Disclaimer: Siempre hemos sabido que para desgracia del mundo Code Geass no es mio n.n pero qué más da, a escribir. Esto se basa en la imagen de portada en el summary de este fic y un pequeño manga que encontré al respecto, no se japonés pero es mi interpretación de la historia, créditos a su dibujante (hermosa historia) y sin más ni más, yaoi n.n


Code Geass

Short fic

"Saint Grial"

Yaoi

Cuenta la leyenda que existía un tesoro olvidado en el bosque dentro del territorio de Britannia. Uno que había sido perdido hacía tantos años en un viaje del rey mientras cruzaba de norte a sur su vasto reino y que jamás había podido ser encontrado. Se dice que se armaron cruzadas de centenares de hombres en su búsqueda, se dice que valía todo lo que tenía el rey y más.

Todos comenzaron a buscar una piedra preciosa.

Todos comenzaron a buscar un cofre con monedas.

Otros tantos decían que era una alhaja real.

Pero como sea, después de la primera década todos perdieron interés en seguir buscando.

Sin embargo no todos los tesoros son de oro y plata.


Stage 1: Vale una vida

Suzaku cabalgaba de manera perezosa sobre su caballo, no había manera en que tuviera una sola gota de energía en su cuerpo para poder levantar la cabeza y dirigir el camino de Lancelot, su fiel corcel, hasta la aldea. El animal era listo y sabía que el lugar ya no estaba tan lejos así que mejor prefirió concentrarse en tomarse fuerte de las riendas para no caerse.

Su último mes había sido un infierno en la tierra.

Aunque eso quizás era una exageración, porque el invierno comenzaba a hacerse presente en el territorio y si acaso las noches comenzaban a ponerse heladas. Pero eso no quitaba mérito a su último mes de entrenamiento en la capital.

¿Todo para qué?

Una mejor posición, más dinero en su vida, y tener cosas menos aburridas que hacer con su tiempo.

El reino de Britannia siempre estaba envuelto en cruzadas y guerras con los reinos cercanos, su gente era orgullosa y posesiva al respecto, lo cual lo hacía prácticamente un ejército invencible. Pero para eso, no cualquier estúpido podía enlistarse, pasar las duras semanas de entrenamiento y por coincidente convertirse en un caballero.

Suzaku había dado lo mejor de sí en ese entrenamiento y de hecho era uno de los pocos que habían logrado resistirlo sin heridas mayores, contusiones o la pérdida de una extremidad. Si se ponía a contar los horrores por los cuales hacían pasar a los reclutas, nadie le creería, así como a nadie le interesaría. Britannia era selectiva con sus hombres, y si lograban pasar ese infierno de preparación, seguro y podían contra el enemigo.

Siendo casi cien por ciento seguro de que si sobrevivías a ese campamento, pronto mandarían llamarte para comenzar un entrenamiento un tanto diferente para convertirse en caballero.

Y eso ya era una más alta posición social.

Suicida, dirían algunos. Pero él no tenía familia ni nadie que lo extrañara al fin, así que le daría algo que hacer con su vida mientras durara.

Aunque mientras tanto se encontraba de regreso en su tan querida aldea, oh si, aldea más pacífica en el reino no había. Ni más bella, o más tranquila, el lugar perfecto para despejar la mente de cualquiera. De hecho no era un secreto el modesto pero enorme castillo que había sido construido en el centro del lugar, todo para que miembros de la familia real o nobles lo pudieran utilizar de casa de campo para cuando la ciudad se volvía una rutina o abrumadora según sus necesidades.

A Suzaku no le había gustado el mes que pasó ahí, las casas aunque más firmes y el palacio principal con su impecable grandeza, solo le eran indiferentes. Pero las personas vivían en una especie de mundo diferente donde se dejaban guiar más por sus ropas y hediondos perfumes a lo que en realidad valían.

¿Pero eso cuándo le había importado a cualquiera?

-Mm...- gruñó contra el cuello del caballo abrazándolo con ambas manos –Al menos estamos en casa-

Entonces como si el animal quisiera dar su propia aprobación, se levantó en dos patas, feliz. Cosa que tomó desprevenido a su cansado jinete que había soltado las riendas y sus dedos apenas rozaron la crin del animal en un intento de sujetarse. Tarde notaba que cruzaban el último río más cercano a la aldea y tratar de meter las manos para amortiguar su caída no sirvió de nada.

