Los personajes de esta historia le pertenecen a J.K. Rowling, la historia tiene spoilers de HPDH2, pero es completamente mía. Espero que la disfruten :)

Capitulo 1

-Camila, voy a estar en el laboratorio…si necesitas algo me buscas- Dijo la joven de 25 años, mientras se asomaba en la puerta del cuarto de su pequeña hija.

-Está bien mami.- Contestó la pequeña de seis años.

La niña miró a su madre y le sonrió. La joven también le sonrió y le guiñó un ojo. Su madre cerró la puerta de la pintoresca habitación, y la niña siguió acomodando su rompecabezas de 60 piezas. Si, era una pequeña sumamente brillante, pues tenía de quien heredarlo, para su corta edad le gustaban los juguetes difíciles, los que uno usaba para pensar bastante, aunque no podía negar que le encantaban las Barbies. Camila sabía que su mamá no le permitía entrar al laboratorio, el cual estaba ubicado en el sótano de la casa de ambas, esta estaba en las afueras de Londres, casi llegando al campo y lejos de la concurrida ciudad de Londres.

Camila estaba terminado su curso en pre- escolar y estaba ansiosa por empezar su primer año en primaria, solamente tenía que esperar que pasara el verano, el cual algunas veces era aburrido o entretenido. Aburrido cuando su mamá se encerraba en el laboratorio y entretenido cuando visitaba a sus abuelos o a sus tíos, cuando su mamá la llevaba a la ciudad en donde todo era mágico. Si, ella sabía lo que era la magia, su madre desde pequeña le hablaba sobre esta. Sus tíos Harry y Ron también. Los únicos que no tenían nada de magia eran sus abuelitos, los papas, de su madre. Su madre le decía que cuando tuviera once años estudiaría en la misma escuela en donde ella y sus tíos estudiaron, el cual dirigía Abus. Su madre siempre le hablaba con la verdad, le era sincera y se desesperaba muchas veces con ella porque lo preguntaba todo, entonces reía cuando su madre murmuraba que tenía a quien salir, y que no podía negar que era su hija.

Camila era bastante despierta, sabia muchas cosas, leía muchos libros y todos decían que era una versión diminuta de su madre. Ella sabía que su mamá era muy inteligente, era doctora, pero en el mundo de magia, se pasaba haciendo medicinas, las cuales su madre les llamaba pociones. Cuando tenía los días libres estaba con ella y pasaba unas horas en el laboratorio, según su madre buscando una cura para el veneno de una serpiente, ella no sabía bien, pero desde que la niña recordaba, su madre siempre buscaba esa cura y cuando no lo lograba, lloraba.

La niña suspiró resignada, y un poco aburrida con su rompecabezas, el cual estaba hecho un poco más de la mitad. Ella se levantó y salió de su habitación, dirigiéndose a la sala para ver televisión. Cuando de repente escuchó cómo se rompían unos cristales, y alguien gritando. Camila sabia que ese alboroto venía del sótano, que era su mami, así que corrió lo más rápido que sus pequeñas piernas le permitieron y abrió la puerta poco a poco, sabía que si su madre la veía ahí la regañaría, pero tenía miedo. Cuando se asomó, arrugó la nariz cuando un olor bien fuerte la invadió, olía a algo quemado, metálico. Había humo y no podía ver a su mamá. Los ojos de Camila se abrieron grandemente y su corazón comenzó a latir rápidamente, no encontraba a su mamá. Camila se metió en el sótano y bajó los tres escalones, hasta que rápidamente escuchó un fuerte sollozo. Camila se quedó frisada en el último escalón cuando su madre empezó a hablar.

