ellas es porque hice algunas promesas. Las demas seguro las descubren sobre el camino en especial en los capitulos que vayan desde el centro hasta el final.
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Eso es todo. Y un pequeño aviso rapido "Camino a Hyrule" espero publicarlo casi a final de mes :)
PD: No es una promesa
Repito: no es una promesa... xD