Sus palmas resbalaron sobre las mohosas piedras y su frente dio de lleno en otra.

A eso se refería con su corta e inútil vida.

El ojiverde cerró los ojos aturdido.


La ciudad era tan abrumadora y basta que insistió hasta cansarse que quería salir de ahí, aunque su insistencia no fue mucha. Tan solo le mencionó al rey su necesidad de esparcimiento y armó una cruzada en cuestión de media hora para cumplir su capricho e ir a pasar algo de tiempo al castillo de las fronteras.

Ya había estado ahí un par de veces y era hermoso así que asintió agradecido antes tratar de retirarse para empacar sus cosas. Pero el rey lo detuvo del brazo diciendo que las sirvientas lo harían y que no debía agobiarse con ese trabajo, después de eso besó el dorso de su mano con gentileza y lo encaminó hacia el asiento junto al trono con una leve sonrisa.

Eso sin duda era parte de lo abrumador. Tanta atención.

Así que solo deseaba mentalmente estar en un lugar no tan vigilado donde podría perderse el tiempo suficiente antes de ser encontrado y acompañado. No era un ser indefenso, pero tampoco le habían dado la oportunidad de probarlo. Todo eso aunándose a su sentido de inutilidad y frustración diaria.

-¿Vienes conmigo, Lelouch?- el rey extendió la mano ya montado en su gigantesco corcel.

El joven hombre negó levemente halando de la rienda de su propio animal.

-Estaré bien con Zero, es muy tranquilo-

El más dócil que había encontrado después de tanto tiempo, y el rey lo sabía porque él se había empeñado en que el animal ya fuese así de nacimiento y no por entrenamiento, para no correr riesgos. Lelouch subió rápidamente a su caballo de un salto no dejando que ninguno de los caballeros lo ayudara, ganándose una sonrisa desaprobatoria del rey.

Pero su vida se resumía en eso y comenzaba a molestarlo más de lo que había sido desde el inicio.

Quizás estaban pensando demasiado en su protección que no se daban cuenta de que lo estaban ahogando, porque su existencia no era del todo un secreto pero nadie sabía a ciencia cierta su papel tan cercano al rey.

Ese era el misticismo a su alrededor, y el motivo de tantas peleas otras veces. La familia de Britannia no estaba acostumbrada a que un común y corriente chiquillo que había llegado por suerte al camino del rey, se ganara su perdón y después su protección, junto con un par de títulos que podrían espantar a cualquiera.

-Lelouch, no te bajes del sendero-

Aburrido.

Estaba completamente aburrido y un viaje al exterior, con tanta aparente libertad no estaba ayudando. Si no hacía algo para cambiar ese ambiente justo en ese preciso momento perdería toda la esperanza de lograr algo al salir de Pendragón.

Detuvo el caballo con un leve tirón de las riendas y su movimiento rápidamente fue notado por el rey. Pero no le dejó decir nada cuando desmontó y acariciando levemente la cabeza del animal comenzó a caminar fuera del camino.

-Lelouch…- advirtió el rey girando su caballo.

El joven se detuvo pero no se giró, haciendo suspirar al hombre rubio con una triste sonrisa.

-¿Qué es lo que se te ha metido, Lelouch? Este viaje es por ti y estás haciendo más difícil llegar todavía con la luz del día-

El joven hombre se cruzó de brazos tratando de demostrar molestia en lugar de la desesperación que sentía. Se giró para enfrentar al rey, pero era claro que sus ojos violáceos hablaban más de lo que quisiera admitir, porque en el momento que las miradas de ambos se conectaron, el rey ya estaba cediendo ante este nuevo capricho.

-Tengo sed- argumentó, había visto un rio no muy lejos y sin duda sería una buena excusa para adentrarse en el bosque de inmediato, pero el rey señaló de inmediato al resto de sus hombres y el equipaje que cargaban.