-Severus lo siento,-Dijo la joven- no he podido encontrar la cura, no he podido,-ella jadeó levemente debido al llanto- cinco años en esto Severus, solamente quiero encontrar la cura para que estés ¡conmigo!- dijo gritando eso último, mientras tiraba algo, que cayó al lado de Camila. La niña lo recogió y lo reconoció como el gira tiempos de su mamá.- lo siento Severus, te prometo que lo lograré, te necesito, -sollozó- te necesitamos, Camila y yo.-

La joven estaba apoyada en una de las encimeras del laboratorio, por instinto, mientras hablaba miraba hacia arriba. Camila miro como las manos de su madre temblaban y ella se secaba sus lágrimas. La niña miró el piso y vio varios cristales rotos, y encima de la encimera en donde su madre estaba, había un líquido regado. Camila sabía que su madre le hablaba a su papá, aunque la niña nunca lo conoció, sabía quién era el por fotos, y porque todos le decían el gran héroe de guerra que fue, aunque la niña no entendía mucho eso de la guerra, pero sabía que él murió, por ayudar y salvar a otros, como a su mamá y a sus tíos, sobre todo a su tío Harry. Su madre le decía que muchas veces le recordaba a él, cuando terminaba haciendo lo que quería y no seguía las reglas. Todos sabían que su mamá era una fiel seguidora de las reglas, pero el no, aunque era un hombre fiel. Era una niña segura igual que lo era él, no le demostraba miedo a casi nada, solamente el ver triste a su madre, y su madre sabia que la debilidad de Severus era ella.

Una vez escuchó una conversación que su mamá tuvo con su tía Ginny, y ella deseaba encontrar una cura para el veneno de esa serpiente para salvar a Severus, que con el gira tiempos podía regresar a ayudarlo, su tía le dijo que era una idea muy loca, muy difícil, que esa serpiente era muy poderosa. Camila deseaba conocer a su papa, hablar con él y abrazarlo, pero sabía que no podía, y que solo lo vería en fotos, las mas que les gustaba eran las que se movían. Su mamá le decía que su cabello era igual de negro y lacio que el de él, pero que en lo demás se parecía a ella, su mamá adoraba su pelo, tan solo porque le recordaba a el, y aunque el cabello de Severus pareciera que estuviese sucio y graso, era porque lo tenía tan fino y suave. Su mamá decía que le gustaba acariciarlo, por eso siempre que tenía oportunidad enredaba sus dedos delicadamente en el cabello de su hija. Para Camila tener seis años era bajita, sus ojos eran marrones como los de su mamá, su nariz era pequeña y tenía algunas pecas en esta, al igual que en sus mejillas.

La niña vio cuando su madre sacó la varita y comenzó a recoger todo con tan solo hacer unos movimientos en su muñeca. De sus ojos salían mas lagrimas, la joven se sentía cansada, frustrada, y extrañaba a su amor. Camila siempre que la miraba haciendo magia se quedaba embobada, le encantaba y sabia que algunas veces sentía algo extraño cuando se molestaba o reía fuertemente, Una vez cuando sus ojos se entornaron llenos de coraje su magia hizo caer varios cuadros en la casa, o como la vez que rió tan fuerte que se rompieron unos cristales, su mamá siempre ha tenido que controlarle la magia desde que era una bebé, pues la niña era hija de dos de los magos más poderosos en Inglaterra, y su magia a muy temprana edad había comenzado a hacer efecto, aunque le decía que en la escuela no podía hacer nada de eso, ni decirle a nadie de el mundo de magia al que visitaba algunas veces.

Un sollozo de su madre la hizo parpadear y volver a recordar en donde se encontraba, sacudió la cabeza, siempre estaba pensando, al igual que ellos.

-Evanesco- Murmuró la madre de Camila mientras señalaba los objetos que no le servían y estos desaparecían poco a poco. –Reparo- señaló a los objetos rotos. –Fregoteo- Finalizó viendo como lo que faltaba se limpiaba.

-Mami- La llamó Camila en voz baja. La joven se volteo a verla y la niña vio los ojos rojos de su mamá.

-Mila ¿Qué haces aquí?-Le preguntó llamándola por su apodo.