-Traemos agua con nosotros-

Como si desearan darle la contraria, la docena de caballeros que los acompañaban aprovecharon la pausa para buscar sus propias garrafas de líquido para aliviar su sed y la mirada del rey parecía triunfal con esto.

-Está envenenada- musitó el joven, los caballeros comenzaron a escupirse entre ellos con la declaración tan certera del joven y porque no tenían razones para no creerle, pero el rey frunció un poco la boca desaprobando su actitud.

-Sabes que eso era una mentira- declaró, pero se ganó una sonrisa satisfecha de Lelouch.

-Lo sé, pero ahora todas nuestras cosas están ensalivadas, voy por agua- argumentó feliz dándose media vuelta para adentrarse en el bosque, el río ni siquiera estaba lejos, podía escucharse desde ahí. –Oh, y si no es mucha molestia no quiero a nadie tras mi espalda- se giró levemente demandando eso más como una orden que una petición. –O realmente el agua de todos los caballeros que su majestad ha insistido en traer, estará envenenada-

El Rey Schneizel sonrió entretenido ante las palabras de su joven brujo, pero decidió acceder a esta insubordinación porque claramente el joven estaba irritado y lo que menos se necesitaba era un ser como él enojado. Suficiente con la última vez en que el ganado selecto del castillo había caído muerto de la nada y su carne se había tornado negra.

-Te vas a ensuciar- trató con media sonrisa de seguirlo contrariando.

-¡Tengo demasiada ropa!- le gritó el otro, desapareciendo entre los árboles.


Quizás el rey tenía razón, se ensuciaría. Pero era un hecho que él tampoco había dicho una mentira, tenía tanta ropa era difícil que repitiera un atuendo en un mes entero. Incluso si todos se parecían. Aunque eso no importaba ya, había ganado sus diez minutos de privacidad y vaya que aprovecharía hasta el último segundo.

Sabía que no debía ser desagradecido por el tipo de vida que llevaba, pero era un hecho que tantas atenciones no era algo para él. Al menos no mientras quisiera hacer cosas tan simples como caminar. Sin exagerar podía decir que era uno de los pocos derechos que conservaba, porque el rey sabía que sería ridículo que alguien lo llevara de un lado a otro cuando a él se le antojara.

-Sofocante- musitó mientras se terminaba de abrir paso hasta el río y con alegría notó que sus aguas eran tan cristalinas como había predicho. Tener cierto tipo de sensibilidad sobrenatural sobre lo que lo rodeaba podía ser un buen don a veces, pero en otras se encontraba bastante maldito por lo mismo.

No debía olvidar cual era su uso al final de todo.

Así que de solo admirar su reflejo en el río no sabía si sentirse feliz o triste de que su destino al final lo hubiese traído a esto. Un recurso aprovechable en tiempos de guerra, una leve orientación sobrenatural, o un bonito adorno.

Con su mano derecha golpeó a palma abierta su imagen en el río, bonito adorno. Pero con algo de tristeza notó que se había mojado las mangas de su atuendo al mismo tiempo.

-"Debes mirarte como yo te considero"- había dicho el rey –"Una criatura pura, hermosa y sensible"-

Quería llorar si a eso se refería con sensible.

Desde entonces todo su guardarropa constaba de prendas blancas o de colores muy claros. De hecho no había nada fuera de eso en todas sus cosas, aunque evitaba mencionar todas las joyas que lo hacía lucir. Evitando siempre que podía todos aquellos pesados accesorios, a excepción de uno que era obligatorio que llevara. Una gran y delgada cruz de plata con piedras preciosas en toda su extensión.

-"Eres un símbolo de paz y libertad"- dijo.

-¿La de quien?- musitó para sí mismo el joven dándose cuenta del gran lío en el que estaba metido.

Pero seguía siendo característico de él vestir como el rey demandaba. Ahora para el viaje, llevaba uno de los atuendos con los que quizás estaba más familiarizado. Vestía de un pantalón a la medida y una camisa de mangar larga blanca, pero muy por encima de todo eso, una gabardina que entallaba su cuerpo de manera perfecta, tan larga que bajaba el nivel de sus rodillas y tan ajustada que a primera vista parecería su verdadero atuendo y no lo que llevaba abajo. Los puños de la gabardina se ajustaban con perfección un poco más largos que su muñeca.

En la cintura lo rodeaba un delgado cinturón color dorado con chapas de oro y un par de piedras. Sus zapatos eran hechos de manera personal, con el rey demandando que no fuesen botas con tacón que podrían cansarlo, así que eran un par de zapatillas de piso que parecían de interior.

Pero sobre para finalizar todo, hoy su capa de costumbre había sido cambiada por la de viaje que tendría una capucha que cubría su rostro del sol y una cadena que delineaba sus hombros por atrás de su cuello. Tan larga y tan pesada como se debía, aunque en su mente todo fuera una exageración.

¿Pero quién sería capaz de renegar semejantes lujos?

Procedía a levantarse solo habiéndose mojado las mangas al golpear el agua, pronto lo buscarían. Cuando el relinchar de un caballo lo alertó buscando con la mirada el origen y algo con lo cual defenderse de ser el caso. Pero solo divisó al blanco animal que llamó su atención corriendo por la orilla del río sin jinete.

Algo extraño porque estaba ensillado.

Estiró una mano en el aire frente a sí mismo y el caballo se acercó sin titubear y de manera tranquila, hasta que su nariz comenzó a olfatear sus dedos y luego le dio de lengüetazos por toda la palma, causándole cosquillas.

-¿Qué haces tú solo tan lejos?- le preguntó al animal acariciando su nariz, pero como si hubiese sido entendido en el acto, el caballo lo rodeó y con la cabeza comenzó a darle empujones en la espalda, haciéndolo dar un par de pasos. –Hey… tranquilo- trató de girarse, pero el caballo continuó avanzado empujándolo de manera firme en una sola dirección.

Lelouch cedió, solo porque lo consideraba entretenido y con suerte le pondría los pelos de punta al rey cuando no lo encontrara cerca. Pero resultaba que el caballo realmente no lo quería llevar lejos.

El joven brujo pronto divisó a quien se podría llamar al jinete del animal, solo que en una posición no muy favorable para conocer a una persona. De boca contra el rio y sin moverse en lo más mínimo.

-Oh…- y sintió inmediata lástima por el animal que estaba dando su mejor esfuerzo por conseguir ayuda, así que no podía girarse e irse. De todas maneras el rey se molestaría. Sonrió para sí mismo, entonces comenzó a caminar de manera rápida pero cuidadosa dentro del río, las piedras estaban resbalosas.

Pero su capa era jalada por la tan leve pero insistente corriente que amenazaba con ahorcarlo.

Eso demostraba uno de los puntos exagerados de su seguridad que lo matarían un día de estos.

Volviendo a su tema inicial, lo primero que hizo al llegar al cuerpo en el río fue girarlo, notando por primera vez que era un muchacho. Uno no muy vivo, así que debía sacarlo de ahí cuanto antes.

Dio un par de pasos hacia atrás y tomó una de las piernas del jinete tratando de jalarlo a la orilla, pero su fuerza era algo inexistente. Comenzaba a frustrarse, pero en eso el caballo que lo había metido en esto comenzó a imitar su acción mordiendo todo el pie derecho del joven para jalarlo fuera del rio.

Le causó gracia que el animal tuviera media bota dentro de su boca, pero lo felicitó por listo con una sonrisa.

-Buen chico- palmeó su cabeza una vez que estaban en lo seco y se tiró de rodillas junto al muchacho.

Era un caso difícil.

Comenzó a golpear el pecho del jinete con insistencia para sacar el exceso de agua de sus pulmones pero no tuvo éxito. Entonces el caballo desesperado comenzó a lamerle la cara al joven, tratando de lograr algo por su cuenta pero haciendo notar a Lelouch algo importante. Había sangre corriendo por el medio de su frente.

Quizás estaba inconsciente y no ahogado.

Como sea, eso no era algo que cualquiera pudiera tratar.

Suerte que él no era cualquiera, y si el rey decía que su deber era solo con el reino y los caballeros que lo protegían, entonces él argumentaría como siempre que todas las personas dentro del reinado de Britannia eran importantes, incluso un estúpido campesino que no sabía montar.