La madre de Camila se acercó hasta ella y la cargó, luego apagó las luces del laboratorio y salió de este, mientras cerraba la puerta tras de ella.

-Escuché algo romperse,-Le dijo la niña sin mirarla.- y luego estabas gritando.-La niña levantó la vista y miró a su madre.

-Todo está bien- Le dijo su mamá mientras se sentaba con ella en el mueble de la sala.

-No mami, estabas llorando otra vez, estabas llorando por mi papá…no me gusta.-Dijo Camila mientras sacudía la cabeza levemente y se acomodaba en el regazo de su mamá.

La muchacha abrazó a su hija y le dio un leve beso en la frente.

-No bebé, -Camila hizo una mueca por el apodo, ella no era ninguna bebé.- es solo que…-pero no pudo terminar, porque sus lagrimas evitaron hablarle.

-Mami no llores más, por favor, mami.- Dijo la pequeña un poco asustada. Camila trató se secarle algunas lagrimas con sus diminutas manos.

La madre de la niña detuvo los movimientos de su hija y en un acto maternal le besó las palmas de sus manitos.

-Estoy bien,- dijo con voz entrecortada- es solo que algunas veces extraño a tu papá, pero estoy bien- La joven notó que la niña tenía su gira tiempos en la mano, se lo quitó y se lo volvió a colocar en su cuello.

Camila miró a su mamá con el rostro preocupado, mientras su madre le pasaba sus dedos por el cabello, la niña sabía que esa era una forma en la cual su mamá se calmaba, con ese simple gesto.

-¿Tienes hambre?, -Le preguntó a Camila.- Es que voy a regresar al laboratorio, tengo que terminar unas pociones y enviarlas a San Mungo.- Ese era el hospital en donde su mamá trabajaba.-

-Tengo un poco mami.- Dijo la niña con su voz chillona.

-Vale, entonces vamos a prepararte algo, ¿Si?- La niña asintió.

Camila no volvió a tocar el tema, simplemente ayudó a su mamá a preparar el almuerzo. Mientras ellas comían, en la sala se escuchó un ruido proveniente de la chimenea.

-¡Hermione!-Gritó el joven

-¡Tío Harry!- gritó la niña.

Hermione se dio cuenta que el rostro serio de su amigo cambió a uno alegre al ver a la niña. Este cargó a la pequeña mientras le llenaba la mejilla de besos haciendo que la niña riera.

-¿Qué paso Harry? ¿Por qué llegaste así?- Preguntó Hermione.

-Tengo que hablar contigo,-El miro a la niña y luego a su mejor amiga.- a solas.

Hermione asintió levemente.

-Mila, cielo ¿Por qué no te vas a jugar un rato a tu habitación?, voy a hablar un momento con Harry.

Harry bajó a la niña de sus brazos y esta miró a su mamá mientras encarnaba una ceja, algo típico de Snape. Camila odiaba que la excluyeran de las conversaciones de los adultos. Harry trató de contener la risa, al ver el gesto de su sobrina, pero Hermione estaba seria.

-¡Camila Snape! Mas te vale que no me vuelvas a mirar de esa manera ¿Entendido?-

-Pero mami, yo qui…-

-Ve a tu habitación Camila, ahora…tengo que hablar con tu tío algo.- La interrumpió Hermione.

La niña levantó la barbilla, y Hermione parpadeo varias veces ante el gesto, luego dio media vuelta haciendo que su cabello largo se levantara como si fuera una capa, y así se dirigió a las escaleras , dejando a su madre perpleja, era la primera vez que la niña le recordaba tanto a Severus. Siempre habían cosas que le recordaban a él, pero esta, ya era demasiada.

-¿Viste eso Harry?- preguntó una sorprendida Hermione.

-Sí, eso fue muy al estilo Snape déjame decirte.- Dijo mientras reía levemente.

-Es la primera vez que Camila hace un gesto así Harry…es bien raro que la niña me recuerde a Severus- Le dijo a su amigo mientras evitaba llorar.