Así que cerró los ojos bloqueando cualquier sonido o presencia, centrándose en lo importante. Con la yema de sus dedos tocó la frente del muchacho y la herida comenzó a cerrarse, abriendo los ojos para asegurarse de ello. Después como precaución comenzó a bajar sus manos de manera lenta a la altura del pecho y estómago del jinete, notando que realmente había tragado algo de agua más no tanta, quedando fuera de cualquier peligro en el instante.

Suspiró para sí mismo admirando su trabajo rápido y con una sonrisa se dio por satisfecho, los ojos del jinete comenzaban a abrirse en prueba de su labor.

Oh demonios, el rey.

Se paró como pudo y recogió parte de su propia capa entre sus manos porque estaba mojada y se arrastraba más de lo normal, sobretodo porque tenía que correr antes de que lo buscaran y no lo encontraran en la zona que se suponía debía estar. Con suerte y no se daría cuenta siquiera de la pequeña ayuda que prestó, el rey era tan exagerado a veces.

Cuando alcanzó el punto original de su caminata se soltó la capa y sacudió algo de tierra de su ropa, enderezándose por completo y volviendo a su expresión de serenidad, entonces a paso normal comenzó a emerger por las orillas del bosque justo cuando el rey comenzaba a ordenar que lo buscaran.

Las palabras murieron en su boca al verlo regresar, aunque no todas.

-¡Lelouch…!- exclamó sorprendido -¿Qué es lo que te ha pasado?-

Y los caballeros comenzaban a poner sus manos en sus armas, pero él disipó todas sus preocupaciones con un movimiento de su mano.

-Nada, su alteza. ¿Por qué lo dice?-

Seguro el rey era tan exagerado como observador, así que con una vista rápida en su persona podía ver lo que estaba mal.

-Estas mojado, mi muchacho. Y tu capa se ha llenado de tierra, sin mencionar la marca en tus rodillas-

Aunque Lelouch no cedería tan fácil.

-Me hinqué en la rivera del río, obviamente me iba a mojar- trató, pero eso no lo apoyaba mucho y se dio cuenta por la expresión del rey que no le había creído una sola palabra.

Entonces el rubio gobernante extendió una mano todavía montado en su caballo y esperaba ser obedecido en el acto. Así que el joven brujo no dudó en acercarse y extendiendo su mano derecha el hombre tomó sus dedos con delicadeza.

-Estás helado- apuntó.

Lelouch estuvo a punto de protestar cuando sintió que su energía volaba fuera de su cuerpo con un escalofrío. Sabía que había estirado demasiado su suerte y no era algo que pudiera ocultar. Sus rodillas cedieron por completo y sus ojos se cerraron olvidando por completo el mundo. La mano del rey sosteniendo la del joven brujo no pudo hacer mucho, así que eventualmente golpeó el suelo sin nada de amortiguación.

Entonces todos los caballeros desmontaron sus caballos, aterrados por el desvanecimiento del muchacho, pero más rápido que todos ellos había sido el rey que por su cuenta bajaba y rodeaba su animal, arrodillándose en el suelo con una mirada seria mientras recogía al muchacho.

Lo tomó en sus brazos como si su peso no fuera nada y para lo único que necesitó ayuda fue para que lo ayudaran a montar sin soltar al joven. Ya sobre su caballo fue más fácil acomodarlo, con la mano derecha lo sostenía contra sí mismo y los pies del brujo colgaban por el flanco izquierdo del caballo.

Antes de tomar las riendas del animal, maniobró levantando la capucha de la capa de viaje de Lelouch cubriendo su rostro del sol y ordenó que se reanudara el camino hacia su destino.

-Ayudas a todos sin mi permiso, Lelouch- musitó para sí mismo bajando su cabeza y plantando sus labios en la frente del inconsciente joven. –Pero yo te protegeré-

El tesoro de Britannia no era una joya.

Una copa.

O una alhaja.


Creyó que no iba escribir para felicitarla ¿Cierto? Sorpresa Srta.

Respecto al fic, serán solo cinco capítulos así que no pidan mas. Es una historia corta y sencilla pero no por eso carecerá de mis ideas y drama n.n SuzaLulu medieval para todas.

¿Se deja en oneshot o quieren más?

anySuzuki