-Hermione no te sientas mal, se parecerá físicamente a ti, pero no puedes negar que tienes muchas cualidades de su padre,-Le dijo mientras le daba unas palmaditas en el hombro y la llevaba hasta el comedor para que hablaran- Camila tiene mucho de ustedes, y eso que hizo no nada más sería un gesto de Snape, tu también lo haces bastante cuando estas molesta.- Le termino de decir mientras le mostraba una sonrisa socarrona a su mejor amiga, haciendo que esta bufara.

-Lo que sea, ¿Haz comido algo?, -Le preguntó en su típico tono maternal- ¿Tienes hambre?

-No Hermione, -dijo mientras sacudía la cabeza- no te preocupes…ven,- el estiro su mano y tomo la de ella, para que ambos se sentaran en el comedor. – tengo que contarte algo-

Hermione se movió incomoda en su asiento, pero puso toda su atención en su mejor amigo.

-Estoy seguro que encontré la forma de ayudarte en cuanto la poción. Ya sabes la de la cura.-

Los ojos de Hermione se ensancharon, sintiendo como se inundaban de lágrimas.

-¿Qué dices Harry?- Preguntó en un hilo de voz.

-Sí, mira,- Le dijo mientras sacaba un frasco con algo blanco adentro, y lo colocaba al frente de ella. –Esta es la leche de Nagini, la serpiente de Voldemort. Es que tenía pensado hacer una prueba con ella, ¿recuerdas como yo tenía parte de Voldemort en mi?,- La joven asintió- que cuando me tiró con el Avada, prácticamente se mató el mismo,- Hermione volvió a asentir. –Pues si en el antídoto que estas creando, el cual tiene Bezoar, Mandrágora, y no sé qué cosas más, le ponemos un poco de la leche creo que podría contraatacar el veneno en el sistema de él. Voldemort tomaba la leche de Nagiri para mantenerse vivo, pienso que esa leche podría hacer el mismo efecto en Snape, atacando así el veneno. Sería algo así, parecido a lo que pasó conmigo y Voldemort cuando me tiró la maldición. ¿Qué crees? ¿Lo intentamos?-

Harry respiró nuevamente, pero su respiración se volvió a entrecortar cuando vio la cara de su amiga. Hermione no reaccionaba, solo se quedó parpadeando ante lo que su mejor amigo le había contado. Cinco años de angustia, frustraciones, desesperos, llantos, soledad, tristeza, intentos fallidos, para llegar a esta conclusión. Entonces se dio cuenta que ser bastante inteligente no servía de mucho. Iba a tener a Severus con ella, con Camila, después de tanto tiempo…si la poción salía bien, podía volverlo a ver, ¡Merlín como lo extrañaba tanto! Hermione miró a su mejor amigo y cuando le fue a hablar un sollozo escapó de sus labios. Harry preocupado se acercó hasta ella y la abrazó.

-Amiga, ya verás que todo saldrá bien. Tenemos que creer en nosotros, en nuestra magia. Tienes que confiar en el amor que le tienes a el Herms.- Hermione no se había percatado que estaba llorando, hasta que sintió la camisa de su mejor amigo empapada. Ella se alejó de él y se sentó derecha en su silla.

-Tienes razón Harry, ¿Crees que puedas ayudarme? ¿Por cierto como la conseguiste?- Preguntó mientras tomaba el pequeño frasco entre sus dedos.

-Bueno trabajar en el Ministerio de Magia tienes sus ventajas,- Hermione levantó la vista y encarnó una ceja sin creerle.- está bien, está bien…y llamarse Harry Potter también,- Dijo mientras su amiga asentía y volvía a mirar el frasco con su contenido. –El caso es que están haciendo investigaciones con esa leche,- dijo con asco –y se me ocurrió esa idea y quise traértela. Hermione tu sabes más que yo de pociones, tienes que saber hacerlo.

Hermione levantó la vista y miró a su mejor amigo asustada.

-No te miento Harry, estoy nerviosa…no sé si salga, pero hay que intentarlo…vamos al Lab creo que tengo unas ratas para experimentar.- rió levemente.

Ambos se levantaron y se dirigieron al laboratorio cerrando la puerta detrás de ellos, sin darse cuenta que la pequeña Camila los había escuchado. Al parecer su tío le trajo algo que le ayudará con la poción que ella lleva tanto tiempo tratando de hacer.

Cuando Harry y Hermione salieron del laboratorio, aunque algo cansados, pero satisfecho con lo logrado, se encontraron a Camila dormida en el mueble de la sala y la televisión prendida con unas caricaturas. Harry se acercó hasta ella dándole un beso en la mejilla y después hasta la chimenea.

-Solo hay que esperar hasta mañana Herms, a ver si la rata reacciona, sabemos que si es un humano tendremos que hacer el doble,- Hermione asintió –Todo saldrá bien- Le dijo mientras la abrazaba.

-Eso espero Harry, quiero que Severus este conmigo nuevamente.- Dijo en voz baja.

-Lo estará, adiós- Harry le dio un beso en la mejilla, luego tiró polvos flú en la chimenea diciendo la dirección de su hogar y desapareciendo rápidamente.

Hermione miró su reloj y se fijó que eran las seis de la tarde.

-Mierda,- murmuró- ¿Estuvimos tanto tiempo ahí metidos?- Ella miró a su hija y asintió levemente, dándose cuenta que sí.

Se dirigió a la cocina y recogió el desastre del medio día, luego sacó otras cosas para preparar la cena. Estaba cansada y tenía hambre, pero lo peor era que estaba ansiosa, ya quería saber si su poción había resultado. Cuando Hermione levantó a Camila la niña se desorientó un poco, luego vio a su madre y se le tiró encima pidiéndole perdón. Hermione la cargó y la llevo hasta el comedor en donde ambas cenaron en silencio. Antes de dormir Hermione bañó a su hija, la llevó hasta su cuarto y le leyó un poco. Cuando Camila se quedó dormida, ella salió de la habitación y se dirigió a la suya para asearse, antes de dormir fue hasta el laboratorio para ver si al rata hacia algún movimiento, pero seguía igual, sabía que respiraba porque tenía un hechizo de monitoreo y además estaba boca arriba y la barriga bajaba y subía rápidamente.

Habían pasado tres días desde que Harry y Hermione trataron la poción con la rata, y el primer día la rata había amanecido despierta y pero estaba atontada, en el segundo día ya comía y en el tercero hacia las cosas normales. Hermione sabía que no se podía fiar mucho de este antídoto, pero estaba ansiosa, ella observaba con lujo y detalle a la dichosa rata, cada movimiento que hacía, le llegó a contar los parpadeos. Estaba cansada, mucho, su hija ya le exigía atención, a pesar de todo, Camila, era pequeña y la necesitaba. Hermione esa noche esperó a sus mejores amigos para contarles el plan que tenía.

-Dame un beso cielo, ¿sí? Y el más grande de los abrazos.-

Camila encantada lo hizo, adoraba a su mamá, era lo más importante en su vida. Lo que la niña no sabía era que su mamá se estaba despidiendo de ella, cuando Camila estuviese dormida, Hermione iba a tomar el gira tiempos e iba a regresar al pasado para salvar a Severus. Hermione se quedó con su hija hasta que esta se durmió. Luego que volviera a despedirse de la pequeña aun cuando esta estaba dormida, bajó a la sala de su casa a esperar a sus amigos. En menos de tres minutos Harry, Ron y Ginny aparecieron en la chimenea y se acercaron a ella para saludarla.

-¿Y Mila?- Preguntó Ginny

-Está dormida- Le contestó Hermione.

-Aww, yo quería verla- Le dijo, para después caer sentada al lado de Hermione.

-Bueno Hems, aquí estamos… ¿Cuáles son tus planes?- Dijo Ron.

Ah, si, los planes que tenía Hermione, sus amigos sabían de algo, pero no toda la información.

-Voy a ir al pasado, voy a salvar a Severus.- Dijo con seguridad la Gryffindor.

-¿QUÉ?- Preguntaron los tres jóvenes amigos de ella.

-Harry la poción hizo efecto, la rata se salvó, y confío en que pueda salvarlo a él.- Le dijo desesperada.

-Esperen, ¿De qué hablan?- Pregunto Ginny confundida.

-Herms, ¿todavía sigues con eso del antídoto?, llevas cinco años sin resultados.- Le dijo Ron tratando de sonar razonable.

-¿De verdad funcionó?,- Preguntó Harry sorprendido y a la vez sonriendo. Hermione asintió con una sonrisa y él se acerco hasta ella para abrazarla. – ¡Ja, ja Te lo dije Herms!-dijo mientras reía fuertemente.

-¿Qué diablos pasa?-Preguntó una exasperada Ginny.

Hermione le contó a los hermanos Weasley lo sucedido y ambos se sorprendieron y sus ánimos cambiaron a uno de preocupación.

-Herms, tienes que pensarlo bien, por Camila- Dijo Ron.

-Por ella es que hago todo esto Ron…mi hija necesita a su papá.- Dijo tajante.

-Hermione, ¿Estás segura que es por ella, que no es por ti?-Le pregunto el pelirrojo.

Hermione miro a su amigo con los ojos entrecerrados, y luego sacudió la cabeza.

-Lo extraño Ron, es todo…-murmuró.

Ginny le pasó un brazo por los hombros a su amiga y la abrazó.

-Te vamos a ayudar Herms.- Le dijo con ánimo la pelirroja.

-Pero…-

-Pero nada Ronald, -Le cortó Ginny- Hermione es nuestra amiga y tenemos que ayudarla, también es muy inteligente y tenemos que confiar en que todo saldrá bien.-

Ron resopló frustrado, y se metió a la cocina a buscar algo que comer. No era que no deseaba ayudar a su amiga, solamente estaba asustado.

-¿Qué harás con Camila, Herms?- Preguntó Harry.

Hermione suspiró.

-Ahí es donde los necesito, la niña no se puede quedar con mis papás, y les quería pedir de favor si la podían cuidar.-

Hermione se mordió el labio inferior ansiosa por la contestación. Ginny miro a Harry, y este le devolvió la mirada mientras asentía.

-No te preocupes,- Dijo la pelirroja- Harry y yo la cuidaremos.-

Hermione abrazó a sus dos amigos en agradecimiento.

-Y yo los ayudaré- dijo Ron mientras se limpiaba la boca con una servilleta.

Hermione sonrió y se levantó del sofá para ir hasta donde estaba el pelirrojo y abrazarlo.

-Sí, sí, si Herms, -Ron la separó un segundo de el – prométeme que te cuidaras Hermione, piensa en tu hija.

-Lo sé Ronald,- Hermione suspiró –trataré de hacer las cosas bien.

-¿Y cuando te irás?- Le preguntó Ginny.

-Antes de que salga el sol, -Hermione se sonrojo un poco- siempre me iba de sus habitaciones a esa hora,- Dijo, pero más sonrojada- tengo que encontrarme con la Hermione de esa época y entregarle la poción para que ella se lo entregue,- la joven exhaló- iré cuatro días antes de que lo…- Hermione respiró fuertemente –de que muera.

Hermione volvió a sentarse en la silla y sus tres amigos estaban de pie delante de ella, escuchándola.

-Cuando supo, ¡Oh Merlin!,- Sus ojos se cristalizaron y había comenzado a llorar. – Lo siento, -Harry se sentó al lado de ella y la abrazó. – esa noche el supo que estaba embarazada, estaba emocionado, pero me dijo que tenía miedo de lo que pudiera pasar, el día que murió, me prometió que regresaría, pero no pasó,- ella miro a sus tres amigos –nunca regresó.-

-Hermione lo siento tanto.- Le dijo Harry.

-Cuenta con nosotros- La apoyó Ron

-Te queremos Herms- Dijo Ginny, mientras la abrazaba por el lado contrario de su recién estrenado marido.

Hermione respiró fuertemente y se secó las lágrimas.

-Ginny se puede quedar con ustedes esta noche, nosotros llegaremos en la madrugada.- Le dijo Harry, mientras miraba a Ron y el asentía.

-Si, tengo que ir donde Luna y explicarle, no puedo dejarla así y menos sola estando embarazada.-

Hermione asintió entendiendo.

-Ve con ella Ron, pero necesito que me ayudes aquí, se que Luna no dirá nada, pero no quiero que mas nadie lo sepa, ¿Entendieron?- Los tres amigos de ella asintieron como niños. – Tengo el gira tiempos listo, es cuestión de girar el reloj y apareceré en Hogwarts.- dijo segura.

-¿Y dónde está?- Le preguntó Ron.

-En mi mesa de noche, junto con la poción, ¡Merlín, ya quiero que Severus esté conmigo!- lloriqueó Hermione.

-Todo saldrá bien Hermione, tu ve y busca a tu amor y nosotros cuidaremos de la niña- Le aseguró Ginny.

Los tres amigos de Hermione estaban tratando de animarla, y haciendo que ella riera un poco. Lo que no sabían era que Camila los escuchó desde las escaleras, sabía que su papá tenía que tomar la poción que le hizo su mamá para que no se muriera, pero había que ir a Hogwart con el gira tiempo, la mamá le explicó una vez como se utilizaba, pero le dijo que nunca lo podía tocar y menos sin su permiso. La niña estaba ansiosa, ella deseaba conocer a su papa, ella era grande y lo podía hacer, podía ayudarlo, no quería esperar por su mamá, Camila lo quería ver ya. La pequeña se metió en su cuarto y se quitó sus pijamas de Barbie. Se colocó una camisa verde, su color favorito, al igual que su papá, lo único era que su camisa verde en las mangas y cuello, tenían unos bordados en rosa, un mameluco de mezclilla el cual tenía un bolsillo al frente y sus converse de color rosa. Se recogió su larga melena en una cola y se asomó por la puerta, todavía los escuchaba en la sala. Tenía que verse bonita para su papa, el la tenía que querer muchísimo, como ella lo quería a él.

Camila como toda una pequeña espía caminó poco a poco hasta el cuarto de su mamá sin que la escucharan desde el primer piso. Busco el gira tiempos y la poción en la mesita, guardando esta última en el bolsillo de su mameluco y se colocó el gira tiempos alrededor del cuello, le dio cuatro vueltas, porque ya marcaba la fecha. De repente sintió como todo le daba vueltas, peor que cuando su mamá se aparecía con ella, que sentía que algo la chupaba.

Cuando la niña parpadeó, se vio en un pasillo oscuro, las paredes eran de piedras y las luces eran antorchas prendidas. Un escalofrío recorrió su pequeño cuerpo. A pesar de ser tan pequeña se suponía que no tuviese el poder para saber manejar un gira tiempos, pero siendo hija de unos magos tan poderosos se le hizo fácil el utilizarlo. La niña no sabía que había llegado a la peor época en Hogwarts, donde la guerra estaba formándose y Albus Dumbledore estaba tratando de proteger su escuela, mientras Harry Potter buscaba como destruir a Voldemort.

-¡Ah! La pequeña Camila- Dijo una voz a su espalda, una voz que ella conocía.

Camila se volteo para ver la persona y sintió tranquilidad.

-¡Abus!- Dijo emocionada, llamándolo por el apodo que le puso cuando apenas había comenzado a hablar.

Es mi primera Historia sobre Harry Potter! Se cuidan! Y me dejan saber que les pareció